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Arcón Cultural

Filippo Marinetti, el poeta "autoritario"


Filippo Tommaso Marinetti vino al mundo en Alejandría, Egipto, el 22 de diciembre de 1876. Poeta y dramaturgo italiano, fundador del movimiento futurista, vanguardia artística que rompió con la tradición y las maneras convencionales para dar paso a un nuevo estilo más agresivo e irreverente de expresión inmediata.

Graduado en Leyes de la Universidad de Génova, se dedicó por completo a la literatura. Inicio su carrera trabajando como redactor de la revista Antologie revue y debutó como poeta con Les vieux marins (1897).


Rompió con la tradición y gestó una nueva vanguardia a comienzos del siglo XX con la publicación de sus Manifiestos Futuristas (1909, 1910 y 1912).



Partidario del fascismo de Mussolini, llegó a ocupar varios cargos oficiales y fue considerado el poeta oficial del régimen.


Su pertenencia a las clases altas, le facilitó la posibilidad de vivir como un verdadero "dandy".


Nacido en el seno de una familia acomodada, Marinetti tuvo como padres al abogado civil Enrico Marinetti y su esposa Amalia Grolli. Vivió y cursó sus estudios primarios en Alejandría, para después trasladarse a Italia con su familia y establecerse en Milán.


Posteriormente se trasladó a Paris, donde continuó su formación académica básica e inicio su carrera en Derecho, ingresando a la Universidad de Pavía. Poco tiempo antes de terminar la carrera se trasladó a la Universidad de Génova, donde se graduó en 1899.


Por este mismo periodo comenzó a trabajar como redactor de la revista francófona Antologie revue, donde al poco tiempo entró en contacto con las nuevas expresiones literarias y las vanguardias artísticas.



Trayectoria


Rougena Zatkova, Retrato de
F. T. Marinetti (1920).

Mientras cursaba estudios en la Universidad de Génova y trabajaba en la revista Antologie revu, Marinetti comenzó a escribir sus primeros poemas, los cuales publicó entre finales del siglo XIX y comienzos del XX.


Se dio a conocer en el ambiente literario por medio del poema, Los viejos marinos (Les vieux marins, 1897), escrito con el cual obtuvo el primer premio de los Samedis populaires.


Posteriormente publicó el poema, La conquista de las estrellas (La conquete des étoiles,1902), el poemario Destrucción (Destruction, 1904) y las obras teatrales El rey Francachela (Le Roi Bombance, 1905) y La ville charnelle (1906), con las cuales contribuyó en gran medida a la difusión de la poesía simbolista y decadente.



Primera edición en francés (1910)

A mediados de la primera década del siglo XX, fundó la revista Poesía, publicación periódica en la que aparecieron los primeros versos de jóvenes poetas aún desconocidos.


Tras darse a conocer con sus primeros poemas y tragedias satíricas, Marinetti rompió con la tradición publicando en el diario Le Figaro su primer Manifiesto del futurismo (1909), obra que marcó un antes y después en la literatura de la época.


Poco tiempo después desarrolló su nueva propuesta en el Manifiesto de la literatura futurista (1910) y el Manifiesto técnico del futurismo (1912), obras en las que profundizo y sentó las bases del movimiento artístico futurista.


Trascendencia


Tal vez impulsado por su posición social, conservatismo y sentido del orden, Marinetti no pudo escapar a una época marcada por el aplastamiento de la libertad, el auge del belicismo acérrimo, creyendo ver la necesidad de orientar el arte en general fuera de la influencia del marxismo, el anarquismo, el libre pensamiento, en función del autorismo estatal, cuya doctrina consideraba la guerra como el acto de mayor elevación del espíritu humano.

En los tres manifiestos, Marinetti rechazó la estética tradicional para dar lugar a un nuevo estilo, marcado por la agresividad y la originalidad. En este también exaltó la modernidad, la velocidad, el dinamismo y el progreso ligado a las máquinas y la industria moderna. Asimismo, destacó la importancia de la violencia y la guerra entendidas como la única forma afirmación individual.



Esta nueva vanguardia en la que se buscó plasmar el movimiento, la velocidad, el cambio y la fuerza de los tiempos modernos se caracterizó por su agresividad y la destrucción de las viejas formas de expresión.


