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Sentirse "Como dos extraños", después de amar con frenesí



La historia de este hermoso y popular tango comienza en el Cabaret Marabú, lugar de encuentros de tangueros, músicos y bohemios.


José María Contursi fue uno de los testigos, entre tantas historias, de la narración que dio a luz "Como dos extraños" y que musicalizó Pedro Laurenz.



Esta historia contiene el paradigma de un amor puro, limpio y correspondido y la fatalidad de un desenlace que no corresponde al desamor, sino a circunstancias, que nos dejarán boquiabiertos, al conocer la verdadera esencia que con profundos dolores concibió esta hermosa canción.


Existió una vez, una bellísima copera y un mozo del famoso Cabaret Marabú.


José María Contursi (1911 - 1972), el autor de la inmortal letra, junto a su amada Gricel, la del famoso tango

Esta agraciada joven había llegado de Córdoba buscando trabajo y en el mentado local, se solicitaban mujeres para cubrir el puesto de coperas.


La juventud y belleza de la muchacha fueron imposibles de ignorar e inmediatamente consiguió el puesto.


Uno de los mozos, pronto hizo amistad con ella. Seguramente al ver que venía del interior del país, que no tenía familia ni amistades, en síntesis, al congraciarse con su vulnerabilidad.


Se acercaron, primeramente como amigos y al tiempo eran inseparables. Las perfectas dos mitades de una misma naranja.



Se convirtieron en novios, la relación y el amor seguían en escala ascendente y con ella, sus planes de una vida juntos, familia, hijos, etc. En fin, anhelaban construir y compartir el resto de sus vidas.


Realmente eran tan buenos que se granjearon el cariño de sus pares, incluso los mismos habitués del inigualable Marabú, sentían mucho afecto por los dos tortolitos.


Antigua fotografía del legendario cabaret "Marabú", tomada hacia el año 1934

Todo parecía perfecto, una historia digna de convertirse en una novela de amor y ocupar un lugar privilegiado en la biblioteca de cualquier coleccionista de "Novelas Rosas".


Pero no todas las historias de amor (y especialmente las de la vida real) tienen un final feliz…


Cierta noche aparecen tres extraños en el Cabaret que trabajaban los dos apasionados. De los tres, el del medio se adelantó, y tomó a la joven desprevenida, que miraba deslumbrada a su amante. La arrastró del cabello hacia afuera del Marabú.


Como hemos contado, todo el mundo la quería y salieron a defenderla ante tan violenta irrupción. Pero todo deseo de defensa quedó sin razón de ser cuando el extraño, con potestad, sacó de sus bolsillos una ajada libreta de casamiento que demostraba que la muchacha era su legítima esposa.



Imagina cómo se transformaron los rostros de sus compañeros de trabajo, sus nuevos amigos: Impotencia, incomprensión, decepción, angustia, etc… Cada facción contando por sí sola el sentimiento que embargaba a los asombrados espectadores. Pero sólo uno reunía ensimismado todas las emociones juntas de los presentes: el prometido que estaba desayunando toda una nueva realidad. Su futura esposa, la potencialidad madre de sus hijos, la compañera elegida para vivir juntos "en las buenas y en las malas y hasta que la muerte los separase" ya había pronunciado las mismas promesas a alguien más. Era de otro, y el otro realmente era él mismo.


El genuino dueño, el legítimo esposo, vino en búsqueda de la que él tanto amaba, trayendo consigo la destrucción de todos sus sueños, proyectos, arrancándole el alma. Pero con toda la legalidad a su favor y el derecho que Dios y la justicia le habían conferido.


La inmensa fama de Francisco Canaro (1888 - 1964), la versatilidad de Contursi y la voz de Ernesto Famá (1908 - 1984), contribuyó al enorme éxito de la pieza

Pasaron días, semanas, meses incluso años…


El Marabú no podía olvidar a la grácil copera que un día llegara del interior para llenar cada rincón con sonrisas, sueños, hermosura, juventud, amor; no podía olvidarla porque el mozo con su tristeza infinita no dejaba ir su recuerdo para siempre…

Contursi reflejó el profundo sentimiento se aquel desdichado así:


"Me acobardó la soledad

y el miedo enorme de morir lejos de ti...

