Novelista noruego cuya obra existencial despertó sentimientos encontrados entre sus compatriotas; obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1920. Fue hijo de una antigua familia campesina y su apellido era Pedersen.
Llevó una existencia nómada, en cuyo transcurso ejerció las profesiones más diversas: aprendiz de zapatero en Bodö, y luego, siempre en la Noruega septentrional, carbonero, maestro de escuela, picapedrero, obrero de carreteras, empleado comercial, vendedor ambulante y escribiente de un puesto de policía. Intentó además, pero sin éxito, el periodismo.
En 1882 emigró a América, donde trabajó singularmente en Wisconsin y Minnesota. Después de varios fracasos, volvió en 1884 a Noruega, país que abandonó de nuevo para marchar otra vez a los Estados Unidos. En esta segunda etapa americana hizo de agricultor en Dakota, fue tranviario en Chicago, y dio conferencias en Minnesota ante un pequeño grupo de compatriotas.
Comentó a Henrik Ibsen, Björnstjerne Björnson, August Strindberg, Émile Zola, Leon Tolstoi y Fiodor Dostoievski, y contó luego sus impresiones de América, casi exclusivamente negativas, en el amargo libro La vida espiritual de la América moderna (1889); las de la dura vida en su patria aparecieron en la novela con la cual se dio a conocer, Hambre, y que le proporcionó inmediatamente la celebridad.
Inauguración de una de sus estatuas, en esta oportunidad del escultor, Skule Waksvik
En esta novela figura por vez primera el héroe característico de Knut Hamsun, el nómada perdido en la civilización y atraído siempre por la llamada de su bosque nativo. Al carácter esquemático del naturalismo opone el análisis del alma humana en su incoherencia y su misterio, y al estilo "científico" el impulso lírico y musical y el lenguaje de lo inconsciente e incognoscible.
A Hambre siguieron una trilogía dramática influida por Nietzsche -A las puertas del Reino (1895), El juego de la vida (1896) y Ocaso (1898)-, la colección de composiciones líricas El coro salvaje (1904), y novelas, cuentos y varios relatos de viajes y de episodios de la existencia vivida, siempre en relación con el tema desarrollado en Hambre: Pan (1894), Siesta (1897), Victoria (1898), Un país de ensueño (1903), Un vagabundo toca con sordina (1909), Hombres de hoy (1913), Los frutos de la tierra (1917), etc. En 1920 fue galardonado con el Premio Nobel.
Aunque Knut Hamsun revela haber aprendido mucho de Fiodor Dostoievski y Mark Twain en la caracterización psicológica de sus personajes, su naturalismo místico presenta posiblemente la expresión más original y elevada de la poesía noruega después de Henrik Ibsen.
El mejor de sus libros, Pan, aparece invadido por el sentimiento panteísta de la naturaleza; en Los frutos de la tierra, en cambio, este sentimiento se da, con un carácter religioso, en la figura del aventurero Isak, gigantesco dominador y casi divinidad ctónica, situado sobre el fondo de la fecunda tierra de la cual ha surgido.
Alegoría del escritor, con
sus principales obras.
En los libros siguientes, Knut Hamsun, ya padre de familia y hacendado, volvió a sus misantrópicos sarcasmos y a sus paradojas falaces, que, sin embargo, dejan vislumbrar siempre una excepcional intuición psicológica, sobre todo al presentar los vicios más detestados por el autor: la presunción y el dogmatismo, como en Mujeres en la fuente (1920) y Último capítulo (1923).
En sus últimas novelas, Vagabundos (1928), Augusto (1930), La vida continúa (1934) y El círculo se ha cerrado (1937), reaparece el tema principal: la antítesis naturaleza-cultura, que culmina en una especie de mito del nómada, reivindicador de un individualismo anárquico y de un ingenuo idealismo ante los progresos del materialismo en la civilización moderna.
Conservador e incluso arrogantemente antidemocrático y germanófilo en las conflagraciones mundiales, Hamsun fue sometido a proceso al terminar la Segunda Guerra Mundial, desposeído de sus bienes por sentencia de un tribunal noruego y declarado enfermo mental.
En 1949 apareció el diario escrito durante su reclusión: Por senderos donde crece la hierba.
