top of page

Julia Codesido, pintora con compromiso social


De niña disfrutaba jugar con las migas del pan y hacer pequeñas esculturas retratando paisajes, animales o bailarinas. De adulta, fue una de las representantes del indigenismo, enseñó en la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú (ENSABAP) y fue fotografiada conversando con Walt Disney.


Julia Codesido Estenós es, quizás, una de las mujeres más importantes para el arte peruano. Si bien su figura es ampliamente reconocida y estudiada en el mundo académico, creemos que también merece ser celebrada en otros ámbitos.


Y aquí nos proponemos eso precisamente, recordar su vida, obra y luchas.


Nació el 5 de agosto de 1883, año en el que concluyó la Guerra con Chile. Sus padres fueron Matilde Estenós y el abogado Bernardino Codesido. Su hermana mayor fue Matilde y el menor de la familia, Bernardino José.


Estudió en el Colegio San Pedro, donde terminó sus estudios en 1899. La vida que llevaba cambió para siempre en 1900, cuando su familia se muda a Europa debido al trabajo de su padre. Él fue cónsul del Perú en Liverpool (Reino Unido) y Burdeos (Francia).


Estos escenarios fueron los ideales para que Codesido conozca el arte y se enamore plenamente de él. Visitó museos, conoció las grandes pinturas de algunos artistas y encontró su pasión. Fue por su padre que heredó la afición por la pintura, ya que incluso él mismo la practicaba y era amigo de artistas como Edgar Degas (1834-1917).


Cuando la familia regresó al país, 18 años después, Julia no dudó en acercarse a la pintura y durante tres meses estudió en el taller de Teófilo Castillo, que funcionaba en la conocida Quinta Heeren, en Barrios Altos.



Los comienzos de Codesido


"Mercado indígena" (Oleo sobre lienzo, 1931)


La dirección de la ENSAPAB estuvo a cargo de Daniel Hernández cuando abrió sus puertas en 1918. Un año después, Codesido ingresó como estudiante, siendo una de las pocas mujeres en inscribirse. En un principio, se vio fuertemente influenciada por el academicismo propio de Hernández, que la llevó a plasmar una correcta representación de la figura humana, con un uso del color moderado.


Poco después, llegó José Sabogal como profesor auxiliar y, de inmediato, la estudiante apostó por la propuesta del pintor, por lo que pidió su traslado a su taller. Aunque la pintora terminó su carrera en 1924, como integrante de la primera promoción de la Escuela, continuó llevando cursos para perfeccionar su técnica y asistió a Sabogal.



Sabogal representaba los inicios del indigenismo, pero ¿qué es? Para responder a esta pregunta conversamos con la historiadora del arte Sofía Pachas Maceda. “Yo lo podría definir como una gran ola que vino a cambiar el transcurso de la plástica peruana. Hasta principios del siglo XIX, los artistas que estaban activos en Lima, principalmente, eran artistas que estaban viniendo desde Europa y que, básicamente, tenían un tema desconectado de la realidad peruana.


Entonces hacían retratos, paisajes, muchas veces paisajes del extranjero venían y eran exhibidos en salas peruanas. ¿Qué pasó? José Sabogal, el líder del movimiento indigenista en la plástica peruana, marcó un cambio a partir de su exposición de 1919. En este contexto, se abrió la Escuela de Bellas Artes, que sirvió como plataforma donde el indigenismo empieza a unir fuerzas, en el sentido que los nuevos estudiantes se empiezan a identificar con este tema. El indigenismo busca destacar las costumbres, a los pobladores, los paisajes del Perú, pero del país en general, no solo de Lima”, explica la especialista.


José Sabogal y profesores en al fiesta de la Escuela de Bellas Artes. Aparecen Julia Codesido, Teresa Carvallo y Raúl Pro. (1938). (Foto: Archivo fotográfico ENSABAP/ Portal Ande ww.pande.pe)


Desde el principio destacó y esto no fue casual. Ella tuvo mucha influencia gracias a los viajes que realizó en su niñez y adolescencia, que le otorgaban un bagaje cultural que, básicamente, sus compañeras de aula no tenían.


Ya tenía más de 30 años cuando ingresó a la Escuela, por eso tenía un carácter más definido para abordar con audacia y con mucha tranquilidad ciertos temas.



Julia y Amauta


Fotografía de la época coloreada.


Fue una de las representantes más importantes de esta vanguardia peruana, todo gracias a su vinculación con la red conformada por la revista Amauta, de José Carlos Mariátegui.


