top of page

Bienvenidos a la memoria estética


ree

La sistematización, entendida más allá de su dimensión metodológica, posee una profunda correspondencia con la literatura y con el universo cultural interno del ser humano. No se trata únicamente de un ejercicio de orden o registro, sino de una operación simbólica que traduce la experiencia vital en formas sensibles. Se vincula con lo consciente y lo inconsciente, con todo aquello que se ha ido acumulando a lo largo de los años desde la infancia, la adolescencia y la juventud, hasta los días existenciales de la madurez, configurando una trama de recuerdos, emociones y experiencias que alimentan la creación artística.

 

Este cúmulo vital, hecho de dolores, alegrías, melancolías y pulsiones reprimidas, permanece latente en la memoria y se manifiesta de múltiples maneras, en el cuerpo, en la mente o a través del arte: El dibujo, la pintura, la literatura, la danza o el teatro entre otros y se convierten así, en lenguajes donde el inconsciente habla por medio de la estética, haciendo visible lo que en la vida cotidiana suele permanecer oculto. En palabras de Umberto Eco, “toda obra de arte es una forma abierta, una posibilidad interpretativa infinita donde el autor propone un mundo que el lector o espectador debe completar” (Eco, Obra abierta, 1962).

 

Desde esta perspectiva, la sistematización se aproxima a la noción de “obra abierta”, un proceso dinámico en el que la experiencia estética se reconstruye constantemente, no como un acto cerrado o técnico, sino como una memoria en movimiento. Así, toda creación ya provenga de un niño, un joven o un adulto es, en última instancia, una expresión simbólica del inconsciente. Cuando esta manifestación surge de manera espontánea, es el cerebro, a través del cuerpo y las emociones, quien busca liberar tensiones y comunicar aquello que la palabra no alcanza. El arte, por tanto, no es un acto de control, sino un desfogue, una revelación emocional que se materializa en la obra.

 

Sin embargo, cuando intervienen el cuidado formal, la composición, el ritmo, la estructura narrativa o los cánones académicos, se introduce un grado de racionalidad que, aunque necesario, puede atenuar esa fuerza espontánea. Es allí donde el equilibrio entre emoción y razón, entre impulso y técnica, se vuelve esencial para preservar la autenticidad de la creación, en una sistematización.

 

Por ello, la sistematización no debe reducirse a una simple cuadrícula de registros, filas y columnas. Si bien la organización es útil para la reflexión y el análisis, debe cuidarse que no sofoque la naturaleza sensible del proceso creador. La verdadera sistematización del arte no reside en el archivo, sino en la memoria viva del gesto, en la experiencia estética que une lo vivido y lo pensado, lo que el cuerpo recuerda y lo que el espíritu transforma. En esa tensión entre estructura y libertad, entre método y emoción, el arte encuentra su auténtica forma de conocimiento.


Escribe: JAMES LLANOS GÓMEZ*


ree











*Pintor, artista plástico y uno de los artistas más relevantes a nivel nacional. Curador de la Sala "Carlos Drews Castro".

Comentarios


bottom of page