Escribe: Carlos Alberto Ricchetti*
“Desde hace tiempo ejercito la gimnasia yoga”, responde. Comienza la demostración. A ojos de buen observador, debajo estallan los cráneos pulverizados, ante el paso de ganso de las tropas nazis.
El hombre desayuna frente a los distintos diarios recién impresos, de donde emergen aquellas noticias que desea se sepan a la brevedad. Intuye que rodeados de fotos, aparecerán los testimonios gráficos del cumplimiento de las órdenes de sus superiores estadounidenses; habrá también otras suyas y en menor rango, serán citadas las alabanzas, las justificaciones de algún fiel designado a la espera de un gesto de aprobación suyo. Está habituado a esa clase de noticias. Por tal motivo, no se apura en saber. Rumia pensante. Tampoco nadie sabe cuanto tiempo retozarán sobre la enorme mesa las páginas corrugadas, casi unidas entre sí. El perfume de la tinta aguarda de costado, penetrándole en las narices, mientras la tasa vislumbra las balsas de croissant naufragar en el amplio océano de café con leche. El jugo de naranja exprimido, las arepas rebosantes de mantequilla y cuajada, son la guarnición requerida por todo buen guerrero, a fin de afrontar otro difícil día de decisiones terminantes. Más si se desconoce cuando podría ocurrir la madre de las batallas contra el terrorismo de quienes prefieren pensar, en vez de sucumbir a sus influjos. Reconoce que en el país, la mayoría no tiene la fortuna de poder asimilar tantas vitaminas. Deja los diarios de lado. Mira el reloj pulsera y se precipita de inmediato a la salida. Carente de conciencia, auto convencido de que existen otros inconvenientes más importantes al de la muerte de sus conciudadanos, no siente pena ni dolor por abstenerse de hacer algo al respecto. Descarta pensar en su suerte de no compartir un destino tan ingrato y agradece a Dios sin alardear, rumbo a otra maratónica jornada cargada de versiones. La agenda resulta agotadora: Primero, el avión hasta Cartagena, para insistir a los representantes demócratas de visita con la firma del Tratado de Libre Comercio. Urge la imperiosa necesidad de que la economía colombiana crezca en asocio a los Estados Unidos y de paso, haga ricos a los empresarios a quienes se subordina; su pueblo, experto en sacrificios, volverá a hacerlos si las circunstancias demandan salir de la crisis. El cierre de fábricas, la consiguiente pérdida de puestos de trabajos para que las mercaderías importadas sean más baratas y abunden, quizás sea la forma adecuada de contribuir al progreso, a un estilo de “modernidad” que no pagarán él ni sus amigos. De ahí, la gracia de considerarse tan afortunado esa mañana. Son las doce en punto. Llega el opíparo almuerzo, la conversación en inglés. Narra detalles de la maestría en Inglaterra, evoca las tiernas anécdotas de juventud en claustros norteamericanos. Parece hacer las delicias a la concurrencia. Omite el reprimido deseo de no haber nacido entre los hijos de Washington y los presentes lo interpretan, mofándose en secreto mientras le sonríen. Antes de las dos comienza a despedirse. Urge volver a dirimir la liquidación del sistema de salud pública gratuito, obso-
leto, ineficaz. Le asignaron la ardua tarea de trocar los viejos hospitales herrumbrosos, herencia del pasado populista y decadente, por modernas clínicas privadas, a cargo de simpatizantes políticos. Dotadas de una alta tecnología, de excelentes profesionales, de sofisticados adminículos de extraordinaria calidad, sin embargo, sólo podrán acceder los afiliados capaces de abonar la cuota. Nada es casual. Forma parte de un legitimado proceso irrevocable, donde los débiles perecen y los fuertes, de notable poder adquisitivo, tienen múltiples probabilidades de sobrevivir. Esta concepción lo reconforta, pensando que gracias a él, la flora y nata de la nación estará a salvo para continuar su obra. En el ínterin del viaje, analiza la eventual privatización de la educación. Debe obrar con cautela, dada la peligrosidad de un sindicato plagado de ideas marxistas, solidarias, caducas. No comprende como pueda haber individuos reticentes a dejarse persuadir que la igualdad de posibilidades es utópica; la pobreza, una condición social inevitable; el derecho, un atributo exclusivo de la minoría solvente, seleccionada por lo económico, destinada a liderar la chusma malintencionada. Ampara la necesidad permanente de ponderar a esos “intelectuales soñadores equivocados”, a los que en el fondo de sus entrañas desea exterminar y por ahora, aconseja en la práctica prescindir.
