por KARINA GÁLVEZ (ECUADOR)
La niña de ojos tristes llevó su mirada al río, Donde brillaba la luna con todo su poderío. Las Peñas hacia la izquierda; ¿El Hemiciclo?...Derecha. Las calles hacia su espalda y el Río Guayas frente a ella. “Casa Antigua” era su casa, que dio paso al rascacielos, Y aun flota de Aspiazu un alma, y de Gálvez, un bombero. La niña de ojos tristes vio la luna sobre el río, Mientras Guayaquil dormía para crecer con más brío. Las lechuzas se paseaban por el Malecón de almendros, Que olía a brea y a hierro de los muelles cacaoteros. Y en el muelle las parejas juraban su amor sincero, Aunque al domingo siguiente tuvieran un amor nuevo. Los chorros de canalones de los baños de aguacero, Cual canguil de misa de ocho, reventaban lastimeros. La niña llevó en su mente, un día, cuando partió lejos, La luna, el río y la gente de ése, su Guayaquil viejo.
SON DE AMORES
por JOSÉ ADELNIDE GIRALDO HERRERA
En tu vientre hay un grito que reclama existencia En tus ojos se asoman los timbres que aturden y en tus labios se besan los gritos, tremolantes mimbres.
Tus pasos rebeldes te siguen dejando unas huellas que miran atrás y en tus ojos las formas externas que recuerdan mi faz.
amores incongruentes… mientes amores perdidos… idos amores desolados… Hados. Amores muertos, deshechos, incongruentes, mientes amores desolados, dolientes perdidos, idos amores trasegados, truncos, ignorados, Hados amores que son amor …y son dolor.
EL LECHO VACÍO
por XIMENE GAUTIER GREVE (CHILE)
Allí me quedé sentada
mirando tu lecho vacío.
Fue hacia el fin de la noche.
la luna rodaba caliente
de tu amor hacia mis senos.
Pero llegaron esos hombres
gritando, arrasando con todo.
De mis brazos en pasión
te arrojaron a la calle.
Los increpé, corrí con tu abrigo.
Ya te empujaban cuesta abajo
entre las burlas secas y el frío.
Yo suplico con desvarío
tus ojos dulces cruzan los míos…
El café quedó servido.
Ahí me quedé desnuda
mirando tu lecho vacío…
POEMA
por ALAN GONZÁLEZ SALAZAR
El agua inclina «por ley de lluvia» persianas y párpados. Espeja las avenidas serpenteantes deslíe los muros de la pequeña ciudad. Aprisiona el cuerpo en la maraña del sueño ¡Delicia del vértigo! De la noche que persiste al romper el alba en cristales los astros y fundir su luz uniforme, su blancura de arena en el horizonte.
La carroza del sol se habrá perdido, sin auriga, del calendario, del error del día.
Hoy tiene prisa el olvido. Hoy no es posible el llanto.
A raudales el agua sin fin de nubes que dejan las golondrinas de marzo ganar el cielo.
PAISAJE POÉTICO
por CAROLINA HIDALGO
Atrás garganta que miente auxilio del pecho; si tuviese otra lengua que unió a los humanos con los cielos;
soy árbol que extiende los cuatro puntos cardinales vocablos en estampida:
sí rebelde, poesía fémina, inmaterial, ¡Es la verdad! Llamadla.
POEMA
por MARCOS ROGELIO RUBIO LÓPEZ (MÉXICO)
El Amor es en la vida
lo que siente el corazón ,
con sus flores y espinas
renace con nueva ilusión .
La belleza en nuestra Alma
es su cabida de Amor,
es optimismo y confianza,
es esperanza y creación.
Dios ha fecundado nuestro ser
para que tengamos frutos maduros qué ofrecer.
En el Servir y Sonreír siempre.
