Douglas Trumbull, mítico diseñador de efectos especiales, falleció a los 79 años, según anunció su hija en Facebook.
Su trabajo en filmes como 2001: Una odisea del espacio, Encuentros en la tercera fase y Blade Runner permite calificarle sin ambages como uno de los profesionales que más han influido en su gremio durante toda la historia del cine.
Nacido en Los Ángeles e hijo del también célebre Donald Trumbull, creador de los efectos especiales de El mago de Oz, Douglas Trumbull comenzó su carrera en la productora Graphic Films. En 1964, realizó un cortometraje (To the Moon and Beyond) destinado a la Feria Mundial de Nueva York que captó la atención de Stanley Kubrick, por entonces a la caza de talentos para su odisea espacial.
Si bien su relación con el cineasta fue bastante compleja, los hallazgos de Trumbull en la película cayeron como una bomba en Hollywood. Especialmente la escena de la 'puerta estelar', ese clímax abstracto que dejó (y sigue dejando) desconcertados a los espectadores.
Trabajando en sus primeros proyectos.
Tras trabajar con Robert Wise en La amenaza de Andrómeda, Trumbull rechazó incorporarse al equipo de Star Wars por razones de agenda.
Sus trabajos posteriores fueron a las órdenes de Steven Spielberg (Encuentros en la tercera fase) y, de nuevo con Wise, en Star Trek: La película.
Además, le dio tiempo a dirigir su primer largo, la fábula ecologista Naves silenciosas, que con el tiempo se ha convertido en un título de culto.
El siguiente gran hito de Douglas Trumbull tuvo lugar en 1981, cuando empezó a trabajar con Ridley Scott en los efectos visuales de Blade Runner.
Exibiendo uno de sus tantos reconocimientos en vida.
La combinación de sus trucajes con los diseños del artista Syd Mead no consiguió elevar la magra taquilla del filme, pero sí ayudó a dotarle de ese aire lóbrego que ha llevado a aclamarla como una piedra angular de la ciencia-ficción en la pantalla. En 1983, Trumbull dirigió Proyecto Brainstorm, filme durante cuyo rodaje falleció Natalie Wood: el shock causado por la muerte de la actriz, sumado al fracaso de la película en taquilla, le llevó a abandonar el cine para centrarse en su carrera como inventor y diseñador de nuevas tecnologías.
Solo regresaría a la gran pantalla cuando, en 2011, Terrence Malick le pidió que diseñara los efectos visuales de El árbol de la vida.
Fuente: CINEMANÍA
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