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Atril literario. Invitado: LUIS C. GONZÁLEZ

Actualizado: 28 feb

CUANDO MORISTE POR DIEZ SEGUNDOS

por JOHANNA CARVAJAL

Quisiste abandonar la vida

porque no amabas a nadie y nadie te amó.

Pensabas que el dolor no se sanaría,

llevabas tanto tiempo sintiendo locura

en el corazón derruido.

No entendías de qué se trataba

eso de existir...

 

Y todos los días

solo pensabas

en llevar flores en tus manos,

las palabras se convertían en salvajes

y te gritaban duramente al oído

que solo eras una herida purulenta.

 

Las manos grises

solo te buscaban

para ahorcarte.

 

Quisiste abandonar la vida,

hace dos años

porque nunca encontraste las respuestas,

eras la muñeca olvidada

en el estante y solo el polvo

tocaba tu piel.

 

Los labios estaban cercenados

por el miedo...

 

Quisiste abandonar la vida,

porque la luna moría cuando la mirabas.

 

Hace dos años,

tomaste un puñado de rocas

y te las tragaste, setenta y seis en total,

al sonido de un réquiem

en el que tu misma te despedías de ti.

 

No recordar nada

fue tu frase preferida,

pero todo quedó registrado en la memoria,

no viste la vida pasar,

como decían todos que pasaba

cuando te enfrentabas con la muerte...

 

Solo viste una inmensidad de negro,

infinito...

Posándose en tus párpados.

 

Te regresaron a la vida,

así hayas querido abandonarla.

 

Porque ella misma se encargó

de mirarte a través de lo oscuro

y tomarte de los brazos,

llevándote de regreso

como un jinete,

para decirte que el eco del silencio

te devolvía a los jardines

donde solo observabas los pétalos.

 

Porque en las noches

estaría el amor tomándote los pies

y el aire llenaría

con totalidad tus pulmones

para poder dar nacimiento a la música.

 

No podías morir con tus poemas...

 

Sino con la libertad

de poder derrotarte a ti misma

para construirte de nuevo,

como la piedra que cae,

se rompe...

Pero nuevamente puede apilarse.


PARA PATRICIA ARIZA (Poema Jotabé)

por GERARDO MARÍA GIRALDO PÉREZ*



Artista emprendedora de cultura

sabe de abusos la poeta pura.


Es un árbol que va a dar buenos frutos

sembrado en la cima por atributos.

El cielo seguro emite minutos

y lloran en tierra oligarcas brutos.


Desde joven es una militante

defensora del pobre y el emigrante.


Ministra de revolución segura

buscando equidad con los impolutos

y el ojo del sol siempre vigilante.


*"El Poeta De La Edad De Oro", San Pelayo (Córdoba) Colombia


VOCES

por MARCOS FIERO












De tras de las paredes se reúne el estruendo de mil cosas,

cuando un eco exclamase oye la queja inaudita de la casa,

los misterios se hundenen la tez indefinible de sus formas,

los secretos se vuelven insondablescuando el silencio se fuma las palabras.


CANTO POR LA DIGNIDAD

por MARÍA DEL CARMEN RESTREPO QUIROZ

Soy todos los tiempos,

¡Uyayay!

Hacia adentro, hacia afuera,

inspiración, expiración, instante.

Respiro cóndor, exhalo águila,

traigo la política de la mariposa

en el alma del universo entero.


Yo Abya Yala,

¡Uyayay!

Amanecer del padre sol, plenilunio,

como luciérnaga, voy ungida con la chispa divina, en mi vientre

llevo colores siderales.


Yo, Wilka niña, Wilka mujer, ofrenda traigo entre mis manos,

el elixir para la sed de justicia.

Soy gobernante de mi misma, medicina para mis dolores cardinales.

Voy sembrada de agua fresca, ciencia antigua, resurrección de maíz.

¡Uyayay!

Yo, bruja indómita, aromada con sabor a coca y a miel de caña.

Una rana me habita, salta y se aleja por el horizonte cósmico,

lleva la tejedura de los antepasados, donde guardo la riqueza de Patria.