OJOS DE AMOR
por ESPERANZA RAMOS YAÑEZ
Caminaba desprevenida
Entre la multitud
Y unos ojos negros
Se fijaron en los míos
Fue un instante mágico
Donde dos almas sin proponérselo
Lograron la conexión universal
Su mirada triste, insegura y adolorida
Hizo que se prendiera al alma mía
Y pude ver el dolor que esos ojos negros
Escondían ante su carita sucia
Y su camisa raída
Ojos que revelaban la tragedia
Y la violencia a su corta vida recibida
Y susurre en voz alta
Maldita sea… la sociedad que te margina
Maldita porque indiferente no percibe tu dolor
Ni el hambre ni el frío
Que soportas en tu pequeño cuerpo
Día tras día
Porque ve con indiferencia
Que a la escuela no asistas y un inservible
Te rotula a tu corta vida…
Y yo desesperanzada grito
Violencia pelea conmigo
No te señorees de quien
No puede pelear
De quien es solo victima mía
Ojos negros como el ocaso del día
Camina junto a mí
Para borrar del alma de tus ojos
La tristeza, el dolor y la angustia
Por ti sufrida
Para mitigar con mis manos las
Carencias en tu pequeña vida…
Me miraste con ojos de súplica
y ya en ellos…
No presagie tu futuro incierto,
Y te asiste a mi mano extendida
Con la fuerza del universo
Porque sabias que no te dejaría…
Y me volviste a mirar y vi
Que en tus ojos azabaches una
Lagrima escurría…
Lágrimas de amor
Que seque una a una
Con mis besos porque amor
De patria me invadía
No eras el hijo
Que mi vientre concebía
Pero eras el hijo
Que para mí
El universo a mi alma hoy paría…
LA RIQUEZA
por ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"
La riqueza se genera con el rebrote de la grama que trae la hierba fresca del campo, en la tundra y la sabana. Se genera también, con el saludo alegre y vital de la naciente mañana.
Los animales comen la hierba y la ayudan a germinar. Comen de toda la abundancia que el generoso suelo regala. Los hombres comen frutos y comen y venden de los animales: La carne y los huesos, la grasa, su leche, sus plumas, sus conchas, sus huevos y sus escamas. Con la piel se enriquecen quienes con esto se afanan.
En el ser humano la riqueza de la carne está en la carne que la retiene, En cambio, para el alma, todo lo que tiene lluvia y sol, frío y calor, se debe tener por bendecido. Esta bendición se cuenta como una riqueza, si se pesa como se pesa el conocimiento alcanzado, que es la riqueza del alma.
Además, hemos de sumar la riqueza incandescente del espíritu, que se puede medir y contar por la cantidad de gozo obtenido con las buenas decisiones que toma, el escudo discreto de la sabiduría; pues, reconoce en el horizonte, al buen tiempo y a la ocasión, la gran dádiva del amor, que habita en el corazón, y que nos fue propicia a todos.
El gozo es una luz divina -continua y singular-, que en inefable efusión -y sin sufrir distorsión- alegra al cuerpo y alumbra al alma. El gozo mueve a las almas solas, a las almas tristes y a las fatigadas, hacia la penumbra infinita de los serenos pies del Padre. Lo hace, con sustancial alegría al entrar en comunión, con el envolvente y radiante amor con el que se constituyó aquel día -desde que se constituyó asimismo- como Padre nuestro, como Dios de amor.
A desazón, la pobreza de los hombres llega con los saltamontes gregarios que barren la hierba en una sola pasada. También llega con la oscuridad de la noche que trae escondido -bajo un manto ciego, sin borlas-, el más hermoso y mejor tallado arcón de las tentaciones.
La riqueza de los seres con vida se genera también con el andariego plancton que deambula por los ríos y los mares, y que es la grama del agua.
Oculta bajo las rocas de la tierra, se halla una gran riqueza. De allí brotan -como un rebrote bendito- el agua y los minerales. Ellos esperan en profundo sueño, el llamado ansioso del hombre; pero cuando el hombre descubre la magnitud de tal riqueza, pierde la virtud de la saciedad, y con ella llegan en fila los grandes males.
La pobreza de los hombres se oculta en el corazón de los injustos, y en las cuerdas trenzadas del mal que atan las almas esclavas.
Rico no es quien más tiene, sino, el hombre generoso que en la carrera de la vida -dejando atrás el mal-, logre amar más a los seres y respete lo dispuesto. Pues, la riqueza en la vida, es una sumatoria de obediencias y recompensas que nutren con igual vigor al cuerpo y al espíritu, y en los hombres -así creados- colocan delante del alma -como en pectoral de oro-, el galardón de la paz.
MIEDO
por SAMARA LÓPEZ BEDOYA
Miedo a ti
Miedo a mi...
Miedo a seguir en este mundo absurdo que nos utiliza
como se le da la gana
Miedo al amor
Miedo al desamor
Miedo a ser feliz
Miedo ala oscuridad
Miedo ala luz
Miedo a vivir y morir
Miedo a la nada...
Perooooooo... Mi pregunta ahora es..... ¿Que haces respirando?
Quizás sea una pregunta un poco fuerte para ti,quizás humillante talves,
o lo tomes déspota... Pero...
¿Sabes?
El miedo se puede sentir, sin dejar que nos consuma poco a poco como un cáncer...
Todos tenemos una misión...
Y si estas aquí y ahora, es por algo...
Que no te de miedo vivir...
Arriésgate a seguir y así podrás sobrellevar todo lo que puedas y quieras hacer
CUERPO DE FUEGO
por LIGIA ACEVEDO*
Cuerpo de fuego
que quema en la lejanía,
no lo apaga el torrente de mis lágrimas.
