FATAL DESOLACIÓN
por JHON JAIRO SALINAS

"Déjeme decirle que duele
en mi sed, su gota de humanidad".
(epígrafe J. Cortazar)
En fatal desolación,
muere la montaña,
ni ranas ni grillos,
entonan su canción.
Las esbeltas mañanitas
se pierden en el ocaso
entre las pocas ramas benditas.
Una libélula extraviada
en el espejo de la luna, desesperada busca besar
una gotica de agua.
¡Oh! mi taciturna libélula,
ya no se escucha
el trinar del río.
Una pequeña gota de agua
cuelga tímida sobre un hilito
de cristal.
Hay sed...
hoy el río es un manchón
de piedras ensortijadas
en un fino círculo de polvo...
Los niños van gritando
por el bosque...
agua, agua, agua.
Sus almas se detienen
en las venas de la clara sequía.
Las aves que viajan,
ya no tienen dónde parir
sus polluelos.
Los nidos están lejos de aquí...
¡Ay! las pobres golondrinas, que ya no pueden volar.
Oh! ¡Pobres avecillas que emigran a la tierra sin bosque ni mar...
Ya los árboles debieron talar
¿Por qué te asustas,
ave sencilla?
¡Umm! mis ojos el paisaje
no hay dónde mirar.
El apicultor exclama:
¡Las tiernas y adoradas abejitas
no pueden fabricar la miel...
¡Las condenaron a un largo viaje
de trágica hiel!
La tarde está triste,
gris y desplumada.
al pobre gorrión
no lo dejan cantar...
¡Ah!, si de aquellos bribones egoístas, hipócritas, capitalistas;
aún todavía sus fríos corazones siguen apelmazados en la onda
blonda de la pálida arena...
¡Qué pena! ya los lirios negros
no besan el jardín,
ni abrazan la brisa
bajo los retoños del polen.
La tierra murmulla
en refectorio traje de muerte..
Engristado río,
su espíritu aún viaja
en el viento del apocalíptico frío...
UNA DÉCIMA SOBRE EL SILENCIO
por JOHANA RODRÍGUEZ SUÁREZ

Calla todo, como antes veo, escucho lo que hay dentro
el silencio me ata al centro
vuelvo a ser raíz andante
Me descubro en el instante
y no importa el qué dirán
Calla todo, no hay un planes inmenso este segundo allá afuera aguarda el mundo que me espere sin afán
LOS POETAS
por ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"

En qué lugar
estarán los poetas
En el Día del Juicio?
Ingenuos cantores
que no creyeron en su Dios
aunque toda la vida
le sirvieron.
No se si los encuentre
en aquella inmensa tarde.
Los buscaré junto a
las almas de los justos,
pero seguro
que allí no los hallaré.
Los buscaré en la
reunión de los arrepentidos
-que será la reunión más grande-,
y de seguro allí tampoco
los veré.
En mi desespero,
solicitaré audiencia
con el Padre Santo,
y suplicaré por
saber de su destino.
No descansará mi
alma ni recibiré
el Premio de la
Vida Eterna hasta
no saber de ellos.
Tal vez, llegue a
mi mano la Santa
respuesta del Altísimo
y diga en su Palabra
Inapelable:
Los poetas no están
porque ya no los necesito,
hoy la Palabra
se enarbola por
sí misma
y dibuja en el firmamento
la silueta de la Verdad.
No creo
que pueda
resistir aquel
momento,
no lo creo,
no lo sé.
PADRE
por JOHANNA CARVAJAL

