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Viaje hacia el erotismo japonés



Haru no e – shunga es un documental que explora el mundo del shunga, el arte gráfico del erotismo. Con más de cien creaciones, desde obras imperecederas hasta imágenes más baratas, la película presenta a herederos de la impresión en madera, coleccionistas, investigadores y artistas fascinados por el shunga. Hirata Junko, la directora, nos habla del proceso.


En el año 2000 se incorporó a la productora de vídeos Telecom Staff. Ganó el Premio ATP 2006 al Mejor Principiante por Sandai no koi monogatari (“Tres generaciones de historias de amor”). Produce principalmente documentales de arte con temas como la poesía contemporánea, la expresión física y el arte, como empezó a hacer con su documental de danza Pendanto ibu (“La Víspera del collar”, estrenado en 2009). Ganó el Premio Matsukawa en el Festival de Cine Cultural de Yufuin por Nippon no kioku (“Recuerdos de Japón”, 2010). Otras obras dirigidas por ella incluyen Nanya Doyara - rikuchū okonai no bon uta (“Nanya doyara, la canción de Obon en Okonai, Rikuchū”, proyectada en el Festival de Cine Documental de Yamagata en 2012), donde muestra Tōhoku tras el terremoto, y Shijin Enomoto Sakurako no fuyu no tabi (“El viaje de invierno de la poeta Enomoto Sakurako”, 2015, obra con la que obtuvo el Premio Eibunren a la Excelencia).


Haru no e – shunga (“Shunga, dibujos de primavera”) es una película que no escatima esfuerzos por mostrar todos los atractivos del shunga, la pintura erótica japonesa, pero que también marca una clara distinción sobre otros documentales al uso.


Desde los inicios del proyecto, la directora Hirata Junko se planteó rodar la película “En lo posible, desde su perspectiva humana”, y el resultado se refleja con claridad en la aguda sutileza de la obra. Después de ver la película de nuevo, tras la entrevista, mi impresión había cambiado en gran manera, aunque esto es algo que me ocurre con frecuencia al entrevistar a directores.



La imagen del shunga


Las ilustraciones que representan la actividad sexual humana han existido a lo largo y ancho del mundo desde la antigüedad. Lo que hace que el shunga (el término usado en japonés para referirse a ellas) se destaque entre los otros es que posee un alto nivel artístico, merecedor de una mención especial en la historia del arte. Los grabados en madera, técnica usada para crear el shunga, desempeñaron un papel central en la cultura del periodo Edo (1603-1868), y famosos artistas de ukiyo-e de la época, como Hokusai o Utamaro, crearon algunos bocetos en este género.


Sin embargo, excepto por un pequeño número de entusiastas, la esencia del shunga nunca se ha llegado a entender correctamente, por lo general, y desde la era Meiji (1868-1912) y durante mucho tiempo se trató como una frivolidad. Esta tendencia finalmente empezó a cambiar en 2013, con la celebración de una exposición de shunga en el Museo Británico.


La obra maestra Uta makura de Kitagawa Utamaro (1753-1806), del marchante Uragami Sōkyūdō, fue muy bien recibida durante su exposición en el Museo Británico. El comentarista señala los ojos entrecerrados del hombre, dibujados a lo largo del cabello de la mujer. ©2023 Comité de producción de Haru no e - shunga


En el pasado, de haber sido visible para el público, se habría tratado de una exposición en museos de tesoros secretos. Incluso en instalaciones para adultos se pintaban las partes íntimas de manera que se pudiera ver solo su tamaño y forma. Al pensar en el shunga, lo primero que suele venir a la mente de muchos es lo grotesco de esos enormes genitales. Hirata no era una excepción, en este sentido.


“No tenía un interés particular en el shunga; lo veía más como un aspecto de la cultura sexual que como arte. Pero me interesaba saber si se trataba de la expresión de la conciencia sexual japonesa, saber por qué ese arte erótico se había desarrollado con tanta riqueza en Japón”.


