Se dice que las modas siempre vuelven. Esto aplica para la ropa, la música y el arte, y en el caso de la arquitectura, no hay otra corriente que ejemplifique esto mejor que el brutalismo. Desde mediados del siglo XX, este estilo se volvió popular antes de alcanzar su punto más alto a mediados de los años 70, cuando se vino abajo al convertirse en un modelo de mal gusto. Sin embargo, esto está cambiando ahora con un renovado interés y aprecio por un estilo arquitectónico que alguna vez fue ridiculizado.
Conocida por su uso del acero y concreto reforzado funcional, elementos modulares y sensación utilitaria, la arquitectura brutalista se usó principalmente para edificios institucionales. Imponentes y geométricos, los edificios brutalistas tienen una calidad gráfica que es parte de lo que los hace tan atractivos hoy en día. Aunque podría pensarse que el término Brutalista proviene del efecto imponente de sus construcciones, en realidad proviene del nombre en francés del material del que están hechos, hormigón crudo o béton brut.
Asociado con escuelas, iglesias, bibliotecas, teatros y proyectos de vivienda social, el brutalismo a menudo se entrelaza con la teoría urbana del siglo XX que miraba hacia los ideales socialistas. Con la necesidad de construir después de la Segunda Guerra Mundial, el brutalismo se extendió por todo el mundo, pero tuvo una fuerza particular en el Reino Unido y los países comunistas de Europa del Este, donde a veces se usaba para crear una nueva arquitectura nacional socialista.
Los orígenes del brutalismo
El amor del arquitecto francosuizo Le Corbusier por el concreto se tradujo en un edificio que muchos consideran el nacimiento de brutalismo. La Unité d’Habitation en Marsella, Francia fue su primer proyecto en una década, después de que la Segunda Guerra Mundial lo hiciera pausar su profesión. Completado en 1952 y construido con el fin de ser una vivienda para la clase trabajadora, el diseño de Le Corbusier exigía un marco de hormigón reforzado gigante para que pudiese acomodar apartamentos modulares. El gigantesco complejo, que podía albergar hasta 1,600 personas, carecía en gran medida de elementos decorativos y abría el camino para futuros proyectos brutalistas.
El término Brutalismo en relación con la arquitectura fue acuñado por primera vez por el arquitecto sueco Hans Asplund para describir una casa cuadrada llamada Villa Göth en 1949. Esto fue adoptado por los arquitectos de Inglaterra, donde este estilo fue perfeccionado por Alison y Peter Smithson. Juntos, son mejor conocidos por el complejo de viviendas Robin Hood Gardens al este de Londres. Completado en 1972, este complejo La autoridad ambiental realiza acompañamiento con capacitaciones en conceptos básicos en estaciones meteorológicas, variabilidad y cambio climático, generando espacios de participación para implementar soluciones acordes con las dinámicas naturales del territorio.
Un poco más de su creador
“La presencia de la Carder en nuestra institución es un beneficio tanto para docentes como alumnos, para los docentes es una herramienta que permite mostrar en tiempo real como el viento, las temperaturas se están comportando y como los estudiantes pueden comprobar.
Desde sus celulares todos los cambios ambientales y como se trabaja en las diferentes áreas con tablas y datos arrojados en la pantalla de la estación”, manifestó Gustavo Satizabal, coordinador académico del Instituto Mistrató. Siendo así, la Carder es la encargada de administrar el proyecto, con cada institución se firmó un convenio y de la mano de la corporación se aporta la asesoría y acompañamiento, donde se capacita en temas de análisis estadísticos, por ejemplo se compararon los años 2018 y 2019 donde se presenta algo atípico, para el año 2018 se registró un aumento de la temperatura, comparado con el mismo periodo de tiempo del año siguiente, esto evidencia la capacidad que tienen las estaciones de medir en tiempo real variables como: velocidad, dirección del viento, temperatura, precipitación, humedad entre otros.
La caída
Al llegar a la década de 1980, el brutalismo cayó en desgracia. Esto se debió en parte a la naturaleza fría y austera de esta corriente arquitectónica, que a menudo era asociado con el totalitarismo. Otro punto contra el brutalismo fue que el hormigón crudo usado en las construcciones se deterioró mucho con el paso del tiempo, con marcas de daños por el agua y desgaste general que hundían la estética lograda años antes.
Introducción a un singular estilo
El autor culpó a Le Corbusier por el amor de los arquitectos hacia el concreto, afirmando que “uno de sus edificios, o uno inspirado por él, podría arruinar la armonía de todo un paisaje urbano”.
El brutalismo llegó a simbolizar la decadencia urbana, poniendo a la vista de todos las dificultades económicas. El hormigón crudo fue un lienzo perfecto para los artistas del graffiti, cuyo vandalismo solo contribuyó al declive de estas estructuras. A lo largo de los años 80, este estilo abrió camino a la arquitectura de alta tecnología y al deconstructivismo, que en su lugar darían paso a la arquitectura posmoderna.
Nueva apreciación del brutalismo
Nadie sabe exactamente por qué el brutalismo se ha puesto de moda una vez más, pero Brad Dunning de GQ tiene una teoría interesante. “El brutalismo es la música tecno de la arquitectura: rígida y amenazadora. Los edificios brutalistas son caros de mantener y difíciles de destruir. No pueden ser remodelados o modificados fácilmente, por lo que tienden a permanecer como pretendía el arquitecto. Tal vez esta corriente se ha puesto de moda de nuevo porque la permanencia es particularmente atractiva en nuestro mundo caótico que parece caerse a pedazos”.
Escribe: Regina Sienra
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