Escribe: UMBERTO SENEGAL*
Se llamaba Clemencia Tariffa. Nació el 22 de octubre de 1959 en Codazzi, Cesar, y falleció el 23 de septiembre de 2009, luego de soportar 10 años de reclusión y soledad, olvido y demencia en una clínica mental de Santa Marta. Su nombre significa “la que equilibra los rigores”. A ella, los rigores la desequilibraron. A los 28 años publicó El ojo de la noche, su primer libro de poemas. La epilepsia que padeció, fue el suplicio que también sobrellevaron Santa Teresa, Agatha Christie y Byron. A Tariffa la condujo al desvarío mental. Suma de inclemencias físicas, sicológicas, familiares, sociales y económicas acrecentándose hasta su muerte. Confiesa su gran amigo, el poeta Hernán Vargas-Carreño quien sigue siendo, para la valoración y reconocimiento de la poesía de Tariffa, lo que fueron Carl Seelig para Robert Walser y Max Brod para Kafka: “Me tocó, desde Bogotá, hacer sepultar a Clemencia. Duró siete días en la morgue y nadie reclamaba su cadáver. Ni había cómo sepultarla”. Con ira y llanto de quien estuvo siempre cercano al proceso creativo de Clemencia, suplicando y exigiendo logró que la alcaldía costeara a regañadientes un mísero entierro para la poeta. Tariffa sobrellevó su drama vital refugiándose en su poesía. Fatalidad existencial de las más crudas que han soportado mujeres poetas de Colombia y cuya significativa obra sigue siendo poco visible para la crítica. Ampliando el significado de su nombre, Clemencia es la mujer amante de la libertad de pensamiento. Asume heterodoxas posturas no solo frente a los sucesos rutinarios, sino también frente a contingencias elevadas de la espiritualidad, el sexo y la ontología. Acusada de asesinar a su madre, permaneció un tiempo en la cárcel. La poeta, mujer que antes y después de sus reiterados trastornos epilépticos se precipitaba, lúcida, del placer de la poesía al dolor del cuerpo. Y ascendía, de las torturas sicológicas a la placidez del verso erótico capaz de rescatarla y ayudarla a sobrevivir: “Cuando soy tierra…/ cabalgas sobre mí/ en un caballo de esperma. / Galope violento. / Galope menguado. / Galope manso”. Los rigores la desequilibraron. Falleció entre el olvido de sus coterráneos. En un documentado y analítico ensayo sobre la escritora, Naturaleza y erotismo en la obra poética de Clemencia Tariffa, afirma Carina Sarmiento Rojas: “Todo el lenguaje de Tariffa, de precocidad ambigua, a veces de expresiones directas, nombra sus propios vacíos del amor y del deseo, a la vez que designa en bellas metáforas de sencilla dicción, el sufrimiento humano y la pregunta por el ser del hombre en el hombre”. No admito pretextos literarios para que la apasionante obra de esta poeta colombiana la desconozcan mujeres que digan escribir, leer y amar la poesía.
(Publicada originalmente en La Crónica del Quindío y difundida con autorización del autor).
*Escritor, poeta y gestor cultural nacido en Calarcá, Quindío, Colombia. Fundador de la editorial Cuadernos Negros y actual director de Ediciones Kanora.
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