Hirata, que ha trabajado en documentales de arte sobre la expresión física, recibió una oferta para dirigir en 2020. Un productor que estaba trabajando en la película Shunga Sensei (dirigida por Shiota Akihiko, estrenada el 13 de octubre de 2023) le dijo que creía necesitar un enfoque documental para poder transmitir los diversos y profundos atractivos del shunga; así fue como Hirata se implicó en el proyecto.


“Debido a la pandemia del coronavirus tuve mucho tiempo para investigar. Después de muchas discusiones, terminamos rodando un poco al azar (risas). No había ninguna trama, y por eso no es que rodara pensando mucho en la estructura. Cuando encontraba algún lugar donde nos permitían rodar, corríamos hasta allí y grabábamos las imágenes en el tiempo que teníamos disponible.”



Los dioses habitan el vello púbico


Dicho esto, la película es muy metódica, y resulta muy persuasiva en todo momento. Las primeras imágenes de la película son de la punta de un cincel, que corta un bloque de madera. Pronto queda claro lo que se está tallando.


Se trata de un proyecto de reimpresión de shunga organizado por la Cooperativa de Artesanía Tradicional de Impresión en Madera de Tokio, en colaboración con el Centro Internacional de Investigación de Estudios Japoneses. Sode no maki (“El pergamino de las mangas”), de Torii Kiyonaga (1752-1815), es la primera de las muchas imágenes de shunga que se presentan en la película, y una de las elegidas para su reimpresión en el proyecto.


Dicha obra se compone de doce ilustraciones publicadas hacia 1785 (la foto del encabezado de este artículo es una de ellas). La interacción entre un hombre y una mujer que se representa en ella, en una audaz composición, sobresale horizontalmente de la pantalla (la relación entre el ancho y el largo es aproximadamente 1:5). Los cuerpos y las caras nacen de líneas muy simples, y la cantidad de colores es bastante limitada, lo cual le da a la obra una impresión de elegancia.


Por otro lado, los patrones y pliegues de la ropa, la línea del cabello y, sobre todo, el vello púbico, están representados con gran detalle, y en el centro de la imagen se hallan unos enormes genitales que muestran una rica sensación de voluptuosidad. El trabajo del horishi, el tallador, consiste en añadir movimiento a las simples líneas del boceto, y las habilidades del surishi, el impresor, resultan esenciales para resaltar esos matices. Las densas ondulaciones del vello púbico son un elemento exclusivo del shunga, no se encuentran en otros grabados en madera, y son el resultado de una minuciosa atención al detalle.


Hirata utiliza varias técnicas para apelar a la imaginación del público y transmitir esa implacabilidad del shunga. Una de ellas consiste en mostrar el proceso de tallado e impresión a través de las manos de artesanos modernos.


“Si se pudiera hacer, me encantaría poder ver en qué tipo de talleres trabajaban los pintores, grabadores e impresores de aquella época, y con qué tesón trabajaban. Hay maneras dramáticas de recrear esto, claro, pero yo no creo que en un documental se deba optar por esas herramientas”.



El shunga en anime



Debido a la idea de la directora de crear un documental “humano”, el proceso de filmación se convirtió de forma natural en un viaje a través del shunga. Hirata quería, por supuesto, visitar obras maestras de artistas famosos del ukiyo-e que hubieran dejado su huella en la historia del arte, pero también deseaba encontrar ediciones más baratas de autores casi desconocidos, y a los propietarios que las habían heredado de sus antepasados. Las cosas no salieron según lo planeado, no obstante: no aparecía gente normal que guardara ningún shunga, y resultaba difícil encontrar obras reales.


Para las “obras maestras”, el equipo pidió la cooperación del marchante de arte Uragami Sōkyūdō. Su representante, Uragami Mitsuru, es uno de los instigadores del auge del shunga, que realizó grandes esfuerzos por abrir exposiciones de este arte en el Museo Británico y en Eisei Bunko, en el distrito Bunkyō de Tokio (en 2015).


