Por estrados donde orientar a la niñez mediante la escucha de cuentos, poemas e historias que permitan el empoderamiento del sector, donde la situación de la comuna requiere de dolientes que le permitan crecer y ser armonía para sí y toda el área metropolitana de Medellín, donde las mujeres hacen juntanza en diversas acciones que las destaca como pioneras en la conquista por sus Derechos Humanos, tu presencia es de alto valor, por las connotaciones de tu trasegar como activista social y artista. Como polifonista de hermandad Poética y poeta en varias antologías en Estelas Poéticas Colectivo, hemos disfrutado de tus creaciones y empoderamiento en la construcción colectiva. Aquí una semblanza de tu perfil a cargo de la maestra Gloria Socorro Valencia Benjumea:
De la contemplación semántica, precisas un lienzo que flamea sus alas en la antología Palabra Desatada; allí tú, María del Carmen rindes elogio a las Antígonas del mundo, representadas en esa mujer pionera del réquiem imposibilitado por la dureza de los criminales del Estado y la sociedad causante, por acción u omisión, del sufrimiento ajeno. Articulas la tragedia de Sófocles, con la doliente que llora, con los deudos que deambulan entre los caminos viejos de la Colombia invisible, a la mujer que ritualiza a su hermano sin inhumar, en el poema ANTÍGONA, “Traigo velos ocres sobre mi cabeza, voy entre el hedor de los poderes que sofocan mi boca y me obligan a sufrir tormentos en el valle de las muertas insepultas […]. Tienes el valor de escenificar entre versos, los duelos sin final, recónditos a los ojos de los que se niegan a ver, que no cargamos con los severos mundos de la Desaparición Forzada.
Del canto triste, de esa dualidad frenada en el puerto de la incertidumbre y la esperanza escribes, […] He sido condenada a vivir a ciegas, han arrancado el fuego de mis ojos, han secado mi agua ya no tengo lágrimas para llorar a mis muertos, de mi lengua sin saliva brota un grito desgarrado, sale de las montañas de mi alma […]. Versos donde plasmas la visceral desolación, caídas flancos abatidos, paradójico deseo de abrazar a la muerte para toparse en la otra dimensión con ese hijo, hermana, padre, esposa, de la fuerza para contener la llegada de ésta (la muerte), y vida larga para seguir buscado en la faz de la tierra, donde todas las conjeturas de los deudos son microscópicas frente al misterio de un crimen de lesa humanidad como el que refieres en ANTÍGONA.
Una noticia, una huella, un rastro, ¿Dónde están?, es el repique incesante que espolea la incertidumbre, un viaje indefinido entre parajes, entidades que puedan ayudar en esa dura faena, un caminar con sosiegos efímeros, un ruego a las divinidades, por el más grande de todos los milagros, la liberación de esa culpa, de no poder hacer algo más, de no ser anuncio premonitorio, para hallar de una vez por todas, su cuerpo, no importa cómo sea, para el encuentro con el ser querido y esa agenda de historias acumuladas de los dos lados (buscadora – buscado), de por Dios ya..., una ausencia misteriosa, oscilación de la duplicidad vida -muerte, […] Cargo con la culpa desde lejos, lacera mi espalda, duele como la voz que denuncia la incesante muerte de los que han sufrido el abuso de la ley, y la cobardía de aquellos que día tras día, aprietan más y más, mis entrañas sin sosiego. // Grito la ausencia de los míos, ellos se ahogan en mis ansias, los han encerrado como a mi libertad, entre las paredes de la corrupción y el atropello […]. Porque nadie, a diferencia del o la doliente hará de todas las sendas a su paso, la hondonada de huellas, como vestigio de que, por tales lares, también se indagó.
De este poema, de refundirte en los torrentes aciagos de las personas buscadoras. De ti actriz, guionista y poeta que sustraes entre los cúmulos huracanados de la desdicha, infinitas narrativas. De ti, y estos monumentales versos, trovadora María del Carmen, erguiste la inmortal efigie para la memoria de los milenios venideros, […] Mi conflicto no es su doble moral, ni su codicia, es la impotencia que me obliga a cavar mi propia tumba, a llorar mi dignidad asesinada en el huerto de Creonte: conciencia. retorcida, indolente, inhumana. // Soy nieta de campesinos desplazados, hermana de los que no tienen un céntimo de dignidad en sus bolsillos, solo llevan la vergüenza de los que no la tienen, estoy acusada de ser vándala, dicen que defiendo privilegios. Los otros nada saben de amor y de justicia. Afuera hay oscuridad eterna llena de monstruos, reproductores de cosas inánimes y floras muertas.
Esa radiografía de una fracción de la Colombia oculta, de la noticia que se esfuma en la normalidad, porque de vivir tanta muerte, nos acostumbramos a ella, sin inmutarnos, de tantos reportes distractores en los medios prepago, aceptamos la resignación como tregua que nos engulle, como forma de ajusticiarnos, callarnos, en los atolladeros de una justicia ciega, que lisonjea a la impunidad en el podio de la mayor vergüenza.
Tu poema ANTÍGONA, suficiente insumo que rememora tu articulada y precisa relación con las mujeres buscadoras de sus seres desaparecidos. denotas, tras tu trabajo de largos años, ser una gran lideresa de las calles y repechos medellinenses, de la triangulación con la tragedia referida en la sublimidad del grande, Sófocles, de los y las Polinices a quienes no se puede dar digna sepultura porque una historia macabra de los Creontes parroquianos se apoltrona, por los siglos de los siglos, vampireando del poder, aunque hayan tenido que pasar por los crímenes más lóbregos que hacen parte del óleo desvanecido de nuestro país.
Sigue escribiendo para tan nobles causas poeta.
Escribe: LUPE CECILIA CASTILLO*
*Poeta y activista por los derechos de las mujeres, nacida en el departamento de Nariño.
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