Ella formó una gran amistad llena de admiración con el escritor, gracias a que su maestro, Sabogal, los presentó.


“Cada cuadro suyo, aun cuando Julia no se lo proponga, está más allá de la interpretación verista.


En sus cuadros hay siempre creación”, escribió el también filósofo peruano sobre la obra de Codesido.


En 1926, ella le hizo un retrato y dos años más tarde, diseñó la portada del libro más importante que escribió José Carlos Mariátegui: Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana.



El arte de Codesido fue comentado más de una vez en Amauta. En 1928, en el número 11 de esta revista, se incluyeron fotografías de cuatro de sus óleos, al igual que al año siguiente.


En diciembre de 1929, en el número 27 de la publicación, la escultora y pintora Carmen Saco comentó sobre la primera muestra individual de Julia.


Esta se realizó en la Sala de la Academia Nacional de Música Alcedo, donde presentó obras que exploraban tanto el indigenismo, como también algunos desnudos y otras pinturas que reflejaron su primera etapa, guiada por Hernández.


Pero su trabajo no se centraba únicamente en la pintura, ya que también exploró la xilografía y uno de sus trabajos se utilizó como portada en una de las ediciones de Amauta.



De Lima al mundo


Reproducción de una de las xilografías de Codesido, que

apareció en el diario La Prensa de Buenos Aires (1942).

(Foto: Exposición 21 intelectuales peruanos del siglo XX)


Tras la muerte de su madre, en 1931, Julia fue nombrada profesora de dibujo y pintura de la ENSABAP. Ese mismo año expuso su obra en la Sala Principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.


Su internacionalización llegó con el viaje que realizó a México, donde estudió el arte surgido a raíz de la Revolución. Así, conoció e hizo amistad con los famosos muralistas José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, quienes elogiaron su obra. En 1935, se inauguró su exposición individual en la Galería de Exposiciones del Palacio de Bellas Artes de México.


Durante su estadía se empapó del muralismo mexicano, que luego la acompañaría de regreso a Perú. Al año siguiente, se realizó una muestra en la Galería Delphic Studios de Nueva York. El trabajo de Codesido continuó viajando y se presentaron exhibiciones en San Francisco, Santa Bárbara, París, Buenos Aires y Barcelona, por mencionar algunos.


Años después, en los años cincuenta, regresa a Barcelona y París. En este último expuso junto con Marina Núñez del Prado e Irene Arnau en la muestra “Tres artistas americanas”. En 1959, vuelve a México y logra exhibir sus trabajos en el Museo de Arte Moderno.



Un estilo de su propia cosecha


Retrato de

José Carlos Mariátegui, hecho en 1926.

(Foto: Museo de Arte de Lima/

Archivo Digital de Arte Peruano) / MALI


El indigenismo tuvo un gran cambio durante los años cuarenta, debido a que se volvió pintoresco y se perdieron las intenciones reivindicatorias de Sabogal. Por su parte, Julia nunca se apartó de estos principios ideológicos.


“El indio peruano es para mí una revelación humana de fuerza, resignación, paciencia y fe”, dijo alguna vez la pintora. Por eso, continuamente apostó por retratar al hombre y al paisaje peruano autóctono.


En un mundo hecho por y para hombres, Julia supo ser fiel a sus convicciones siempre, pero sin dejar de lado la exploración constante, una de las herramientas que le permitió hacerse un nombre propio, sin vivir a la sombra de sus compañeros y maestros.


Fue capaz de incluir “elementos de otros lenguajes pictóricos en su propuesta”, lo que marcó una “identidad particular y única, bien diferenciada de la de su generación”, como comenta el texto curado para la exposición “21 Intelectuales Peruanos del Siglo XX”, del Proyecto Bicentenario.


“En el caso de Julia Codesido, se rescata su continua labor desde que ella empieza en la Escuela de Bellas Artes por su gran búsqueda. La suya es una pintura que si bien puede retratar diversos temas, a lo largo de su carrera pictórica uno va a ver los cambios, las propuestas de los lenguajes de las vanguardias que se van insertando dentro de su pintura. Un artista puede manejar un mismo tema en toda su vida, pero el cambio está en el lenguaje que utiliza para abordarlo”, reflexiona Pachas Maceda.


Otra faceta interesante de la vida de Julia, es la de docente. “Probablemente, es una de las primeras mujeres que empieza a enseñar dentro de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Este logro es uno de los cuales todavía no se explora ni se investiga mucho”, afirma la historiadora.


