Son varias las historias siniestras que rondan a algunas de las más famosas canciones de la cultura popular. Los ejemplos sobran: "Helter skelter" de The Beatles, y la influencia que habría tenido en los crímenes de Charles Manson y su secta; "Hotel California" del grupo Eagles, con la descripción de un posible episodio fantasmal y de sustrato satanista; "Suicide solution" de Ozzy Osbourne, tomada por incitadora del suicidio, etc.
Una de las primeras canciones con fama de estar malditas en el cancionero internacional, sin embargo, fue "Gloomy sunday", pieza que ha recibido imputaciones similares a la del caso Osbourne, pero con la diferencia de haber cumplido ya más de 80 años con este pésimo prestigio a cuestas, sin que parezca enfriarse tan temible leyenda sobre la misma, sino más bien abonando a su popularidad y permanencia.
"Gloomy sunday", traducida como "Domingo sombrío", es un estándar de jazz compuesto por el músico pianista húngaro Rezso Seress, nacido el 3 de noviembre de 1899 en Budapest y formado de manera autodidacta en la composición y las artes instrumentales. Apodado Kis Seress entre sus amigos (Pequeño Seress, por su aspecto enclenque y pequeño tamaño), se había iniciado tocando en un café y restaurante llamado "Kispipa Vendéglo", tras dejar actividades en el teatro y el circo producto de una lesión en un trapecio, que lo llevaron a dedicarse especialmente a la música. A la sazón, aquel club era un antro obrero, frecuentado por prostitutas y músicos nocherniegos.
El célebre y controvertido tema musical fue compuesto por él en 1933, en melodía de piano en do menor. Seress tuvo grandes dificultades para encontrar un editor del tema, pues la canción era considerada demasiado tenebrosa y no se le auguraba éxito por ninguna parte.
Según D. P. MacDonald, en el artículo "Obertura de la Muerte" (que hoy se mantiene publicado en el sitio británico Phespirit.info), uno de los editores musicales le espetó por entonces: "No es que la canción sea triste, hay una especie de terrible desesperación en ella. No creo que a alguien le vaya a gustar escuchar una canción como esa".
Las partituras fueron publicadas hacia fines de se año de 1933, se ha dicho. Originalmente, sin embargo "Gloomy sunday" había sido titulada co-mo "Vége a világnak", que se traduce como "el mundo se ha acabado".
Su contenido se refería al oscuro panorama europeo de la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión y sus consecuencias, elevando al final una plegaria fugaz y poco auspiciosa a Dios para perdonar a los hombres por su naturaleza devastadora.
El pianista era conocido por su propensión a la tragedia.
Traducida al idioma húngaro y en toda su magnitud de homilía deprimente,dice más o menos así:
"Es otoño y las hojas están cayendo
Todo el amor ha muerto en la Tierra.
El viento llora con lágrimas de dolor.
Mi corazón
nunca volverá a tener
esperanzas por una nueva primavera
Mis lágrimas y mis penas son en vano.
La gente es despiadada, codiciosa y malvada...
¡El amor ha muerto!
El mundo ha llegado a su fin,
la esperanza ha dejado
de tener un significado.
Las ciudades están siendo aniquiladas,
la metralla está haciendo música.
Los prados son de color rojo
con sangre humana.
Hay personas muertas
en las calles por doquier.
Diré otra oración silenciosa:
La gente es pecadora,
Señor, se cometen errores...
¡El mundo se ha acabado!"
Se cuenta que Seress compuso la canción en una tarde lluviosa de domingo en la ciudad de París, ciudad en donde se hallaba en breve estadía desde fines de 1932, plasmando sus más profundas y tristes sensaciones de aquella jornada. Consultado por las motivaciones de tan singular trabajo, habría declarado en alguna ocasión:
"Estoy en medio de este éxito mortal como acusado.
Esta fatal fama me duele.
Lloré todas las desilusiones de mi corazón en esta canción, y parece que otros con sentimientos como los míos han encontrado su propio dolor".