Es por esto que en ella se abolieron la sintaxis y la puntuación con la intención de reflejar de manera apropiada las sensaciones inmediatas de la vida moderna.


Futuristas y dandys: Luigi Russolo, Carlo Carrà, Filippo Tommaso Marinetti, Umberto Boccioni y Gino Severini en París (1912).

Sentadas las bases del futurismo, Marinetti se dedicó por completo a la difusión del movimiento reflejando en sus obras cada uno de los postulados planteados en los manifiestos teóricos, probando de esa manera que ese tipo de escritura novedosa y renovadora era posible.


Sus primeras obras futuristas fueron: Mafarka el futurista (1910), Les poupées électriques (1910), La battaglia di Tripoli (1911), Parole in libertá (1912) y Zang Tumb Tumb. Adrianopoli, ottobre 1912 (1914).



Obras en las que se puede apreciar la destrucción de las formas tradicionales de expresión, la agresividad y efusividad de las sensaciones planteadas por el autor y el nacionalismo exacerbado de Marinetti, así como la exaltación a la violencia y el mundo moderno ligado a la tecnología y las máquinas.


Declive y caída


La debacle del poeta coincidio con la del dictador, Benitto Mussolini (1883 - 1945), muriendo casi un año antes del fusilamiento del mismo por partisanos comunistas y de la disolución del fascismo, el cual
por primera vez en 77 años
volvió al poder en Italia,
curiosamente, a través de elecciones.

En el trascurso de las siguientes décadas, Marinetti, difundió el futurismo realizando numerosas conferencias y lecturas poéticas en diversos países de Europa y América. Estas conferencias permitieron que el movimiento tomara fuerza y se extendiera a diversos ámbitos artísticos como la pintura y la música.



Este movimiento influyó profundamente en el arte italiano como se vio reflejado en las obras de Umberto Boccioni, Giacomo Balla, Antonio Sant’Elia y Gino Severini, quienes se adhirieron al movimiento hacia mediados de la década de 1910.


Este movimiento influiría también en la obra de Robert Delaunay, Marcel Duchamp y Fernand Léger.


Placa que recuerda la
casa milanesa en
que Marinetti fundó
la revista Poesia.

Como defensor de las acciones bélicas y la violencia en general, Marinetti se convirtió en partidario del régimen fascista de Mussolini, periodo en el cual llegó a ocupar importantes puestos oficiales, ligados en gran medida a su carrera literaria.


Fue miembro de la Academia de Italia, manejada por el régimen y se convirtió en el poeta oficial del mismo, difundiendo en su obra la ideología política de la época. En este periodo publicó: Democrazia futurista (1919), Futurismo e fascismo (1924), Scatole d´amore in conserva (1927), Prigionieri e Vulcani (1927) y Poemi simultanei futuristi (1933), entre otros.



Su popularidad fue decayendo paulatinamente hacia finales de la década de 1930 y tras la caída del régimen murió en el olvido.


Fiel al fascismo falleció el 2 de diciembre de 1944 en Bellagio, Italia, a causa de un ataque al corazón.


Visión derechista totalitaria



Tanto en los gobiernos nazi como fascistas, las fuerzas de choque paramilitares eran constituidas por fanáticos convencidos o elementos lúmpenes, que mientras en Alemania fueron las disueltas S. A. (Sturmabteilung), en Italia de mantuvieron con el nombre de squadrismo (escuadristas), cuya misión era intimidar, golpear, humillar y eliminar a cualquier contradictor de la dictadura.

«Nosotros queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad», decía el punto 1 del «Manifiesto futurista» que Filippo Tommaso Marinetti publicó en «Le Figaro», el 20 de febrero de 1909.


Era el punto de partida para un movimiento vanguardista que al final se iba a considerar un precedente de otras iniciativas artísticas de gran originalidad, que también recurrieron a una suerte de decálogo para expresar sus intenciones, como en el caso del «Manifiesto surrealista». Pero no todo ello iba a quedarse circunscrito en el entorno de las artes y las letras, pues el futurismo se relacionaría nada menos que con el fascismo, pues los futuristas apuntaban a ideas como la violencia extrema y un acentuado nacionalismo.