Padre, algunas veces te sentí en mis brazos pero nunca en tu corazón…
Del óxido pude sacar brillo,de las sombras, claridad.
De tu boca salieron palabras pero nunca con olor a azucenas…
A mis ocho años mis castillos de arenase derrumbaron con las olas de la soledad.
Padre ¿Acaso tu mirada quedó perdida en las estrellas?¿En un desierto inconcluso?¿O en un país lejano y extremo, repleto de frío?
Y los cursos, los trajinesse fueron al pie del abismo,del aullar de los lobos a la media noche,de las sirenas cantando en medio de la batalla.
El destino estuvo marcado por los relojes,el bullicio, el fuego y la voz.
Y me sentí como un recién nacido que odia al mundo apenas lo mira.
Padre, me siento rota pero nunca mustia.
ANTOLOGÍA CALLE CIEGA
por MARCO FIERO

fuera de la realidad, saltar obstáculos,
pasos agigantados hacia una vocación,
calles desiertas,
desenrollada alfombra hacia otras cúspides,
vigilada senda desde ajenas rendijas,
propuestas sin sal para hambres toxicas,
pretérito perfecto reconstruyendo con tacto la verdad,
¿y cual verdad?
insólitos averíos rebatiendo un prospecto,
pasos desprevenidos indagando la noche,
un perro ebrio retozando por no decir escriba,
rasca sus cínicas pulgas y se pregunta empecinado:
donde mandar a dormir a todos los reinantes
MIL VIDAS
por YANINA CERIANI (ARGENTINA)

Una verdad oculta detrás de aquella máscara
Ya no sé si estoy desquiciada paranoica o desdoblada
A veces siento como si corriera detrás de una sombra que me impide alcanzarla
Tal vez me he vuelto loca
Tomando mi vida número mil Fraccionado mi destino
Y ahora como le explico al mundo que voy tras su figura que desaparece en cada esquina
En las noches me desvelo sintiendo su aroma escuchando sus latidos sofocada por su aliento
Pero esta mañana sentada frente al espejo la vi por primera vez…
Era mi sombra y con ella volví a morir una vez más…
POEMA
por MARCOS ROGELIO RUBIO LÓPEZ (MÉXICO)

Así como en el lejano horizonte
se entrelaza el mar con el cielo,
el Amor infinito de Dios
se entrelaza en el corazón del hombre
con inmortal inmensidad.
Dios se hace sentir
que somos Él mismo.
AYER
por MERARDO ARISTIZÁBAL

Píntame sapos en el cuerpo.pero sobre todo en mi espalda;no dejes de lado mis piesy mi pecho.
Píntame muchos
y que alegres saltenpor mis humedades.
Píntame sapos lentamente
guiados de tu mano.
Deja que ella sea tu trazo y mi veneno.
VENDAVAL Y CAOS
por ESPERANZA RAMOS YAÑEZ

Caen sobre el rancho,golpeando como balaslas gotas de la ausencia.
La hojarasca conduce emocionesque serpenteanse agolpan formando remolinosturbulentos de nostalgias.
Las paredes se desangrany se introduce el olor a muerte,vuelan las palmas de los techos,como las almas de los muertos.
Hierve el miedocaos de impotencia y dolorhace que me postre en la tierrapara mitigar mi culpa y no sentir más.
NOCHE DEL CAMINO
por HERNANDO GUERRA TOVAR

Vestida de follaje
huyendo de lejanas intemperies
ha llegado hasta mi alcobapara que la desnude
la abrace
la cubra de fuego
Noche del camino
Apretada a mi cuerpo cálido
ahora duerme
visita el paraíso
LA MUERTE EN TONO SARCÁSTICO
por GABRIEL ALTUBE*