¡Qué ganas tuve de llorar

sintiendo junto a mí

la burla de la realidad!"



…Los compañeros al ver que no había tiempo capaz de traer consuelo y mucho menos resignación, convencieron al mozo (seguramente pensando en su bienestar) de que viajara a buscarla.


Tal vez ya no estuviera casada o hubiese enviudado, quizás el marido simplemente hubiera desaparecido de la faz de la tierra o por la traición de ella la hubiese abandonado. ¡Había que averiguar qué había sido de la hermosa copera! Y con suerte rescatarla.


La calle Corrientes, a mediados de la década de los años 30 del S. XX, cuando nacía el cabaret que dio lugar a la trágica historia de amor

Estas suposiciones encendieron la esperanza en el joven y con unos cuantos datos que tenía de ella, se convenció de poder encontrarla. Sacó un pasaje en tren y hasta Córdoba no paró. Una mezcla de fortísimas sensaciones: ansiedad, ilusión, deseo y amor reprimidos, se arremolinaron en su estómago y su cabeza no estuvo mejor durante el largo viaje.


"Y el corazón me suplicó

que te buscara y que le diera tu querer...

Me lo pedía el corazón

y entonces te busqué

creyéndote mi salvación…"


Llegó la hora de la verdad cuando le informaron que la muchacha trabajaba en un almacén de ramos generales en las afueras de la ciudad.



Las piernas se le aflojaron y sus rodillas parecían castañuelas golpeándose incontrolablemente, la ansiedad se expresó como gotas de rocío que afloraban incipientes en sus sienes.


Al fin, después de secarse la frente con su pañuelo amarillento, arrugado y aún humedecido con las lágrimas que no pudo contener durante el largo viaje, al recorrer mentalmente el viejo idilio.


Popular marquesina del "Marabú" en su período de máximo esplendor, el cual cerró hace más de treinta años pero reabrió de manera reciente

Juntó coraje, entró al viejo almacén y la vio tras el mostrador.


El semblante se le fue desfigurando mientras su silueta pareció detenerse en el tiempo, la mujer aquella no era ni la sombra de la que él guardaba en su retina, en su corazón, ni siquiera se aproximaba a la hermosa muchacha de la que se había enamorado.


Solamente dos años habían borrado juventud, gracia, belleza y encanto. Totalmente abandonada, gorda, desarreglada sin dientes, con la mirada extraviada, quizá rememorando una y otra vez el viejo amor que no pudo ser…


La letra de "Como dos extraños" pinta este momento con un buen gusto y atino:


"Y ahora que estoy frente a ti

parecemos, ya ves, dos extraños...

Lección que por fin aprendí:

¡cómo cambian las cosas los años!"



…El mozo sintió que el corazón se le iba a partir en mil pedazos, las lágrimas otra vez emanaban y no había capacidad en su ser, o fuera de él que pudiera contenerlas.


No halló voluntad ni fuerzas para acercarse al mostrador aunque fuera para intercambiar unas palabras.


Giró sobre sí mismo, se alejó tan rápido como pudo y ya nunca más volvió a verla.


"Angustia de saber muertas ya

la ilusión y la fe...

Perdón si me ves lagrimear...

¡Los recuerdos me han hecho mal!

Palideció la luz del sol

al escucharte fríamente conversar...

Fue tan distinto nuestro amor

y duele comprobar

que todo, todo terminó.

¡Qué gran error volverte a ver

para llevarme destrozado el corazón!

Son mil fantasmas, al volver

burlándose de mí,

las horas de ese muerto ayer…"


La orquesta de Aníbal Troilo (1914 - 1975), fue una de las que actuó el el cabaret

…Fue el propio protagonista, que en una mesa del bar mencionado, le contó su historia a José María Contursi. Y fue así como el magnífico letrista, nos las contó a todos a través del tango "Como dos extraños"


Como dos extraños es un tango que data de 1940 la música pertenece Pedro Laurenz y la letra, como hemos visto a José María Contursi.



Escribe: ANDREA NIKODEM*













*Poeta y escritora, oriunda de Gualeguaychú (Entre Ríos), Argentina. Creadora del programa radial "Entre vos y yo", el cual modera en FM Spacio 104.7 de su ciudad natal.

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