«El coraje, la audacia y la rebeldía serán elementos esenciales de nuestra poesía», decía el punto 2, y continuaba señalando cosas como estas: su pintura y arte resalta el movimiento agresivo, la bofetada y el puñetazo, el mundo moderno tiene una belleza nueva: la de la velocidad, la belleza a su vez cabe hallarla en la lucha, pues «ninguna obra de arte sin carácter agresivo puede ser considerada una obra maestra».


El «Manifiesto Futurista» fue publicado por vez primera en
«Le Figaro» en 1909.

Es más, los futuristas desearon «glorificar la guerra –única higiene del mundo–, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las ideas por las cuales se muere y el desprecio por la mujer». Y no contentos con eso, quisieron «destruir y quemar los museos, las bibliotecas, las academias variadas y combatir el moralismo, el feminismo y todas las demás cobardías oportunistas y utilitarias».


Marinetti, asimismo, decía en el periódico francés que era desde Italia donde lanzaría al mundo su manifiesto, lleno de «violencia atropelladora», apostando por los medios de transporte que hacían más rápida y tecnológica la vida cotidiana.


Pero este autor no había nacido en el país transalpino, sino en Alejandría, en 1876, y en la ciudad egipcia incluso cursó sus primeros estudios, para después continuarlos en París, graduándose en Leyes en la Universidad de Génova, si bien nunca ejerció la abogacía; decidió, en cambio, dedicarse por completo a la literatura.



Así, se trasladó a Milán para colaborar con la revista francófona «Antologie revue», que fue crucial para que entrara en contacto con las expresiones vanguardistas.


Alfredo Gauro Ambrosi
(1901 - 1945), Retrato aéreo
de Benito Mussolini el aviador

Se hizo conocer Marinetti en primer lugar mediante sus poemas, pero naturalmente su trascendencia pública llegó con el citado manifiesto, al que le siguió el «Manifiesto de la literatura futurista» (1910) y el «Manifiesto técnico del futurismo» (1912), donde insistió en exaltar lo que él pronosticaba, esto es, una nueva civilización que estaría gobernada por las máquinas y la velocidad, en que la violencia y la guerra serían algo necesario y hasta deseable, pues constituirían la forma para encontrar la identidad individual.


Algo que, en el plano literario, tendría un reflejo igualmente innovador y refulgente, dado que este nuevo mundo necesitaba una expresividad novedosa: se tenía que destruir la sintaxis, había que abolir el adjetivo, el adverbio y los signos de puntuación.



El objetivo con todo ello era mostrar cómo el lenguaje se adaptaba al modo en que los seres humanos captaban las sensaciones inmediatas de la vida contemporánea, al tiempo que así ganaban la atención del lector.


Un accidente al volante


En 2021 se editó uno de los mejores
libros que retrata al poeta
y describe toda una época.

Ahora, Maurizio Serra, nos ofrece este Marinetti en un libro, «Retrato de un revolucionario» (traducción de Ester Quirós), recordando un momento muy emblemático de su trayectoria: cuando, a las afueras de Milán, sufrió Marinetti un accidente al volante de su Fiat de cuatro cilindros, lo que quedó inmortalizado en una fotografía tomada tres meses antes de que el poeta, justamente, publicara el «Manifiesto futurista».


Este, como nos enseñará este biógrafo de otros escritores como Curzio Malaparte, Italo Svevo y Gabrielle D’Annunzio, será clave para que, apenas un año después, surgiera el «Manifiesto de los pintores futuristas» que firmaron Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo y Gino Severini. Un ejemplo que explica muy bien el eco que tuvo el mensaje de un Marinetti que, por cierto, se casó con la pintora Benedetta Cappa y que, tradicionalmente, ha sido vinculado al fascismo de Benito Mussolini, pues no en vano se convirtió en su ideólogo y propagandista.