El muerto y el degollado (sátira)
Hubo una vez unos muertos
qué moraban en pareja,
la circunstancia es compleja
y destacando costumbres,
llegó así la incertidumbre
y devino su desconcierto.
Uno de ellos se había ahorcado
o había expirado degollado,
el otro se había asfixiado
los dos "paralelos" finados,
ambos cadáveres destacados
los dos y muy soslayados.
Y entre ellos se expresan
en su reino no terráqueo,
relativo de sus muertes
de su pasado ya inertes,
se que vivieron sin suerte
extintos...muy desgraciados.
Uno observaba en el otro
la causa de su deceso,
se exaltaban de exprofeso
sobre sus afinidades,
y le buscaban la clave
a estos hechos siniestros.
El ahorcado se burlaba
del que fuera degollado,
el segundo ensimismado
analizaba su muerte,
con un sentimiento fuerte
hablaban en un costado.
Y en un diálogo profundo
allá en el otro mundo,
así cuestionaban el asunto
realidades muy complejas,
de esta intrincada madeja
en ese gran contrapunto.
La ironía de la vida
la Parca se los llevó,
Así juntos a los dos
en confusas circunstancias,
este hecho resultó
por causas de la ignorancia.
La cuestión que los dos muertos
compartían sus sucesos,
Y lo blanco de los huesos
sus calaveras hipnóticas,
uno cercenada la carótida...
el otro ahorcado y maltrecho.
*Su nombre completo es Gabriel Adrián Patricio Altube, nació en 1959. A los 5 años empezó a estudiar piano y a los 11 luego de 6 arduos años de estudio,y en Conservatorio nacional,se recibió de Maestro en 1970. En 1974,cursó 2 año en el Instituto Parroquial San, ahí conoció a Gustavo Adrián Cerati, con 14 y 15años. Formaron una banda y salieron a tocar rock por cumpleaños, casamientos y eventos.
Su amistad perduró hasta 2007,siempre juntos,luego Gustavo se afectó por 4 años y 4 meses.Gabriel contrajo en 2007 una enfermedad oncológica, y a Dios gracias, pudo superarla y sobrevivir.En la pandemia comenzó a rememorar hacia atrás y escribió sobre la ADOLESCENCIA de ambos,sus vivencias,historias y correrías.
En octubre de 2024 viajó a Pereira,Colombia a presentar sus libros VIAJE a la ADOLESCENCIA y ASTRO REY. En 2024 también escribió la parte 4 de esta saga, correlativa, la que se editará en 2025 en la Argentina. Es músico, pianista y baterista y escritor y poeta sobre su entrañable amigo Gustavo Adrián Cerati.
Vive en Argentina, pero en 2025 se radicará acá en Pereira junto a su esposa Karina Lorena González y su hija de 15 años Maia Morena. Lo dedujo la calidez de los Colombianos, la tranquila ciudad y la belleza del paisaje.
En el país "cafetero" hizo amigos leales como Jaime Obdulio Rojas Hurtado,y su hermano, y con German Aguirre, 2 veces Alcalde y diputado y Senador y con Germán Rojas ,actor y cantante. Tiene 66 años.También trabó amistad con el director de este suplemento, Carlos Alberto Ricchetti.
VIDEOS
LECTURA DE POEMAS - RED DE POETAS POR EL PACTO
por MIGUEL ÁNGEL RUBIO OSPINA
LA JOSE, NUESTRA GAVROCHE (POEMA)
por XIMENA GAUTIER GREVE (CHILE - FRANCIA)
LA LLAMADA DESGARRADORA (Cuento)
por CARLOS ALBERTO RICCHETTI
MÁSCARAS EFIMERAS (REGGAE)
por LOS ULEFANTES
LECTURA DE POEMAS (2014)
por DUFAY BUSTAMANTE
CUENTOS, ENSAYOS & PROSA POÉTICA
LOS LIBROS SIGUEN VIVOS
por UMBERTO SENEGAL