Nada le parece más despreciable que una “constelación zoológica, enseñada a reclamar cuanto le corresponde”, “perturbando el normal e indiscutible orden, legado de los auténticos hacedores de la Patria”.
Considera a la mayoría del pueblo ciego, ignorante, campechano, mediocre, pasivo por naturaleza como para sublevarse sin el veneno de “mentalidades terroristas”. De transcurrir los acontecimientos por cauces ordinarios, no le asigna más ocupación al vulgo, que la de aportar al progreso desde el lugar que le corresponde.
Ninguna otra cosa, a excepción de allegarse, cada cuatro años, a justificar constitucionalmente el poder conferido a una autoridad mediante elecciones manipu-ladas, donde una mayoría a la cual aborrece, en la que no cree, el sistema le presta, sin asignarle, la facultad de determinar quien gobierna, la misma ha la cual lamenta necesitar para conseguir el voto, la justificación constitucional de haber sido elegido por una mayoría en la que nunca creerá capaz de elegir bien, si se la deja.
En cambio, se identifica con sus iguales, la gente de bien, conciente de lo mejor para Colombia. Se rasca el mentón, descubre el peso sobre sus hombros, el martirio de la obligación aguardar silencio sobre esas verdades. Devela a sus adentros el misterio de un martirio místico – filosófico – semi dual: “pensar y no decir”; “sostener, pero callar”. Vuelve a suponer que sólo los elegidos, pueden comprender la naturaleza, la responsabilidad, la dimensión de dicha tragedia personal típica de una grandeza superior a la del resto. Cierra los ojos, ejecuta un ejercicio de respiración. Las ideas se van desprendiendo de su mente como las manzanas de Newton. Dormita. El chofer lo despabila. El aeropuerto aparece en el horizonte. De allí, viaja a Bogota, donde lo aguarda otro vehículo.
La custodia lo envuelve, resguardándolo de la prensa. Sube las escaleras deprisa. Una
vez en el despacho, llega el mi- nistro de trabajo. Hoja en mano, le muestra el decreto que estipula bajar los sueldos a los trabajado-res de todos los ramos. Firma al pie de página, antes que los sueldos se vuelvan demasiado estables o aumenten.
La idea es hacer ver en lugar de realizar, fomentar un tipo de empleo que no generará una sola bacante de trabajo, pero extrañamente estimulará la producción, el aumento de las exportaciones, sin elevar dos monedas el consumo interno de millones de familias que lo adoran.
El secretario privado le avisa de la entrevista televisiva a grabarse a las siete de la noche. Alguien surge detrás, notificándolo de la muerte de ocho activistas de derechos humanos. No alcanza a señalar de donde eran, aunque notifica que el informe señala a las autodefensas como autoras de la masacre. El tiempo apremia.
De pronto, una pregunta conmueve las curiosidades más discretas. “¿Cómo hace usted para quitase el estrés, luego de una jornada llena de trabajo?” “Desde hace tiempo ejercito la gimnasia yoga”, responde. “¿Y cuáles son los ejercicios que más lo relajan?”. El hombre aprovecha la alfombra. Se quita los zapatos y comienza la demostración. Alza el muslo a noventa grados del cuerpo, respira hondo, emula el paso ecuestre de los caballos de la escuela prusiana de equitación.
El suelo retumba, pero a ojos de buen observador, debajo estallan los cráneos pulverizados ante el paso de ganso de las tropas nazis ingresando a oprimir Paris.