Planeo mi libertad,

¡Uyayay!

Como ojo de águila, hasta la hondura de quedar sin plumas para renovarme.

Voy y vengo para encontrar todos mis huesos insepultos,

hasta la alegría de ser esa vieja loba, que canta en el invierno.

Vengo húmeda de sangre seca, mi lengua es el alfabeto donde navegó el olvido,

soy flecha inca, mujer que ¡Uyayay!,

rasga el dolor del continente americano.


¿QUIÉN NOS DICE LA VERDAD?

por: JHON JAIRO SALINAS

"Llamamos a sanar

 el cuerpo de la nación,

 la cabeza cortada

 en el Salado,

 la vagina agredida

 en Tierralta, el cuello

 degollado en el Catatumbo"

(epígrafe F. de Roux).


Alguien preguntó:

¿de quién era

ese brazo roto?...

Alguien preguntó:

¿de quién era la

pierna destrozada?...


Quién preguntó:

¿por qué la cabeza

naufragó en el río?...

¿Por qué el campesino

desapareció?...


¿Por qué violentaron

la vagina virgen?.

¿Por qué fueron arrojados

al serpentario venenoso

de vistosa cascabel?...


¿Por qué las manos,

pies, y cabezas,

eran alimento perfecto

para los caimanes?

y, ¿por qué los arrojaban

vivos al horno crematorio?...


¿Quién tiene

las escrituras

de las fosas comunes

en Colombia?... ¿Quién?..


¿Quién nos dice

 la verdad?...

¡Quién por favor!...

¿Quién?...

La verdad, es como

un hilo de sangre,

suspendido

en la cumbre borrascosa

de la infamia del Macondo

siniestro de pájaros sin alas.


¿Quién estimuló

a los gendarmes,

para que exhibieran

como trofeo de guerra

a humildes jóvenes

inermes disfrazados

de bandidos?...


¿Quién secará las lágrimas

de aquellas madres

abatidas en el panteón frío

de la noche?...


¿Quién repone los

ojitos puros,

y diáfanos, de aquellos

 jovencitos

que salieron a exigir

una auténtica

primavera de amor

y justicia social?...

¿Quién?


¡La verdad en Colombia!...

es como una planta

que llega hasta

la nuca y actúa

como la hidra encolerizada,

sobre la maleza

de una paz mal parida...


La verdad

no puede ser

como un pozo

en la pupila sin lágrimas.

Y abortada en la cólera

de la brutal barbarie...


La verdad puede ser,

quizás, una carta

 de amor...

 o una tregua

perpetua de culpas...


¡Contemplemos la verdad!

como un tesoro encantado.

Ella es la ondulación

de cuerpos desgajados,

de las miles y miles,

de víctimas en Colombia...


¡Señores del gobierno!

la verdad es un fragmento

 realmente piadoso,

divinamente robusta

como el Samán

y adorablemente delgada

como la espiga del trigo.


La verdad es deconstruir

la mentira justificada

en el plomo del fusil,

del machete untado

con la sangre de santa

Paloma

y los diestros de la

motosierra que talaron

el bosque de indefensos

Cuerpos...

Que la barbarie

no siga siendo

una mentira esculpida

en una maraña de huesos...


Porque la verdad nos llama...

Y el amor nos corona...

 

Es la hora

de que la barbarie

no siga siendo

costumbre salvaje...


Es la hora

de honrar la verdad,

no permitir que la

aniquilen,

no borrarla de la tierra.


Es hora que la verdad

rompa el ataúd del silencio,

y nos preguntamos:

¿por qué en cien años

hemos llorado

en eterna soledad?...


¿Cuánto sufrimiento en

 mí patria desgarrada?...

¡Es hora de levantarnos ya!

Y, que la bandera de Colombia

no siga siendo un manto

 de crueldad

Y, levantemos ya

 el polvo de la

eterna impunidad...


Con la verdad...

haremos con las ovejas

un pacto de paz,

y borraremos

de la faz de la tierra

a las fieras salvajes.


