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Atril Literario. Invitado: AMÍLCAR OSORIO

PAISAJE POÉTICO

por CAROLINA HIDALGO




Atrás garganta que miente auxilio del pecho;

si tuviese otra lengua que unió

a los humanos con los cielos;


soy árbol que extiende

los cuatro puntos cardinales

vocablos en estampida:


sí rebelde,

poesía fémina,

inmaterial,

¡Es la verdad! Llamadla.


AMITIS

por ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"


¡Oh Amitis fragante!

Regaste mis jardines

Con el agua

Fresca y lustral

Que corría por tus piernas.


Las flores

-súbditas tuyas-,

Con exquisita fragancia

Coronaron tu belleza,

Trayendo el aroma

Húmedo y tempranero

De las montañas

De Ecbatana.


¡Oh Amitis hermosa!

De suave lengua

Elamita

-princesa preciosa,

Deseable, de amatista

Y cornalina-,

Mi reina,

Mi favorita,

Mi amante eterna.


¿Cuál fue la dicha

De Babel

Que conoció tu caminar

Y el galanteo cierto

Y sonoro

De tus vibrantes caderas?


No quisiera más

En esta noche

-Amitis mujer amada-,

Que saborear

Tu salobre dulzura,

Y recorrer con

Mis labios ansiosos,

La diáfana tersura

De tu cuerpo

Ardiente de gozo.


No quisiera más

En esta noche

De encanto

-Amitis sin ti

Está el llanto-,

Que sentir en mi

Lengua abigarrada,

La dulce y sagrada

Miel de las abejas,

Que se escurre

Por tus panales

Al lamer tu fulgor,

Al extrañar tu clamor,

Suave baño

Del primor de tu alma.


¡Oh Amitis de Meda!

Extraña y bella

Pantera

De lapislázuli,

Venida en cofre de oro

De la ciudad

De los siete muros.

¿Cómo vivir lejano

A tu piel,

Sin tu mirada

De almendra,

Sin tu fragante canela?


Aumentas mi deleite

Cuando hablas,

Cuando besas,

Cuando riegas el jardin

-amada mujer de perejil-,

Cuando desnudas

-como la luna en noche

Estrellada-,

Todo tu ser excitado,

Humedecido, pertubador,

Todo un delirio de amor,

Que impregna

Las flores con su olor,

Y con las lanzas

Afiladas

De tus pechos de plata,

Haces caer mis hombros

Y desvanecer el mentón,

Mientras flaquean

Las rodillas

Cuando amenazas mi cuello

Con la espada postrante

De tu malvada cintura.


¡La corona no tiene rey!

¡otro rey ha de nacer!

Floreció también la locura.

Fue poseído el rey.


De tus senos

Nacieron un día

Los dátiles y el palmeral,

Y nació también

De tu boca

El rugido enigmático

Del león, que aún

Resuena en mis entrañas.


Nunca sabré

Qué es mejor,

Si contemplar el maravilloso

Jardin florecido

Que brota de tus balcones,

O apretar el tallo

Espinoso de tus rosas

Que sube en espiral

Por tu espalda infinita

-nueva corona de lazurita-,

Rasgando mi corazón,

Mientras lubrico

Los ojos

Con lágrimas de emoción.


Siempre tú,

Siempre yo,

Y en los dos reposa

Tu amor y tu encanto.

Quién creó tu lozanía,

Y qué belleza trajo

El espíritu de tu vida,

Pues, con honores,

Desde los campos,

Desde el palacio,

Y las colonias,

Fuiste llamada

Por todas las flores

-un día-,

Como

la diosa de los insectos de Babilonia.


ETERNOS SEREMOS

por ANDREA GABRIELA NIKODEM, "GARDENIA" (ARGENTINA)

Un día cualquiera

golpearás mi puerta,

mis anchas caderas

te recibirán.

Mis canas plateando,

temblorosas manos;

¡ mi débil sonrisa

pronto acudirá !

Habré construido,

desafiando heridas,

malograda vida

que pronto se irá.

Rostros arrugados,

miradas serenas,

¡ lastimeros ojos

que se encontrarán!

Lágrimas alegres,

labios quebradizos;

¡ jazmines celestes

el cielo serán !

Tus frágiles pasos

buscarán mi abrazo,

¡ sentiré mis huesos

crujir y quebrar !

