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Arcón Cultural

Modigliani: Vino, mujeres, opio y pintura


Una de las fotografías
más conocidas del pintor

Amedeo Clemente Modigliani fue un pintor y escultor italiano, perteneciente a la denominada Escuela de París.

Nacido en Livorno el 12 de junio de 1884, la vida de Modigliani resulta ser dolorosa y hasta traumática. Sus pinturas nos muestran rostros alargados y algo tristes, aún en los retratos de los infantes.

Modigliani es el arquetipo del artista bohemio: Una vida marcada por una mezcla de drogas, alcohol, mujeres, pobreza y enfermedad. Sólo alcanzó la fama después de muerto.

Inclusive hoy su obra es una de las más discutidas, ya que algunos críticos la consideran monótona y sobrevalorada, y afirman que su gran popularidad se debe sólo a su vida novelesca.

Historia

Amedeo Modigliani, de niño en
la escuela, primera fila en el centro.

Fue el cuarto hijo de Eugenia, una francesa natural de Marsella, y de Flaminio, nacido en Roma. El padre de Amedeo se dedicó a una profesión tradicional de los judíos europeos: el préstamo. Pero era mal negociante. Prestaba atendiendo más a las necesidades que a las garantías de sus clientes, y muy pronto debió recurrir él mismo a otros prestamistas.

Así como Flaminio Modigliani era benevolente con sus clientes, sus acreedores fueron inflexibles. Eugenia estaba embarazada de Amedeo cuando los oficiales de la justicia se presentaron en su casa. Una vieja ley italiana sirvió para dar un respiro a la familia: todos los objetos que estuvieran sobre la cama de una mujer embarazada eran intocables.


Flaminio y Eugenia acumularon en su cama de matrimonio todas las joyas y objetos de algún valor que aún poseían. Esa pequeña fortuna les sirvió para instalarse en una casa más modesta y tratar de comenzar una nueva vida.



Flaminio se alejó de Livorno para probar suerte en la minería. Eugenia abrió una escuela de lenguas para señoritas, a la vez que se dedicaba a escribir cuentos y artículos literarios para algunos periódicos. Mientras tanto, criaba a sus cuatro hijos, y así es como Modigliani pasa su infancia entre la pobreza y la enfermedad.

A los 14 años, Amedeo («Dedo», como lo llamaban en su familia) comenzó a tomar clases de pintura con Guglielmo Micheli, un discípulo de Fattori, uno de los pintores del movimiento florentino conocido como los macchiaioli, un nombre que eligieron a partir de los ataques de algunos críticos que decían que pintaban con manchas ( «macchie» ).



Poco después de comenzar sus estudios de pintura, Amedeo sufre un ataque de fiebre tifoidea y dos años más tarde una tuberculosis. En 1898, su hermano de 26 años, Emmanuele, es condenado a seis meses de prisión por ser militante del movimiento anarquista.

En 1901, viaja de convalecencia con su madre, tras una enfermedad pulmonar, descubre Nápoles, Amalfi, Capri, Roma y Florencia. Al año siguiente se inscribe en la Escuela Libre del Desnudo de la Academia de Bellas Artes de Florencia, donde profundiza el conocimiento de la pintura impresionista italiana, llamada «Macchiaiola», de los artistas de la vanguardia toscana y de su principal exponente, el profesor Giovanni Fattori.


Desnudo acostado (1917)

En 1903, frecuenta la Escuela Libre del Desnudo en Venecia. Conoce al artista Ortiz de Zàrate con quien descubre la Bienal de Venecia y las tendencias del arte europeo, con especial atención en la obra de Cézanne y Van Gogh. Realiza el primer viaje a Inglaterra.

Llega a Paris a comienzos de febrero de 1906, época el centro de la vanguardia. Tras una breve estadía en el hotel de la Madeleine, alquila un atelier en Montmartre. Se inscribe en los cursos de dibujo de la Academia Colarossi.

En el Bateau-Lavoir, un falansterio para proletarios en Montmatre, conoce a Max Jacob, Van Dongen, Picasso, Guillaume Apollinaire, Diego Rivera, Chaim Soutine, Vicente Huidobro y otros personajes célebres. Influido en principio por Toulouse-Lautrec, Amedeo encuentra inspiración en Paul Cézanne, el cubismo y la época azul de Picasso.



También es evidente la influencia que ejercen sobre él Gustav Klimt y las estampas del japonés Utamaro. Su rapidez de ejecución le hace famoso. Nunca retocaba sus cuadros, pero los que posaron para él decían que era como si hubiesen desnudado su alma.