Así, las ovejas

podrán habitar

seguras

en el desierto

y dormir tranquilas

en un bosque

 llamado Colombia...


ENCUENTROS

por MÓNICA PATRICIA OSSA GRAIN

Tu boca hurga entre mis lluvias

y se deslíen mis montañas

cuando empieza este jolgorio

en el respiro de la tarde

Me comprimo en un grito

que reverdece desde el centro de la vida

y en mi piel se combinan

el oleaje con la ternura del beso ofrecido

Tu olor se adhiere

al contorno de mis terrenos

mientras te miro por el surco

de la tempestad saciada

Aún siento tus manos

florecer entre mis piernas

tu libar hasta el desborde

y como tu sexo abría el camino

a la órbita de mis fuentes.


SALVACIÓN

por ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"







Esta fue la extraña y bella verdad que conocimos, el día que la luz del Sol, logró-por un momento-,entrar en la garganta circular del gran abismo:

Que el poder dela muerte, radica, en que tiene la misma fuerza que el amor.

¿Quién lo diría? por ello, he de entender que la vida prevalece,solo si logro-por encima dela línea inexorable de la vicisitud-, sobreabundar en el amor.


LA CASA

por MARÍA LIGIA ACEVEDO


















En la casa no están

ni su voz ni sus cuentos

para arrullar los nietos.

Tampoco ellos están.

Todos se han ido.

La casa, la alegre casa

es ya un nido sombrío.


DESPUES DE ANTES PARA QUE VOLVER

por IBÁN DE JESÚS ALARCÓN MARÍN, "GATO 777"

Después de celebrar la invasiva imposición,de que unas nalgas salieron por televisión,que alguna vez yo también quede por arte sin ropa interior,por un silencio, por el caos exterior.Después de que las calles se volvieron autopistas,después de que el diablo este por ahí de visita,que los goles se volvieron una triste mala noticia, que los muertos a cada hora son por una mala justicia;que el amor de mi vida lo es aún todo eso hoy en día.Que son cada vez más los peludos de la cuadra,gatos y perros faltos de caricia,que supiera que al Sombrerero lo tiene loco la fumada de Alicia.Que la canción que llena mi alma es de estas brutales, todas pesaditas.Que Colombia es mi país con límites, pero cuento con el universo para rodarlo sobre bici sin visa,que para que correr tanto la muerte no tiene prisa...después de que el mundo se acabará tantas veces,que los animales se hablan sin importar sus especies;los humanos estamos más lejos de casapasando por encima de toda fuerza, razón y raza.Que ¡por todos los dioses! en mente se mataran por el menos existente,después de corroborar claramente que los otros son los dementes;que METAL por siempre putamente...después de esto, que agonía infinitabesará con ironía mi longeva frente.


LUCES SEPIA

por LUZ ELENA VEGA ROJAS
















¿Cómo olvidarte creadora mía?

Cada junio, aunque época veraniega y feliz,

el recuerdo más triste me visita insistente

y lacera mi alma y me desgarra cíclicamente.


RAZA

por LUIS CARLOS GONZALEZ MEJÍA (1908 - 1985)*




¿Raza?… Raza de qué, tanto pregonan

mi vecino y el cura y el tendero,

y la altiva señora del banquero

quien tuvo un hijo negro, siendo mona?

¿Raza? … Raza de qué, si desentona

la ley de Dios con la que explica el clero

y al coraje –ni andante, ni escudero–

lo castran el responso y la corona?

¿Raza de Hidalgos? ¿Raza de Caciques?

Imperio de trabucos y alambiques

sobre estéril solar de cobardía.

De la maraña que el ancestro escruta

sólo nos queda puro: el hijueputa

y lo estamos negando todavía!


