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ALEIDA TABARES MONTES

No es hora de rendirse

Cómo no estremecernos, en nuestros lechos de sábanas blancas, la mesa puesta, la ventana, el fuego, el vino, quizá también un cuerpo que nos toca, nos abraza, nos despierta, al igual que la mirada de una hija, hijo, acaso la barbuda serenidad de una mascota, o el susurro de un pájaro balanceándose en una hoja; mientras Palestina asiste a la inefable destrucción por ampulosas fuerzas que degüellan senos en la leche caliente de un recién nacido.


Cómo no recordar al primo Levi, y la hórrida leyenda de Auschwitz, quien nos advierte que no olvidemos que esto pasó. Los tiempos se han tornado más claros Los tiempos se han tornado más tenebrosos. Cuando la claridad dice soy la tiniebla. Ha dicho la verdad. Cuando la tiniebla dice: soy La claridad, no miente. Heiner Müller.


Hoy que Palestina, resiste a la tempestad, a las cenizas, al caos alucinado de brazos anónimos, gélidas miradas, juegos de infancia destronados, estupor famélico y pan amordazado. ¿Debemos rendirnos, ante la embriaguez de la barbarie? No es hora de rendirnos. “Si muere Gaza, si muere Palestina muere la humanidad” dijo el presidente Gustavo Petro, aquel vibrante mediodía del primero de mayo, donde algo importante le sucedió al alma del país.


Un arcoíris tornasolado, luminoso, tatuado de insumisión, casi divino le deja un claro mensaje a la avaricia, a quienes lo quieren todo para ellos, los palacios, las tierras fértiles, las minas de oro, de cobalto y cobre, los templos, las casas, los bosques, las aguas, los ríos, los mares.


Qué tiene la paz, como para no entusiasmar a la larga, apunta, aquel anciano, mimetizado en una gran biblioteca, con su bastón, tal vez ciego, tal vez Borges, quien también se preguntaba si debía rendirse, palabras que siempre repicaron en mi mente, me refiero a la película “Las alas del deseo, tan lejos y tan cerca” dirigida por Wim Wenders, cuyo arrobamiento poético me llevó a repetirla tantas veces.


Tiempos de artesanías espirituales, de las que hoy, hacen eco, hombres y mujeres valientes de los Montes de María, y de tantas regiones del país, en el proceso de restitución de tierras, “no es sólo una parcela es un tejido”, dicen sus lideresas.  Lucha infatigable en la búsqueda de justicia después de tanta sed en el abrevadero de la miseria de la guerra.


Si retrocedemos, nos perderemos en la profunda y oscura boca de la infamia, (basta nombrar la masacre del Salado). Si nos damos por vencidos, por vencidas, perderemos nuestros anhelos de concordia para atravesar el cauce donde se abren las puertas de la esperanza. No es hora de rendirnos.


Escribe: ALEIDA TABARES MONTES


*Actriz. Directora del Laboratorio Teatral la Metáfora.

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