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Arcón Cultural

Tras las huellas de Federico Scorticati



Lo conocí personalmente, pocos años antes de su fallecimiento, cuando aceptó mi invitación a nuestro programa radial Siempre el tango. Charlamos un rato sobre aspectos de su carrera e interpretó varios tangos, entre ellos no podía faltar “Alma”, de su autoría. Lo que me llamó la atención fue comprobar lo que alguna vez leí en una entrevista que le hicieron. Que el primer bandoneón se lo habían regalado a los ochos años de edad y con el mismo seguía tocando. Pude observar que los botones, en su mayoría, estaban notablemente gastados y que al pulsarlos la nota musical salía acompañada por el golpe de su dedo en la madera del teclado.Luego de esa noche, nos vimos varias veces y siempre, quizás por razones de edad o porque ese fue siempre su carácter, se mostró callado, apocado, de pocas palabras, pero como si nos conociéramos de toda la vida. Alguna vez dijo que nunca sirvió para dirigir una orquesta, porque no era lo suyo lidiar con los problemas que esa función presenta.Nació en el Uruguay, en la ciudad de Montevideo.



El comienzo de su infancia en el país lo pasó en el barrio de Villa Dominico y, como tantos músicos de tango, se inició muy pronto en el cine del barrio, acompañando la proyección de las películas mudas: «Mi papá tocaba el bandoneón sin saber música, por cifra. Y mi afición nació al verlo a él. Primero estudié con un muchacho de la zona y más tarde, más profundamente, con el alemán Arturo Bernstein. Me agarró tan fuerte que practicaba todo el día. Yo era flaquito y, al verme con tanto ahínco, a mis tías se les ocurrió que podía ponerme tuberculoso por el esfuerzo, entonces mi mamá empezó a darme comida todo el tiempo. De muchacho llegué a pesar 104 kilos, hasta que un día me propuse rebajar y llegué a los 64 kilos».


Con su orquesta

A Radio Nacional (luego Belgrano) fue de la mano de su padre. Todos los artistas iban gratis, pero les daban de comer en la emisora. Allí estaban Charlo, Rosita Quiroga y otros artistas que luego fueron famosos. La dirección de la radio decidió formar un trío estable y eligieron a Armando Baliotti (piano), Fausto Frontera (violín) y a Federico Scorticati (bandoneón): «Entonces ya éramos contratados y algún peso recibíamos».


Fue en ese tiempo que actuó en el cuarteto de los hermanos Roberto y Teodoro Guisado. Luego Cayetano Puglisi lo presentó a Roberto Firpo y con él estuvo durante dos años, actuando en el cine Paramount, entre película y película. «Eso duró hasta la llegada del cine sonoro. ¡Y chau! Fueron muchos los que se quedaron sin trabajo».



En 1928, con apenas dieciséis años, pasa a ser el primer bandoneón del octeto de Cayetano Puglisi, a su lado estaban Pascual Storti y Horacio Gollino; en violines Puglisi, Octavio Scaglione y Mauricio Mise; en el piano Alberto Cosenza y José Puglisi en contrabajo. Los estribillistas eran Pedro Lauga y Fernando Díaz, más tarde se convierte en sexteto y el cantor fue Roberto Díaz.«Por entonces me gustaba mucho la orquesta de Julio De Caro, con quien actué esporádicamente y también me gustaba Fresedo. Pero llegó Francisco Canaro, con quien integré en cuatro oportunidades distintas su orquesta. Estuve presente en los cortos de Carlos Gardel y participé en la grabación de “Madreselva” acompañando a Gardel, la misma versión que se escucha en la película El cartero de Neruda (Il postino)».



Ese mismo año forma un trío con Osvaldo Pugliese (piano) y José Gallastegui (violín), para acompañar las actuaciones de Adhelma Falcón y Charlo.A partir de 1929, organizó varios conjuntos propios y en 1932 arma una orquesta para actuar en Radio Rivadavia cuando pertenecía al diario Crítica. Después otra para Radio Belgrano: «Pero me costaba mucho, yo no estaba hecho para director, no era hombre de negocios ni para andar imponiéndome a los compañeros. En ese tiempo tenía a Jaime Gosis en el piano, luego lo reemplazó Héctor Stamponi, recuerdo a Fermín Fava en contrabajo, junto a mí estaban Horacio Gollino y Domingo Triguero, los violines eran Víctor Braña y Víctor Felice, como vocalistas pasaron Lita Morales, Mecha Bazán y Mario Corrales (luego Mario Pomar). También estuvimos en el café El Germinal. El asunto es que volvió a aparecer Canaro para proponerme una gira a Brasil y largué todo».