Con algo más de inventiva, de sentido de la realidad, viene a las mentes despiertas, el ruido del desfile de sus homólogos paramilitares, dispuestos a eliminar a cualquiera que se rehúse a creer por no ofender su inteligencia.
El presidente pisa fuerte el decorado fantasioso de un estudio de ficción, aunque nadie perciba la dignidad de un pueblo estremeciéndose de dolor, de ingratitud, de incertidumbre, de hambre.
La sombra de los sicarios se agazapa en los recovecos del país, las manadas salvajes del narcotráfico son el brazo consecuente de la reacción encarnizada.
Los adulones sonríen otra vez; quienes desconocen u omitiendo aprueban, se enorgullecen de tanta espontaneidad, de tener frente a sí a una especie de patriarca, de individuo atento a tal punto, que da respuesta a los más variados interrogantes, a todo y a todos.
Un asistente de cámara recoge unos cables. Es opositor acérrimo a la política del presidente, pero calla por temor a perder el empleo.
Perdido entre las sonrisas de la concurrencia exaltada, a la expectativa de la conclusión del reportaje íntimo para abalanzarse a saludar a su falso profeta.
Dentro de los recovecos de esa inteligencia que no se deja ofender, ocurrente y con una suspicacia adiestrada de tantos años de televisión, le viene un interrogante irónico, práctico, indecible: “Ante la carencia de políticas de empleo, de equidad, de combate a la miseria, de fomento a la salud, a la educación y la falta de libertad en su gobierno, lleno de tanto abuso, engaño y falta de vergüenza; ¿conocerá el presidente algún ejercicio de yoga, que al menos también pueda engañar el estómago de quienes no tienen para comer?”
*Nació a los siete días del mes de octubre de mil novecientos sesenta y nueve en la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina. Desde temprana edad sintió una profunda vocación por la literatura y el dibujo, destacándose en ambos. En 1979, cuando apenas contaba con nueve años de edad, ya escribía sus primeras redacciones dedicadas a sus compañeros del cuarto grado de la escuela primaria. Tres años después, al concluir la Guerra de las islas Malvinas (1982), una redacción suya en homenaje al Gral. Don José Francisco de San Martín se convierte en la mejor de la Escuela Evaristo J. Badía, donde se gradúa.
Con el transcurso del tiempo, a pesar de tener condiciones, va dejando lentamente el dibujo para avocarse más hacia la literatura y se despierta en él un incipiente interés por la música. Su dedicación al arte dilatan un tanto la continuidad de sus estudios, pero en dicho período es cuando su obra va incrementándose. Escribe numerosos compilados de poemas que dedica alegremente a novias, amigos y amigas, según algunos, con una “facilidad casi instantánea”.
Cursa en la Escuela de Periodismo de los Dos Congresos, teniendo como profesores a los renombrados periodistas Alicia Barrios, Horacio Viola, Mario Caputo, Tabaré Arias, y María Laura Anselmi, entre otros calificados profesionales.
Con el título obtenido de Periodista Integral (1995), comienza a desempeñarse en distintos medios radiales y gráficos. Trabaja en el diario “La Nueva 5ta.”, dirigido por Lázaro Ottonello y en FM. Antena 2, por ese entonces propiedad del periodista y actor Baby Etchecopar, como conductor de “Madura el Knock- Out”, un breve pero exitoso ciclo humorístico de actualidad que las dificultades en la economía Argentina impidieron se afianzamiento definitivamente.
Tras una participación en el programa “La Tarde de Mitre” en la renombrada emisora del mismo nombre, ingresa en calidad de humorista en el noticiero radial “El Electrón”, conducido por el periodista Glenn Miller que se transmitía por FM. Fénix, una extinta emisora de la localidad de Martínez, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires.