En 1907 conoce al doctor Alexandre, y se instala en el falansterio que éste creò en el número 7 de Rue Delta en Montmartre, para trabajar en compañia de los otros pintores. Expone en el Salón de 0toño en Paris.

En 1908, numerosas obras suyas se exhiben en el Salón des Indépendents a Parigi en la sala de los pintores Fauves.


Análisis de su obra pictórica



Conoce a Brancusi en la Cité Faulguière de Montparnasse, esculpe con él en su atelier parisino y le invita luego a Liorna en el verano de 1909.

En 1909, pasa un breve periodo de tiempo en Livorno, enfermo y deteriorado en su salud por su modo de vivir. Regresa a París y alquila un estudio en Montparnasse. Se considera a sí mismo más escultor que pintor, y siguió sobre esa vía cuando Paul Guillaume, un marchante joven y ambicioso le presenta a Constantin Brâncusi.



Conocido como «Modì» por sus amigos, Amedeo emana magnetismo hacia las mujeres. Tiene numerosos romances hasta que entra en su vida Beatrice Hastings, con la que mantendrá una relación de unos dos años. Ésta le sirve de modelo en varios retratos, como «Madame Pompadour».


Alegoría del pintor, con una de sus mejores obras de fondo

Cuando está bajo los efectos del alcohol, es triste y violento, como muestra el dibujo de Maria Vassilieff. Sobrio, es tímido y encantador, le gusta citar a Dante Alighieri y recitar poemas del libro del conde de Lautréamont Los cantos de Maldoror ( «Les Chants de Maldoror» ) libro del que siempre tiene cerca un ejemplar.

En 1910, Salon des Indépendents: la crítica le es favorable. En este año se dedica exclusivamente a esculpir bajo la influencia de las formas arcaicas de los ídolos y de las máscaras primitivas.


Junto a su gran amor



En 1911, expone un conjunto de esculturas y dibujos en el atelier del artista Souza Cardoso en Montparnasse. Durante los primeros meses de 1912, pinta numerosos retratos, entre ellos aquel del doctor Alexandre, pero vuelve a Liorna en el verano para recuperar fuerzas.


Trabaja en la escultura directamente sobre piedra. En septiembre, vuelve a Paris: encuentra Jaques Lipchitz, Augustus John e Jacob Epstein. Espone al Salón de Otoño : «Cabezas: conjunto decorativo».



Descubre el arte africano y camboyano en el Musée de l’Homme de París. Sus estatuas se reconocen por los ojos almendrados, las bocas pequeñas, las narices torcidas y los cuellos alargados. Se presentó una serie en el Salón de Otoño en 1912, pero tuvo que dejar de esculpir porque el polvo le causaba problemas de salud.

Al iniciarse la Primera Guerra Mundial, intenta alistarse, pero su precaria salud se lo impide.


Retrato de mujer joven (1918)

En 1913, el mercante de arte Chéron le propone el primer contrato de trabajo remunerado. Conoce al pintor Soutine y trabaja con él en el atelier al 216 de Boulevard Raspail.

Después de la declaración de guerra del 1914, Modigliani ya no vuelve a ver su amigo Paul Alexandre y interrumpe las relaciones con muchos otros artistas: periodo importante por su pintura, que se convierte en la única forma de expresión. Abandona la escultura.


Conoce a la poetisa inglesa Béatrice Hastings, retoma un atelier en Montmartre y comparte su entusiasmo con Diego Rivera y Max Jacob. El siguiente verano, el escultor ruso Chana Orloffa le presenta a Jeanne Hébuterne, una hermosa estudiante de la Academia Colarossi de 18 años que había posado para Foujita. Con ella se instala en rue de la Grande-Chaumière en Montparnasse, en un atelier que Zborowsky alquila para ellos. Cuando la familia burguesa de Jeanne se entera de esta relación con el que era considerado un depravado, le corta su asignación económica. Sus tormentosas relaciones se hicieron aún más famosas que sus borracheras.

El 3 de diciembre de 1917 se celebra su primera exposición en la Galeria Berthe Weill, pero horas después la autoridad la cierra por indecencia y ultraje al pudor. Debido a sus problemas de salud, tiene que trasladarse a Niza con Hébuterne, que da a luz en 1919 a una hija a la que llamará Jeanne. Por sugerencia del marchante Guillaume, realiza una serie de desnudos (ahora sus obras más cotizadas), con la pretensión de venderlos a los millonarios que veranean en la Costa Azul, sin mayores éxitos.