¿En dónde estás? Aún me siguen tus pasos.
¿En dónde te perdí? Siento tu abrazo.
En el límite preciso de mi soledad
me hace débil el tiempo,
pero no caeré a tus pies como quisieras.
Quizás, un día quizás.
Hoy me detiene el miedo
y las palabras siguen aprisionadas.
En el antiguo baldosín azul del universo;
sin embargo, hoy sería el día
en que nuestras almas pudieran encontrarse.
*Nacida en Anserma Caldas. Ha participado en diferentes eventos culturales de gran importancia en nuestro país. Antologada en diferentes proyectos, recibió menciones en certámenes nacionales e internacionales.
Escritora de formación constante y promotora de lectura. Ganó el premio literario en Italia.
“Premio Literario Internacional Independiente”. Cada año, el concurso premia una novela y una obra poética publicadas, y una novela y una obra poética inéditas escritas en italiano, francés y español, sin importar la nacionalidad de los autores. En la séptima edición se premió a la ansermeña María Ligia Acevedo (Amalí), con la obra “Tiempos de batalla”.
Entre sus obras están: El sombrero volador - otros cuentos y fábulas de la abuela. Con la piel del alma-cuentos. Bola de lanas -cuentos, fábulas y versos. Sobras paralelas.
VIDEOS
PARTICIPACIÓN EN LA TERTULIA DE LOS MIÉRCOLES
por DIANA MAR
ART RAYADISMO (EXPOSICIÓN PICTÓRICA)
por ALEXANDER VÉLEZ GONZÁLEZ
DECLAMACIÓN POÉTICA
por JHON HAROLD GIRALDO GUTIÉRREZ
CONCIERTO POR LA AMAZONIA
por MERCEDES VIVAS BENÍTEZ
FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE XOCHIMILCO
por ALEJANDRO AZAG
ARTÍCULOS, ENSAYOS Y PROSA POÉTICA
ANSELM GRÜM Y LA ARAÑA
por UMBERTO SENEGAL
Recordé las cuatro leyes espirituales de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba: “1. La persona que llega es la persona correcta. 2. Lo que sucede, es la única cosa que podía haber sucedido. 3. En cualquier momento que comience, es el momento correcto. 4. Cuando algo termina, termina”. Me trasladó a estas el enunciado del benedictino Anselm Grün: “Todo cuanto ocurre tiene un sentido, aunque no podamos comprenderlo”. Filósofo alemán de 77 años. Doctor en teología y psicólogo. Autor de más de 300 libros. Solo he leído tres, entre estos, Jesús como terapeuta. La aplicación y el efecto curador de las parábolas, practicadas como potencias sanadoras. Con el mismo interés que leo a Anselm, observo una delicada arañita sobre el vidrio de la puerta. Casi cristalina en medio centímetro de diámetro. Sus extremidades, diáfanos estambres de luz hechos de su propia telaraña. Me fusiono con ella para observarla con cuidado. La presencia corporal del tenue arácnido y los sentimientos que me despierta la copiosa bibliografía de Grün. Sus relaciones teóricas con Jung. Sectores ultraconservadores de la iglesia católica le consideran hereje. La magnitud bibliográfica de aquellos 300 libros, su volumen y su peso, y esta araña que podría desplazarla del vidrio con un leve soplo. Estos millares de frases y opiniones. Centenares de temas presentes y pretéritos tratados por Anselm, ¿qué relación tienen en este momento con la arañita que interpuso su presencia de artrópodo entre mis reflexiones y el interés religioso en Grün? ¿Cuál es el papel existencial de esta arañita y las enseñanzas de Anselm para mí? Encontrar la relación de nosotros tres y darle algún esclarecimiento. Cualquier señal entre la casi-transparente araña y las arrobas que pesan esos centenares de libros. La araña se va. Quedo solo en mi biblioteca, viendo transcurrir el día y la vida. ¿Qué sabrá la arañita de tales libros? ¿Qué podría suponer este distante monje, de un hombre que llega de caminar solitario por la montaña y piensa en él, mientras contempla la arañita desplazándose en varias direcciones y desapareciendo por entre una estría de la puerta? ¿Alguno de estos libros me mostrará el sitio donde se refugia la araña? ¿El hecho de contemplarla, la transfiguró? O a mí. O a Grün. Nunca más volveré a encontrarme con esta arañita. Ni tengo tiempo para leer más libros de Anselm. ¿Alguien habrá leído los 300? ¿Intento leer, también, los 200 o más publicados por el filósofo ateo Michael Onfray? Anselm, cristiano; Onfray, ateo total. Los libros de uno y otro. Mis textos inéditos. Esa arañita que ya no está. El Tratado de ateología, de Michel; su Física de la metafísica, todo lo opuesto a Grün. Fugacidad del tiempo y los libros. Buscar la palabra que todo lo resume.