En la película se celebra una pequeña fiesta llamada “La Noche del shunga”, a la que se había invitado a artistas y entusiastas del arte. Se presenta en ella una larga lista de obras maestras del shunga, desde su periodo más temprano hasta el último; Uragami va brindando explicaciones, y los invitados comparten sus impresiones.


“Habría sido un desperdicio limitarse a rodar. La forma original de disfrutar el shunga era sostenerlo con las manos y mirarlo, y al parecer incluso en el periodo Edo la gente se mostraba sus colecciones. Al final, tras ver aquella cantidad de obras, todos estábamos en una especie de embriaguez del shunga (risas)”.


En la fiesta se disfruta en detalle de obras como Fūryū enshoku Maneemon (“El elegante y amoroso Maneemon”), pintada por Suzuki Harunobu (1725?-1770) en sus últimos años, o Tako to ama (“El pulpo y la buceadora”), del ehon -libro recopilatorio de shunga- de Katsushika Hokusai (1760-1849) Kinoe no komatsu, completado alrededor de 182

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La película utiliza animación y narración (Moriyama Mirai, Yoshida Yō) para dar vida a ambas obras, creando así una sensación de realismo, y permitiéndole al espectador experimentar por completo el humor del shunga, que suele ser también denominado “imágenes humorísticas”.



La pasión por el shunga



El equipo de filmación visitó a un coleccionista en Hokkaidō en busca de la obra maestra Sangenji, de la cual se dice que es un shunga fantasma. Se trata de una trilogía de Utagawa Kunisada (1786-1864) que parodia Genji monogatari, La Historia de Genji; es una obra lujosa que reúne lo mejor de las técnicas de impresión en madera del siglo XIX.


La razón por la que obras como esta fueron posibles durante la era Tenpō (1831-1845), un tiempo en que las cosechas fueron muy pobres y el lujo se veía estrictamente regulado por el shogunato y los dominios feudales, es que el shunga de esa época era a la postre un trabajo entre bastidores.


“Me sentí como si estuviera viendo una faceta de los japoneses que no conocía. Cuando sostuve esas obras en mis manos, empecé a temblar: la técnica era algo asombroso. Lo que diferencia al shunga del arte erótico del extranjero es que se trata de arte de primera clase, realizado por artesanos apasionados por su trabajo. Esa pasión también la habían heredado sus coleccionistas”.


Un cuadro de Katsukawa Shunchō (fechas de nacimiento y muerte desconocidas) que transmite un conmovedor sentimiento de amor entre un hombre y una mujer. ©2023 Comité de producción de Haru no e - Shunga


Como es natural, la energía del shunga ha influido también en los artistas contemporáneos. Es interesante que el cuadro Shunga yūrei zu (“Ilustración de fantasmas de shunga”), de Katsukawa Shun’ei (1762-1819), mostrado en la película por un coleccionista danés, sirviera de inspiración para las creaciones de Kimura Ryōko, una pintora japonesa.


Aida Makoto explica las conexiones entre el arte contemporáneo, la subcultura y el shunga, y se ríe de la vanidad de los japoneses que empezaron a considerar estas obras “arte noble” cuando se exhibieron en el Museo Británico.


Yokoo Tadanori, creador de cuadros basados en los motivos shunga de Utamaro, comparte en la cinta una valiosa historia sobre cómo su difunta madre llevaba un pequeño shunga escondido en la cintura.


“Yokoo buscó ese shunga en concreto, pero parece que no pudo encontrarlo. Estaba seguro de que no lo habían tirado, de que aún podría estar en alguna parte. En Kioto se solía decir que las obras de shunga de Tsukioka Settei traían buena suerte, como amuletos para protegerse contra los incendios, porque las ‘cosas húmedas’ están asociadas con el agua. Por lo tanto es muy posible que la obra de Tsukioka se guardara en un almacén. Me hubiera gustado encontrar alguno más de esos ‘otros’ shunga...”



