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Franz Tamayo, la mayor pluma boliviana


Su nombre completo era Franz Tamayo Solares. Poeta, político y diplomático, considerado una de las figuras centrales de la literatura boliviana del siglo XX.


Fue el primogénito de Felicidad Solares, mujer de sangre indígena, e Isaac Tamayo Sanjinés, político paceño que fuera diputado, diplomático y ministro de estado.3 De familia acomodada, vivió parte de sus primeros años en las haciendas paternas y en el exterior del país.


Aunque pasó algunos meses por las aulas del Colegio Nacional Ayacucho, recibió principalmente educación privada de humanidades, piano, alemán, latín y francés entre otras materias.


Su padre fue nombrado representante diplomático en Brasil, y luego de la revolución federal de 1899, se estableció con su familia en Europa.



Política

Fotografía coloreada que

se tomó durante su niñez, servicio

al cual tenían acceso las familias

más pudientes del país.


Junto a Tomás Manuel Elio y otros jóvenes intelectuales, Tamayo fundó el Partido Radical en 1911, que en la década siguiente se dividiría en varias facciones.


En 1914 fue elegido diputado por La Paz y en 1917 fue candidato a la presidencia de la República.


A lo largo de su carrera política, fue un duro crítico de presidentes como Ismael Montes, Bautista Saavedra y Hernando Siles.

Durante el ejercicio de su mandato le tocó vivir los fusilamientos de Chuspipata, una serie de ejecuciones a líderes de un movimiento insurreccional en noviembre de 1944. Villarroel negó haber dado la orden de ejecución, pero reconoció la responsabilidad de su gobierno en tales hechos.


El escritor relataría su accionar frente a los fusilamientos en su opúsculo Tamayo rinde cuenta, donde aclara que, aunque no pudo regresar a la vida a los primeros fusilados, evitó la muerte de otros sesenta mediante su arenga en la Asamblea Legislativa.


Renunció a su cargo en 1945.



Pensamiento y poesía

El poeta, al centro, con Félix Avelino Aramayo y Florián Zambrana, los tres representantes bolivianos ante la Liga de las Naciones en 1920.


En 1910 Tamayo publicó Creación de la Pedagogía Nacional, recopilación de una serie de artículos publicados en el El Diario de La Paz que sienta las bases de su pensamiento.

Como poeta, se le considera uno de los máximos representantes del modernismo en Bolivia, aunque se mantuvo, en general, al margen de los círculos literarios de la época.


Refiriéndose a sus primeras obras, como Odas (1898), Enrique Finot lo califica como un «poeta solitario, aislado en su torre de marfil, indiferente al éxito fácil o al elogio convencional».


Su original obra estuvo influenciada por el helenismo clásico, como en La Prometheida o las oceánides (1917) o Epigramas griegos (1945).



Legado

Billete conmemorativo.


Pese al aislamiento que vivió en determinados momentos de su vida, Tamayo ha sido considerado como una de las figuras más importantes de la literatura y la cultura boliviana de la primera mitad del siglo XX.


Sin embargo, a pesar de ser una figura intelectual destacada, mucha de su obra literaria es bastante desconocida, en parte por la falta de divulgación y reedición de sus escritos.


En 1965 se instituyó un concurso literario en su honor, que al principio se otorgaba en diversos géneros, pero que después quedó limitado al cuento.

Cada 28 de febrero se recuerda el día de la literatura y las letras paceñas en toda la ciudad de La Paz en homenaje al nacimiento de Franz Tamayo.


Obras


Durante su jueventud.


1898- Odas


1905- «Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia»


1910- Creación de la pedagogía nacional


1911- Crítica del duelo


1915- Horacio y el arte lírico

1917- La Prometeica o las oceánidas

1922- Nuevos proverbios

1924- Proverbios sobre la vida, el arte y la ciencia

1927- Los nuevos rubayat

1932- Scherzos

1939- Scopas

1945- Epigramas griegos

1947- Tamayo rinde cuenta



Selección poética


Uno de los libros que busca

rescatar su valiosísimo legado.



PARA SIEMPRE


¡Para siempre! es el canto de la vida,

y todo son es son de despedida.

Brota un adiós de cada boca abierta,

y es toda boca en flor boca de herida



Regia flor escarlata del Ande innata, su tinte en que el sol brinca consagra al Inca. Toda doncella de fiera sangre India renace en ella!


HABLA OLIMPO


Yo fui el orgullo como se es la cumbre,

Y fue mi juventud el mar que canta.

No surge el astro ya sobre la cumbre?

Por qué soy como un mar que ya no canto?

No rías, Mevio, de mirar la cumbre

ni escupas sobre el mar que ya no canta.

Si el rayo fue, no en vano fui la cumbre,

Y mi silencio es más que el mar que canta.



Lo que cifra y clarece el mito aymara fue alta ciencia tan rara que se esvanece. ¡Un son, un signo, y aún ausente el espíritu es fidedigno!




Hay una ciencia abstrusa En toda forma Que revela a la musa La pauta y norma. En líneas puras Las ideas son célicas Arquitecturas.



Jamás dolor más noble vibró en la fibra! Así insonora vibra el alto roble! Era Beethoven dolor siempre sonoro y siempre joven!


BALADA DE CLARIBEL


En la desolada tarde, Claribel, al claror de un sol que no arde, Claribel, me vuelve el amante alarde, Claribel, aunque todo dice: “Es tarde, Claribel”. Lleva en sus alas el viento, Claribel, tu nombre como un lamento, Claribel, y en vano mis ansias siento volar tras aquel concento, Claribel. Voz con que pía la ausencia, Claribel, saudade, canora esencia, Claribel, ¡Añoranza, transparencia que la ausencia hace presencia, Claribel! Mar profundo y albo monte, Claribel, ¿es posible que tramonte Claribel tras el húmedo horizonte, y que las nieves remonte Claribel? El tiempo es por siempre ido, Claribel, y eres quizá todo olvido, Claribel; ¡mas yo, iluso descreído, aún pienso que me has querido, Claribel! El pan amargo en que muerdo, Claribel, hecho está de tu recuerdo, Claribel. Y el pasado nada acuerdo: es un sueño en que me pierdo, Claribel. ¡Oh mañana azul y rosa, Claribel, en que te vi mariposa, Claribel! Cantaba en el aire un ave: “Claribel”, suave cual la suave Claribel. Y unía el plumado clave dulce risa y lloro grave: ¡Claribel! ¡Una música escondida, Claribel, eres por siempre en mi vida, Claribel! Maná de mi eterna herida, leche rosa y luz florida, Claribel. Vierte mi labio un perfume: Claribel, musgo y clavel que resume Claribel. ¡Mirra que eterna sahume, óleo que no se consume, Claribel! De un nigromante el compás, Claribel, Trazó en mi alma: “Nunca más Claribel”. ¡Y así a mis ojos jamás como el alba volverás, Claribel!


Fuente: UNIFRANZ

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