Pasan una temporada también en Cagnes con Foujita y su mujer Fernande, Soutine, Survage, Cendrars y Osterlind. Pinta cuatro paisajes de Cagnes, los únicos de toda su carrera.  La Galería Paul Guillaume en Paris presenta una exposición colectiva de las obras de la pintura de los jóvenes: Matisse, Picasso y Modigliani.  El 29 de noviembre, nace la pequeña Giovanna, hija de Amedeo y Jeanne.  En mayo de 1919, vuelve a París, a la calle de la Grande Chaumière. Su salud se deteriora con rapidez ya que seguía con sus vicios. Tras un largo período en el que sus vecinos no sabían nada de él y después de una noche de excesos y de haber peleado con unos vándalos en la calle, le encuentran delirando en la cama a la vez que sostenía la mano de Jeanne embarazada casi de nueve meses.



El 22 de enero de 1920, Amedeo inconsciente viene trasladado al Hospital de la Caridad, lo único que puede hacer el médico es atestiguar que su estado es desesperado. Muere de meningitis tuberculosa el 24 de enero de 1920. Unos días antes había pedido el permiso al gobierno francés para contraer matrimonio con Jeanne.

Los más importantes artistas de Monmartre y Montparnasse siguen los funerales. Jeanne Hébuterne, llevada a casa de sus padres, se suicida tirándose desde la ventana de un quinto piso, dos días después de la muerte de Modigliani.


La hermana de Modigliani que vivía en Florencia, adopta a su hija huérfana. Ésta escribirá una importante biografía de su padre titulada Modigliani: Hombre y mito.


En ese comienzo del año 1917, Montparnasse mostraba su habitual animación. Escritores, artistas, creadores, personalidades del espectáculo y de las artes se codeaban, deambulando desde la Rotonde a la Cuupole. Los paseantes se cruzaban con Jean Cocteau, Max Jacob, Francis Carco o Blaise Cendrars. Se veía, sentado en una terraza, a Fujita o a Paul Guillaume, el muy conocido marchante. La guerra parecía lejana, aunque ocupaba los pensamientos. En el bulevar Montpamasse, se discutía de arte o de literatura.  El barrio se había convertido en el de los pintores, a semejanza de Montmartre. Muy cerca, en la calle de la Grande-Chaumiére, entre los comercios de artículos para pintores, estaba la famosa academia Colarossi, semillero de jóvenes talentos. Muchos eran artistas pobres que ofrecían sus dibujos a los turistas por un franco.  Se destacaba un elegante joven de rasgos distinguidos, semejante a un arcángel. Como muchos otros, iba de mesa en mesa, con su cartón de dibujo bajo el brazo. Respondía con tina sonrisa y un gesto amistoso a los que lo llamaban.  -Hola, Modi, ¿qué tal?  Amedeo Modigliani vio de pronto, acercándose asu encuentro, a uno de sus amigos, André Hébuterne, acompañado de una encantadora joven.


 -Hola, Modi, te presento a mi hermana Jeanne -dijo André. 

 Ella le tendió la mano, sonriente.

-Mi hermano me ha hablado mucho de usted.

Como pintor, Modigliani apreció el rostro fino de grandes ojos azules, el largo cabello castaño, y fue sensible al encanto de la joven. Entablaron conversación. Jeanne Hébuteme aprendía pintura en la academia Colarossi y, según su hermano, manejaba bien los pinceles. Ella amaba el ambiente que reinaba en Montpamasse, y desde hacía tiempo deseaba conocer a Modigliani. Como se interesaba por su trabajo, él le propuso ir, en compañía de su hermano, a visitar su taller de la Cité Falguiére donde se había instalado cuatro años antes, abandonando la colina Montmartre, de la que estaba cansado. 


Curiosidades


Jeanne Hébuteme admiró los estilizados retratos de mujer del pintor. Su obra no se parecía a ninguna otra, y esa originalidad la seducía, sin duda porque el hombre ya la había conquistado.


Modi tenía aires de gran señor a pesar de su pobreza, la certeza de su talento y una llama dolorosa en la mirada que revelaba su permanente angustia. Ella confió que su deseo era expresarse mediante la escultura, le mostró lo que había hecho, aunque eran piedras todavía informes. Carecía de materiales, de dinero y, en escultura, apenas balbuceaba.


Amor y tragedia de una vida intensa



Volvieron a verse a diario. Modi estaba solo después de una relación de dos años con una joven poeta inglesa. La frescura, la jovialidad de Jeanne le agradaban. Contrastaba con la seducción artificial de las mujeres que frecuentaban Montparnasse y los talleres: modelos, mujeres semimundanas o mantenidas. Ella, por su parte, veía en Modigliani a un genio y se lo decía.

