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Alguién que ante todo, era muy despierto


Escribe: ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"


A finales de 1963 en Estados Unidos, los Beach Boys tocaban en la radio, la guerra de Vietnam había comenzado a atraer la participación de Estados Unidos, los jóvenes se encontraban disfrutando de sus vacaciones de Navidad y dos adolescentes estaban planeando un experimento que captaría la atención de la nación durante décadas.


El experimento, que terminó el 8 de enero de 1964, convirtió a Randy Gardner, de 17 años, en la persona que más tiempo había aguantado despierto del mundo, con un récord Guinness de 11 días y 25 minutos. Una marca que, a día de hoy, sigue sin ser superada.



Experimento


Los únicos experimentos sobre el tema habían sido realizados a varios gatos despiertos durante 15 días, momento en el que murieron.


Bruce McAllister, uno de los estudiantes de secundaria a quien se le ocurrió la idea, dice que surgió de la simple necesidad de idear un proyecto de ciencias.


Junto con la creatividad y la irresponsabilidad que acompaña a la adolescencia, Bruce y su amigo Randy decidieron que querían batir el récord mundial de mantenerse despierto, que en ese momento lo tenía un DJ en Honolulu, que había logrado 260 horas, o lo que es lo mismo, menos de 11 días.


“Éramos idiotas, ya sabes, jóvenes idiotas”, explicaba McAllister en una entrevista a la BBC, “me quedé despierto con él para vigilarlo y después de tres noches de insomnio me desperté apoyado contra la pared escribiendo notas en la misma pared”.



Tras decidirse a realizar tal proeza, los adolescentes se dieron cuenta de que necesitaban una tercera persona involucrada, por lo que contrataron a otro amigo, Joe Marciano, para que los ayudara. Aunque poco después fue sustituido por un investigador del sueño llamado William Dement de la Universidad de Stanford. “Probablemente yo era la única persona en el planeta en ese momento que realmente había investigado el sueño”, explicaba Derment.


El investigador había leído sobre el experimento en un periódico de San Diego e inmediatamente quiso involucrarse junto al teniente comandante médico de la Marina de los Estados Unidos, John J. Ross, para alivio de los padres de Randy. “Los padres de Randy estaban muy preocupados de que esto pudiera ser algo realmente dañino para él, ya que no existía, en ese entonces, evidencia científica de que no pudiera ocasionarle la muerte”, explicaba Derment.



Los únicos experimentos sobre el tema habían sido realizados con animales. En ellos, se mantuvo a varios gatos despiertos durante 15 días, momento en el que murieron. Aunque no se determinó con exactitud si la muerte fue debida a la falta de sueño o a factores como el estrés o los productos químicos utilizados.


De hecho, McAllister insiste en que esos experimentos involucraron el uso de productos químicos, lo que enturbió los resultados. “Randy tomaba Coca-Cola ocasionalmente, pero aparte de eso, ya sabes, nada de Dexedrina, Benzedrina, los estimulantes del día en esos días”, explicó. Gardner contó solamente con la gente que tenía a su alrededor para mantenerse despierto.



Efectos


Randy Gardner mientras

realizaba el experimento


Cuando William Dement llegó unos días después de comenzar el experimento, Randy se encontraba optimista y no parecía particularmente afectado.


Sin embargo, a medida que pasaban los días, los experimentos que hicieron con él arrojaron algunos resultados inesperados. Pusieron a prueba su sentido del gusto, el olfato y el oído y después de un tiempo sus habilidades cognitivas y sensoriales comenzaron a verse afectadas.


McAllister recuerda que Randy comenzó a decir: “No me hagas oler eso, no puedo soportar el olor”. Sin embargo, su juego de baloncesto mejoró, aunque esto podría deberse a la gran cantidad de horas que pasaba jugando. “Estaba en muy buena forma física”, relataba Dement, “así que siempre podíamos ponerlo en marcha jugando al baloncesto o a los bolos, o a cosas así. Si cerraba los ojos, se dormiría inmediatamente“.



Aunque “es probable que se le escapan sutiles ráfagas de sueño, ya que las personas privadas de sueño entran y salen de los micro sueños, segundos de sueño que ocurren sin que uno se dé cuenta, a menudo con los ojos abiertos”, añadió Dement.


Durante los once días, Gardner experimentó cambios de humor, fallos de memoria y atención, pérdida de coordinación, dificultad para hablar e, incluso, alucinaciones. A partir del tercer día, “aluciné creyendo que era un famoso jugador de fútbol americano negro, Paul Lowe, de los San Diego Chargers”, escribió Gardner en “Esquire” años después.


Las alucinaciones continuaron al día siguiente, el adolescente veía un camino frente a un bosque en lugar del resto de su casa. “Después de ese momento, todo se fue básicamente al demonio”, escribió Gardner. “No hubo más subidas, sólo bajadas y más bajadas. Era como si alguien estuviera limando con papel de lija mi cerebro. Mi cuerpo se arrastraba, y mi mente estaba destrozada”.



En los días siguientes, el habla de Gardner se volvió cada vez más lenta y empezó a arrastrar las palabras, y su memoria empeoró. Empezaba las frases y se detenía a mitad de camino, olvidando por dónde iba o siendo interrumpido por un nuevo pensamiento. En el último día del experimento, Randy no mostraba ninguna expresión y necesitaba constantes indicaciones para responder a cualquier pregunta, lo que hacía con un tono monótono y arrastrado. Además, las pruebas sobre sus capacidades mentales cesaron pronto, ya que acababa olvidando lo que estaba haciendo.


Tras el tiempo que Gardner pasó despierto, lo llevaron a un hospital naval donde se monitorearon sus ondas cerebrales, hasta que finalmente, días después, volvió a la normalidad.










*Escritor, poeta teórico y filósofo.

Autor del libro "Las Caravanas de Matusalém"


Fuente: LA RAZÓN (ESPAÑA)

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