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Julio César, el que vino, vio y venció


El estadista, militar, escritor, y pensador, está considerado uno de las personalidades más grandes de la historia de la humanidad.

Escribe: CÉSAR JUÁREZ*


Militar y político cuya dictadura puso fin a la República en Roma. Procedente de una de las más antiguas familias del patriciado romano, los Julios, Cayo Julio César fue educado esmeradamente con maestros griegos.


Julio César pasó una juventud disipada, en la que empezó muy pronto a acercarse al partido político «popular», al cual le unía su relación familiar con Cayo Mario. Se ganó el apoyo de la plebe subvencionando fiestas y obras públicas. Y fue acrecentando su prestigio en los diferentes cargos que ocupó: cuestor , edil, gran pontífice, pretor y propretor de la Hispania Ulterior.



De regreso a Roma, Julio César consiguió un gran éxito político al reconciliar a los dos líderes rivales, Craso y Pompeyo, a los que unió consigo mismo mediante un acuerdo privado para repartirse el poder formando un triunvirato y así oponerse a los optimates que dominaban el Senado.


Al año siguiente, César fue elegido cónsul; y las medidas que adoptó vinieron a acrecentar su popularidad: repartió lotes de tierra entre veteranos y parados, aumentó los controles sobre los gobernadores provinciales y dio publicidad a las discusiones del Senado. Pero la ambición política de César iba más allá y, buscando la base para obtener un poder personal absoluto, se hizo conceder por cinco años -del 58 al 51- el control de varias provincias (Galia Cisalpina, Narbonense e Iliria).


Documental sobre la vida de Julio César


El triunvirato fue fortalecido por el Convenio de Luca , que aseguraba ventajas para cada uno de sus componentes; pero respondía a un equilibrio inestable, que habría de evolucionar hacia la concentración del poder en una sola mano. Craso murió durante una expedición contra los partos , y la rivalidad entre César y Pompeyo no encontró freno una vez muerta Julia, la hija de César, que había contraído matrimonio con Pompeyo.


Entretanto, César se había lanzado a la conquista del resto de las Galias, que no sólo completó, sino que aseguró lanzando dos expediciones a Britania y otras dos a Germania, cruzando el Rin. Con ello llegó a dominar un vasto territorio, que aportaba a Roma una obra comparable a la de Pompeyo en Oriente.


Busto de quien si bien nunca fue declarado oficialmente emperador, prácticamente llegó a
gobernar como tal

El prestigio y el poder alcanzados por César preocuparon a Pompeyo, elegido cónsul único en Roma en medio de una situación de caos por las luchas entre mercenarios.


Conminado por el Senado a licenciar sus tropas, César prefirió enfrentarse a Pompeyo, a quien el Senado había confiado la defensa de la República como última esperanza de salvaguardar el orden oligárquico tradicional.


Tras pasar el río Rubicón -que marcaba el límite de su jurisdicción-, César inició una guerra civil de tres años (49-46) en la que resultó victorioso: conquistó primero Roma e Italia; luego invadió Hispania; y finalmente se dirigió a Oriente, en donde se había refugiado Pompeyo. Persiguiendo a éste, llegó a Egipto, en donde aprovechó para intervenir en una disputa sucesoria de la familia faraónica, tomando partido en favor de Cleopatra («Guerra Alejandrina»).



Asesinado Pompeyo en Egipto, César prosiguió la lucha contra sus partidarios. Primero hubo de vencer al rey del Ponto, Pharnaces, en la batalla de Zela , que definió con su famosa sentencia veni, vidi, vici («llegué, vi y vencí»); luego derrotó a los últimos pompeyistas que resistían en África (batalla de Tapso) y a los propios hijos de Pompeyo en Hispania (batalla de Munda, cerca de Córdoba).


Vencedor en tan larga guerra civil, César acalló a los descontentos repartiendo dádivas y recompensas durante las celebraciones que organizó en Roma por la victoria.



Una vez dueño de la situación, César acumuló cargos y honores que fortalecieran su poder personal: cónsul por diez años, prefecto de las costumbres, jefe supremo del ejército, pontífice máximo (sumo sacerdote), dictador perpetuo y emperador con derecho de transmisión hereditaria, si bien rechazó la diadema real que le ofreció Marco Antonio.