En julio de 1917 decidieron vivir juntos y rentaron un estudio en la calle de la Grande-Chaumiére, muy cerca de la academia Colarossi. A partir de entonces, tocado por la ternura amante de Jeanne, Modigliani sentó cabeza. Antes se refugiaba en el alcohol, las drogas, mezclando a veces cocaína, haxis y vino, para luego hacer escándalos en el Dúme y declamar a voz en cuello versos de Rimbaud o de D’Annunzio. Por ella, dejó el alcohol y las drogas. 


Así veía Modigliani a su esposa, cuya familia y en especial su padre se oponía a la relación.

No tienes necesidad de alcohol para ser grande, al contrario. En cuanto al haxis, repites que te permite concebir extraordinarias combinacionesde colores.

De acuerdo, pero esas combinaciones quedan en tu cabeza, no las pintas -dijo ella. El lo admitió y siguió su consejo: pintar, y pintar, drogarse con el trabajo. Ese año ejecutó cerca de ciento veinte telas. Estaba tuberculoso, lo sabía, y trabajaba con la fiebre del que tiene los días contados.


Jeanne lo alentaba, lo sostenía, y los momentos de desaliento eran frecuentes. Al principio ella se asombraba de que Modi pintara sus retratos en una sola vez; de lo contrario perdía interés en ellos. Luego había comprendido que su genio surgía como un relámpago y que se extinguía con la misma rapidez. En pocos instantes, él captaba la particularidad de su modelo y la traducía; los detalles no contaban.

Ella calmaba como podía sus tormentos. El se torturaba, comprendiendo que no sería el escultor soñado y que tendría que limitarse a dos dimensiones. De carácter ansioso, el menor incidente, una tela arruinada, lo ponía en un excesivo estado febril.



Cuando quería olvidar su decepción en el alcohol comprado en secreto, ella se lo limitaba aun vaso y calmaba su cólera con besos, sin quejarse nunca. Lo alentaba a frecuentar a aquellos de sus amigos que le ayudaban en su carrera y le reconfortaban en la adversidad.

El recibió un rudo golpe en octubre de 1917, cuando, habiendo podido al fin exponer en la galería Weill, sus cinco desnudos fueron considerados un ultraje al pudor.


Junto al también pintor,
Pablo Picasso (1881 - 1973) y el novelista, André Salmon (1881 - 1969)

-No te preocupes. Algún día valdrán una fortuna.

La novedad incomoda y tú te adelantas a tu época -decía ella.

En la primavera de 1918, un feliz acontecimiento terminó de dar a Modi el deseo de enmendarse: e presenta Paul Guillaume, que serà su mercante hasta 1916. En ese año, expone 15 cuadros y 3 esculturas en el atelier de Emile Lejeune en Paris.


En 1916, conoce al poeta y marchante de arte polaco Léopold Zborowski y a su mujer Anna. Modigliani lo retrata en varias ocasiones, cobrándole sólo diez francos por retrato.Jeanne estaba embarazada. Modi tenía un rostro cadavérico y la pareja partió al sur, en compañía de los padres de Jeanne y de sus fieles amigos.

Avanzaba el mal inexorable. Los esposos partie-ron nuevamente al sur, donde nació la pequeña Jeanne a fines de noviembre de 1918.



De regreso en París, en la primavera, tosía más aún y escupía Sangre. Jeanne escondía sus lágrimas, se esforzaba denodadamente por sonreír. Habría querido poder darle su energía, su vitalidad, a fin de prolongarle la vida, dispuesta a ofrecer la suya a cambio.


Modi ya no bebía, no se drogaba, no ocupaba sus noches en andanzas destructivas al azar de los bares. Pero esa prudencia no bastaba para frenar el curso de la tuberculosis.

Continuaba pintando, obsesionado por su muerte cercara, destrozado ante la perspectiva de dejar sola a Jeanne, a quien amaba profundamente.  Se angustiaba cada vez más. ¿Qué sería de ella sin él? ¿Después de él? No soportaba que pudiese amar a otro. Jeanne le juraba que él seguiría siendo su único amor, el único hombre de su vida, y besaba la frente bañada en sudor.

En enero del año 1920, Modi se arrastraba. Hubo que llevarlo al hospital de la Caridad. Jeanne, tragándose sus lágrimas, lo acompañó.


Selección de obras


 El estaba tan débil que apenas podía hablar.  -Estamos de acuerdo para una dicha eterna -dijo en un soplo.

Su cabeza cayó sobre la almohada. Modi murió ese 4 de enero de 1920. Todo París acompañó al pintor famélico al cementerio del Pére-Lachaise. Y allí, entre las tumbas, comenzaron a planear los buitres. 


Fuente: ARCÓN CULTURAL*


*Suplemento de ciencias y artes de Diario EL POLITICÓN DE RISARALDA

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