El restaurante donde tocaba el músico todas las noches, mantiene sus puertas abiertas y es famoso por la excelente gastronomía que ofrece.
Se sabe también que, a la sazón, Seress era un hombre bohemio y trasnochador sumido en una vida difícil, habitante del oscuro gueto judío de la capital húngara y probablemente con algunos vicios propios de la noche. Incluso tenía en su repertorio una canción de su autoría titulada "Éngyi szeretek részeg lenni", que se traduce como "Me encanta estar borracho".
El éxito de su canción, le podía abrir buenas perspectivas para su carrera, presentándose con el pseudónimo de Rudi Spitzer, que algunos biógrafos indican que era su nombre real de nacimiento: Rudolf Spitzer. Sin embargo, el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial y los tormentos personales que siempre arrastró el pianista, le impedirían un despegue profesional.
Al parecer, además, un tremendo terror a los aviones y a los accidentes aéreos lo limitó mucho para poder expandirse profesionalmente y tocar en otros países, de modo que rara vez salió de Hungría, justificándose en su conocido y admitido nacionalismo: como artista, pensaba que no podía dejar su patria, y que si llegaba a intentarlo caería con el avión que lo llevara en tal aventura desafiando su destino... Sería una decisión que, suponemos, a la larga lamentaría.
El tema fue grabado con voz por primera vez en 1935, por el cantante también húngaro Pál Kalmár (1900-1988). Ese mismo año la grabó su compatriota, la actriz y cantante Katalin Karády (1910-1990).
Alegoría del Reszo Seress
Sin embargo, había sucedido que, tras comenzar a sonar en las estaciones de radio de los Estados Unidos de América, de Francia y del Reino Unido, su contenido resultó ser excesivamente lúgubre y chocante para el público. Así vinieron las primeras restricciones a que pudiese ser tocada en radios o interpretada.
Para rescatar el tema del desprestigio, entonces, escribió inspirado en un gran golpe emocional, al tener que romper la relación con la mujer que él sintió la más importante de su vida, o que ella se habría suicidado poco después del quiebre.
Aunque tuvo aquel cambio radical en el texto de la misma, Jávor mantuvo el tono oscuro y el sentido melancólico, referida ahora al estado depresivo de un hombre que ha visto suicidarse a su amada y que prepara su propia muerte para verla a ella una vez más.
La traducción al castellano de la nueva letra, era la siguiente:
"Domingo sombrío con cien flores blancas Te estaba esperando mi querida con una plegaria Un domingo por la mañana, persiguiendo tras mis sueños El portador de mi pena retornó a mí sin ti Es desde entonces mis domingos han estado siempre tristes Lágrimas mi única bebida, la pena mi pan...
Domingo sombrío
Este último domingo, querida, ven por favor a mí Habrá un sacerdote, un ataúd, un catafalco y una mortaja Habrá flores para ti, flores y un ataúd Debajo de los árboles florecidos será mi último viaje Mis ojos estarán abiertos, para poder verte por última vez. No tengas miedo de mis ojos, te bendigo incluso en mi muerte...!
El último domingo
Pál Kalmár (1900-1988) fue el primero grabar la canción.
El intento por hacer más aceptable la canción, no prosperó del todo, pues no acabó con pretendidas prohibiciones para ser transmitida en Estados Unidos y en la propia Hungría, aunque muchos consideran estos cargos como meras leyendas urbanas y exageraciones a pocas prohibiciones que sí hubo por entonces. La BBC llegó a mantener la canción proscrita por largo tiempo, según se sabe, aunque permitiendo por un acuerdo con la discográfica sólo las versiones musicales posteriores sin letra, publicadas en vinilo.
Sin embargo, durante esta tregua con "Gloomy sunday", como fue titulada en inglés, habría sido encontrada en Londres una mujer muerta en su departamento, con un fonógrafo tocando repetidamente el tema, situación que había alertado a los vecinos y policías de un cuartel cercano llevando a tocar su puerta y hacer el macabro hallazgo. La constatación del suicidio por sobredosis de barbitúricos, habría llevado a la BBC a reponer la restricción para el tema.