Y en cándidos lazos

hallaré la muerte,

mi corazón fuerte

ella encontrará.

Tocarás mi pelo,

cerrarás mis ojos,

mis violáceos labios

humedecerás.

Lágrimas copiosas,

que te harán más fuerte,

¡ honrarán mi muerte

por siempre jamás !

Partiré volando,

sin que lo percibas,

presurosas alas

se adelantarán...

Te estaré esperando

en un mundo nuevo.

¡ Jóvenes, felices,

eternos seremos;

y tendremos tiempo,

para amarnos más!


TENGO LA EDAD

por PEDRO ARTURO SOTO BURITICÁ

Tengo la edad en que por fin reconozco

que está bien ser imperfecto..

Que no tengo que controlarlo todo.


Que mis emociones no tienen que pedir permiso para salir a pasear.


Que mis lágrimas se pueden asomar a cualquier hora del día.


Tengo la edad en que disfruto mucho más el silencio con una copa de vino, que las palabras vacías de algún conocido.


Tengo la edad en que solo tengo los amigos que necesito y siempre recuerdo aquella frase que reza NO ES LA CANTIDAD, ES LA CALIDAD..


Tengo la edad en que la conciencia me invita a decir siempre la verdad, aunque no sea del agrado de los demás.

Esa edad perfecta donde me levanto de la mesa si no me siento apreciado y valorado.


Donde ya la vestimenta de apariencias no me queda bien, y ahora uso en mi cuerpo, en mi vida, en mi cama y en todo lo que deseo dentro de mi lo que me hace feliz.


Tengo la edad en que solo permito la entrada a mi vida de aquellos que son imperfectos como yo, pero que no me soban en la cara mis defectos.


Tengo la edad perfecta

De no tener miedo

De empezar de cero

De romperme y pegarme

De pintarme del color que me de la gana, aunque no sea del gusto de otras personas.

De estar entre la exuberancia que me da la vida y mi paz .


Así de tranquilo, así de completo , con toda mi armonía, con mi intención conciente para manifestar mis sueños y mis locuras


Hoy y cada día voy a dar lo que quiero recibir, porque todo lo que deseo está dentro de mi,


Tengo la edad ser, hacer y tener todo lo que pueda soñar a partir de una fuente infinita, porque las decisiones que tomo las hago con plena conciencia..


Así de tranquilo, así de completo

Sin tener que dejar de ser para dar y recibir.


JOSEFINA

de YANINA MARÍA CERIANI (ARGENTINA)

Verde Enjaulada

Así me sentía

Vulgar

Exquisita paranoica

Corriente fruta inmadura

Prohibida

Y entre sus rizos dorados

Desde aquel sillón de pana verde oliva

Mirándome

Con los ojos clavados

En mi escote desnudo

Como una esclava a su amo

Así me sentía

Josefina eres mi soplo

Así me decía Heraldo

Mientras besaba mi fragilidad

Yo lo contemplaba a lo lejos

Aturdida entre sollozos

Austera de caricias

Pero una daga mortal

Empalideció mis días

El diario marcaba 1860

Y en aquellas hojas de tinta

Mi nombre aparecía “Josefina ha muerto

sobre un sillón de pana verde oliva”


UN SIGLO YA, RUBÉN DARÍO

por XIMENA GAUTIER GREVE (CHILE)

Qué dilatadas luces y dulzura por tu gloria,

en tus versos, Darío, allí en mi evocación

los recitaba padre en tardes promisorias

ese antaño despertar al mundo y tu oposición

al modo establecido de orden y de memoria

 

Solamente doce años y ya vas traduciendo

a Teófilo Gautier y su espectral creación

poesía infinita la de aquella dimensión…

Son todas tus palabras que en sueños van creciendo

oleajes de altas mares y senderos de zircón

antiguo Metagalpa, de Metapa y de León

 

Chile y su mar procrean en tu verbo macizo

nace « Azul » en el puerto, allá en Valparaíso.

Juan Varela alza el velo descubriendo tu esencia

que al mundo poético cambiará sin clemencia.

De Santiago hasta Madrid se apropian de tus versos

recitan por las calles, y en salones dispersos.

 

Paris te espera y danza su pasión en tus brazos

la lujuria y tristeza del alcohol y el «boulevard»

flores, Venus de Francia, miserias del Parnaso.

