Hace 115 millones de años, en el territorio que ahora es conocido
como Brasil, habitó un depredador de hasta 6 metros de longitud,
ojos diminutos y dientes en forma de cono.
Su nombre científico es irritator challengeri y pertenece a la familia de los espinosáuridos, identificados por ser bípedos y tener largos cráneos similares a los cocodrilos. La forma en la que se representaba este peculiar dinosaurio acaba de cambiar gracias a una técnica de reconstrucción craneal desarrollada por paleontólogos europeos.
Los investigadores concluyeron que el hocico del irritator challengeri estaba desarrollado para inclinarse hasta 45° y cerrarse rápidamente. Cuando el dinosaurio abría la boca, la mandíbula inferior se separaba hacia los lados, exponiendo y ensanchando la región de la garganta.
La operación, infieren los paleontólogos, es visualmente similar a un pelícano alimentándose, aunque el proceso biomecánico es distinto. La forma del hocico del irritator que formaba una especie de cuenca, en conjunto con su mordida veloz pero débil, da soporte a las hipótesis sobre su alimentación a base de pequeñas presas, entre las que destacaban los peces de la región.
Spinosaurus aegyptiacus
El equipo de paleontólogos de Greifswald y Munich (ambos en Alemania), Alkmaar (Países Bajos) y Friburgo (Suiza) tomó el cráneo fosilizado más completo disponible del espinosaurio y lo escanearon a través de una tomografía computarizada.
La técnica de la tomografía computarizada se usa normalmente en contextos de atención médica o en investigación de ciencia de materiales.
Con el cráneo virtual generado en las computadoras, los investigadores reconstruyeron cada hueso del cráneo fósil (incluyendo los que faltaban y aquellos desgastados por la erosión) y los volvieron a unir para crear una mejor representación del irritator.
“Su peculiar anatomía y el escaso registro fósil hacen que los espinosáurios sean misteriosos en comparación con otros dinosaurios carnívoros de gran tamaño”, explica en un comunicado el Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania.
Un dinosaurio nombrado en honor a la frustración
Esqueleto montado en la postura
de natación en 2014, museo
National Geographic
El primer cráneo fosilizado encontrado del espinosaurio fue vendido a investigadores por contrabandistas, quienes aumentaron sus proporciones aplicando yeso para venderlo a mayor precio.
Los paleontólogos originales fueron estafados con un cráneo de dinosaurio muy llamativo al que le faltaban huesos. Cuando lo descubrieron, fue tanto su enojo que le pusieron a este nuevo especimen irritator, derivado de la palabra irritación.
De acuerdo con los paleontólogos locales, el irritator challengeri fue el dinosaurio más grande que habitó en Brasil y reinó sobre otros dinosaurios, cocodrilos y reptiles. El cráneo original esta almacenado en Staatliches Museum für Naturkunde Stuttgart.
El artículo publicado originalmente en la revista Palaeontologia Electronica refiere que, con la reconstrucción, se confirma que este espinosaurio adquirió características anatómicas nuevas en un periodo de tiempo geológicamente corto. El irritator challengeri se convirtió en un dinosaurio ‘altamente especializado’.
Fuente: ES.WIRED.COM
Escribe: ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"*
*Escritor, poeta teórico y filósofo. Autor de "Las caravanas de Matusalém"
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