Nada deja de ser en la nada
- Arcón Cultural

- hace 2 días
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En medio de la noche un hombre silencioso espera.
De pronto el amanecer.
O la llegada de su hija recién muerta.
O el paso del carro fúnebre con el asesinado hacia la última transversal del mundo.
Ese ser silencioso permanece en la vigilia.
Quizá ante el anuncio de su propia muerte.
Pasan luces.
Tras ellas el día donde aún vibraba el grito amargo de su primer desamparo.
Aguarda el tránsito de la tercera hormiga sobre el lomo de la pluma mensajera.
Anhela la aparición oculta en la tarde ajena extraviada en su memoria.
La vigilia se estira hasta la punta donde la última hormiga bosteza el agujero del
roble.
Por allí salta el primer rayo de aquel amanecer.
En ese entonces nadie venía a escuchar el decimocuarto ahogo de un tabacalero listo a entregar su alma al guardián sombrío creador de pesadillas en el pasadizo mortal.
Lunes tras lunes aguarda.
A lo mejor llega la gota propicia para lavar el pecado original de no se sabe quién.
La humedad actúa como sello excepcional entre el océano y la corriente filosófica de un gran hombre bajo el alero del mutismo.
Busca ir más allá del clamor capaz de confundirse con el aullido genuino en una armonía indecible en la concavidad de los gatos en pena.
Recurre a ganzúas para atrapar el pelaje invisible de la extremidad derecha de cuanto felino cascabelea en el resplandor infinito del abismo con dimensión de uno por un centímetro.
En la zona contigua vibra la orbital de la sima imposible de divisar con el ojo de la aguja del señor de los remiendos imperdibles.
Aquella presencia intima se posa en las estípulas de una hoja seca por donde el fantasma desliza su vigor hasta inducirla al crepitar.
Cruje el día al darse contra la noche.
La oscuridad se resiente y la herida de la silueta cae sobre el suelo de aura sin resplandor.
Nada caduca en este lapso inmóvil mientras el viento permanece quieto en sí mismo.
La llegada de su propia penumbra resulta propicia para desintegrar el paralelismo entre dos entidades secretas en la sustancia del hueso roto al caer sobre la crisálida en el rocío de un martes estropeado por la velocidad solitaria del brillo de un rin cuya redondez desahució los radios perpendiculares a la manzana de adán el prestamista de pulpas fermentadas.
Ante el arribo inminente se fusiona el tornasol con la hierba santa de los giroscopios. Viran el jueves de aguacero quienes vienen a salvaguardar la caterva de figuras en alerta ante la amenaza de sol durante un instante incierto.
Poco a poco se desombran y descienden por la alcantarilla de las aldeas del desvío. Nada deja de ser en la nada de ella.
De él.
Y de cada acaecimiento.
Cuatrocientos noventa y siete faltan para cohesionar el uno en su estancia. Permanece inmóvil.
Percibe en el horizonte adverso al viento agitaciones sin huella alguna.
Solo aire encarnado con la basura desorientada del universo.
Va más allá del grito.
El grito alcanza el eco.
El eco se detiene.
Voltea su rostro de luz esponjosa y penetra el palpitar de la palabra.
Es hermoso el silencio resultante.
El vacío se reviste de lo inconcluso.
Algo abastece de mutismo la concavidad del acontecer.
Tintinean trece campanas vidriosas y semillas de óxido niquelado.
Él se dirige a su propia opacidad con rigor y rompe la línea oscura impresa en su cuerpo bajo un sol perpendicular.
El uno se consolida al darse cuenta de lo irreconocible en la llegada de esa forma nacida de sí mismo al mirar su imagen candente en el espejo.
No fue él.
Ella penetró su esencia psicológica desde el inicio de su existencia.
Capítulo de la novela surrealista Martes de nunca llegar
Escribe: CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA*
*Escritor colombiano (Caicedonia, Valle del Cauca, 1956). Ha publicado los libros de aforismos Antidiario (1988) y Desentrañismos (2003) y los poemarios ¿De qué color es el azul? (2007), Perros metafóricos (2008) y Usos de la noche (2017). Textos suyos han sido recogidos en diversas antologías. Ha dirigido varias revistas literarias, como Cascadas de Polvo, Prosa Resoluta, Andarina, Floresía y Kanora. Ganó el Concurso Departamental de Poesía Comfamiliar. Tallerista literario y conferencista en educación superior, básica, media y primaria. Fue integrante del comité organizador del Tercer Encuentro Nacional de Escritores por la Paz, realizado en Caicedonia Valle, y gestor del Encuentro Nacional Luis Vidales, sede Caicedonia.








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