En Madrid es bohemia lo que en Londres deambular,

pero la poesía hasta New York te hace llegar

y América te dará terrible espaldarazo,

regresando a Managua empiezas a agonizar.

 

El siglo veinte sin ti, continuó atormentado

no podía tu sombra liberarnos ni alumbrar,

Darío, ni defender tu pueblo americano

Riquezas no tuviste, tampoco Principados

solo aspiraste a ser de Nicaragüa, el avatar :

Rubén Darío !


CALARCÁ EN VERSOS DE CAFÉ

por JHON JAIRO SALINAS

Calarcá: Eres onírico encanto paisaje verde esmeraldino, Sí. Desde nuestras montañas… brotan danzarinas cascadas, hechizando a propios y extraños…


Tus cafetales son susurro, aroma de suave café, la ternura y belleza de tus mujeres, la hidalguía y gallardía de nuestros hombres, son reflejo de nuestra raza montañera…


Tierra de cultores… en la brisa tenue de una noche calarqueña… en coloridas casas… desmadejamos nuestros versos baudilianos en florido cafetal…


Y así conspirar con nuestros amigos, y escudriñar nuestro pasado, dándonos un abrazo en verso amordazado.


¡Abrazamos el presente!, en bellos arcoiris de tardes alegres y en susurro de versos…


Sobre la brisa tenue gris de la noche… dejamos resbalar una taza de café.


En cafetal mañanero sentimos el trinar de pájaros canarios… En susurros de guadual abrazamos la noche en luna desgajada.


Calarcá ¡eres exuberante! descollando la cordillera, en altiva lanza de guerreros pijaos…


Dejas huella en apacible cielo de su misteriosa montaña Peña Blanca…


Con aroma de café, vas seduciendo amores en versos de Baudilio Y en sonetos de Vidales.


Sus chapoleras van acariciando suavemente sus granos coloraditos, y seduciendo amores de coquetos recolectores.


Calarcá, hermosa y glamorosa dama del paisaje cafetero; albergas en mañanas y tardes, sonoro canto montañero…


La Villa del Cacique se viste de coquetos y majestuosos arrayanes, ocobos y guayacanes…


Sus montañas y quebradas, remansos de la paz olvidada… Son tus calles… Que, de jóvenes, por ellas recorríamos, soñando las mañanas de diosas colegialas.


En las tardes de café develamos nuestros anhelos en amor cafetero…


En mi pueblo amado siento olor a tierra mojada… aroma de guayaba, y sudor de campo montañero…


En lindos cafetines, observamos tus casas de colores refulgentes…


La villa, fundada por hombres cultos: Román María y Segundo Henao… Calarcá sigues siendo pueblo venerado… Tus lindas mujeres, ¡son el jardín de pueblo engalanado…!


En la Villa del Cacique, bajo la sombra en noches de luna llena, tus guaduales susurran con la brisa del río Santo Domingo…


En la Villa del Cacique, en sus cafetines, exploramos tu poesía, en solitaria y humeante taza de café.


Calarcá, te engalanas en traje primaveral, en sus tardes cae la brisa en esmeraldino cafetal.


Con la pluma de poetas calarqueños… Calarcá se viste para siempre en versos montañeros…


TUS FLORES

por HELENA RESTREPO

¡Maldito dulce!, ¿cómo es que sembraste tantas flores en

mi jardín y no vienes a visitarlas?


La tierra es fértil, y mi riego, inevitable.


Tu sol las alimenta a kilómetros de distancia,

como cualquier otro sol.


Pero amenaza una tormenta

                          —es septiembre—,

todo alrededor parece derrumbarse…


           Y las flores, altaneras,

           continúan embelleciendo

           el pequeño rincón que habitan.


Ven a verlas.

             Ninguna flor dura para siempre.


