DEPRESIÓN DE INVIERNO
por CAROLINA HIDALGO
La poeta dilató su nudo de verdades en un trago de silencio Al ver sintiendo cruzan estigmas en sus manos Signo ordinario de rotación de gentes
Al ver sintiendo La luz no tiene voz y si no tiene voz No puede gemir
Sólo brotan fonemas del subsuelo de la memoria
POEMA I
por MELIA ALZATE PEREA
Son las 10 y 26 de la noche,
me tope de frente con un hospital,
tiene la rutina higiénica de todos los días.
Afuera, el pavimento opta por un color gris anochecido
las llantas del ómnibus,
la luz y el grito de la ambulancia
con noticias de vida frágil,
el miedo y su olor
que ahorca el cuerpo y su sombra.
Adentro, donde se nace y se muere
tras la columna tiesa y fría
solo hay voces bajas,
resecas de tanta sed
miradas necesitadas de sueros,
cuerpos adoloridos por el trasnocho,
vestidos de color anti fluidos
que espantan el calambre en las manos
para coser la herida de la piel.
Adentro, nacen pasos blandengues
con noticias de un útero y su mar
que sostiene la vida y su algarabía.
Entonces, vi una mujer asustada y tímida
que se vivía sin querer
untada de otras sequias,
otras heridas
otras aproximaciones a la muertes.
VIÓLAME ANTES
por ANDRÉS GALEANO
Esta noche
Dejo la puerta abierta
Espero aparezcas y acabes con todo lo que me arma.
Esta noche
Duermo sin corazón
Es lo único…
Que no mereces tocar.
POEMA
por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA
Estoy hecho
de pan
de vino
de fulgor
de polvo
de niebla
de sombras
No hay pasos
no hay camino
La floresta firmamento
con nubes
con centellas
a una hora cualquiera
en un tiempo cualquiera
El viento se hace sendero
donde alas
piedras
océanos
y los cien pies de la hiedra
rebasan la frontera de mi nada
CALLES DE LILIPUT
por MIGUEL ÁNGEL RUBIO OSPINA
Las palabras son trampas que los poetas ponen en las esquinas en solitarias calles, en estruendosas avenidas de Liliput, Tebas o Alejandría
Los poetas son extraterrestres, asaltan de noche las bibliotecas, y hurgan entre anaqueles seres humanos tejidos de palabra
Los poetas son estafadores, nos llevan en desfile al circo de nuestras desgracias con el boleto de una ilusión vana.
Presidiarios, escapados de su celda, los encuentra uno poniendo trampas tejiendo hombres, instalando circos en calles de Liliput
SUSURRO EN LA DISTANCIA
por ESPERANZA RAMOS YAÑEZ
Escolta mi vida
Como Júpiter escoltó la Luna llena,
Sedúceme de igual manera
Con tu luz, con tu energía,
En esa sincronía exacta y magnética
Conjúgate en la misma vibración
Y atráeme hacia ti,
Provoca un caos,
Provoca un cataclismo,
Provoca una alteración en el Universo
Como lo has provocado en mí…
Camina de mi mano
Libre por el universo
Y en esa hecatombe,
Y en esa alteración provocada…
Crea el Universo propio
De dos almas solitarias
Que se encontraron
De dos almas solitarias
Que en el universo se hallaron
Llena mis espacios
Suavemente…
Y atráeme a ti,
Sin más fuerza que el amor.
Llena mis días
Llena mis noches,
Llena cada segundo de ti,
Envuélveme en tu halo mágico
Y aférrame con fuerza a tu alma
Y procura no soltarme jamás…
Susúrrame como Júpiter a la Luna
Palabras melodiosas de amor
Deléitame en cada palabra
Y abre la galaxia del amor
Convierte el caos en un delirio
De placer indescifrable
Y altera gradualmente mi sentir.
Produce un apocalipsis constante
En cada parte de mi cuerpo,
En cada fibra de tanto sentir...