(Columna reproducida del portal LA CRÓNICA DEL QUINDÍO
y publicada con autorización expresa del autor)
ELEGÍA PARA BELCEBÚ
por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA
A veces le llevamos la contraria a Belcebú. Cometemos el pecado de la búsqueda de no sé cuál Dios. Nos extasiamos con la brizna en el paraje mientras el mundo a diario se marchita. Somos fantoches. Caemos en la mansedumbre como un paso más en la escalera que conduce al reino celestial. Fanfarrones al buscar una salvación. Salvación que solo está en el fuego eterno. Festejemos el camino que lleva a la devastación. Exteriorizar desde nuestra sangre el abismo del abismo. Aspiremos llegar al dominio de la penumbra. Amaos los unos a los otros, dijo alguien incapaz de entender lo imposible del bien. Jesús, quien vino a sacrificarse por todas las naciones mientras Él mismo no entendía de fronteras ni de lenguas terrenales. A veces le llevamos la contraria a Belcebú. Irresponsables con pensamientos a todas luces llenos de amor. Amor a la inversa que nos corresponde practicar. Amor insubstancial. Amor esquizofrénico. Amor que se diluye cuando nos miramos en lo profundo de nosotros mismos, donde flota el barrizal que somos.
Pececillos de soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, pereza, envidia, siete pecados capitales que debemos amar. Se lee en los evangelios que proclama nuestro idolatrado ángel de las tinieblas. Olfatear transversales y círculos con olor a polvo que deja en el camino al cementerio la muerte. Venerado Belcebú que desmenuzas la noche en la noche de los murciélagos además de sucesos que aterrorizan. Gloria que apesta y da alegría a nuestros sentidos.
A veces le llevamos la contraria a Belcebú. Perdónanos porque sabemos de nuestras ofensas contra tu naturaleza maligna. Digna de venerar. Necesaria de vivir con odio. Nos aseguras que hoy no estaremos contigo. Sabio proceder, digno de festejos. No iremos hacia ti porque tú estás en nuestra alma. En nuestro vegetar. Mujer jamás me tendrás porque no soy tu hijo. Las llamas son mi madre, mi padre. A ellas me debo. En ellas me renuevo. Por ellas me fortalezco. Llamas de mis llamas. Esencia de mi entendimiento.
Lanzo a la humanidad por la animadversión que le tengo mi verbo eres de nada. La protejo del bien que ronda. Jamás serás abandonado porque tú eres todopoderoso sin nadie más allá de las alturas. Eres amo. Eres señor terrenal sin quien te juzgue. Sin ninguno que te ampare porque ocurres etéreo. Sustantivo de lo inasequible. De cuanto no es. De ningún modo te da sed ya que tu lengua con tentáculos incalculables lame océanos de insensibilidad, la que aviva. Aún no hay nada cumplido. Sigues por campos y ciudades haciendo de las tuyas. Señor insolidario. Lumbre que volatiliza el mundo. No encomiendas tu espíritu a ningún amo. Floreces en ansia desalmada. Profanidad que necesitamos. No levantas tu iris a ninguna deidad. Representación destructora que idolatramos.
A veces le llevamos la contraria a Belcebú. Tus ojos relumbran el tiempo de los tiempos perdidos. Estás en todas partes, en el piélago y en las alturas. Eres amoral. No te sacrificas y sacrificas. Belcebú de mis entrañas. Entrañas luciferinas que nos convierte en vómito donde se observa la purulencia de nuestros actos. Belcebú deseado. Babaza de niebla. Belcebú. Niebla del trajín que eres. Belcebú epicentro de la quimera. Belcebú que no necesita del canto del gallo ni de judas ahorcado. Las treinta monedas son tu principio donde se multiplica tu avaricia. No requieres templos. Tu deshonestidad ronda la noche de los espectros. Esquivas los lugares donde se rinde culto a no sabes qué. Vas de sitio en sitio y atrapas cuanto deseas con solo batir tus garras que despiden perversidad.
A veces le llevamos la contraria a Belcebú. No somos dignos de ti. Ten piedad por nuestras virtudes. Ayúdanos a no huir de tus desgracias, abre tus zarpas a nuestras vilezas. Llévanos hasta tu hogar. Padre nuestro que no estás en los cielos, excomulgado seas, no nos des el pan que cada día necesitamos, perdónanos nuestras castidades, ayúdanos a no perdonar a quienes nos ofenden, déjanos caer en la tentación. No amén.
(Columna reproducida del portal DIARIO EL ESPECTADOR
y publicada con autorización expresa del autor)
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