PARA LLEGAR A PUERTO
por DIEGO ALEXANDER VÉLEZ QUIROZ
Casi he llegado a puerto. Después de un largo viaje, de navegar sin rumbo, sin cartas y sin brújula, hoy he visto de nuevo la orilla que me aguarda. Llego sin tripulantes. Soy solo yo, capitán y vigía de mi nave cansada, esta nave que un día, un día ya remoto, se dio a la mar con ansias de embriagarse del mundo y vagar con las olas en aguas cuyo nombre no ha sido pronunciado (secretamente, tenía la certeza de que incluso las olas, un día con buen viento, llegan hasta la costa). Casi he llegado a puerto, tan solo me hace falta fijar el rumbo exacto, encontrar un motivo y echar por fin las anclas. Tan solo necesito una palabra, para llegar a puerto una palabra, dime tu nombre, esa palabra exacta, y mi navío, te lo prometo, se anclará cada noche en tu orilla, en tu cuerpo. Tan solo necesito una palabra, para llegar a puerto una palabra, Dime tu nombre.
EL LECHO VACÍO
por XIMENA GAUTIER GREVE (CHILE)
Allí me quedé sentada mirando tu lecho vacío. Fue hacia el fin de la noche. la luna rodaba caliente de tu amor hacia mis senos. Pero llegaron esos hombres gritando, arrasando con todo. De mis brazos en pasión te arrojaron a la calle. Los increpé, corrí con tu abrigo. Ya te empujaban cuesta abajo entre las burlas secas y el frío. Yo suplico con desvarío tus ojos dulces cruzan los míos… El café quedó servido. Ahí me quedé desnuda mirando tu lecho vacío…
CUANTOS SOLES Y QUÉ DE OLVIDOS
por ALAN GONZÁLEZ SALAZAR
Ahora que hemos hecho de la curiosidad
trampas,
venimos
a rompernos el alma en los ojos,
a enmarañar los sentimientos y jugar con ellos,
a matar el sueño,
ese río subterráneo de la noche
que nos abandona
en la mañana imposible
donde el olvido es una piedra
que levantas amenazante como el mundo.
imaginándote.
Así te conozco,
por sendas sutiles e indirectas
y sé, sé con pasmosa certeza
que tu naturaleza es de viento
¿qué pueden mis manos, entonces?
La oquedad de mi vida.
POEMA 2
por EMMA DELLY MARULANDA
Mientras la respiración fluye Las manos sudan y el vientre arde, El corazón se rompe Se dilata Se desgarra Se entregan las pupilas a la piel, Las yemas de los dedos se unen a la espalda, La fragancia que emerge en la habitación,
excita e ínsita a la pasión Arde el cuarto en fuego esta Los pies se contraen Y los labios muerdo.
JARDÍN UNIVERSAL
por MIGUEL ÁNGEL RUBIO OSPINA
Toda flor fue antes un pájaro que perdió sus alas
y todo pájaro es ahora una flor que canta en mi ventana.
Estamos hechos de flores y jardines
pues solo el hombre ama aquello que no vuelve
Sin embargo, día tras día
riega, abona, limpia y poda
las hojas secas de su propia muerte.
POETA QUIJOTE
por NINFA MARÍN ESCUDERO
Hidalgo caballero de rostro enjuto y escuálida figura, que viajas por el mundo con tu lanza en ristre, amando mozas y arreglando entuertos.
Poeta... Soñador y romántico Quijote, que llevas en el alma la esperanza, como espada triunfal, para vencer molinos de nostalgia. Poeta... Iluso pensador, aventurero que en noches de placer, de vinos y lujurias, caíste en brazos de perversa Aldonza y la amaste cual bella Dulcinea. No dejes nunca de escribir poeta, sigue contando al mundo tu tristeza, tus esperanza, tu amor y tu nostalgia, aunque nunca te escuche Sancho Panza.
VOLUPTUOSIDADES
por HERNÁN MALLAMA ROUX
Estoy justamente en el ángulo donde observo tu vértice congrumental y gélido manantial donde sacio mi sed.
Estoy justamente ahí, dónde el perfume de tu rosa genital se esparce…
Y penetro en ti, y entonces… Siento correr la sangre sobre el cauce de mis venas
y todo en mí no me pertenece.
Todo, todo lo que es ha dejado de ser, ya no habita mas en este cuerpo, tan pequeño… tan pequeño… ya no somos tu y yo ahora somos nosotros nos fundimos y estremecemos, ya no somos más, nuestros labios han saboreado el néctar prohibido…
Todo, todo lo que es ha dejado de ser, ya no habita más en este cuerpo, tan pequeño…
Tan pequeño…
PAISAJE POÉTICO
por CAROLINA HIDALGO*
Atrás garganta que miente auxilio del pecho; si tuviese otra lengua que unió a los humanos con los cielos;
soy árbol que extiende los cuatro puntos cardinales vocablos en estampida:
sí rebelde, poesía fémina, inmaterial, ¡Es la verdad! Llamadla.