El Senado fue reducido a un mero consejo del príncipe. Estableció así una dictadura militar disimulada por la apariencia de acumulación de magistraturas civiles.


Julio César murió asesinado en una conjura dirigida por Casio y Bruto, que le impidió completar sus reformas; no obstante, dejó terminadas algunas, como el cambio del calendario (que se mantuvo hasta el siglo XVI), una nueva ley municipal que concedía mayor autonomía a las ciudades o el re asentamiento como agricultores de las masas italianas proletarizadas.



Todo apuntaba a transformar Roma de la ciudad-estado que había sido en cabeza de un imperio que abarcara la práctica totalidad del mundo conocido, al tiempo que se transformaba su vieja constitución oligárquica por una monarquía autoritaria de tintes populistas; dicha obra sería completada por su sobrino-nieto y sucesor, Octavio Augusto.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Julio César. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).


Frases de Julio César


'Vercingétorix ante César',
Lionel-Noël Royer. (1852-1926)

Muchos de nosotros hemos escuchado hablar mucho sobre él o hemos visto películas que hablan sobre su persona, pero en la recopilación que encontraréis a continuación, podréis descubrir las 80 frases más memorables de Julio César escritas o pronunciadas por él mismo.


1. ¡Varo, devuélveme mis legiones!

Como vemos en esta cita, César se enojó con Publio Quintilio Varo cuando fue derrotado en la batalla de Teutoburgo.


2. Divide y obtén el poder.

Cuando divides cualquier ejército, este pierde en gran medida su efectividad.


3. Amo el nombre del honor, más de lo que temo a la muerte.

Para este emperador, el honor era algo de tremendo valor personal, el honor lo significaba todo.


4. Lo que deseamos, lo creemos fácilmente, y lo que pensamos, imaginamos que otros piensan.

No debemos dejarnos llevar por ideas de terceras personas, debemos pensar por nosotros mismos.


5. No son estos hombres bien alimentados y con pelo largo los que temo, sino el pálido y el hambriento.

Un hombre que no tiene nada que perder puede ser realmente muy peligroso.


6. He vivido suficiente, tanto en años como en logros.

Julio César tuvo una vida en la que alcanzó grandes logros personales, una vida que sería para cualquiera, apasionante.


Una de las versiones acerca de cómo se vería hoy, de acuerdo con la inteligencia artificial

7. En la guerra, los eventos de importancia son el resultado de causas triviales.

Una guerra se puede decidir por una gran cantidad de factores diferentes, controlarlos todos puede ser tarea imposible.


8. ¿Qué muerte es la preferible por todos? La inesperada.

Al final, César tuvo la muerte que tanto deseó, al ser asesinado por un gran número de senadores.


9. He vivido lo suficiente para satisfacer a ambos, naturaleza y gloria.

Sin duda vivió una vida plena y exitosa, una vida que se sigue estudiando a día de hoy.


10. Los hombres en algún punto son maestros de su destino.

Cada uno de nosotros nos forjamos nuestro propio destino con nuestros actos diarios.


11. La muerte, un final necesario, vendrá cuando venga.

Nadie tiene control sobre su propia muerte, ésta llegará a su debido momento.



12. Soy constante, como la estrella en el norte.

Nuestro trabajo diario nos permitirá alcanzar el éxito.


13. Es mejor morir que vivir esperando la muerte.

No debemos vivir con miedo, el miedo nos paraliza y nos hace llevar una vida desdichada.


14. No ha aprendido la lección de la vida, aquél que cada día no supera un miedo.

Al superar nuestros propios miedos, nos revelamos ante los demás como alguien mucho más fuerte.



15. Toda Galia está dividida en tres partes.

La Galia se dividía en tres grandes facciones: Belgas, Aquitanos y Celtas.


16. Es excelente tener la fuerza de un gigante, pero es tiránico usarla como un gigante.

Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, no debemos abusar de él más débil.


17. Todos los malos precedentes comienzan como medidas justificadas.

Debemos asegurarnos de tomar la decisión correcta, pues una mala decisión puede perseguirnos toda la vida.



18. La causa es: mi voluntad. No iré. Eso es suficiente para satisfacer al senado.

Nuestras acciones o inacciones diarias, pueden traernos consecuencias directas a nuestra vida.