Personalidad
La casa en el bosque de Norholm donde Hamsun se recluía a escribir
El autor de enormes novelas como Pan y Hambre se hallaba en la cúspide. Los críticos alababan la frescura de su lenguaje poético y sensible y su conspicua mirada al mundo de la naturaleza. Thomas Mann y Maxim Gorki, ilustre socialdemócrata y comunista, respectivamente, no dejaban de rendirle homenaje. Era el nuevo Ibsen.
Sin embargo, en la década de los años treinta la pluma del noruego se volvió más turbia. Como si fuera una mancha de tinta que se extendía suavemente, sus artículos en la prensa se fueron llenando de un fuerte tufo fascista. Sus odas a Adolf Hitler y a Vidkun Quisling, el líder del partido nazi noruego, Nasjonal Samling, unido a un contundente rechazo a las políticas democráticas de Inglaterra, ejercieron con el tiempo una mayor influencia de la que hasta entonces había tenido su literatura.
El Nobel se convirtió en un paria para el resto de escritores. Un filonazi que no dudó en dedicarle a Hitler un obituario estremecedor: 'Era un guerrero por la humanidad y un predicador de los derechos para las naciones'. Sin matices. Estos textos resaltan el lenguaje combativo en sus críticas políticas.
Los artículos que denotan la ideología fascista del escritor han sido compilados recientemente por la editorial Berenice en el volumen Textos de la infamia. Escritos polémicos del Nobel noruego (1932-1945). La gran mayoría de ellos son inéditos en español y, si bien al conocedor del personaje no le revelan su compromiso con el ideario nacionalsocialista, sí muestran 'el lenguaje combativo y casi pendenciero que emplea Hamsun en sus críticas políticas', según comenta a Público su traductor y estudioso Mariano González Campo. Un lenguaje totalmente alejado del estilo por el cual el norue-go alcanzó el olimpo literario. Los textos, que aparecieron en la prensa conservadora, desvelan las contradicciones del escritor.
Como resalta González Campo, 'hay una postura un tanto ambigua en diversas cuestiones referentes a su apoyo a la política nazi: admira a Quisling, pero no soporta a Terboven [comisario del III Reich impuesto por Hitler en Noruega tras el exilio del Gobierno]; apoya la ocupación nazi, pero aprovecha su estatus de escritor para salvar de una muerte segura a varios jóvenes noruegos pertenecientes a la resistencia'. De hecho, en la breve entrevista que mantuvo con el propio Hitler el 23 de junio de 1943 no hubo la química esperada entre ambos. La sensación que causan, por tanto, los artículos de Hamsun es que el lector se encuentra no ante un intelectual embebido por las ideas fascistoides, sino ante un bravucón y un cascarrabias.
Junto al publicista también
noruego, Harald Grieg.
'Era un hombre que sólo leía la prensa adicta al régimen de Quisling y a las potencias del Eje, de modo que su visión de los acontecimientos estaba más que sesgada.
Por otra parte, no hay que olvidar que en los años cuarenta Hamsun era un hombre bastante anciano y, hasta cierto punto, aislado en su propio mundo', apunta González Campo sobre sus constantes críticas a las acciones bélicas de los aliados y a la inexistencia de referencias hacia las cámaras de gas de los nazis.
El lector no se encuentra ante un intelectual, sino ante un bravucón. Hamsun era un provocador con una pluma inflada de testosterona, cuya diana fue principalmente Inglaterra (aliada del Gobierno noruego en el exilio), país al que llegó a tildar como 'la nación asesina más educada del mundo'. 'En su primera obra, Hamsun ya manifestó cierto rechazo al mundo anglosajón. En efecto, su odio a Inglaterra es fundamental para entender su simpatía hacia el III Reich', apostilla el traductor sobre este odio hacia los ingleses.
El delirio de su pasión por el fascismo y por esa Alemania aria que sólo estaba en la mente de Hitler y sus acólitos llegó en 1949 con su última novela, Por las sendas donde la hierba crece, 'un texto exculpatorio y carente de arrepentimiento', según González Campo, que en los próximos meses será reeditado en España con la traducción de Kirsti Baggethun. Tachar simplemente a Ham-sun de camorrista no expía, sin embargo, sus reivindicaciones fascistas ni tampoco culmina con el debate entre su ideología y su impronta literaria.