Además, menciona que su faceta como coleccionista de arte popular tampoco es conocida. Ella fue una de las mujeres que viajó al interior del país, no solamente para nutrirse del ambiente y del paisaje, sino también para observar estos objetos y apreciarlos por su valor estético.


Precursora del feminismo


Julia Codesido junto a Walt Disney en el taller de pintura, en 1941.

(Foto: Archivo fotográfico ENSABAP/ Portal Ande ww.pande.pe)


Las luchas de Julia en el mundo del arte y la consciencia sobre el rol de la mujer en la sociedad estuvieron unidas en la mente de la pintora. Tras terminar su carrera en Bellas Artes se acercó a las reivindicaciones feministas propuestas por María Jesús Alvarado Rivera y por la primera organización feminista del país: Evolución Femenina, fundada a principios de 1914. Como parte de su activismo, apoyó la campaña para la Reforma del Código Civil peruano, emprendida en 1922 por la agrupación, junto a la famosa escultora y pintora Carmen Saco.


Este grupo de mujeres criticó los artículos del Código Civil que sometían a las mujeres casadas al poder de sus esposos. Enviaron varias peticiones a la Comisión encargada de la reforma, reclamando así los derechos de mujeres casadas. Posteriormente, cuando el Consejo Nacional de Mujeres del Perú fue creado en marzo de 1923, Codesido fue nombrada como subsecretaria, formando parte de la junta directiva y compartiendo espacios con mujeres como María Wiesse, la activista, escritora y esposa de Sabogal.



Pero su labor dentro del feminismo no se vio únicamente en su activismo en las organizaciones ya mencionados, sino que también se plasmó en el arte. “En este contexto de los estudios de arte y género, se presta mucho lo que nos entrega Codesido en esta gran cantidad de obras donde se representa la labor de la mujer.


Ella, desde que era estudiante, trabajó uno de los temas que es, precisamente, uno de los más debatibles dentro del arte: cómo se inserta el desnudo en el trabajo de las mujeres. Y este fue uno de sus primeros intereses. Si bien no hay una pintura donde se haga evidente este asunto, el mensaje sutil de que la mujer sea constantemente un sujeto en su obra dice mucho de ese aprecio que siente por las mujeres y sus vidas”, dice Pachas Maceda.


"Vendedora ayacuchana" es un óleo sobre tela hecho por Julia, en 1927.

(Foto: Museo de Arte de Lima/ Archivo Digital de Arte Peruano) / MALI


“Ella fue una mujer que se lanzó en un ámbito que estaba recién siendo explorado profesionalmente por las mujeres. Tuvo un trabajo sincero, creativo y que estuvo en constante evolución. Es bien interesante ver el potencial que tiene el viaje para abrirnos a nuevas posibilidades, como le pasó a ella, lo aprovechó muchísimo. No se limitó a pesar de que ella regresa al Perú en la primera década del siglo XX, donde el ámbito artístico era bastante limitado. Aún así, ingresó en este medio y fue una de las figuras más representativa de la mujer en el arte”, concluye la especialista.


Julia Codesido es una de las primeras profesionales del arte. No solo exploró la creación y jugó con los límites del lenguaje pictórico, sino que también se propuso internacionalizar su obra, viajó para conocer el Perú real -ese que no solía ser retratado-, fue docente y ayudó a formar a otras generaciones de artistas y, como si fuese poco, exploró y resguardó el arte popular. Una mente brillante, acompañada de una creatividad y sentido crítico agudo son piezas que conforman a la pintora que conocemos. Un ejemplo de mujer, artista y persona.


Más información

  • En 1976, recibió el Premio de Cultura en el área de Arte. Tres años después, Julia falleció en su casa.

  • En el distrito de Pueblo Libre se encuentra la Casa Museo Julia Codesido. Los visitantes pueden conocer el lugar donde vivió la destacada pintora, viendo una colección de sus cuadros, así como recorrer los ambientes donde realizaba sus pinturas. Puede comunicarse al (01) 463-8579 para más información. El ingreso es libre, previa cita. La dirección es: Av. Paso de los Andes 500, Pueblo Libre.

  • Julia Codesido forma parte de la exposición “21 intelectuales peruanos del siglo XX”, organizada por el Proyecto Especial Bicentenario. Puedes visitarla de forma virtual aquí.

  • Conoce los perfiles de los peruanos ilustres que se publican cada miércoles en El Comercio, en la sección especial Las mujeres y hombres que construyeron la historia del siglo XX. La próxima entrega será el miércoles 21 de abril.



Fuente: EL COMERCIO (PERÚ)

114 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page