Alinea con tu experiencia
El fluir constante de tu amor y mi vivir...
Alinea con tu experiencia
Tu vida que va ligada eternamente a mí.
POEMA
por JORGE ANTONIO SANTACRUZ GÓMEZ
En un mundo absurdo
cantas siempre,
lloras a veces
cuando llega
el misterioso poeta,
así cansado entre la tulpa
y leños verdes
estará cantando,
en caminos estrechos
y ciudades perdidas.
CAMINO AL CIELO
(Al Poeta JORGE LUIS VASQUEZ en Puerto Santa Cruz Argentina)
por GERARDO MARÍA PÉREZ GIRALDO
Mi amigo juglar hoy ya está preparando
su equipaje para partir caminando.
Para hablar con Dios en su admirable cielo
para diseñar versos que den consuelo,
a los amigos que mojan su pañuelo
y tristes esperan iniciar su duelo.
Tus poemas son flores que no marchitan
por ser versos del alma que nos excitan.
¡Viaje feliz juglar! ¡Dios te está esperando!
porque es hora que termine tu desvelo
con tus versos que los ángeles recitan.
RENACER
por MÓNICA PATRICIA OSSA GRAIN
Regresaron los gritos a la luna que desgarraban en el espacio el tiempo de la soledad
Volvió la llama alada y evaporó la humedad que desde una cascada de respuestas se anclaba en un canal de secretos
Aumentó la ansiedad se inflamaron unos labios que no besan y el sentir esponjó las venas ante el contacto de falanges expertas colonizadoras de terrenos
Esto fue sólo el preámbulo de un trance justo antes de una pequeña muerte.
LA RIQUEZA
por ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"
La riqueza se genera con el rebrote de la grama que trae la hierba fresca del campo, en la tundra y la sabana. Se genera también, con el saludo alegre y vital de la naciente mañana.
Los animales comen la hierba y la ayudan a germinar. Comen de toda la abundancia que el generoso suelo regala. Los hombres comen frutos y comen y venden de los animales: La carne y los huesos, la grasa, su leche, sus plumas, sus conchas, sus huevos y sus escamas. Con la piel se enriquecen quienes con esto se afanan.
En el ser humano la riqueza de la carne está en la carne que la retiene, En cambio, para el alma, todo lo que tiene lluvia y sol, frío y calor, se debe tener por bendecido. Esta bendición se cuenta como una riqueza, si se pesa como se pesa el conocimiento alcanzado, que es la riqueza del alma.
Además, hemos de sumar la riqueza incandescente del espíritu, que se puede medir y contar por la cantidad de gozo obtenido con las buenas decisiones que toma, el escudo discreto de la sabiduría; pues, reconoce en el horizonte, al buen tiempo y a la ocasión, la gran dádiva del amor, que habita en el corazón, y que nos fue propicia a todos.
El gozo es una luz divina -continua y singular-, que en inefable efusión -y sin sufrir distorsión- alegra al cuerpo y alumbra al alma. El gozo mueve a las almas solas, a las almas tristes y a las fatigadas, hacia la penumbra infinita de los serenos pies del Padre. Lo hace, con sustancial alegría al entrar en comunión, con el envolvente y radiante amor con el que se constituyó aquel día -desde que se constituyó asimismo- como Padre nuestro, como Dios de amor.
A desazón, la pobreza de los hombres llega con los saltamontes gregarios que barren la hierba en una sola pasada. También llega con la oscuridad de la noche que trae escondido -bajo un manto ciego, sin borlas-, el más hermoso y mejor tallado arcón de las tentaciones.
La riqueza de los seres con vida se genera también con el andariego plancton que deambula por los ríos y los mares, y que es la grama del agua.
Oculta bajo las rocas de la tierra, se halla una gran riqueza. De allí brotan -como un rebrote bendito- el agua y los minerales. Ellos esperan en profundo sueño, el llamado ansioso del hombre; pero cuando el hombre descubre la magnitud de tal riqueza, pierde la virtud de la saciedad, y con ella llegan en fila los grandes males.