Serra, nacido en Londres en 1955, diplomático y escritor italiano, en su día embajador de Italia ante la Unesco y reciente miembro de la Académie Française, empieza contextualizando en su libro el ambiente intelectual de la época, y se concentra en mostrar las equidistancias y desencuentros que Marinetti tuvo con otros intelectuales de la época como D’Annunzio, Benedetto Croce, Ernst Jünger, Wyndham Lewis, Thomas Mann, Charles Maurras, Ezra Pound, Raymond Roussel y Oscar Spengler.



El trabajo, además, cuenta con un prólogo de Juan Bonilla, que reconoce que Marinetti no fue un gran escritor y se pregunta qué ha quedado de él.


«Sin duda, sus gestos, su actitud, su capacidad de promotor. La acción también es trabajo intelectual y en una nómina de intelectuales de acción no cabe duda de que Marinetti tendría que figurar en los primeros renglones», se contesta.



EL EJÉRCITO SOÑADO
Maurizio Serra habla de cómo estaba presente el concepto del desfile bélico en Marinetti, de esta manera: “Sueño con un ejército verdaderamente futurista que lleve consigo todo lo necesario para reconstruir rápidamente las ciudades destruidas de una manera completamente distinta. (…) El Ejército debería portar consigo una entera población de mujeres niños viejos emboscados cocottes artistas viveurs para poblar la nueva ciudad y darnos una vida rica y despreocupada sobre todo si la nueva ciudad renace entre alturas que todavía resisten al enemigo y a los bombardeos. Vigor frescura esplendor geometría luminosa de una ciudad nueva bajo el cañoneo”. Es una ciudad idealizada en que prima el éxtasis de las armas, que saca provecho de los sufrimientos, y en que se ve cómo Marinetti prefería evitar las comas a la hora de escribir, pues también quiso modificar las maneras expresivas del lenguaje.
Junto a su esposa, la
pintora Benedetta Cappa

Otra cosa diferente fueron sus obras literarias, hoy olvidadas. Hoy, Marinetti, es el futurista que se hizo acérrimo partidario de la dictadura fascista de Mussolini, durante la cual ocupó importantes cargos oficiales, y en torno a la cual escribió textos como «Democrazia futurista» (1919) y «Futurismo e fascismo» (1924).


Bonilla recuerda alguna de sus frases más significativas, como que había que asesinar a los claros de luna, y que un coche de carreras era más hermoso que la Victoria de Samotracia, y acaba calificando esas ocurrencias de «chistes pasados de rosca», de ahí, dice, que no se le haya tomado demasiado en serio.


Sin embargo, sigue apuntando, Serra sí se toma en serio a Marinetti, pues no en balde su punto de vista también dice mucho del siglo XX, de una etapa muy concreta y cambiante. De hecho, el futurismo, como apunta el ensayista, «ha sido considerado como el primer movimiento cultural italiano de resonancia europea, mejor dicho, mundial después del siglo XVII y la crisis del Barroco».



SELECCIÓN POÉTICA


Filippo Tommaso Marinetti - Vive la France (1914–15)