A pesar de las señaladas restricciones radiales, la nueva versión tuvo gran aceptación y dejó en el olvido a la anterior de contenido más político y filosófico. Esto llevó a que fuera grabada por primera vez en inglés por Hal Kemp, en 1936, con letras adaptadas de Sam M. Lewis. Partitura de "Vége a világnak" de Seress y Jávor, rehecha como "Szomorú vasárnap" y llevada al mundo anglo como "Gloomy sunday" ("Domingo sombrío).
El aura maligna del tema se hizo presente en los estudios de grabación estadounidenses, sin embargo: cuenta el mito urbano que varios de los miembros de la banda de Kemp y participantes del proyecto, especialmente Bob Allen, quedaron sumidos en un profundo malestar y postración durante las sesiones, afectados por el misterioso influjo negro de su música y letra.
Estos problemas llevaron a enfrentar varias dificultades al equipo, a pesar de sus profesionales hojas de vida, debiendo realizar grandes esfuerzos e invertir mucho tiempo en lograr un buen resultado para el disco.
Como se enfatizaba tanto en ella el suicidio, además, el sello discográfico la rotuló por primera vez como la "Hungarian suicide song" ("Canción húngara del suicidio"). Ese mismo año, la grabó también Paul Robeson, en una versión con letra de Desmond Carter, y lo propio hicieron Paul Whiteman y Johnny Hauser. También llegó a Francia en la voz y versión de la artista Damia, titulada "Sombre dimanche"; a Japón, por Noriko Awaya y como "Kurai Nichiyobi"; y a España, con Agustín Magaldi y como "Triste domingo".
Partitura original
Pero los rumores sobre la canción crecieron a un ritmo aterrador. Se contaba, por ejemplo, que otro productor que recibió las partituras se quitó la vida incluso antes de grabar la que iba a ser otra versión del tema.
Casi al mismo tiempo, tuvo lugar el suicidio de un zapatero de Budapest, llamado Joseph Keller, considerado como el primero de una ola de suicidios en Hungría.
De acuerdo a la investigación policial, el fallecido había dejado una nota de de despedida citando la letra de "Gloomy Sunday", dato que se habría filtrado a la opinión pública encendiendo las alertas.
Había comenzado, pues, la leyenda negra de la misteriosa canción. Le siguieron otros supuestos casos de suicidios: unos con armas de fuego, saltos al vacío, dos ahogados en el Danubio a mediados del mismo año de 1936 con la letra de la canción en sus ropas, y hasta otras dos personas que se volaron los sesos frente a un grupo callejero que tocaba la pieza a fines del año 1936.
Las víctimas eran desde adolescentes, como una chica de 14 años que se ahorcó empuñando una hoja con la letra de la canción en sus manos cadavéricas, hasta ancianos al final de su vida, como uno de 80 años que habría saltado desde un séptimo piso mientras sonaba a su espalda el tema.
Otro sujeto pidió que tocaran la canción a una orquesta de un club nocturno de la ciudad húngara, bebiendo veneno y muriendo mientras los músicos complacían la solicitud del cliente.
Publicidad fonográfica de la época
Ya impregnada de infamia, entonces, la especulación sobre la supuesta influencia de la canción en suicidios de varias personas saltó a la prensa, apareciendo también a la luz los casos en América.
Uno de los primeros artículos al respecto apareció en la revista "Times" del 30 de marzo de 1936, titulado "Canción del suicidio", donde repasaban los casos húngaros de suicidios, partiendo por el de Keller.
19 muertes llegaron a contarse en Hungría y Estados Unidos durante los años 30, aunque jamás se demostró su vínculo con "Gloomy sunday". Sí parecía haber muchos casos de problemas amorosos en los fallecidos, de acuerdo a lo que se recuerda. Hacia 1940, por ejemplo, un estudiante llamado Philip Cooks, de la Universidad de Ohio, se suicidó tras haber estado escuchando en repetidas oportunidades la canción, uno de los ejemplos comentados en el artículo del portal de noticias mexicano "Blasting News", titulado "Revelamos porque la canción Gloomy Sunday es la más temida del mundo" (1° de diciembre de 2017).