AL CENTRO DE MI CIUDAD, PEREIRA

por JOHANA RODRÍGUEZ SÁNCHEZ*

Tus andenes me contaron de la vida

la vida simple

de palomas y de gentes


me contaron

de tres mundos

abiertos para mí tras cada esquina


Hablaron de lluvias

de atardeceres

Me mostraron

al círculo cromático reunido

a través de tu nombre


Me enseñaron tus andenes

a quererte

Me llevaron

como a hoja

a chocar con nuevos ojos


Ahora es tu bullicio

mi lugar de fugalugar que siempre me sorprende

lugar que me borra los dolores

con sonidos

traspasados de alegría


PASAJE

por AMILCAR OSORIO (QEPD)*

Una muchacha se inclina

sus senos inquietos

sus nalgas desiertas


el tren pasa exhibiendo

sus vagones de carga

la silueta de los hombres

en los techos veloces


recoge la muchacha

algo que ha dejado

caer involuntariamente

una semilla redonda

un anillo un frasco de perfume

las curvas de su cabellera


las barcas en la arena

mecidas por los muchachos

que saltan en los mástiles

el tren es un flautista

corriendo apresurado

a la caída de la tarde


las nubes se ven por la ventana

descansa sus nalgas la muchacha

—los médanos, las barcas—

en donde saltan los muchachos

yergue sus senos agitados

y respira el olor del tren

que viene con el viento vespertino.


*Nació en Santa Rosa de Cabal, Risaralda, Colombia en 1940. En su niñez y juventud residió en Jericó, Antioquia. En 1957 ingresó al seminario San Juan Eudes de Jericó. Se retiró en 1958, y se fue a vivir a Medellín, donde conoció a varios poetas y jóvenes escritores, como Gonzalo Arango, Alberto Escobar Ángel, Guillermo Trujillo, Humberto Navarro y Eduardo Escobar, con quienes fundó en 1958 el nadaísmo, movimiento inicialmente antioqueño, que a partir de la influencia principalmente de los movimientos de vanguardia europeos : el surrealismo, el existencialismo, el futurismo, entre otros, reacciona contra los esquemas y valores culturales, literarios, filosóficos y políticos tradicionales de su país, impuestos por la costumbre y el poder. Este escritor, poeta, pintor, cuentista y novelista, falleció trágicamente en Jericó, Antioquia, Colombia, en 1985, víctima de ahogamiento.Tenía apenas 45 años de edad.


VIDEOS


UNA CARTA RUMBO A GALES

JUAN MANUEL ROCA


EL MONSTRUO QUE VINO DEL RIO

CARLOS ALBERTO RICCHETTI


"MUNDO NUBLADO" (Poema)

LEONARDO RAMÍREZ


HOMENAJE A ANDRÉS BARBOSA

MERCEDES VIVAS BENÍTEZ


LA BRUJERÍA COMO TEMÁTICA DE INVESTIGACIÓN

JOHANNA CARVAJAL ARBOLEDA



CUENTOS, PROSA POÉTICA Y ENSAYOS



EL TORO DE BRONCE

por VALENTINA MONTES

Soñé que era aquel mártir pagano que, en su propio toro de bronce, gritaba su último mugido. Era un grito que, siendo único, salía a tres gargantas: el mugido del toro, el grito de aquel que, aun siendo yo mismo, era otro en el limbo del sueño, y mi propio grito al comprender, recién en un lapso de milisegundos, que estaba acostado en mi cama.


Mi mente… mi mente se unificó en el "yo" del limbo para dar el grito, y entendí que estaba en un somnus in somnus. Fui desafortunado por no haber despertado con la movilidad libre; mi cuerpo no me respondía. Y cuando finalmente comenzó a hacerlo, tras tranquilizarme en el limbo (una lucha eterna que quizás duró cinco minutos), la única sensación que emergió fue el descubrimiento de que un ejército de hormigas marchaba por todo mi cuerpo.


Las extremidades fueron las primeras en percibir cómo, paulatinamente, recuperaba el dinamismo. Una vez que logré moverme y sentarme, en vez de un grito, mi garganta solo se abrió para recibir la bocanada de aire más espeluznante de mi vida.


UMBERTO - CARLOS ALBERTO

por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA

Umberto


SILENCIO DEL LUNES en el sendero de la espiga por nacer. Silencio próvido del rocío sobre la flor símbolo del alma. Silencio de semanas en el plato vacío del vagabundo. Silencio en el parque donde el viento trina la tarde del desahuciado. Gritos sin fin desde ventanales de hierba. LUNES DEL SILENCIO el grito se escabulle entre el ramaje de la escoba la basura se entrelaza con maullidos del oriente de la casa de Umberto el escritor sin fin. Umberto reclama para sí silencios y más silencios para llenar la copa y beber el aliento de la majestuosidad del universo. La cama se inunda de cantos asombrosos y ladridos para llevar a la biblioteca donde crecieron los 319 huesos de Mahón. Mahón sube las escalas del infinito no sin antes despedirse y agradecerle al mundo el haber nacido. Ladridos suyos lo despiden se quedan de patas paradas en el cuarto escalón todavía se escucha Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo de perros. Danos hay nuestro hueso de cada día perdona nuestros ladridos que te ofenden como también nosotros perdonamos a ladridos ofensivos no nos dejes caer en la tentación de no ladrar y líbranos del amo hostil.