La pobreza de los hombres se oculta en el corazón de los injustos, y en las cuerdas trenzadas del mal que atan las almas esclavas.
Rico no es quien más tiene, sino, el hombre generoso que en la carrera de la vida -dejando atrás el mal-, logre amar más a los seres y respete lo dispuesto. Pues, la riqueza en la vida, es una sumatoria de obediencias y recompensas que nutren con igual vigor al cuerpo y al espíritu, y en los hombres -así creados- colocan delante del alma -como en pectoral de oro-, el galardón de la `paz.
RESPLANDOR
por JOHANNA CARBAJAL
He llegado al paraje
de un territorio inconcluso
llevando en mis manos
la brújula de hielo
Solo la tierra seca
conoció mi tedio
esa muerta esperanza
dentro de los huesos
Jamás ha sido conocido
el silencio de mi piel
al lado del Sol
Al límite del resplandor
un transitar de luz
ancló mis pies
delante de la ausencia
Estoy tan llena de luminiscencia
y ese fulgor
que arrojé al cielo
volverá
para manchar mi nombre
Enterré en mi carne
el fuego,
más de lo vital
hasta convertir en cenizas
mi esqueleto
Incluso mi alma
seguirá transitando
en el aire
cuando ya todo
se extinga…
*Nacida en Medellín, Colombia en 1993, es historiadora y saxofonista. Además, se ha desempeñado como gestora cultural, conferencista, redactora, y editora ocasional. Sus poemas han sido publicados en importantes revistas literarias de diversos países, en distintos medios virtuales y en antologías nacionales e internacionales. Ha participado en diversos encuentros de poesía de carácter local, nacional e internacional, algunos de ellos son: el 28° y 30° Festival Internacional de Poesía de Medellín y el XII Festival Internacional de Poesía de Guayaquil: Ileana Espinel Cedeño, Ecuador. Ha sido traducida al árabe, canarés, vietnamita, francés, nepalí, italiano, bengalí y al inglés, y publicada en algunos medios en India, Bangladesh, Vietnam, Egipto y España. Es autora de los poemarios Ensoñaciones Grises (2018), Jardines de Ónix (2020), ದೇವಿಸಂಪುಟ «Devi Samputa» (publicado en India: traducción al canarés por HS Shiva Prakash, 2020) y la antología personal Fotografía del Vacío (2020), actualmente trabaja en una nueva obra.
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MUERTOS ESCULPIDOS EN LA PAZ NEGADA
por JHON JAIRO SALINAS
TRAS LAS HUELLAS DE LOS ZIPAS
por PAULA ARCILA JARAMILLO
HOMENAJE A JORGE ELIÉCER GAITÁN
por ALONSO MARULANDA ÁLVAREZ
PARTICIPACIÓN DE ALEXANDER VÉLEZ CONZÁLEZ
EN "LA TERTULIA DE LOS MIÉRCOLES"
HOMENAJE A JORGE ELIÉCER GAITÁN
por ALONSO MARULANDA ÁLVAREZ
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POESÍA SÁNSCRITA DE BARTRIHARI
por UMBERTO SENEGAL
En poetas y poesía de cualquier tiempo y cultura, escudriño y encuentro fondos y contenidos, la naturaleza de sus vivencias, de acuerdo con mi percepción de la belleza y mis individuales estados de conciencia. A mi continua y sistemática peregrinación intelectual, emocional, sicológica y metafísica como lector de poesía, no le construyo lindes de ningún tipo. A los poemas de Bhartrihari les encuentro elementos estéticos y espirituales efectivos para el despertar interior. Este rey, gramático notable y místico poeta que vivió entre finales del siglo IV y principio del siglo V en India, unifica en sus textos sabiduría, reflexión mística y belleza literaria.
