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JAMES LLANOS GÓMEZ

Imágenes tatuadas en el Carlos Drews


Esta exposición del maestro Alejandro Aguilera, se inauguró el pasado viernes 11 de octubre, en el marco de Corto Circuito. Es una muestra sentida y pasada por lo más perceptivo del arte y la estética en el mundo contemporáneo del tatuaje.


Cuando hablé con el maestro Alejandro hace más de tres meses, me encontré con un joven, que piensa el mundo de la imagen marcada como algo liviano, una manera de ver la mutación del arte gráfico con agujas y tintas, colocado con la estética prolija y con el cuidado de lo impreso en el cuerpo como superficie blanda, como lienzo que va más allá de lo que un tatuador común y corriente ve en sus trabajos.


En términos de artista (tatuador) y cliente, he escuchado las conversaciones. Los valores que dependen de la superficie en extensión, complejidad, si es a blanco y negro y, de las sesiones sobre el lienzo humano en la camilla del tatuador, mientras que Alejandro, lo concibe como una imagen que migra a la piel de una manera poética y de profunda sensibilidad. Cuando acciona sus agujas, el rugir de sus motores como paisaje sonoro, hace un recorrido por su propia vida, un abordaje desde su espacio de trabajo, de su taller donde viven las imágenes, en el cenit de sí mismo, que lo lleva a sentir una felicidad gracias a su pensamiento transformado a través de su incursión, es casi un performance. Estos volúmenes, son migraciones de su propio estilo, de sus propios diseños convirtiéndose en exilios de su propia existencia, que recorren el mundo a través de terceros.


“Una forma de vida que se mantiene en relación con una práctica poética, cualquiera que sea, está siempre en el estudio, está en su estudio. ¿pero de qué modo, ese lugar, esa práctica le pertenecen? ¿No es verdad más bien lo contrario, que ella está a merced de su estudio?” Giorgio Agamben

 

Esta cita de Giorgio Agamben, imprime en el fondo de lo que este tatuador, pintor, dibujante y ser humano que le gustan las flores, vive el mundo de las ideas y periferias urbanas para captar iconografías, que solo las interpreta. Esta experiencia la adquiere en la Universidad Javeriana de Cali, y, de su recorrido por el mundo de los libros, la filosofía que lo estructuran, para enfrentarse a cada textura porosa, tez de todos los colores, pero que, marca su diferencia con su estilo de la imagen grabada.


Alejandro nos dice en su texto de presentación: “En el 2011 la Barbie tatuada hace una irrupción definitiva de como este arte se establece en la cultura occidental después de un largo trayecto histórico según John Miller. Años anteriores en el siglo XVIII Cesare Lombroso hace afirmaciones del tatuaje y su atavismo en el comportamiento de los criminales de la época y cerca al año 3.300 a.c aparece Ötzi conocido por ser la momia más antigua en ser descubierta con imágenes tatuadas, en este caso con un significado curativo-medicinal.


Los estudios de la imagen se deben principalmente a las Artes y la filosofía estética, según la historia el tatuaje se presenta como un punto clave en esta materia; debido a su vigencia histórica y relevancia en su superficie de representación ¿No se hace relevante esta forma de la imagen en los espacios artísticos- académicos? Es entonces la imagen impresa en el cuerpo insumo relevante en el estudio del vivir del cuerpo presente. En esta carne y órganos que visten estos huesos con piel marcada con flores de la imaginación, más trascendental aun el cómo la imagen atraviesa la vivencia misma del territorio, en develar estos huesos óseos. Un estudio (subjetivo) de la imagen en relación con la vivencia humana, literalmente la traviesa.


La experiencia a través de la imagen tatuada tiene un impacto desde el mismo sujeto creador hasta en el “territorio” del otro en que se representa la imagen, estas flores atraviesan desde lo subjetivo del cuerpo hasta lo global del fenómeno real, representado en imagen imaginativa. Se pone en tela de juicio cómo se debe pensar el tatuaje contemporáneo y los estudios de la imagen en el arte contemporáneo y sus ámbitos académicos.



El fenómeno real que se interpreta desde la subjetividad forma flores puestas en este

territorio (Cuerpo) que solo darán fruto si en este se encuentra una tierra fértil, para dar así solidez a la interpretación del fenómeno.

 

¿Son estas flores internas fértiles para estos próximos huesos?

¿Es el tatuaje un arte?

 

Y termina con estas dos preguntas que resuelven las incógnitas del mundo del tatuador, de las personas que están en contra del tatuaje y llenan de valor, a los que gustan del tatuaje en la piel.

 

Los invito a que visiten esta exposición llena de instalación, video arte, de lo pictórico, lo objetual y el performance entre otras expresiones de la estética moderna en el mundo contemporáneo.

 

Está abierta en las instalaciones del teatro Santiago Londoño, hasta el próximo 31 de octubre del año en curso, en horas de oficina.


Escribe: JAMES LLANOS GÓMEZ*
















*Pintor, artista plástico y uno de los artistas más relevantes a nivel nacional. Curador de la Sala "Carlos Drews Castro".

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