El destructor MC CALDAS en 1952.
Escribe: ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"*
La emergencia surgida del conflicto fronterizo colombo-peruano (1932-09-01 a 1934-05-24) obligó al gobierno colombiano a buscar con premura algunas unidades navales de combate en el exterior. A principios de 1934, la embajada en Londres logró negociar dos destructores cuya fabricación recién había terminado y se encontraban en fase final de alistamiento en astilleros británicos en Lisboa para el gobierno portugués, que se avino a ceder el turno ante la urgencia manifiesta del gobierno colombiano. Una de esas dos unidades, originalmente bautizada con el nombre de DOURO (nombre en portugués del río Duero), fue rebautizada para Colombia como MC CALDAS y recibida oficialmente en el astillero el 25 de febrero de 1934 por una delegación del gobierno Colombiano y su recién designado Comandante, Capitán de Fragata Charles Keith Adams, oficial retirado de la Armada Real Británica y contratado por la Misión Naval Británica, encargada por Colombia de orientar la re-fundación de su Marina.
El flamante destructor MC CALDAS zarpó de Lisboa el día 3 de marzo de 1934, un par de días a la zaga de su gemelo MC ANTIOQUIA, con destino inicial a la Isla Trinidad señalado como punto de encuentro para de allá seguir juntos a las bocas del río Amazonas, donde debían aguardar nuevas órdenes. Traía a bordo al Comandante de la mencionada Misión Naval Británica, Contralmirante Basil Owen Bell-Salter, acompañado del General Eduardo Bonitto, el Mayor Hernando Mora Angueyra y el Ingeniero Jorge Peña Polo, integrantes de la delegación Colombiana que viajó a recibir los destructores. El desarrollo de los acontecimientos en el teatro de operaciones determinó un cambio de rumbo sobre la marcha, de manera que los dos destructores fueron oficialmente recibidos en Cartagena de Indias el 15 de mayo de 1934. La ceremonia de su bautizo se realizó el 11 de julio, con asistencia del Presidente de La República, doctor Enrique Olaya Herrera, cuya hija María Olaya Londoño ofició como Madrina.
Con la llegada de estos destructores y el inicio de actividades de la Misión Naval Británica cerca del gobierno colombiano, para orientarlo y asesorarlo en el proceso de creación de una fuerza naval, se inicia la era presente de la Armada Nacional de Colombia.
ARC Caldas el 25 de febrero de 1952
Servicio en la Armada Colombiana
El presidente Marino Ospina en la ceremonia naval para recibir la fragata ARC Almirante Padilla en la base naval de Cartagena, pasando frente al destructor ARC Caldas. 27 de junio de 1947.
El servicio de los nuevos destructores de la Marina de Guerra de Colombia comenzó de manera harto auspiciosa pues parece que la sola noticia de su inminente arribo a costas colombianas en ruta hacia el teatro de operaciones en el río Amazonas fue suficiente para acelerar la suscripción, en Río de Janeiro a 24 de mayo de 1934, del protocolo de amistad y cooperación entre Colombia y Perú que puso fin al conflicto iniciado con la invasión peruana a Leticia en septiembre 1º de 1932.
Pasadas la ocho de la noche del 29 de marzo de 1944, mientras escoltaba al petrolero ARC CABIMAS en viaje Cartagena-Panamá, el destructor ARC CALDAS, disparó contra un submarino alemán cuya torrecilla apareció subitamente a distancia de tiro.
Una gran mancha de aceite que apareció inmediatamente dio lugar a la presunción de que hubiera dado en el blanco, aunque el hecho nunca se pudo establecer con certeza. A partir de mediados de 1954 y durante más de medio año, los destructores ARC ANTIOQUIA y ARC CALDAS fueron sometidos a prolongado proceso de renovación que —conforme vino a hacerse notorio posteriormente— afectó adversamente su navegabilidad con la consecuencia de que poco tiempo después se consideró conveniente retirarlos del servicio en 1961.
Ataque
Submarino alemán del tipo U
Todo empezó cuando en 1942 submarinos alemanes hundieron a la goleta colombiana RESOLUTE, en aguas de Providencia. Colombia declaró la guerra al Eje.
La Segunda Guerra Mundial atravesaba su momento más encarnizado.
La situación de los Aliados era grave. Retrocedían en África ante el avance incontenible de las tropas del mariscal Rommel; Europa, con excepción de Inglaterra, yacía dominada por los ejércitos de Hitler y Mussolini; en Rusia, se temía que los defensores sucumbieran de un momento a otro al empuje terrible que las tropas hitlerianas lanzaban por tierra y por aire; los Estados Unidos hacía nada más seis meses que habían entrado en la contienda, a raíz del ataque japonés a Pearl Harbor, y libraban una batalla, que parecía perdida, para quitarle a la poderosa marina del Japón el dominio del Pacífico.