SALVACIÓN
por ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"
Esta fue la extraña y bella verdad que conocimos, el día que la luz del Sol, logró -por un momento-, entrar en la garganta circular del gran abismo:
Que el poder de la muerte, radica, en que tiene la misma fuerza que el amor.
¿Quién lo diría? por ello, he de entender que la vida prevalece, solo si logro -por encima de la línea inexorable de la vicisitud-, sobreabundar en el amor.
SANGRE DETRÁS DE LOS PÁRPADOS
por DANIEL PALACIO
Todo era pequeño,
Sin definiciones ni voces,
Había oscuridad y luz
Y un poco de dolor en lo que escribí.
Todo de basaba en amor y odio.
En ser bizarro y tierno,
Crecí con el espíritu desenfocado
Mirando hacia el cielo
buscando un frenesí de alas
el cual pulverizar.
Mis noches se basaban en soñar
Con los cadáveres debajo de mí
Colchón, escribiendo
líneas de vida y muerte en mis venas.
Perfectamente me escurría en el
Discurrir pasivo del mundo,
como una sombra destilada
por un rio de sangre.
Ya en ese tiempo empecé a buscarla,
detrás de mis ojos que se rompían
a cada lágrima.
Ya en ese tiempo creí encontrarla
sentada fumando un cigarrillo
y leyendo un libro.
VIDEOS
LO CONFUSO
por YANINA CERIANI (ARGENTINA)
MUERTOS ESCULPIDOS EN LA PAZ NEGADA
por JHON JAIRO SALINAS
SUPERNOVA
por DC3 (ARGENTINA)
AMARNOS SIN NADA MÁS QUE ESPERAR
por CARLOS ALBERTO RICCHETTI
PACHA MAMA
por MC-TIAN
CUENTOS, ENSAYOS Y PROSA POÉTICA
ELLOS Y YO*
por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA
I
Dalí, Picasso, Breton, Tristán Tzara y… traspasan la quinta esencia del centelleo. Le temen a la noche embrujada de aullidos y al dedal en manos de quienes piden, desde tiempos inmemoriales, el hilo de oro para tejer la mañana del suicida.
El incoloro de la mariposa por escribirse revoletea una gota del oleaje. Todo está consumado en la hondura del espejo. Los surrealistas se abanican con el plumaje de la palabra viento.
Cantos de sirenas inyectan belicismo en oídos de personajes, nunca descritos por Homero. Penélope deambula, a lomo de caparazón, once mil seiscientas treinta y dos aguas y media en busca de Ulises. Llueve y aún se escuchan ecos de trinos disecados, desde épocas inmemoriales.
La lucecilla en el fondo del rincón, donde habitan los maldicientes, conduce a los agujeros negros de la sangre huérfana.
La bocina aún se escucha en el ejemplo descrito por el hombre invisible, en el pizarrón del viento.
Dalí… La persistencia de la memoria desempolva el espejismo de no haber nacido.
Picasso… El viejo guitarrista ciego va de la mano con El Greco a intuir el periodo azul de Cristo con su túnica color rojo.
Breton… Los vasos comunicantes en el sueño y la vigilia caen de manera perpendicular en el patio de la casa del soñador y de un único hombre despierto en el planeta tierra a las dos y cinco segundos, instante preciso en el cual vio florecer el jardín de doña Aurora.
Tristán Tzara… La capital del dolor sombrea la temporada del dios de la indiferencia mientras se desgarra, hombro a hombro, la humanidad. Seis fantasmas atraviesan el portón de salida hacia la oscuridad.
-Dalí: Esa es la distancia perfecta para no observar la esfera.
-Picasso: Pardo es el crujir de la caída.
-Breton: Cierren sus bocas y aplaudan el deambular del desprevenido.
-Tristán Tzara: La lluvia armoniza su séptimo eje de empuje y se reciclan alas de ánimas benditas. Pastean diablos en la divina comedia nunca escrita por Dante.
-Breton: No den un paso hacia adelante urge retroceder porque el abismo viene hacia nosotros.
-Picasso: Espanta. Usemos nuestros bastones de mando así podemos amedrentar el vacío.
-Dalí: Puede ocurrir igual a como sucedió en el caso del agujero bloqueado a la novena plaga.
II
-Carlos Alberto Agudelo Arcila: Basta una muleta para estremecer emociones. No me importa si la pata sola va de casa en casa en busca de su propio mito.
