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Hedy Lammarr, de Sansón al primer misil


El año pasado se celebró el centenario de Hedy Lamarr, la “mujer más bella de la historia del cine” y la inventora del sistema de comunicaciones denominado “técnica de transmisión en el espectro ensanchado” en el que se basan todas las tecnologías inalámbricas de que disponemos en la actualidad. Actriz, ingeniera de telecomunicaciones e inventora cuyo glamour eclipsó sus otras facetas. Hedy Lamarr nació en Viena el 9 de noviembre de 1914 como Hedwig Eva Maria Kiesler. Fue la única hija de un banquero de Lemberg y una pianista de Budapest que, aún siendo de origen judío, se habían criado en el catolicismo. En el colegio, destacó por su brillantez intelectual siendo considerada por sus profesores como superdotada.

¡Vea "Sansón y Dalila" (1949) de Cecil B. DeMille (1881 - 1959), film que la catapultó a la fama!



En casa, creció escuchando las interpretaciones de su madre al piano y ella misma, desde pequeña, tocó este instrumento a la perfección. Compleja e inquieta, abandonó los estudios de ingeniería, decidida a cumplir el sueño de ser actriz. Su descubridor, el empresario y director de teatro y cine Max Reinhardt, la llevó a Berlín para que se formase en interpretación, tras lo cual, regresaron a Viena para empezar a trabajar en la industria del cine. La película que la llevó al estrellato en 1932, no pudo ser más polémica. Éxtasis, filmada en Checoslovaquia bajo la dirección de Gustav Machaty, fue el primer film en mostrar el rostro de una actriz, completamente desnuda, durante un orgasmo. Fue tachado de escándalo sexual y se prohibió su proyección en las salas de cine. Le llovieron censuras y condenas, incluida la del Vaticano. Los padres de Hedwig, al ver a su hija desnuda en la pantalla, quedaron horrorizados. Pero no todos los que lograron visionar la película reaccionaron del mismo modo.

No conforme con ser la primera en posar como vino al mundo, también lo fue a la hora de fingir un orgasmo en la pantalla grande.


Fritz Mandl, magnate de la empresa armamentística, quedó embelesado de la belleza de la joven y solicitó permiso a su padre para cortejarla. El matrimonio, todavía avergonzado por el comportamiento de su hija, aceptó encantado la proposición de cortejo del empresario y, más tarde, su petición de mano. Creyeron que siendo este bastante mayor que Hedwig, la pondría en vereda devolviéndola al buen camino. Ignoraron la voluntad de la muchacha, que deseaba seguir adelante con su carrera artística. La obligaron a casarse con Firtz condenándola a una temporada en el infierno. Firtz Mandl era extremadamente celoso y trató de hacerse con todas las copias de Éxtasis. Sólo le permitía desnudarse o bañarse si él estaba presente y la obligaba a acompañarle a todos los actos sociales y cenas de negocios para no perderla de vista.

Hedwig se vio forzada a transformarse en lo que siempre había detestado, en el trofeo de exhibición de un tirano. Muchos eran los que pensaban que tenía todo lo que uno podía desear, que envidiaban su jaula de oro.

Vivía rodeada de lujo en el famoso castillo de Salzburgo pero era una esclava que no podía hacer nada sin la autorización de Mandl. Hastiada del vacio insoportable en el que se ha-

Fue protagonista del primer desnudo de la historia del cine, en la película "Extasis" (1933) de Gustav Machaty (1901 - 1963).

-bía convertido su vida, retomó la carrera de ingeniería. En las reuniones de trabajo de Mandl a las que se la forzó a asistir, aprovechó para aprender y recopilar información sobre las características de la última tecnología armamentística nazi. Su marido era uno de los hombres más influyentes de Europa y, antes de la Segunda Guerra Mundial, se dedicó a surtir el arsenal de Hitler y Mussolini. Por ello, fue considerado como ario honorario por los gobiernos fascistas pese a ser de origen judío.