Como sucede con otros escritores de la época como Ezra Pound o Louis-Ferdinand Céline, que también abrazaron esta ideología, la obra del noruego lleva décadas inmersa en la discusión entre la preeminencia de su literatura o sus ideas. Se le ha usado para expiar la vinculación de Noruega con las ideas nazis 'Pienso que es prácticamente imposible separarlas, como también es imposible separar la literatura de la vida.
Antigua fotografía del escritor,
tomada alrededor de 1871.
Ahora bien, las obras más tempranas, las que le dieron a conocer internacionalmente, no poseen, a mi juicio, ese tufo fascistoide que caracterizará a algunas de sus novelas posteriores, en las que se ensalza una sociedad casi neofeudal basada en los valores tradicionales de la cultura noruega y un panteísmo neopagano muy querido por muchos nazis', sostiene González Campo.
Una ideología ligada a la literatura, que, sin embargo, para este estudioso, no debe ser una espada que rebane la categoría de gran escritor alcanzada en vida por el autor de Soñadores: 'Hay que poner a Hamsun en el puesto que se merece en el mundo literario y no subordinarlo a sus excesos políticos si no queremos que se convierta en autor de culto de los aduladores de los peores fantasmas de Europa', añade González Campo, quien sitúa al escritor en la misma categoría literaria que a Kafka, Mann o Brecht, 'conocido stalinista'.
Este análisis casa con el realizado hace años por el crítico alemán (y judío) Marcel Reich Rannick quien dijo que los elementos de la obra de Hamsun que lo habían llevado a simpatizar con los nazis estaban también en la obra de muchos escritores que se habían mantenido al margen de la tentación nacionalsocialista. Más allá de esta retórica ideológico-literaria, el lugar donde este debate permanece es en Noruega. A día de hoy, el Nobel no da nombre a ninguna calle ni plaza, aunque sí posee un centro cultural inaugurado en 2009.
Precisamente, ese año la celebración del 150 aniversario de su nacimiento estuvo teñida de polémica. Y este verano, el terrorista de extrema derecha, Anders Breivik, que mató a 96 personas, volvió a sacudir los espectros del nazismo en el país. 'Siempre identificamos Noruega y los demás países nórdicos como paraísos tranquilos de bienestar, pero no hay que olvidar que en Escandinavia también existe un lado oscuro. ¿Acaso es casual que el actual boom de la novela negra venga de la mano de los países nórdicos?
No olvidemos que Noruega es la cuna del black metal, una forma de rock donde la ideología neonazi abunda en sus textos', confirma González Campo. Sin embargo, el estudioso rompe una lanza por Hamsun: 'Creo que ha resultado ser la víctima sacrificial perfecta para expiar en alguna medida la vinculación de Noruega a las ideologías fascistas a través del infame régimen de Quisling'. Una mala compañía que, no obstante, aún mantiene al premio Nobel hacinado en el purgatorio.
Frases célebres
Diapositiva coloreada de Knut Hamsun y su esposa, Marie_Hams
"He tenido mucho que aprender de la poesía de Suecia y, más especialmente, de sus letras de la última generación".
"No, lo que realmente me gustaría hacer en este momento, en el pleno resplandor de las luces, ante esta ilustre asamblea, es que la ducha cada uno de ustedes con los regalos, con flores, con ofrendas de la poesía - ser joven una vez más, a montar en la cresta de la ola".
"En la vejez, somos como una partida de cartas que alguien ha enviado. Ya no estamos en el pasado, hemos llegado".
"Si yo estuviera más familiarizado con la literatura y los grandes nombres, y podría seguir citando a ad infinitum y reconozco mi deuda por el mérito de haber sido lo suficientemente generoso como para encontrar en mi trabajo".
"Es así que tal vez esta no es la primera vez que me han barrido de mis pies. En los días de mi juventud había bendecido tales ocasiones, en lo que la vida del joven es lo que no se producen?"
"Hoy riquezas y honores se han prodigado en mí, pero un regalo que ha faltado, el más importante de todos, el único que importa, el don de la juventud".
"No es peor suerte puede ocurrir a un hombre o mujer joven de convertirse prematuramente arraigada en la prudencia y la negación".
"Cuando un hombre bueno que le ocurra a él lo llama Providencia, cuando el mal destino".
"Le invitamos a sus pasatiempos intelectuales y los libros y el arte y periódicos; bienvenida, también, a sus bares y su whisky que sólo me hace mal. Aquí estoy en el bosque, muy contento".
Fuente: BIOGRAFÍAS Y VIDAS / PÚBLICO
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