*Nació en Pereira el 26 de septiembre de 1908, murió en la misma ciudad el 17 de agosto de 1985. Aunque desde temprana edad mostró su afición por escribir versos, nunca estuvo de acuerdo en que lo catalogaran como poeta. Ocupó diferentes cargos, desde barrendero de la Personería municipal hasta gerente de las empresas públicas de Pereira. Recibió distinciones por parte de la Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira, del Consejo de Medellín, la “Estrella de Oro” de la Gobernación de Antioquia, la Cruz de los fundadores de la Alcaldía de Pereira, la Gran Cruz del Departamento de Risaralda, la Cruz de San Carlos del Congreso Nacional y la Cruz de Boyacá de la Presidencia de la Republica. Su primer bambuco, “Vecinita” fue compuesto en 1940. Muchos de sus versos han sido musicalizados por compositores nacionales como Enrique Figueroa y José Macías, y hoy en día son parte de la tradición colombiana. Entre ellos se destacan: “Aguardiente de caña”, “Ajena”, “Recuerdos”, “Antioqueñita”, “Besito de fuego”, “Caminos de Caldas”, “Callecita Morena”, “Compañero”, “Cansera”, “Amor montañero”, “Troncos sendos”, “Fondas de ayer”, “Trocha de lagrimas”, “La ruana”, “Los viejos”, “Mi casta”, “Mis palabras”, “Acuarela”, “Madre labriega” y “Paisaje”.



VIDEOS



MAESTROS DE LAS VOCES

por MC- TIAN (feat Bless Kdemente - Lord Mc - Liocse - Sadem - Kabster Scratching)




DE LO QUE SOY

por ANDRÉS GALEANO



POESÍA UNDERGROUND BETSY BETSY,

EL DUELO, YO SIENTRO, MUSIC POE

por ALEXÁNDER VÉLEZ GONZÁLEZ


OTRA VEZ TU BOCA

por HELENA RESTREPO



BRUJERÍA

por FULANA DÚO




ENSAYOS Y CUENTOS


MAJO QUIERE MALTEADA DE FRESA

por DIEGO FIRMIANO


Majo es una centennials. Nació en el año que más terremotos tuvo el mundo, el 2008. Claro, el asunto la trae sin cuidado, porque Majo misma es un terremoto con trenzas. Ya casi cumple 15 años, y esto debe ser trascendental para ella, porque vive justo en el siglo donde las personas no desean ser útiles sino importantes. Por eso, indignada por el trato que la historia les ha dado a los genios literarios, dice: «Hasta donde sé, todo el mundo quiere ser famoso, sobre todo YouTuber, TikToker o Influencer. Todos de alguna manera quieren ser Messi o Shakira. Y lo digo ahora, en diez o veinte años, querrán ser otros

     

Si Majo tuviera más edad, creeríamos que es una crítica cultural insufrible. Pero sus diálogos son espejos de la sociedad, no introspecciones agudas, y el viaje por su imaginación está registrado en un cuaderno íntimo donde descansan todas y cada una de sus palabras. Y es que este universo privado lo encontramos en «El diario de Majo» (2024), el nuevo libro del poeta, filósofo y guionista pereirano Andrés Galeano, ahora disponible para un público amplio, y gracias a Enlace Editorial de Bogotá que ha impreso un texto elegante en su diseño, con una temática moderna y divertida. Aunque aclarando que no solo estamos frente a un título más, sino delante de un cuento con mucha creatividad de parte del autor, quien nos plantea el divertido y curioso mundo de una adolescente cuyo nombre de pila es María José Acosta.




     Aunque despacio, ¡venga!, no hay que llamarla por su nombre completo (eso lo hace una mamá enojada), mejor es decirle «Majo» y eso que ella misma prefiere llamarse «Supermajo», o al menos así es como firma uno de sus poemas dedicado al hámster que amó:


«Maldita rata de mi corazón

el mismo día en que partiste

decidí retar a Dios.

Tu regreso, por mi buena conducta.

Aún espero su respuesta».