La vigilancia continua llegó a resultarle tan insoportable que decidió huir. Estando Mandl en un viaje de negocios, escapó por la ventana de los servicios de un restaurante y huyó en automóvil hacia Paris. No llevó más ropa que la puesta. Sólo cogió las joyas para conseguir el dinero que le permitiese alejarse de allí. La fuga fue angustiosa, los guardaespaldas de su marido la persiguieron durante días. Finalmente, logró llegar a Londres y embarcarse en el trasatlántico Normandie con destino a Estados Unidos. Allí coincidió con un viajero muy especial, el productor de películas Louis B. Mayer que le ofreció trabajo antes de llegar a puerto. La única petición era que se cambiase el nombre para que no se la relacionase con la película Éxtasis.


Biografía de una superestrella de Hollywood



De los nombres que le eligieron se quedó con el de Hedy Lamarr en memoria de la actriz del cine mudo Bárbara La Marr. Sobre las aguas del Atlántico Hedwig firmó su contrato con la Metro-Golwyn-Mayer. Hedy Lamarr, la actriz más glamurosa sobre las pantallas, había nacido.Y esa nueva actriz se instaló en Hollywood y trababajó con King Vidor (Camarada X, Cenizas de amor), Jacques Tourneur (Noche en el alma, 1944), Robert Stevenson (Pasión que redime, 1947) y Cecil B. DeMille (Sansón y Dalila, 1949). Protagonizó una treintena de películas pero no tuvo demasiado ojo al elegirlas. Sin ir más lejos, rechazó dos obras de arte como Luz de Gas y Casablanca. Tampoco tuvo oportunidad de interpretar a Escarlata en Lo que el viento se llevó, quedándose a las puertas. Aún así, su imagen deslumbrante la convirtió en la verdadera estrella emergente de los años 30.

Hedy conocía de cerca las prácticas de gobierno de Hitler y alimentaba un profundo rencor hacia los nazis, por lo que decidió aportar su contribución personal al esfuerzo de guerra de los aliados.


Con Clarke Gable (1901 - 1960) en Camarada X (1940) de King Vidor (1894 - 1982).

En primer lugar ofreció su trabajo y su preparación como ingeniera al recientemente creado National Inventors Council pero su oferta fue amablemente rechazada por las autoridades, que le aconsejaron que basase su participación en su físico y en su éxito como actriz, promoviendo la venta de bonos de guerra.

Con su representante artístico e idearon una campaña en la que cualquiera que adquiriese 25.000 o más dólares en bonos, recibiría un beso de la actriz. En una sola noche vendió 7 millones de dólares. Pero no estaba satisfecha, deseaba aportar sus conocimientos a fines técnicos para ayudar a los aliados.

El transmisor y el receptor eran asequibles a la tecnología de la época, basada en componentes electromecánicos y válvulas de vacío, aunque resultaban voluminosos, y frágiles. Hedy no tenía ningún problema en diseñar y construir ambos aparatos, pero quedaba pendiente el delicado problema de la sincronización.

Cuando la belleza se mezcló con la inteligencia


En una cena conoció a George Antheil, pianista y compositor norteamericano, quien había logrado sincronizar sin cables 16 pianolas que formaban parte de la orquesta mecánica. Trabajaron intensamente durante algo más de seis meses para encontrar la solución. Emplearían dos pianolas, una en la estación emisora y otra en la receptora y codificarían los saltos de frecuencia de acuerdo con los taladros longitudinales efectuados en la banda de papel. Aunque la actriz no consiguió ingresar ni un solo centavo por la patente, fue la pionera en esta técnica. En cuanto a su vida persona, tuvo seis fracasos matrimoniales.

El declive de su carrera cinematográfica, la llevó a un consumo masivo de pastillas y a una obsesión enfermiza por la cirugía estética. Se volvió cleptómana y protagonizó sonados escándalos al ser detenida en diversas ocasiones. Finalmente, se recluyó en su mansión de Miami, viviendo aislada.


Falleció el 19 de enero de 2000. En Austria, el Día del Inventor se celebra el 9 de noviembre en su honor.

Escribe: LAURA MORRÓN

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