Canción del automóvil


¡Dios vehemente de una raza de acero, automóvil ebrio de espacio, que piafas de angustia, con el freno en los dientes estridentes! ¡Oh formidable monstruo japonés de ojos de fragua, nutrido de llamas y aceites minerales, hambriento de horizontes y presas siderales tu corazón se expande en su taf-taf diabólico y tus recios pneumáticos se hinchen para las danzas que bailen por las blancas carreteras del mundo. Suelto, por fin, tus bridas metálicas.,., ¡Te lanzas con embriaguez el Infinito liberador! Al estrépito de¡ aullar de tu voz… he aquí que el Sol poniente va Imitando tu andar veloz, acelerando su palpitación sanguinolento a ras del horizonte… ¡Míralo galopar al fondo de los bosques!… ¡¡Qué importa, hermoso Demonio! A tu merced me encuentro… ¡Tómame Sobre la tierra ensordecido a pesar de todos sus ecos, bajo el cielo que ciega a pesar de sus astros de oro, camino exasperando mi fiebre y mi deseo, con el puñal del frío en pleno rostro. De vez en vez alzo mi cuerpo para sentir en mi cuello, que tiembla la presión de los brazos helados y aterciopelados del viento. ¡Son tus brazos encantadores y lejanos que me atraen! Este viento es tu aliento devorante, ¡insondable Infinito que me absorbes con gozo… ¡Ah! los negros molinos desmanganillados parece de pronto que, sobre sus aspas de tela emballenada emprenden una loca carrera como sobre unas piernas desmesurados… He aquí que las Montañas se aprestan a lanzar sobre mi fuga capas de frescor soñoliento… ¡Allá! ¡Allá! ¡mirad! ¡en ese recodo siniestro!… ¡Oh Montañas, Rebaño monstruoso, Mammuths que trotáis pesadamente, arqueando los lomos Inmensos, ya desfilasteis… ya estáis ahogadas en la madeja de las brumas!… Y vagamente escucho el estruendo rechinante producido en las carreteras por vuestras Piernas colosales de las botas de siete leguas… ¡Montañas de las frescas capas de cielo!… ¡Bellos ríos que respiráis al claro de luna!… ¡Llanuras tenebrosas Yo os paso el gran galope de este monstruo enloquecido… Estrellas, Estrellas mías, ¿oís sus pasos, el estrépito de sus ladridos y el estertor sin fin de sus pulmones de cobre? ¡Acepto con Vosotras la opuesta,… Estrellas mías… ¡Más pronto!… ¡Todavía más pronto ¡Sin una tregua¡ ¡Sin ningún reposo ¡Soltad los frenos!… ¡Qué! ¿no podéis?… ¡Rompedlos!… ¡Pronto! ¡Que el pulso del motor centuplique su impulso! iHurral ¡no más contacto con nuestra tierra inmunda ¡Por fin me aparto de ella y vuelo serenamente por la escintilante plenitud de los Astros que tiemblan en su gran lecho azul.



Abrazarte


Cuando me dijeron que te habías marchado Adonde no se vuelve Lo primero que lamenté fue no haberte abrazado más veces Muchas más Muchas más veces muchas más La muerte te llevó y me dejó Tan solo Tan solo Tan muerto yo también Es curioso, Cuando se pierde alguien del círculo de poder Que nos-ata-a-la vida, Ese redondel donde sólo caben cuatro, Ese redondel, Nos atacan reproches (vanos) Alegrías Del teatro Que es guarida Para hermanos Y una pena, pena que no cabe dentro De uno Y una pena, pena que nos ahoga Es curioso, Cuando tu vida se transforma en antes y después de, Por fuera pareces el mismo Por dentro te partes en dos Y una de ellas Y una de ellas Se esconde dormida en tu pecho En tu pecho Como lecho Y es para siempre jamás No va más En la vida Querida La vida Qué tristeza no poder Envejecer Contigo.


En la Feria del Libro de Turín, 1934

Mar


¡Oh grande, rebelde y feroz mar! Mar vengador, mar como huele incoloro… ¡Anda¡ ¡salta¡ saltar con salto elástico hasta las nubes, hasta el cenit.

¡… Y luego botar y rebotar, sin cansarte como una enorme bola! ¡ Inundar orillas, puertos, muelles, agachados como búfalos bajos sus retorcidos cuernos de humo! … Aplasta, oh mar, las ciudades con sus corredores de catacumbas y aplasta eternamente a los viles, los idiotas y los abstemios, y siega, siega de un solo golpe las espaldas inclinadas de tu cosecha.

Machucar los pozos de los millonarios, tocándolos como tambores, y lanzar, lanzar, mar vengador, nuestro cráneos explosivos entre las piernas de los reyes.

Y decid, Vagabundos y bandidos si no es este el boliche que esperabais.


Los viejos marinos


Los viejos marineros recorren la orilla de la playa observan el mar comparten sortilegios aventuras de niños desbocados Ríen…

Celebran andanzas los lobos del océano Los viejos marineros regresan a la plaza caminan entre calles de adoquines cantan por la luz de los poetas amigos de la infancia compañeros solitarios de las profundidades del mar de los silencios abisales

Los viejos marineros parecen chimeneas de barcos que se alejan suspiran…

luego otras bocanadas Los viejos marineros mueren como muere la tarde bañados por la brisa que los ama



Fuente: HISTORIA - BIOGRAFÍA (ESPAÑA) / DIARIO LA RAZÓN (ARGENTINA) / ZENDA

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