     De igual manera, más adelante sabremos que desea que le caiga un rayo, no para morirse, sino para decir: «Solo quiero tener superpoderes. «Ser Supermajo». Obviamente el regaño de su madre por tal deseo la regresa a tierra. Pero ella persiste en su idea de ser diferente para lograr cambiar algunas cosas, y esto es entendible y tierno al extremo, pues su familia fue víctima de la violencia armada del país, y como todo hogar, busca la paz y la armonía. Y es que esta es la Majo que nos dibuja Andrés Galeano. Espontánea, libre, y curiosa con todas las cosas, ya que su mayor sueño es ser una escritora reconocida en vida y no en muerte. Es más, su tío Martín percibiendo su carácter de pony indómito, la llama de cariño Mafalda, porque igual que la caricatura, sabe que el mundo da vueltas y por eso quiere bajarse.


     Y el tío, vaya pariente tan peculiar, es un pintor excéntrico a lo Dalí y un cinéfilo tipo Andrés Caicedo, que quizá es la figura del «gran hermano» en Majo, no ese que la vigila, pero sí que le enseña sobre teorías de conspiración, fantasmas y ovnis cuyo objetivo indirecto es que la jovencita tenga una mente crítica. Este tío díscolo de Majo es parecido al televisor antiguo de la casa, es el extraño de la familia, el loco, pero como los locos y los niños siempre dicen la verdad, ambos se vuelven dos caras de una misma moneda y ella lo reverencia por intelectual, es decir, por outsider, incluso llega a decir: «Sí, lo sé, soy la sombra femenina de tío».


     Aunque este familiar no es el único faro que ilumina las inquietudes de la adolescente, también los profesores del colegio Sagrado Corazón de María le enseñan cada cosa según sus asignaturas, a la par, que internet se vuelve, poco a poco, su mentor personal. Así fue que se volvió vegetariana, no le gusta Wikipedia, tiene conceptos propios gracias a fragmentos filosóficos que encuentra en las redes sociales, y además aprende historia por televisión. Ella no es el caviar entre las gomitas, pero sí desea marcar la diferencia alrededor de sus amigos, pensar como grande frente a los adultos, y eso la hace única.



     Con «El diario de Majo» Andrés Galeano ha sabido captar la esencia de la adolescencia, y los momentos típicos familiares y sociales por los que pasa cualquier joven o jovencita que viva en la ciudad. En su libro se retrata, con creatividad, las situaciones de los centennials y los hijos nativos de la nube; esos que tantean el mundo a sus anchas y deben sortear los hechos del pasado, o las incertidumbres del futuro; y cuya mejor defensa siempre será en ellos la tecnología y la televisión.


     «Majo», sin duda, es un ser adorable, y en su ingenuidad caemos los lectores rendidos, sin cuestionarla, solo siguiéndola en su odisea juvenil. Por eso más que un título para entretenernos, encontramos en cada página de «El diario de Majo» lo que sucede en un continente o en un vecindario, gracias a una pequeña que no tiene pelos en la lengua, a un tío ilustrado que se resiste a ser parte del sistema, y a unos profesores que trasmiten pasión por el conocimiento a sus alumnos.


     Finalmente, frente a situaciones que los demás creen, ella no puede entender a causa de su edad, dice con un bonito orgullo infantil que nos deja pasmados de emoción: «Puede que tenga 14, pero no soy tonta. Sé cómo funciona el mundo. La televisión, las series y las pelis me lo han explicado demasiado bien». Y esto es cierto, porque en las palabras y desde la imaginación de Majo podemos saber sobre la guerra, el oficio de enseñar, la compasión hacia los animales, los barullos de la política, el machismo reinante, el bullying escolar, la inseguridad ciudadana, el sufrimiento del arte, y lo más importante, el don la amistad.


     Y así es que este relato íntimo, escrito en dos meses según ella, nos atrapa y nos hace querer al personaje principal y los secundarios desde el inicio hasta el final, porque percibimos la sinceridad desnuda de una Mafalda que todavía no quiere bajarse del globo sin opinar sobre algunas cosas que encuentra mal. «El diario de Majo», de Andrés Galeano, es un libro para leer, sentir y pensar.