Uno de sus traductores y difusores fue el sanscritista John Brough: “Ni su rostro es la luna, ni sus ojos/son dos lotos gemelos/ni sus brazos son de oro puro:/solo es carne y huesos. / ¡Cuántas mentiras cuentan los poetas! /Pero, ¿quién no las cree luego de amarla?”. Bhartrihari resurge interesante para un provinciano poeta del siglo XXI, sosegado caminante de veredas, porque su figura histórica entre opacidades, se nutre de leyendas e incertidumbres, devocionales fantasías hagiográficas y retazos de pesquisas orales y escritas cuya veracidad será siempre relativa para establecer sólidos elementos biográficos del poeta.
Para el solitario lector de poesía mística que rastrea las razones de la belleza; o las encrucijadas del lenguaje y la metáfora señalando lo divino bajo cualquier aspecto y haciéndolo realizable aquí y ahora, Bhartrihari, con sus ancestrales textos, está vivo aquí. Cada amanecer quindiano en los poemas que escribió o se le atribuyen. Su poesía breve, aforística o epigramática, se enriquece con las leyendas cincelando su figura histórica. Centuria de amor, se titula uno de sus libros. Del poema que atrás mencioné, otra traducción dice: “En verdad la luna no se ha transformado en rostro/ni dos nenúfares azules han alcanzado/ la condición de ojos, / ni está hecho de oro su esbelto cuerpo. / Extraviado en su espíritu a causa/ de los poetas, se afana desdichado/ el hombre buscando el cuerpo de las de ojos de gacela/ aun sabiendo la verdad, que es piel, carne y huesos”.
Bhartrihari, con modulación erótica, escéptica y hedonística expresando mezclados estratos de aquello que poetiza, y con sus descripciones del placer y las mujeres, evoca las rubaiyatas de Khayyam. De igual manera, sus poemas tan vigentes se aproximan al Cantar de los cantares y a esa fascinante sulamita de 16 años, Abisag, diosa del fuego, cuya personificación es universal arquetipo de la energía femenina. Cien versos sobre la renunciación, siguen siendo perceptible señal, ejercicio metodológico y atractiva técnica para el despertar, entre quienes conocen y practican estos niveles de lectura que, cifrando otros significados para una palabra, un verso o un poema, facilitan encuentros poco frecuentes con la poesía.
(Publicado originalmente el en portal LA CRÓNICA DEL QUINDÍO
y transcripto por expresa voluntad de su autor)
GABO EN EL PAISAJE CULTURAL CAFETERO
por CARLOS ALBERTO VILLEGAS URIBE
Recuerdo inventado (restricción de carácter oulipiana propuesta desde Latinoamérica) a partir de información suministrada por el Centro Gabo.
Los aromas legendarios de los tamales de Doña Graciela estimularon las papilas del jurado del concurso nacional de cuento breve convocado por la revista Termita. Germán Vargas Cantillo, entre ellos. Había sido invitado por sus codirectores el poeta samario Javier Moscarella y el profesor uniquindiano Álvaro Nieto. Con su característica generosidad, el escritor y periodista, integrante del Grupo de Barranquilla, había reseñado la revista Termita en varias de sus columnas en El Heraldo. Mientras almorzábamos nos compartía anécdotas sobre Gabo.
La estadía de Gabo en la Ciudad Luz está documentado, nos refirió Vargas Cantillo. Se han publicado recientemente varios artículos escritos por él. En alguno relata los atropellos policiales por su aspecto argelino. Escuchando al cantante George Bressons aprendió los rudimentos del francés. Y escribió un artículo donde realiza un perfil del cantante. También se asombra de los apasionados besos de las parejas. Amantes que se besan pública y desaforadamente en la ciudad. Y detienen el tráfico de París con sus innumerables demostraciones. «Parecía que no fueran a tener tiempo suficiente para amarse», escribiría Gabo.