Al volver a formar una nueva versión de Gólgota, más volcada al metal argentino, abandona de forma transitoria el periodismo para dedicarse de lleno grupo, cantando y componiendo las letras de lo que sería su primera producción independiente, “Monte de las Calaveras” (1997). La música le permitió conocer o vincularse con personajes de la talla de Gustavo Bazterrica (La Máquina de Hacer Pájaros, Los Abuelos de la Nada), Osvaldo Civile (V8, Horcas), Javier Martínez (Manal), Olaff Mangialavore (El Dragón), Juan Carlos Chiapín (Búfalo, Hechizo, Sueño Púrpura, Viento Divino), los integrantes del grupo Rosa Mística, Jorge Pinchevsky (Billy Bond) y Lorenzo Sandoval (miembro original de Los Playeros, trío acompañante del bolerista Rosamel Araya y cesionista de guitarra del cantante Pepito Perez), por citar algunos nombres conocidos.
Hacia comienzos de 2001, ya sin el grupo de música, ingresa en el periódico Alcaldía Norte, que dirige el concejal (m.c.), Raúl Padró (Movimiento Nacional Justicialista), en carácter de subdirector.
Al año siguiente, recibe una mención de honor durante el VIIº Concurso Capitalino y Provincial de Poesía y Cuento Urbano y Suburbano 2002, organizado por Ediciones Baobab y auspiciado por la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires y declarado de interés provincial por la Dirección General de Cultura y Educación de la República Argentina. Sus poemas “Hombre Medieval”, “La Celeste Inmensidad”, “Una Mujer Alucinante” y “Sonidos del Corazón”, en virtud del evento, pasan a formar parte de la 7º Antología de Poetas Urbanos y Suburbanos, publicada tanto en la ciudad como en la provincia de Buenos Aires.
En 2002 conoce en Buenos Aires a quien sería su esposa, viajando a Colombia el 24 de diciembre de 2003, donde se radica, intercalando su estadía con esporádicos viajes a su tierra natal. Se casa a comienzos de 2004 y comienza una búsqueda de trabajo que lo llevará a montar varios proyectos propios con suerte dispar.
Hacia 2006, es convocado y se lo nombra jefe de medios de una campaña política en el municipio de de Calarcá (departamento del Quindío), permitiendole también conocer a las distintas personalidades relevantes de otros partidos políticos.
En los últimos días de campaña, conoce al acordeonista Libaniel Marulanda Velázquez y este, a raíz de un episodio fortuito, descubre la capacidad de Carlos para interpretar tangos, contratándolo de inmediato para actuar el 24 de noviembre en el espectáculo tanguero "Calarcá en el Corazón" y lo invita a formar parte de su conjunto estable: "Los Muchachos de Antes", donde intercala el escenario con figuras de la escena local e internacional como Álvaro León, Ana Patricia Collazos, el bajista Jairez y el desaparecido cantante argentino Roberto Lamas. Si bien nunca se termina por desvincular de Calarcá una vez concluida la campaña, tampoco lo hace con el tango, que también representa para él una salida laboral.
Con una situación económica más holgada y resuelta, por intermedio de un conocido en común, conoce al maestro Jaime Duque López, acompañante de Pepe Aguirre, Armando Moreno, El Caballero Gaucho y Raphael, por citar algunas figuras de renombre, formando el grupo "La Gran Orquesta Típica de Sebastián y Los Muchachos del Cantón", al que luego se agrega ocasionalmente Carlos Alberto "Tito" Moreno en el bajo y hacia mediados de 2.010, el pianista Serafín Nieto León.
Con el tiempo, traba contacto con los artistas locales "Don Tango", "Candelo", Alberto Giraldo, el prestigioso acordeonista Alberto Laverde y a su hijo Juan Diego, tenor, conocido como "La Voz Mayor de Colombia", de quien en forma paulatina también se hace amigo.
Por azar, en una de sus actuaciones musicales al interior de una sede política, donde funcionaba un centro de adultos mayores, conoce a la secretaria del mismo, quien termina por vincularlo de manera definitiva. Tras un corto período, se separan de la dirección principal para constituir el suyo propio.