-Breton: La puerta abierta del hoy me direccionó hacia el 14-02, entré y había un anciano, con sombrero, vanagloriarse de sus vivencias, le sentí un cinismo sin límites. Le incrustaba a su humanidad ínfulas de ser el más inteligente de los hombres. De pronto, en un descuido de la multitud, me miró amenazante, parecía una oveja asesina con deseos de devorarme. Por suerte, el sombrero dejó de cubrir la cabeza del hombrecillo quien se alejó del entorno mientras su narcisismo se disolvió.
-Dalí: Ayer estuve en ese lugar. Una voz opaca me dio la bienvenida. Sonaron campanas de todos los sitios del orbe. Un psiquiatra me observó sonriente, le brindé de mi cantimplora la ilusión de mis años perdidos. Exhorté a las horas no ir más allá del tiempo por llegar.
-Picasso: ¿…?
-Tristán Tzara: El dorso del dedo excomulga la acrobacia del fotógrafo de la cabellera hirsuta.
-Breton: Un guayacán queda desnudo de sus flores, de sus hojas, de su tallo, de su raíz, la nada del vegetal crece en el espacio. El aire se torna difícil de absorber. Me siento junto al árbol sin sombra bajo el sol.
-Carlos Alberto Agudelo Arcila: La brisa penetra la ausencia. Se despedazan bostezos. Asimilo mis glóbulos y mis huesos y mi piel. Encuentro cobijo bajo el arbusto intangible. Tres mosqueteros me invitan a proseguir el camino del misterio.
*Capítulo de la novela surrealista Martes de nunca llegar
MARQUECITA QUESALDE
por UMBERTO SENEGAL
Como cargaba ese rostro equino y algo más desde cuando nació y nada pudo hacerse, eligió la profesión de bruja. Yerbatera de las buenas. Ojeadora de las buenas para males y también para virtudes cuando sabían darle trato. En el pueblo la temían unos, y otros la respetaban pero, de amores, nunca. Desde niña su cara determinó su futuro y el del pueblo. La consultaban para sacar daños del cuerpo y dolencias de los sentimientos. Marquesita Quesalde especializó sus brujerías en curar o matar animales: cerdos, vacas, caballos, ovejas. Una mirada suya desplomaba una mula, volvía estéril una marrana, secaba la leche de las cabras, ponía triste a los canarios o anudaba a las ovejas su vellón. Con esa cara, las miradas le mejoraban cada año su profesión.
Un día, de la noche a la mañana, la bruja desapareció dejando todo lo de su casa. Hasta un pedazo de sombra suya sobre la pared de la alcoba, bajo un cuadro grandísimo de José Gregorio Hernández. Ese mismo día, también desapareció el mejor caballo del viejo Rubiroso Amaya. Nadie roba un caballo a grandes para el pueblo: Marquesita y el caballo. Yo no lo vi pero varios trabajadores que madrugan para las fincas, aseguran que lo vieron a todo trote, como hechizado, detrás de una hermosa yegua blanca que les era familiar pero que jamás habían visto en la región.
MIBONACHI PARA BUSCAR 777.777 VECES A PEREC
por CARLOS ALBERTO VILLEGAS URIBE
Volver a recorrer 70 calles de París. En busca del gran literato George Perec. Esperando que se produjera la deseada sincronicidad. Término del escritor Jodorowsky para las casualidades. Situaciones que los católicos prefieren denominar Diosidencias. Pero con una restricción oulipiana de búsqueda. En la calle 7 y sus referentes. Y recorriendo 7 veces aquellas calles 7. 7, 27, 37, 47, 57, 67, 77. Especies de espacios signados por números 7. Las calles, modos de empleo, podría llamarse. Una muy singular búsqueda oulipiana por París. Las 777.777 sorpresas que ellas pueden brindarte. Lugar: la Fontaine de Saint Sulpice (café). Desde donde Perec intenta agotar un lugar. Mientras asciendes las interminables escaleras de Villín. Marcando en el ascenso cada séptimo escalón. En una búsqueda frenética del parque Belleville. Desde donde esperas contemplar la torre Eiffel. Las gabarras del Sena pletóricas de turistas. Y brindar por un amigo como prometiste. Para que pueda verla desde tus ojos. Mientras Perec registra meticuloso las rutas parisinas. La ruta 86 va a Saint-Mandé. Finalmente no dobla en la rue Bonaparte. Toma por la rue du Vieux-Colombier. La 63 va a Porte de Muette. La 87 va al Champ-de-Mars. La 70 va a la Place Hayem. La 84 dobla en la rue Bonaparte.
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