Así mismo, escribió otro artículo sobre las heces de perro en las suelas parisina. Constituyen remembranzas de Gabo sobre el París que ha vivido. No idealizaciones románticas de los intelectuales y de los artistas. Una síntesis de la miseria dorada que le tocó vivir. Esa miseria dorada que vivió con su recordada vasca temeraria. A quien invitó especialmente a la entrega del premio Nobel. A quien regaló el cuento «Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo». Con una nota muy personal que le envió desde Colombia. Donde recordaba el invierno de mil novecientos cincuenta y cinco. Cuando deseó como premonición que fuera ella quien lo contara. Trabajo al que Tachia le dedicó tres años de montaje
-¿Cuáles de esos relatos le gusta más, Maestro?, inquirió el poeta Fabio Osorio Montoya.
-García Márquez no fue consciente de la miseria dorada parisina. Hasta una noche de epifanías en el puente Saint Michel. Así lo contaba Gabo. Y en una impresionante demostración de memoria, les relató a los jurados: «Yo no había tenido una conciencia clara de mi situación. Hasta una noche por los lados del jardín de Luxemburgo. Sin haber comido ni una castaña durante todo el día. Y sin donde dormir, estuve merodeando horas por los bulevares. Tenía la esperanza que pasara la patrulla contra los árabes. Esperaba que me llevaran a una jaula cálida. Pero por más que la buscara no pude encontrarla. Al amanecer, los palacios del Sena se perfilaron entre la niebla. Me dirigí hacia la Cité con pasos largos y decididos. Con cara de obrero honrado que iba a su fábrica. Cuando atravesaba el Saint Michel sentí que no estaba solo. Porque alcancé a percibir a alguien acercándose en sentido contrario. Lo vi perfilarse en la niebla, por la misma acera. Entre la niebla espesa llevaba el mismo ritmo que yo. Vi cerca su chaqueta escocesa de cuadros rojos y negros, Cuando nos cruzamos en el puente vi su cabello alborotado. Bigote, semblante triste de hambres atrasadas y mal dormir. Vi sus ojos anegados de lágrimas, me heló el corazón. Porque aquel hombre parecía ser yo que venía de regreso».
– Maestro, ¿qué sabe de los amores de Gabo en París?, preguntó el escritor José Nodier Solórzano.
Cuando Gabo llegó a París apenas tuvo tiempo de apreciarla. Pasarían seis meses para lograrlo. En París conoció a quien llamaría amorosamente la vasca temeraria. Pero no llegó a imaginar la importancia que tendría esa mujer en su vida. Tenía 27 años; su nombre real era María Concepción Quintana. Pero su nombre artístico de actriz y declamadora: Tachía Quintanar. Se cruzaron en París en una calle cercana al Louvre. Ella lo invitó un recital que tendría esa misma noche. Gabo no dudó en contestarle que poco sabía de poesía. Sin embargo, se comprometió a acompañarla al recital esa noche. Según testimonio de Tachía Quintanar esa noche empezaron a tontear. Y Gabo terminó instalado en su apartamento de catorce metros. Fueron tiempos de escasez económica, pero de gran productividad literaria. Gabo recurrió a diversos trabajos, incluso cantó en los buses. «Éramos más pobres que una rata», rememoraría Tachía en entrevistas. Tachía lo veía descender diariamente a preguntar por un cheque que debería llegarle del diario El Espectador. Y como el personaje de la novela que escribía en ese mismo momento regresaba desesperanzado. Se trataba de El coronel no tiene quien le escriba. En la cual aparecerá también el carácter de la vasca. La coronela es el alter ego de la vasca temeraria. Tachia Quintanar fue el amor parisino de su vida secreta. Y aunque no sea vasca, yo tengo mi propia temeraria: Susana Linares, concluyó Vargas Cantillo y volvió al disfrute de los tamales de Doña Graciela.
(Publicado originalmente el en portal LA COLA DE LA RATA
y transcripto por expresa voluntad de su autor)
*Escritor, artista, gestor y periodista cultural (Calarcá, Quindío, Colombia, 1961). Ph.D. Sobresaliente Cum Laude en Lengua, Literatura y Medios de Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, UCM (España).
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