ORLANDO, LUNERO Y BURLANDO

por UMBERTO SENEGAL


Confiesan, los tres heterónimos de igual barba y cabello y sombrero, diestros para montar a la vez en la misma bicicleta amarilla y atravesar carreteras del paisaje quindiano: “A pesar de todos mis libros y poemas,/de un solo zarpazo me di cuenta/que yo no sabía escribir”. “Así las piedras sean de espuma/no dejan de ser pesadas/por su mismo nombre”. “Siempre uso la misma vestimenta/por si me están buscando”. En este poeto calarqueño (se autodenomina: poeto) anidan sentimientos, estremecimientos existenciales, como llamaradas lingüísticas de otras categorías idiomáticas; diferentes esferas de la comunicación poética cuyas esencias, saturadas de significaciones, símbolos y crujidos con que, a lo largo de su fecunda obra Lunero Páez viene construyendo tan infrecuente y sólido cosmos poético, se transfiguran en poemas breves de peripatética dicción. De los más representativos y sugerentes dentro de la poesía quindiana. Con virtudes de forma y estilo, contenidos y argumentos, exclusivos para figurar entre lo más desacostumbrado de la poesía colombiana por su indómito humor recubierto de ternura y piedad, tanto hacia él mismo, poeta desamparado y ser humano que perdió toda esperanza de amor y solidaridad, como hacia quienes lo circundan, impasibles con su drama. Crítico mordaz de la sociedad donde subsiste. “Mi vida no es como la de todos/ tiene la mitad muerta y la otra mitad viva”, declara en su libro inédito Dolorios. Burlando, quien vive su obra como la escribe, es el más poeto de los regionales poetas porque continúa componiéndola desde el malestar social y la zozobra personal, alimentándola con hambres de toda complexión que no consiguen ponerle punto final, ni punto aparte, solo interrogantes, a su rigurosa y autobiográfica producción poética. Cuando en la poesía nacional se registren las aplicaciones del lenguaje y las palabras innovadoras como elementos morfológicos y creacionistas del poema, Lunero-Burlando, por su exaltación sarcástica e imaginativa, ocupará lugar sobresaliente al lado de Sergio Stepanski. Y a su espectro, para acometer coloquios inexpresables, lo querrán cerca Vicente, el de Altazor; Oliverio, el de En la masmédula; César, el de Trilce y Oliveira, el de los jitanjafóricos glíglicos de Rayuela. Sus poemas, transformados en leñazos y descalabros, expresan, como ningunos en el Quindío, miserias de toda índole que describen su cotidianidad calarqueña de infrecuente espantapájaros, inofensivo espantángeles. Fumador fatal. Lo revela el tono café-amarillento en los extremos de su blanco bigote. Cada atardecer se sienta, estoico, junto a su amada bicicleta. En una de las escalinatas de la plaza de Bolívar, en Calarcá, como reposando en alguna escalinata de Benarés, en la ribera del sagrado Ganges, viendo vivir y morir calarqueños. Orlando-Lunero-Burlando, heterónimos del obrero de la construcción que, sin esperar nada de nadie, cimienta, ladrillo tras ladrillo, uno de los más compactos templetes de la poesía marginal colombiana.


(Publicado originalmente en el portal "LA CRÓNICA DEL QUINDÍO"

y transcripto con expresa autorización del autor)



EL NARRADIEZ OTRO FORMATO MINIFICCCIONAL PROPUESTO DESDE SURAMÉRICA

por CARLOS ALBERTO VILLEGAS URIBE


El presente artículo compila una serie de narraciones en el formato NARRADIEZ. Otro formato de la minificción propuesto desde Latinoamérica constituído por un microrrelato de cien palabras, en diez oraciones de diez palabras y un título con otras diez palabras . Las siguientes son muestras de narradiez entorno al mulá Nasrudin.


Los viajes por la antigua Turquía una verdadera iniciación poética


Fueron maravillosos e innumerables mis viajes con el gran Nasrudín[1] . Visitamos todos los territorios asombrosamente inexplorados de la antigua Turquía. Me contó las anécdotas compiladas por el indio Idries Shah. Y la gran mayoría me hicieron destornillar de la risa. Las impensables razones de cabalgar de espaldas en su asno. Los pormenores de su estadía en el séquito de Tamerlan. Algunas de sus conversaciones con los diversos discípulos de Gurdjief. Los grandes secretos del sufismo como una práctica del bienestar. Los tiempos vividos con Nasrudin fueron una particular iniciación poética. Porque cada jornada compartida me dejaba al filo del asombro.