“Si existieran espíritus, pensó, su movimiento sería el correlato invisible del vuelo tembloroso de una mariposa así”. El vocablo surcoreano Han, define, tanto para personas como para comunidades de tal cultura, sentimientos de sofoco y lamento, de aislamiento frente a las adversidades. Dentro de la teología surcoreana minjung, se representa el han como «sentimiento de rencor no resuelto contra injusticias sufridas, sensación de impotencia debido a las abrumadoras probabilidades contra uno; sensación de dolor agudo en las entrañas haciendo que todo el cuerpo se retuerza en obstinado deseo de convertir el mal en bien, todo esto combinado». En la producción literaria de la narradora, poeta y ensayista Han Kang, vamos a encontrarnos de manera invariable y decidida con dicho concepto espiritual del Han, que lleva su nombre. De la escritora premiada en 2024 con el Nobel de literatura, fuera de su libro Blanco, no he leído ninguna otra de sus novelas publicadas, hoy por hoy, en español. Igual que me ocurrió en 2023, cuando premiaron con dicho galardón al dramaturgo, poeta y narrador noruego Jon Fosse, tampoco había escuchado nada sobre ella. De Corea del sur, solo me eran familiares el filósofo Byung-Chul Han y el nonagenario poeta zen Ko Un. Y, además, la música de la joven soprano IU, notable representante del K-pop coreano de quien recomiendo ver y escuchar su hermoso y dramático video surreal Love wins all, Nuestro amor lo vence todo.
Nadie más. Respecto a Han Kang, cuyo nombre y obra no figuraban entre reiteradas listas de renombrados escritores atravesando cada año, estrepitosas, las expectativas literarias mundiales como posibles ganadores del acreditado premio, preferí abordar su lenguaje y motivos novelescos no a partir de La vegetariana, catapultada por los lectores y la crítica especializada de todo el mundo, como su obra cúspide, sino, más para mi gusto cuando inicio la lectura de autores que desconozco, mediante el libro llamado Blanco, buscando encontrarme desde perspectivas no publicitarias con el pensamiento y estilo de la escritora. Cuando leí las primeras páginas, no la sentí como novela. Prosa poética. Narrativa lírica interiorizante y de íntima subjetividad en la cual, de inmediato, evoqué el tono sereno que, cinco años atrás, encontré en el contemplativo libro Loa a la tierra, un viaje al jardín, memorándum del sosiego total que considero entre los más hermosos publicados por el filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han. Blanco, por su estructura, por no supeditarse a prototipos novelísticos clásicos o modernos, puede leerse comenzando por cualquiera de sus 64 secciones. Narrativa poética. O poesía en prosa con inflexiones narrativas, estas páginas nada contenían para yo considerarla una novela.
Hasta cuando comencé a buscar información y comentarios que me permitieron aclarar su género. Han Kang la organiza y publica como tal, desde Puerta, fragmento inicial, hasta Toda blancura, segmento final; varios de ellos sin titular. Una obra sin trama compleja. Ni profusos protagonistas. Sin nudo ni desenlace. Sin ambientes, descripciones o diálogos característicos de la novela clásica. Aunque sí sobresale, y aquí arraiga uno de los valores literarios de Blanco, la experiencia humana. En este caso, las vivencias de la propia autora con sus turbaciones y desalientos. “Y por eso no puedo confirmar ni negar que hay momentos en que ella me ha buscado. Revoloteando sobre mi frente o por las comisuras de mis ojos”. Me cautivó tan conciso nombre, seis letras, en esta época cuando los títulos extensos son atrayentes para editoriales y autores, al vincularlo poéticamente con el de la magnífica nouvelle Blancura, de Jon Fosse, que tanto me conmueve. Breve también. Y llena de blanco desde el principio hasta el fin. Con frases del protagonista, que bien podrían entremezclarse en alguno de los capítulos del libro de Han: “La blancura. En la impenetrable oscuridad se ve muy clara, Luminosamente blanca. Una luminosa blancura”.