Sin embargo, la quizás mejor versión del habla inglesa tendrá nacimiento por esos mismos días, cuando fue grabada en 1941 por la célebre cantante jazzista estadounidense Billie Holiday (1915-1959), apodada Lady Day, con una acomodación letrista y algunos ajustes en la estructura.
A pesar de que la letra intentó ser suavizada xpara Holiday, la desgracia no pudo ser conjurada: poco después de lanzada al mercado y las radios, una secretaria en Nueva York se habría suicidado tras escuchar la interpretación de la artista, levantando nubes de nuevos cuchicheos.
Esta fue, además, la canción que la BBC mantu-vo prohibida, autorizándola sólo en versiones instrumentales, por nociva a la moral.embargo, le impidió poder ir a cobrar regalías a los Estados Unidos, empobreciéndose más y más a pesar del éxito de "Gloomy sunday".
Los ángeles jamás han pensado en devolverte.
¿Se enojarán si pienso en unirme a ti?
Domingo sombrío.
El más Domingo sombrío, pasándolo junto a las sombras.
Mi corazón y yo hemos decidido terminar con todo.
Pronto vendrán las velas y las plegarias que se dicen, lo sé.
Pero no dejes que lloren. Hazles saber que estoy encantado de ir. La muerte no es un sueño, gracias a ella puedo acariciarte.
Con el último aliento de mi alma, te bendeciré.
Domingo sombrío.
Soñando, tan solo estaba soñando.
Me levanto, y te encuentro despierta en lo más profundo de mi corazón, aquí.
Querida, espero que mi sueño nunca te persiga.
Mi corazón te está diciendo cuánto te quiero.
Billy Hollyday popularizó su canción en Estados Unidos
Lejos estuvo Seress de disfrutar de la popularidad de su creación, en esos días, sumido en la Hungría de los días de la Segunda Guerra Mundial y en los dolores por la muerte de su madre.
Por el contrario, "Gloomy sunday" fue una sombra que siempre lo persiguió. Paradójicamente, no habiendo visto comprometida su vida durante la ocupación nazi a pesar de ser judío y de haber estado detenido en duras condiciones, la arremetida "liberadora" bolchevique casi sí le costaría la misma en Ucrania.
Los rusos y luego los comisarios húngaros lo identificaron como un posible agente o simpatizante del imperialismo, al reconocerlo como el autor de la canción que tanto sonaba en los Estados Unidos.
Final
Tumba del genial compósitor
Nota del "The New York Times" del jueves 14 de enero de 1968:
"La depresión y sus problemas
lo superaron a principios 1968,
cuando saltó desde la altura
de un ventanal en un intento
de suicidio, quedando gravemente herido
y debiendo ser
hospitalizado en la ciudad".
Sin embargo, en su cuarto de hospital, logró hacerse de un alambre y con él decidió consumar su decisión, anudándolo en su cuello el día 11 de enero, a los 69 años.
Esta vez, no falló.
Sin embargo y a pesar de su mundo de luces o de sombras, sigue siendo el músico húngaro más trascendente del mundo.
Los tiempos trascurrirán con su habitual indiferencia, los días seguirán perplejos, absorvidos por sus días de quejas, de banalidades. Pero nunca olvidarán aquella melodía de Reszo Seress, traduciendo los laberintos tortuosos y el infierno humano.
Detalle: Para ver la película inspirada en la vida del pianista, es necesario ir al enlace de Youtube y registrarse.
Nota del Editor: Esta nota va dedicada por el editor a la persona con la cual inició hace años este proyecto aunque de otra forma, el cual se llamaba Arcón Literario antes de tener el nombre actual. Se trata de ANDREA GABRIELA NIKODEM, alguien fundamental, a quien amamos mucho y en cuya persona está inspirada este suplemento.
Fuente: ARCÓN CULTURAL
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