DESENTRAÑISMOS 124

por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA


1

Una luz emerge del sembrado de verduras. Una luz flota en el animal sereno. Una luz descansa en la mirada del hombre taciturno. Verduras, animal y hombre taciturno se revisten de sangre y savia prodigiosa.

2

En la vida íntima del moralista es fácil divisar su catástrofe moral.

3

Moralismo, secuela del desenfreno espiritual.

4

Para el cínico, su manera de actuar contra el mundo es justa y necesaria.

5

Muchos creen de manera mecánica en Dios, al grado de convertir este profesar en un freno a la exploración de sus propias neuronas.

6

En ocasiones guardo silencio, dejo mi mente en blanco, de pronto aparece el pensamiento insubstancial, reflexión para ser arrojada en la saliva pronta a escupir.

7

El moribundo está en la cuerda floja.

8

Muerte, cadalso último donde llega la vida.

9

Que jamás le tiren la primera piedra, a quien diga estar libre de pecado…

10

Realidades objetivas al garete.

11

Soy misántropo de la humanidad perversa.

12

En ocasiones, el hombre triunfante es un “objeto” de poca categoría, que la sociedad hipócrita encumbra.

13

Quiero ver el espacio que ocupó mi ser, luego de cruzar la última esquina del mundo.

14

Ese espejo, que nada perdona, deslustra la imagen que llevo de mí mismo.

 

15

Apagar la luz, acostarse por el resto de la vida, sentir el paso de los siglos.

16

La arrogancia cincela con su nada, nada de nada...

17

Hacer crítica imparcial sobre uno mismo, ser honesto ante lo poco que somos.

18

Amar es un acto de amor hacia nosotros mismos.

19

La verdad del enamorado tiene su lado flaco.

20

Vivimos en el filo de la muerte.

21

Amistad y lealtad deben marchar a la par.

22

Vertiginoso por llegar a él mismo.

23

De la Z a la A, así se desplaza de forma lateral el cangrejo.

24

El arribismo es aporofobia del arribista hacia sí mismo.

25

Salvar una hormiga es proteger parte del universo.

26

No cortarle alas a nuestro amor por la vida, ser su vuelo sin fin.

27

Palomitas de maíz para la paloma de cristal.

28

Pintar la pera y comer sus cáscaras.

29

Hermosas caníbales enamoradas de Narciso.

30

Entronizar heces desde la biología evolutiva.

31

No tiene esperanza. Queda en puntos suspensivos su discurrir. Permanece atrapado como insecto en la telaraña de la vida. Así sucede el día a día del mendigo.

32

Nada dice, todo lo calla, en esta época cuando el verano marchita la cebolla en la mesa.

33

Viene el mismo hombre que ayer enterramos, llega con su vestido un poco empolvado, tiene buen semblante, como si la muerte no se le hubiera adherido.

34

Surrealismo: Sin compasión, uno de los enfermos lanza una mirada irónica al nogal que crece y crece y crece, en el cuarto de los desahuciados.

35

Ojalá tu aspiración te ayude a llegar al punto exacto de la i.

36

Que el suelo, donde estás parado, no te confunda con el árbol vagabundo, que a veces descansa en este atajo.

37

Búscate por aquí, no más allá de la tomatera.

37

En el libro negro resplandecen millones de millones de páginas en blanco.

38

La ironía de un encuentro en las trompas de Falopio.

39

Apasionarse con helechos melancólicos.

40

Seguir huellas sin descanso en el camino de los vagabundos.

41

Labios que ejercen malicia de manera placentera.

42

Escucha con religiosidad el abrir de la bisagra oxidada

43

Saldrás adelante con ese uno más uno más uno más uno más uno… ten fe.

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