El Eje se veía triunfante. En Sudamérica, cerca de un centenar de submarinos alemanes infestaron el Caribe y atacaron sin miramiento cualquier nave con la que se encontraran, fuese de guerra o mercante.
Operación
Capitán de Fragata
Aureliano Castro Romero (1910 - 1998).
Sobre la medianoche del miércoles 29 de marzo de 1944, el capitán de corbeta Aureliano Castro, comandante de la Base Naval de Cartagena, fue sacado de su cama por el oficial de guardia. Un mensaje urgente, enviado desde el destroyer Caldas, lo encabezaba esta frase: "Acabamos de hundir un submarino". Firmaba el mensaje el capitán de corbeta, Federico Diago, payanés de 37 años, comandante del destructor que regresaba a su base en Cartagena, desde Colón, Panamá.
De izquierda a derecha. Subteniente Guillermo Aldana Bohóquez, teniente Maximino Rodríguez Pardo, teniente -Royal Navy- Thomas Jhonson, instructor, subteniente Rubén Piedrahita Arango, subteniente Federico Diago Díaz (Futuro comandante del Caldas en el episodio del ataque al submarino) y teniente Luís A. Baquero Herrera en un curso de instruccion en Londres antes de empezar la Guerra.
La jubilosa noticia fue comunicada por el Teniente Coronel Hernando Mora Angueyra, director general de la Marina, al entonces Ministro de Guerra, General Domingo Espinel. El Ministro declaró: "Estamos comenzando a cobrar la deuda que las armas nazis habían contraído con Colombia, al hundirle en forma artera y criminal varias goletas". El combate se presentó a las 8:25 de la noche. El destructor colombiano navegaba en segundo grado de alistamiento, prevención obvia ante el audaz hostigamiento que los submarinos alemanes realizaban a los buques aliados que navegaban cerca al Canal de Panamá. De pronto, el vigía gritó: "Periscopio a babor!".
De izquierda a derecha. Subteniente Guillermo Aldana Bohóquez, teniente Maximino Rodríguez Pardo, teniente -Royal Navy- Thomas Jhonson, instructor, subteniente Rubén Piedrahita Arango, subteniente Federico Diago Díaz (Futuro comandante del Caldas en el episodio del ataque al submarino) y teniente Luís A. Baquero Herrera en un curso de instruccion en Londres antes de empezar la Guerra
El submarino navegaba sobre la superficie. Sus asombrados tripulantes se toparon sorpresivamente con el destructor Colombiano, por lo que no alcanzaron a maniobrar el cañón emplazado sobre la cubierta. Ágilmente optaron por escurrirse al interior del submarino, cerrar las escotillas y sumergirse presurosos.
La acción transcurrió en tres minutos. Mientras la nave se sumergía, el CALDAS le hizo dos descargas con sus baterías de 105 mm, que ocasionaron el total destrozo del submarino enemigo, según dice el informe. A continuación se arrojaron cargas de profundidad hasta cuando una mancha de aceite apareció en la superficie del mar, como señal evidente e incontrovertible de que el submarino había sido hundido.
El presunto hundimiento del submarino nazi llenó de inocultable sentimiento patriótico a los colombianos. Y no era para menos. Desde 1942, el gobierno colombiano le había declarado la guerra a Alemania, Italia y al Japón, motivado por las cobardes acciones ofensivas de los buques alemanes, que ese año habían hundido en aguas del Caribe a tres inermes goletas colombianas propulsadas a vela. Eran ellas, la Resolute , la Coamar y la pequeña Ruby, tripuladas por avezados marinos San Andresanos.
Pero el submarino no fue hundido
Portada de periódico Colombiando anunciando el presunto hundimiento del submarino por el Caldas.
El submarino era realmente alemán. Se trataba del U-154, comandado por el teniente de fragata Kush.
En el cuartel general de la Kriegsmarine, ubicado en Lorient, quedó registrado un mensaje del teniente Kush: El destructor de bandera colombiana CALDAS nos atacó en la noche del 29 al 30 de marzo. Sumergidos estuvimos toda la noche bajo ataque.
Los audaces submarinistas alemanes, que infestaban las aguas del Caribe, conocían el manido truco. Bajo fuego se debe soltar aceite y basura por entre los tubos torpederos, para dar la impresión de victoria al enemigo y calmar su apetito.
Ciento veintitrés días más tarde, el 3 de julio de 1944 dos destructores estadounidenses, el USS FROST y el USS INCH, entraron a matar y hundieron al U-154 cerca de Madeira. La víctima era el submarino al que el Caldas le colocó las banderillas.
Fuentes:
*Escritor, filósofo y poeta teórico. Autor del libro "Las Caravanas de Matusalém"
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