19. Los dioses hacen esto en la vergüenza de la cobardía.

Cuando sentimos vergüenza por algo que hemos hecho, podemos llegar a hacer cualquier cosa para restablecer nuestra honorabilidad.


20. El César debe ser una bestia sin corazón.

Julio César tuvo que realizar ciertos actos en su vida de los que no se sentía orgulloso, pero el futuro del Imperio dependía directa o indirectamente de ellos.


21. Oigo un cántico, más agudo que toda la música, grita ¡César!

El sonido de las masas clamando tu nombre puede llegar a ser adictivo. Incluso artistas actuales han comentado en muchas ocasiones este curioso dato.


César cruzando el Rubicón,
por Adolphe Yvon (1875)

22. Muchos de ustedes hoy aquí lucharon contra mí, muchos de ustedes desearon mi muerte, muchos de ustedes tal vez aun la desean.

Este emperador tuvo que saber usar la diplomacia en muchas situaciones de su vida.


23. Opónganse a mí y Roma no los perdonará una segunda vez.

Una amenaza de Julio César nunca debe caer en saco roto, puede llegar a costarle la vida a cualquiera.


24. Esta disputa entre ustedes debe terminar, Roma quiere que ambos estén en paz.

Para que el imperio pueda prosperar debe reinar la paz interna, con disputas nunca se obtienen beneficios.


25. Mientras sea capaz de subirse a un caballo, ¡Es peligroso!

¡No debemos menospreciar nunca a nuestro enemigo!


26. ¿Pueden imaginar un sacrilegio más terrible, que el que nuestra amada república esté en las manos de unos dementes?

Las disputas por el poder en la antigua roma eran continuas, siempre había alguien dispuesto a tomar el mando.



27. Estoy dispuesto a recurrir a lo que sea, a someterme a cualquier cosa, por el bien de todo el pueblo.

Como dirigente, César era capaz de realizar cualquier sacrificio por el bien del pueblo romano.


28. De todas las maravillas que aún he oído, me parece extraño que los hombres tengan miedo.

El miedo es un sentimiento que debemos dejar de lado en nuestra vida, con él no conseguiremos nada positivo.


29. Siempre he considerado la dignidad de la República de mayor importancia que la vida.

César era un hombre de Estado, si debía dar la vida por él, lo haría con gusto.


30. Sin entrenamiento, no existe el conocimiento. Sin conocimiento, no existe la confianza. Sin confianza, la victoria no existe.

La educación es un aspecto fundamental en la vida de cualquier persona, sin ella solo somos una sombra de lo que podríamos llegar a ser.



31. Cuando los tambores de guerra hayan alcanzado su punto más crítico, la sangre hierva con odio y la mente esté totalmente cerrada, el líder no tendrá la necesidad de apoderarse de los derechos de los ciudadanos.

La guerra puede cambiar a cualquier persona, seas del rango que seas. César maduró mucho durante sus batallas.


32. El enemigo más grande siempre se esconderá en el último lugar en el que buscarías.

Usar el terreno a nuestro favor, es algo que todos los grandes generales hacen durante la batalla.


33. Es mejor sufrir una vez que estar en un sufrimiento perpetuo.

Las malas situaciones, cuanto antes sucedan mejor, no debemos vivir con miedo a ellas.

34. El que conquista dos veces es quien muestra misericordia a los conquistadores.

En la guerra existe, también, una especie de código interno por el cual los guerreros se respetan entre sí.


35. En extremo peligro, el miedo no se compadece.

Cuando nos encontramos en una situación tan complicada como es una batalla, el miedo solo nos privará de actuar con mayor eficacia.


36. Existe una marea en los asuntos de los hombres, que tomada en el diluvio conduce a la fortuna.

Los acontecimientos suceden en un orden que puede parecernos preestablecido, estos pueden llevarnos hacia nuestra fortuna o hacia nuestro fracaso.


Junto a Cleopatra, reina de Egipto (69 a. C.-10 o 12 de agosto de 30 a.C), con quien tuvo un hijo

37. Déjame correr y lucharé con cosas que todos piensan que son imposibles.

Somos capaces de hacer mucho más de lo que muchos piensan, nuestros límites los ponemos nosotros.