Y tan emotiva. Y tan triste. Blanco, entristecida catarsis de la muerte no solo por la naturaleza de los objetos blancos con los cuales tropezamos gratamente los lectores, porque Han los dispone de manera dosificada a lo largo del libro, sino por las impresiones que estos nos despiertan. Objetos que se personifican al arroparse del melancólico blanco que en el alma y en la memoria de la escritora es niebla y es frío y es hielo. Confiesa la protagonista, en una prosa poético-narrativa donde se destacan la primera y tercera personas: “Si tamizo esas palabras a través de mí misma, las frases se estremecerán, como el extraño y triste grito que el arco saca de una cuerda de metal. ¿Podría permitirme esconderme entre estas frases, veladas con gasas blancas?”. La primera, es el afligido álter ego de la escritora surcoreana recorriendo, entre neblina, calles no determinadas de Varsovia, capital de Polonia, “este país que nunca había visitado antes”, cuyo clima y ámbito facilitaron a Han impregnar sus sentidos y su espíritu de blancos, para escribir este desconsolado libro durante una residencia de escritores en la citada ciudad. La tercera persona, corresponde a la hermana mayor de Han, pequeño espectro acosando desde el pasado a Han Kang. Murió en brazos de su madre a pocas horas de nacer: “Me dijeron que era una niña, con la cara tan blanca como un pastel de arroz en luna creciente”. Tal vez por esto, fruto sanguinolento de tal blanco, tendremos como protagonistas de la novela a los demás blancos.
Característica visual del libro, es la indirecta utilización del espacio blanco donde las páginas que estructuran la novela, como concatenados microrrelatos, son referentes cromáticos en los cuales lenguaje y silencios configuran la unidad primordial entre la escritora y el pasado que no olvida e intenta recuperar, anclándose en objetos blancos, y en animales como el perro blanco, la mariposa blanca y las gaviotas, para no naufragar entre la nostalgia, entre esa deletérea saudade por su hermanita muerta, que hacen de este Blanco el libro más suave y menos despiadado de la narradora surcoreana. Blanco de orientales lutos. En este caso, luto por su hermana, convertido en tributo familiar. Pero también la acosa otra muerte consecutiva: el siguiente parto donde su madre Im Gam-oh pierde otro bebé, un niño, el cual falleció también “poco después de nacer, sin abrir los ojos ni una sola vez”. La Han real que observamos y acompañamos a través de Blanco, parece no resistir el peso de tales muertes: “Esta vida solo necesitaba de uno de nosotros para vivirla. Si hubieras vivido más allá de esas primeras horas, yo no estaría viviendo ahora. Mi vida significa que la tuya es imposible”.
En Blanco, paz y pureza, claridad mental, refinamiento, sosiego y sabiduría, como entienden este color los surcoreanos, la muerte es atributo metafísico de lo relatado. Es extraña esta novela, si se piensa en su composición con capítulos que contienen solo ocho renglones, Lechematerna, o Aguanieve; seis renglones, Ventisca; cinco, Nube de aliento. O con solo treinta palabras, como en Arena: “Y con frecuencia olvidaba, / Que su cuerpo (todos nuestros cuerpos) es una casa de arena. / Que se había hecho añicos y se sigue haciendo añicos. / Deslizándose obstinadamente entre los dedos”. Capítulo alineado como poema de cuatro versos. Autobiográficos en alto porcentaje, Blanco se articula mediante una serie de bien dispuestos cuadros sombríos. Pinturas breves y concisas, señalando eventos fragmentados de la vida de la escritora, a quien imagino envuelta en un sudario blanco y que, abrigándose entre las palabras, buscaba alguna fraterna tibieza cuando a sus cuarenta y seis años de edad escribió tal libro. Cuanto leí sobre La vegetariana, me previno un poco. La crueldad. El dolor y la impotencia de Yeong-hye, mujer intimidada y humillada sin más opción de escape que la resignación, me afectaban. Por lo breve, por su estructura poética y porque me indujo a releer Blancura, de Fosse, ambos libros como paradigmas literarios de la inmaculada estética de la evanescencia narrativa poética, elegí, para entrar al universo narrativo de Han Kang, su novela Blanco. Me habría gustado comenzar leyendo los poemas de su libro Dejo el atardecer en el cajón. No traducido todavía al español. Con poemas por el estilo de El invierno a través de un espejo:
Un lugar frío Un lugar que se mantiene frío tan frío que las pupilas no pueden vacilar los párpados no saben cómo cerrarse (juntos).
(Fragmento del ensayo completo titulado: ¿De cuáles blancos viene este Blanco de Han Kang?)
(Tomado del portal LETRALIA, por autorización de la autora)
BILLY, MAGIA MÍA
por ALEIDA TABARES MONTES

