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Hojas de diario

Actualizado: 5 jun 2022


Escribe: UMBERTO SENEGAL*


1. Si en vano habla el mundo a diario con sus paisajes urbanos y rurales a tanta gente y esta nada escucha ni quiere ver, ¿cómo esperar que encuentren en un poema que ni siquiera les interesa leer, el menor rasgo de belleza? ¿O un puente para la paz y la sabiduría interior? ¿Cómo esperar que quienes no se conmueven con la montaña, con los compasivos espíritus de la montaña y del aire, del sol y la luna, se emocionen con señales que desde un verso o un poema se le hacen al ser humano para que no huya ni se distancie del Dios que le convoca y acaricia noche y día, desde las creaciones grandes y pequeñas de su existencia?


2. Con algunas personas que comienzo a conversar, mi primera frase es una rama florecida. Al momento, por el tipo de persona que está a mi lado esa rama se marchita. Caen las flores. Queda allí una rama quebradiza y seca. Silencio y mutismo total por mi parte. Desinterés hacia esa persona y cuanto dice o piensa. Sentir lo vacío de todo. Percibir como burbujean los deplorables yoes míos y del otro; como crecen monstruosas la soberbia, las mentiras, el orgullo, el apetito por ser y figurar. La rama es frágil. Tal vez en mi comunicación con las demás personas, nunca ha florecido.


3. Cuando se observan entre sí quienes esperan en una sala de citas de hospital, ¿qué piensan unos de otros? ¿Adivinan sus enfermedades? ¿Se sienten en mejores o peores condiciones de salud que los otros? ¿Piensan en su propia muerte o en la de quienes están a su lado? ¿Se autocompadecen o se solidarizan con el vecino? ¿Volverán a encontrarse en otras citas las mismas personas que allí estuvieron compartiendo espacios de sufrimiento, desesperación o ilusiones durante breve lapso de proximidad física, cruzando frases sobre sus respectivas dolencias? ¿Cada uno se ve a sí mismo mejor, peor o igual que ese otro enfermo a su lado, silencioso, observando todos el reloj en la pared y pensando en la hora de la cita que les dieron con el especialista o el médico general? Ninguno sabe cuáles van a sanar y quiénes van a morir. Pero aquí están todos. Con esperanzas de vivir muchos años más. Tejiendo ilusiones mientras esperan que les receten algún medicamento. Confiando en que el especialista les retrase un poco la partida o el sufrimiento.


4. Prueba del agua para reconocer brujas en la Edad Media: al introducirte dentro de un recipiente hermético, si te ahogabas no eras bruja; si no te ahogabas, eras bruja y entonces te quemaban. Filosofía moderna de la reprobación del otro. De los oxidados ultraderechistas juzgando a quienes controvierten sus ideas.


(Publicado en el portal LA CRÓNICA DEL QUINDÍO

y difundido por expresa autorización de su autor)


*Poeta y escritor colombiano, nacido en el departamento del Quindío. Gestor Cultural e introductor en el país de la poesía haiku, originaria de Japón.

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