38. Es un derecho de guerra para los conquistadores tratar como les plazca a aquellos a los que han conquistado.

Como vemos en esta cita, César era implacable con aquellos a los que sometía.


39. Galia es sometida.

Conquistar la Galia fue algo que costó muchísimo a este noble emperador.


40. También existen animales que se llaman alces… tienen piernas sin articulaciones ni ligaduras, no se acuestan con el propósito de descansar… los árboles le sirven de cama… recostados solo un poco descansan.

En aquellos tiempos ciertos animales parecían sacados de un libro de ciencia ficción.


41. De todos estos, los Belgas son los más fuertes.

De las tribus que albergaba la Galia, César sabía que los llamados “Belgas”, eran los más poderosos.


42. Creer es la esencia de la vida.

Para poder llevar una vida exitosa debemos creer en nuestras propias posibilidades.


43. Vamos al sitio donde los dioses nos han mostrado el camino y la injusticia de nuestros enemigos nos llama.

Nuestros actos en la vida, nos conducirán hacia el destino que realmente merecemos.


44. En un mar tan lleno, ahora estamos a flote, y debemos seguir la corriente.

En ciertas circunstancias debemos dejarnos llevar por la corriente general, hacer esto puede salvarnos la vida.



45. La diferencia entre una República y un Imperio es la lealtad del ejército.

Las corrientes políticas en la Roma Antigua eran bastante convulsas, pero al fin y al cabo solo eran diferentes facciones intentando hacerse con el poder.


46. No existen trucos en la fe simple.

Engañar a aquellas personas con formas de vivir simples, puede resultar algo muy complicado.


47. Si fallo, es simplemente porque tengo demasiado orgullo y ambición.

Nuestros fallos suelen ser consecuencia directa de nuestros propios defectos.


48. Como regla general, lo que está lejos de la vista perturba las mentes de los hombres, mucho más que aquello que pueden ver.

Lo desconocido es algo que nos aterra y nos tormenta, los hombres siempre hemos temido a lo desconocido.


49. El mal que hacen los hombres, vive después de ellos; el bien a menudo es enterrado con sus huesos.

Nuestras acciones determinarán aquello que dejamos en el mundo cuando morimos, podemos hacer el bien con ellas o por lo contrario hacer el mal.


50. No guardo rencor y no busco venganza. Simplemente tengo esta demanda… que se unan conmigo en la construcción de una nueva Roma, una Roma que ofrezca justicia, paz, y la tierra a todos sus ciudadanos, no solo de unos pocos privilegiados.

Roma fué todo un sueño para un gran número de personas, una sociedad basada en leyes y justicia. Muchos aspectos de la sociedad moderna se lo debemos a esta antigua metrópolis.



51. Era costumbre de los dioses de vez en cuando brindar prosperidad y una larga impunidad a los hombres a quienes tenían la intención de castigar por sus crímenes, para que en una vuelta de la suerte los hiciera sufrir más.

Un forma un poco maquiavélica quizás, de ver los designios de los dioses, nadie conoce realmente las vicisitudes de la vida.


52. Llora por la destrucción y deja caer a los perros de guerra.

De esta forma tan poética, Julio César se encomendaba a lo divino en su próxima batalla.


53. Quienes están alrededor de las figuras públicas ni siquiera deberían estar bajo sospecha.

Cuando eres una persona muy importante, siempre tendrás personas a tu alrededor dispuestas a ver qué pueden sacar.


54. La suerte, que tiene un gran poder en varios asuntos, especialmente en la guerra, puede provocar grandes cambios en una situación donde existan muy pocas fuerzas.

El poder de la intimidación puede ayudarte mucho en la batalla.


55. En el futuro recordarán que solo yo y nadie más les ofreció misericordia.

César fue quizás uno de los dirigentes más justos de su momento histórico.


Busto de Julio César en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

56. Debemos ganar o morir.

En la guerra sólo existen estas dos opciones.


57. ¡Senadores! La guerra ha terminado.

Algo que sin duda le alegró mucho proclamar al César.


58. Es más fácil encontrar hombres voluntarios para morir, que encontrar aquellos que están dispuestos a soportar el dolor con paciencia.