    

Carlos Alberto

                                                                                  LA VID SE  aleja tarde arriba. Hombres y mujeres saborean el siglo del canto inusual. La ráfaga de viento se refugia en la hondura del día. Seis ricos pasan el ojo de la guja cientos de camellos cargados con ajonjolí y piedras preciosas y oro de todos los horizontes siguen sus pasos. Tropieza contra su propia sombra la sombra del maullido no se hace esperar salta da contra el paraíso de los gatos. Siete vidas y golpes con las patas traseras llegan al tejado último del pueblo. La vida es así. Todo se diluye en un sermón o en un cuento atómico. Se disuelve la materia viva el crepitar de la hoja a mitad del aire de una novela imposible de entender. Risotada genuina en el establo donde se celebra la misa de los parásitos. Yo no pecador en cada sentido labios abiertos se inundan del trigo de los horizontes. Rubio manantial desperdigado en picos con sed. Una tarde gris se va río abajo la tarde sucumbe en la gota blanda más allá de la piedra donde el solsticio resuelve sus tiempos cortos sus tiempos largos.

 

Umberto

                                                                           El crepúsculo más cercano de la tienda de don Vicente interviene en ortodoxias cuando Jesucristo le dice a María Magdalena En verdad te digo que esta misma noche antes que los pájaros del mundo canten me negarás tres veces. De pronto se abre la cortina Por los siglos de los siglos amén. Este viento de sombras en el festín se torna pensamiento escrito en el devenir del casco de buey y la cola de caballo y la espinaca y el perejil y el jengibre y... Festín en las sombras del viento este. Nace la cebolla en la huerta de lo innegable.

 

Carlos Alberto

                                                       Sí. No. Sí  extenso como la luz de una luciérnaga perdida en el crepitar de la hoja difunta bajo sombras de pasos que huyen de la sombrilla solitaria bajo la tempestad. No extraviado en la lenteja del plato donde el negro más negro parte en tramos perfectos el sendero de mármoles grabado en espigas de la palabra crucificada a fuego lento. Sí-No en aquella sopa crucificada con la parábola de Mateo 25- 31…


(Publicado originalmente en el portal "LA CRÓNICA DEL QUINDÍO" y

reproducido por expresa voluntad del autor)


CARTA DE UN ESTOICO AL MUNDO

por DIEGO FERNANDO ARIAS CASTELLANOS


Vivimos en una sociedad moderna en la cual se castiga y se juzga al fuerte por lo consiguiente se premia al débil y se celebra su capacidad de caducar tan rápido en la adversidad.Nos encontramos emergidos en una cultura llena de falsos estereotipos,de que solo buscan el método fácil para llegar a su recompensa sin pensar en el proceso si no en el fin,cada día estamos más adentrados en el facilisimo, mostrando la humanidad nostalgia,depresión,la cual no cuenta con el suficiente coraje para salir de su suplir,sin caer en cuestiones de victimizaciones patéticas banales.


Con este texto quiero dejar algo muy claro. ¡Que bellos los tiempos! Cuando los hombres y mujeres en la época de antaño se les notaba el coraje y la gallardía en salir de sus inconvenientes.Que nos afrontaba la vida en este entonces.¿Que nos pasó? ¿Desde cuándo nos convertimos en seres tan vulnerables y sensibles. Me atrevo a manifestar que ese día llegó cuando el hombre dejo de ser hombre y la mujer se convirtió en un producto mercantil. Añoro con el día de que la humanidad vuelva a la bravura del pasado y así consagrar un mejor mañana para nuestros hijos.


ME SORPRENDIO EL AZAR

por ALEIDA TABARES MONTES


Realizaba una terapia para desbloquear mi hálito creativo, mi impulso literario. En los parámetros de esa semana, no podía leer ni una palabra, según la autora de esta aventura, “Julia Camerón, El camino del artista”: Hay que hacer ayunos, pausas, “porque leer también es una adicción”. Visité una exposición en la biblioteca del Banco de la República, lo curioso, si es que ha de serlo, al no detenerme en lo escrito, fotografíe la imagen de una mujer con su gato. Me conecté con su pelo desordenado, su vestido desangelado, la luz intensa que se filtraba por el techo hasta su cabeza, tubos, butacas, jaulas, turbinas, hierros retorcidos.  