Siempre hay un shunga escondido en alguna parte



Aunque cuenta con la aprobación del Museo Británico, el shunga sigue viéndose rodeado de tabúes. Es de sobra conocido que un famoso templo de Kioto guarda algunas obras, pero al indagar al respecto los monjes nunca llegaron a confirmar que estuvieran en su poder.


“Tal vez las cosas cambien si este ‘renacimiento del shunga’ se extiende por todo el mundo y se reconoce mejor como arte... Pero los tabúes sexuales se hallan en un nivel diferente, y no desaparecerán. Quienes desconocen el valor de un shunga pueden llegar a quemarlo o tirarlo a la basura, y poco a poco se irán perdiendo casi todos. Si el shunga fuera un ser vivo podríamos decir que ha sobrevivido a la era moderna sin desaparecer; lo que nosotros hemos podido encontrar es tan solo una pequeña parte”.


La perspectiva de Haru no e – shunga no consiste tan solo en ver el shunga como objeto de apreciación, sino también en incluir el sufrimiento que comenzó en la era Meiji y dura hasta el presente, cuando la conciencia sexual libre se vio suprimida. La sensibilidad de Hirata se refleja claramente en el final que elige mostrar para este viaje por el mundo del shunga.


“Creo que la mayoría de las obras maestras más valiosas se encuentran visibles en el mundo. Pero debe de haber alguna obra andrajosa que la gente normal guarda en algún lugar. El anciano dueño de una tienda de antigüedades me lo confirmaba. Me estremezco al pensar que nuestra época está conectada de ese modo con el pasado. En estos últimos ciento cincuenta años los tiempos han cambiado mucho, pero creo que, en esencia, hay ciertas cosas que no han cambiado en absoluto. A través del shunga podemos comprender mejor la modernización. Espero que esta película dé a la gente la oportunidad de pensar en lo que perdieron en la marejada del cambio de época”.


El mundo del shunga no está de ninguna manera desconectado de los tiempos modernos. Este arte no solo se enmarca y se exhibe en museos; esta película se ve impulsada, parece, por esa creencia.


“Llevo estos últimos tres años viendo una gran cantidad de shunga, y me da la sensación de que mi visión de Japón y su gente se ha visto sacudida en sus cimientos. Aunque los japoneses puedan parecer muy serios, no pueden separarse de sus cuerpos. Hay un sentido del humor en el shunga, y también amor, tristeza y lástima. En él se resume la complejidad y la diversión de los seres humanos. Recientemente ha habido muchas noticias, relacionadas con el sexo, de corte muy negativo, pero el sexo no es algo negativo en sí; creo que el shunga nos enseña que se trata de un elemento que afirma la vida. El simple hecho de estar vivo es algo sensual, y el shunga lo celebra”.



Información de la película


  • Reparto: Yokoo Tadanori, Aida Makoto, Kimura Ryōko, Ishigami Aki, Hayakawa Monta, Uragami Mitsuru, Andrew Gerstle, Michael Forniz, Hashimoto Mari, Asabuki Mariko, Shungāru, Vivian Satō, Higuchi Kazutaka, Takahashi Yukiko, Yamakawa Ryōichi

  • Narración: Moriyama Mirai, Yoshida Yō

  • Dirección: Hirata Junko

  • Fotografía: Yamazaki Yutaka, Takano Taiki

  • Producción: Comité de Producción de Haru no e – Shunga (Culture Entertainment, TC Entertainment)

  • Dirección de producción: Culture Entertainment

  • Producción ejecutiva: Documentary Japan

  • Distribución: Culture Publishers

  • Año de producción: 2023

  • País: Japón

  • Duración: 121 minutos

  • Clasificación: R18+ (para adultos)

  • Página web oficial (en japonés): culture-pub.jp/harunoe/

  • En Cine Switch Ginza y otras salas de todo el país


Tráiler


(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: de la ilustración Sode no maki, de Torii Kiyonaga - ©2023 Comité de producción de Haru no e – Shunga)



Fuente: NIPPON.COM (JAPÓN)

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