Encontrar hombres aptos para el imperio romano, resultaba a veces complicado. Los legionarios debían sufrir las condiciones más duras imaginables.


59. Ven, mi mano derecha, que este oído es sordo y dime lo que verdaderamente piensas de él.

Saberse asesorar correctamente era algo indispensable en aquellos tiempos.


60. El César no hace mal, no sin causa.

En ocasiones el César debía actuar de una forma que realmente no era como a él le gustaría.


61. Somos dos leones hechos camada en un día, y yo, el más antiguo y terrible.

Él era plenamente conscientes de sus dotes y capacidades, se valía de estas cualidades para hacerse siempre con la victoria.


62. El César saldrá adelante. Las cosas que me amenazan nunca han visto más que mi espalda, cuando ellas ven la cara del César, desaparecen.

Para amenazar abiertamente a este grandioso emperador, debías ser claramente un necio.


63. El peligro sabe bien que el César es más peligroso que él.

En esta cita vemos claramente como Julio César se sentía totalmente intocable.


64. Sólo es arrogancia si fallo.

De esta manera se escudaba por su arrogancia en ciertos momentos del día.



65. No me importa si me respetan, mientras me teman.

El temor puede ser una buena herramienta para controlar a la población, pero también puede acarrear enemigos.


66. Todos los hombres que reflexionan sobre los asuntos controversiales deberían ser libres de odio, amistad, ira y pena.

Para poder reflexionar de una forma clara sobre algo, debemos dejar nuestras emociones a un lado.


67. Encontré Roma, una ciudad de ladrillos y la dejé echa una ciudad de mármol.

Como dirigente ayudó a mejorar el aspecto de su ciudad, algo que seguro sus ciudadanos agradecieron.


68. Las grandes cosas deben realizarse sin dudar, así las posibles dificultades no serán capaces de detenerte.

Dudar en un momento decisivo puede llegar a costarnos la vida, debemos actuar con decisión en la vida.



69. Incluso ahora podemos dar marcha atrás. Pero una vez que hayamos cruzado ese puente, todo deberá ser decidido por las armas.

Cuando una batalla llega a cierto punto de inflexión, la única solución es matar o morir.


70. Cassius tiene una mirada amarga y hambrienta; piensa demasiado: los hombres así son peligrosos.

Cayo Casio Longino es considerado uno de los artífices del atentado que le costó la vida a Julio César.


71. El valiente nunca saborea la muerte salvo una vez.

Todo morimos sólo una vez en la vida, ya seas valiente o cobarde.


72. Los hombres de buena gana creen en lo que desean.

Aquello que más deseamos sea cierto, lo creemos como tal aunque no lo sea.


73. La mujer del César debe estar por encima de toda sospecha.

Durante su vida, Julio César se casó en tres ocasiones y tuvo también numerosos romances.


74. La suerte está echada.

Como bien dijo “Alea jacta est”. Sin duda una de las citas más relevantes de este emperador.


Asesinato de Julio César

75. Preferiría estar el primero en una aldea que el segundo en Roma.

Allá dónde nos encontremos, debemos ser la mejor versión de nosotros mismos.


76. Nada es más fácil que censurar a los muertos.

La historia la escriben los vencedores, muchos de los acontecimientos que pasaron en la antigüedad han llegado a nosotros de forma distorsionada.


77. Nadie es tan valiente que no se ve perturbado por algo inesperado.

Las situaciones inesperadas son las más difíciles de afrontar, pues no hemos podido prepararnos para ellas.



78. ¿Tú también, Bruto, hijo mío?

Sin duda, César se sorprendió en gran medida al ver que su propio hijo le asesinaba.


79. Nada es tan difícil que no se pueda conseguir con fortaleza.

Con perseverancia y dedicación lograremos alcanzar nuestros objetivos.


80. Vine, vi, conquisté.

Una gran frase de Julio César, que nos describe a la perfección el tipo de persona que este era.



*César Juárez (Dosrius, 1988) es licenciado en Sociología por la Universitat de Barcelona, donde también se doctoró. Ha trabajado en distintos ámbitos de la investigación, especialmente en procesos de inmigración y de desarrollo económico en países de América Latina. Su pasión por la escritura y la cultura le han llevado a formar parte de nuestra red de divulgadores.

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