Hay una trampa en ufanarse. Cuando estamos felices nos creemos eternos. Cuando nos sentimos más seguros, el camino se bifurca, Edipo se cruza con Layo, y lo asesina, sin saber que es su padre; luego se enamora de Yocasta sin saber que es su madre, y otra vez estamos perdidos.
Perdida sí. Tú, querido Billy, correteabas, vino un domador y logró por fin tranquilizarte. Yo tenía la ilusión que me acompañarías, que envejeceríamos juntos, que todo mejoraría, que era cuestión de tiempo, de paciencia, de amor.
Tus ojos abiertos, desconcertados, incomprensibles ante si mismo. Venías de la barbarie maltrecha de un déspota, que aún después de muerto te perseguía. Eso fue lo que dijo la vidente cuando desconsolada busqué su ayuda. Aseguró que venías de un lugar donde la comida se arrebata a jirones. Aunque eso si era evidente. Afirmó, que te utilizaban para peleas callejeras y que cuando me atacaste viste en mí a tu verdugo y en tu aturdimiento tus mandíbulas hincaron mi piel y mis músculos.
El suelo se tiñó de rojo. Magia lamió la sangre que salía a borbotones, y Mía me acompañó toda la noche. Yo, infeliz mortal, sumida en la desesperación y las heridas abiertas. En un parpadeo súbito el cuerpo de Mía se desvanece. “Fue un acto sacrificial. Ofrendó su vida para protegerla” También de eso habló la pitonisa.
Lloré, grité hacia dentro para no llamar la atención. Llevé su cuerpo petrificado al pequeño patio trasero, cavé un hueco como pude y la enterré. El jardín floreció.
Acechantes, Magia, Mía, y tú, desparpajado e indomable Billy, esperaban la oportunidad de salir al afuera, al alba, al alba, corrían como faunos deslumbrados por las praderas al amanecer. Siempre desde un lugar fronterizo, invocando el riesgo de un mundo indefinible, incorregible y salvaje. Me regalaban una energía adicional, como agua cristalina que se precipita por una cascada. Tal vez eso sea la felicidad.
Todo es ausencia en este espacio
Sin el vigor y la agilidad de sus cuerpos
Mía
Todo es ausencia
Sin tus piruetas rebeldes, pilatúnicas, obstinadas y audaces
Sin tus orejas largas y tus ojos tristes
Billy
Todo es ausencia
Sin tu pelambre amarillo como un incendio
Sin tus orejas diminutas y elevadas
Sin el verde olivo de tus ojazos alucinados
Un ramaje arborescente desprende ininterrumpidos movimientos, que atrapan de nuevo mi sentir. Una libélula vuela con sus alas de cristal estremecidas y busca una salida. Una mariposa cárdena, de visos transparentes bebe el néctar de una flor amarilla. Una muchedumbre de moscas se posa sobre el blanco velo. Un pájaro vestido de rojo viene a visitarme. Las salpicadas manchas de sol me adormecen y envuelven mis pensamientos en un caleidoscopio sosegado, mientras Magia, quebradiza, derrengada, ciega y vetusta se enrosca en su ternura y fidelidad, debajo de mi mesa, regalándome sus cumbres de amor a la manera del Flush, de la dama inglesa, Virginia Woolf.
Un pájaro bebe agua, de una hoja de un mandarino. Vuelvo a un momento luminoso, breve. Danzo en la penumbra cuando nadie me ve. Me repongo. Me invento. Me duelo. Me conmuevo. Me inquieto. Me resuelvo. Me transformo. Recupero mis pellejos. Mi piel de foca.
(Tomado del portal EL OPINADERO, por autorización de la autora)
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