Una amiga entrañable, me envío un enlace, que también debí posponer.  Hago mi vida, “la vida que se encoge o se expande en proporción al coraje que se tenga” (Anais Nin). El esplendor del amanecer me sorprende con una montaña que al mezclarse con la distancia, la neblina, el horizonte del cielo parece un insondable valle. La danza de la cotidianidad: fregar los platos, cocinar, tender la cama, ir al mercado, inventar una receta, dictar clases, caminar, cuidar de mi perra vieja y enferma, hacer ejercicio, hablar por teléfono. ¡Exaltar la creatividad¡ Las manos en la tierra, las manos para recoger flores, las manos en el agua, manos para acariciar, manos para sanar.  La lluvia, el sol, el viento, el silencio, la música, un grito allí, una lagartija, un ladrido, una mariposa. La contemplación.  De lejos alguien hurga la tierra. Juego a pintar rostros, hago un collage, involucro la foto, al igual que la de una gatica desterritorializada, que irrumpe misteriosamente en mi vida.


Era de la granja vecina, donde hay una guardería canina, y gatos y gallos y gallinas. La dueña apasionada y muy compulsiva, (dicho por ella) con su labor, todas los días llama: Brenda, Mechas, Antonio, Pedro, Regan, Alfonso,  Canela, Viejo, Tocineta. Una lora replica el palabreo, a veces no logro identificar quien pronuncia primero. Pero Tocineta huye de aquel lugar, al parecer por el estrés que le producen sus variopintos acompañantes de habitáculo.  Frágil, estámbrica, ceremoniosa, dueña de su nuevo reino.


Mis pupilos con capacidades especiales sermonean sobre su desafortunado nombre. Por favor, profe. Tocineta no.  Llamémosla Azul, Celeste, Luna, Zéfira, Ámbar. Si, de acuerdo

Después de ese interregno me dispuse a ver el mensaje de mi querida amiga, que siempre envía material de gran interés.  Se trata de un podcast de la escritora Carolina Sanín, “Gabriel Vásquez y la prosa Prodigiosa”.


Detrás de esa pantalla alguien escucha. Ella interpela, comunica, desborda gestos, signos y silencios, mientras mueve sus manos, se las pasa por la cabeza, de repente parece rascarse la espalda, sonríe con su bonitura y encantamiento; desgrana palabras cargadas de argumentos resueltos como rocas. Una clase de literatura admirable, donde paso a paso plantea porqué la novela del señor Vásquez es como un sobrevuelo, un tour en termoking por París, una prosa mendaz, mediocre, deshonesta, perezosa, todo por encima, una estafa; exaltada por los medios de comunicación y por la industria editorial; donde percibe oportunismo, impostura, ausencia de desafíos y hasta misoginia. Podrían decir que esto es envidia dice la desfachatada crítica, con su exquisito manejo de la gramática, la sintaxis, el semanálisis;  tan seductora, tan llena de atributos; no obstante siempre me había negado a acceder a sus “monólogos”.   Para mí un monólogo era otra cosa. Tensión dramática, imprecación, danza, música, sangre, llamas de sangre, con corifeo incluído.


En mi segunda visita a la biblioteca, supe que aquella mujer, que había fotografiado para el collage, era Feliza Bursztyn, en su estudio, hoja de contactos 1970. Archivo fotográfico de Hernán Díaz, Y que el escritor en mención no se había detenido ni siquiera en su nombre, quien en su adolescencia decidió cambiarlo por Feliza con z.  “Esa Z como un rayo, que convierte lo lizo en lo feliz…” y tampoco en su apellido Bursztyn, según él, muy difícil de pronunciar.  Bursztyn  –  Versztyn la  versión Polaca, qué significa ámbar, piedra quemada. ¡Ahí hubo más sorpresa!, pues así había renombrado a mi nueva e ilustre huésped.


Me emocionó la claridad, el apremio y arrojo de Carolina Sanín para desenmascarar la megalomanía del prestigioso escritor. Un verdadero banquete Diotimesco. Y además me sorprendió el azar.

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