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James Llanos Gómez, fantasmas en la imagen

Escribe: GERMÁN A. OSSA E.*

En todo existe una apariencia y una esencia. Los objetos y los seres que nos rodean y acompañan en la vida, querámoslos o no, tienen para el ser humano un significado y, obvio, un valor.

El nombre que se le ha puesto a todo, ya en el inconsciente, es la última palabra, es decir, es inmodificable, de pronto, otro nombre lo protegerá en otra lengua, en otro idioma, pero traduce lo mismo.

Así de sencillo. Pero en el arte, los objetos y sus significados tienen otro precio.

En particular, este dibujo del Maestro James Llanos, como miles más que tiene en su pinacoteca e imaginación, que entre otras cosas es irrepetible e imposible de reproducir de igual manera hasta por su autor.

Entrevista

Y aunque los de su obra tengan y posean un nombre cada uno, resultan susceptibles de ser lo que el artista y el espectador quieran inventarse que sean. Figuras que pueden ser miles de objetos-sujetos amorfos, ninguno igual al otro que un admirador diferente esté viendo al mismo tiempo.

Todos son una forma de expresión artística que prescinden de una lógica figuración y proponen una nueva realidad distinta a la natural.

Poseen un lenguaje visual de forma, color y líneas que se juntan racional o accidentalmente para crear una composición que puede existir con independencia de referencias visuales del mundo real.

Expresión creativa

Están y no lo están en un espacio y son lo que el espectador que los aprecia quiere que sean y es probable que el autor los haya concebido sin haberse valido de la razón y la lógica como sus principales aliados.

Son una apariencia y, a su vez, otra esencia. Y la belleza y su impacto, le darán su autenticidad.

Testimonio

Todos nosotros, sin poseer el lenguaje preciso, el auténticamente lógico y concreto, podríamos ponerle ese nombre que el objeto allí plasmado requiere para justificar su existencia.