Partitura de una de sus canciones

Fue músico estable del sello Victor y grabó con todas las orquestas de la empresa. Dirigió la Orquesta Típica Victor desde 1935 hasta 1941.Sin embargo también grabó para el sello Odeon con Juan Maglio, quien dirigía el trío de bandoneones en el que participaban Gabriel Clausi y Ernesto Di Cicco. En esta formación, aunque llevara el nombre de Maglio, éste no participaba como ejecutante: «Sentía que la juventud lo había superado».


Registraron cuatro temas, los valses: “Ella vive en mi memoria”, de Maglio y “Lluvia de penas”, de Clausi; y los tangos: “Chitita”, de Maglio y “En capilla”, de Clausi.En 1942, cuando Ernesto Famá y Francisco Amor se separan de Canaro lo llamaron para que dirigiera la orquesta ya que se largaban como rubro. Pero no duró mucho, actuaron en Radio Oriental, de Montevideo y en Radio Splendid.«Estando con Canaro, en 1940, vino una huelga a la que me adherí y Canaro me sacó de la orquesta, me echó. Estuve un tiempito con Pugliese y llegué a Carlos Di Sarli. Estuve once años con él y fui el de la ocurrencia de meter en la grabación de “El choclo” una variación para bandoneón, que se consideró muy original y respetada, a raíz que Di Sarli no era partidario de hacerlas para bandoneón.



Fue una orquesta hermosa».En 1949, cuando se disuelve por unos años la orquesta, pasó a trabajar con Francisco Lomuto. Luego retornó con Di Sarli, hasta su muerte, a partir de la cual integró la formación de Los Señores del Tango.Tuvo gran admiración por Pedro Maffia y Pedro Laurenz... «siempre soñé tocar como Maffia».Oscar Zucchi, el mayor investigador sobre los bandoneonistas, opinó sobre él: «Es uno de los mas altos exponentes de la técnica bandoneonistica de la historia del tango. Aportaba una notable expresividad, condiciones que con el tiempo fue acrecentando y sazonando.



Su inconfundible sonido, ese particular acento que sólo los grandes poseen, va desde la llamativa brillantez sonora a los sugerentes tonos del toque perlado cuando el clima del tema así lo sugiere. Su absoluto conocimiento de los más sutiles mecanismos del instrumento, resaltan en el perfecto manejo del dispositivo valvular que regula la entrada y salida del aire, consiguiendo que resulte imperceptible para el oyente. Además es dueño de una digitación sorprendente por su celeridad y justeza, que se ve reflejada en sus hermosas variaciones corridas o fraseadas en sus originales adornos, sean mordentes o apoyaturas sabiamente colocadas y ha sido dotado naturalmente de una llamativa independencia entre ambas manos y una excelsa maestría en el manejo de la difícil técnica de la ejecución ligada».


Propaganda de una de
sus presentaciones

En 1966, se radicó por unos años en Mar del Plata, aunque dedicado a otros menesteres no pudo abandonar el tango y formó un conjunto llamado Los Notables del Tango, con el cual registra dos tangos, ambos en colaboración con Juan Canaro: “Nochebuena en Tokyo” y “Bonjour París”, en el sello Ruiseñor. Realizó cuatro viajes a Japón, el primero llamado por el pianista Carlos García, el segundo formando parte de la Orquesta Símbolo Francisco Canaro, el tercero en 1991, nuevamente con Carlos García y el cuarto en 1996, integrando el Quinteto Canaro, dirigido por Antonio D'Alesandro.En una oportunidad lo invité a mi programa radial junto con Clausi para que tocaran a dúo. Se la tomaron en serio porque prefirieron grabar un par de temas en forma particular. Los temas elegidos fueron de Arolas: “Alice” y “Tres y dos”.



En ambos jugaron alegremente con las variaciones que iban creando sobre la marcha. Lamentablemente, no llegaron ni el tercero ni el cuarto tema prometidos. Los muchachos discutieron en un ensayo previo y finalizó la temporada radial.Su obra como compositor llegó varias veces al disco. Aquí van algunos ejemplos: “Plumitas”, con letra de Luis Rubistein, “Bendición” en colaboración con Pascual Storti, “Alma” y “Romance”, ambos con letra de Juan Sarcione, “Cansancio” y “Desesperanza”, ambos con letra de Manuel Meaños, “Confidencia”, con letra de Juan Bautista Abad Reyes, “La torcacita [b]” (ranchera), “Tango milonguero” (tambié titulado “Tango de arrabal”), “Bandoneón de mis amores”, “Como pelea de novios” (milonga), con letra de Avlis, “Por quererte así”, con letra de Celedonio Flores, “Canto al tango”, con letra del propio Scorticati.



Fuente: TODO TANGO


Escribe: ANDREA GABRIELA NIKODEM*











*Poeta y locutora radial de conocida trayectoria en la ciudad de Gualeguay (Entre Ríos) Argentina.

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