El "Club Nuestros Queridos Abuelitos", nombre con el que sale a la luz la entidad, el 9 de julio de 2.010, se transformará luego en fundación por sugerencia de Jhon Jairo Salinas, el 22 de noviembre de ese año.
Durante todo el año 2.010, enseñó computación en lo referente al manejo de programas como Draw, Power Point, Word, Internet y su especialidad: Audio y Video, en el Centro Tecnológico Arquitectónico, donde por la calidad de su ejercicio docente, el centro de enseñanza decidió renovarle el contrato, destinándole una nueva cátedra, en provecho de sus altos conocimientos en materia de ciencias sociales: Historia de la Comunicación. Sus recientes conocimientos adquiridos en materia de marketing político, asociados a su formación, lo llevan a asesorar a varios aspirantes a distintos cargos.
A mediados del 2013, graba su primer disco solista, “Tango Argentino”, con el acompañamiento musical del prestigioso pianista Carlos Edward Ríos Sánchez, haciendo un registro visual de la confección general del mismo.
Tras ser invitado a presentarse en La Virginia, Risaralda, una semana después, el 8 de diciembre de 2013, fallece su progenitor, motivo que lo lleva a trasladarse a su país natal donde permanecerá durante un lapso de cuarenta días, acompañando a la familia en ese momento de profundo pesar.
Una vez en Buenos Aires, consolida una sólida amistad con el actor, director y productor de cine, Mariano González, haciendo parte del staff actoral de su película inédita de terror “Shembo, EL Esclavo del Mal” donde se vincula con importantes figuras del cine, la televisión, del espectáculo y el deporte argentino.
Aunque comienza a laborar brevemente en el Diario del Otún, renuncia para concentrarse en la creación de un medio virtual independiente, donde prime la pluralidad más allá de lo ideológico para dar cabida a todas las opiniones. Decide llamarlo “Diario El Politicón de Risaralda”, el cual después de numerosas idas y venidas ve la luz por primera vez de manera oficial el 2 de abril de 2014.
Así, logra capturar con el tiempo la preferencia de los referentes políticos del departamento, junto a la de los amantes de la actividad política en general, al recrear una forma de periodismo diferente donde se alternan la cultura, el arte, la opinión, el deporte y la suma del quehacer municipal, regional y nacional.
A su vez, trabaja en calidad de bibliotecario en la Institución Educativa “Manuel Elkin Patarroyo” durante seis meses.
Para 2015, el actor y director teatral, Alonso Marulanda Álvarez, lo invita a hacer parte de la Asociación Teatral “Blanco y Negro”, donde alterna la actuación con la promoción del colectivo en el área de prensa. Durante el “Cuarto Encuentro de Directores de Puesta en Escena”, realizado los primeros días de octubre de 2015, modera casi la totalidad del evento, siendo uno de los autores y el diseñador de la compilación del evento.
Durante el verano, conoce por accidente al periodista deportivo, Rubén Darío Llano Londoño, que lo convoca a hacer parte del staff de su creación radial, “Escenario Deportivo”, siendo su mentor e introductor en esa compleja especialidad de la comunicación, abriéndole a la vez las puertas de entrada a AM 1520 “Antena de los Andes”, emisora donde durante casi un año más se vinculara también al programa de información general “Hablando de Todo un Poco”, moderado por el reconocido locutor e ingeniero de sonido, Armando Serna Suárez.
En 2019 publica su poemario “Mujer de Cal”, el cual presente en la sede del Servicio Nacional de Aprendizaje de Pereira hacia fines de ese año, aunque todavía la mayor parte de su obra, constituida por cuentos, novelas, redacciones, artículos periodísticos y crónicas permanecen todavía inéditas.
En la actualidad, complementa sus múltiples ocupaciones, entregado a sus escritos y actividades periodistas. Junto a elpoliticon.com, desde febrero de 2020 es editor del suplemento cultural Magazín Cultural, escribiendo para otros medios virtuales como El Imparcial o Noticia 5 de Bogotá, mientras continúa participando de recitales o presentaciones ante numerosos públicos seguidores de la "música de Buenos Aires".
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