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Letras: OMAIRA BASTIDAS y otros

ENVÍO

por ALEJANDRO AZAG

















Al poeta

que solo gusta

del vino del bandido:

Tahúr de sombras

artesano de luces

tus cantos son el grano

que nutre

las aves del infierno

perpetuo errante

prisionero del amor

lacerado caballero

entre pálidas legiones.


SE LE VE DECAIDO

por FELIX DOMINGO CABEZAS PRADO




















Sol tempestuoso

Ya no brillas.

Hieres

Con tu melancólica luz


Tus flojas caderas

Desempolvan nostalgia


La inmensidad

Te espera

Para darte calor

Y llevarte a la UCI


Coronado de espinas

Ya te llevan las garzas

De la noche

A comer

Pan sin levadura

Tratamiento eficaz.



ORIGAMI

por MIGUEL ÁNGEL RUBIO OSPINA




















El cazador promovió con ahínco la trampa

coloreo coloreó las ventanas como bosques y en las cortinas tejió

nidos de papel.

Pájaros de Origami

construye el cazador inexperto

único remedio de una ciudad sin cielos amarillos


---

A veces una hoja de papel

resuelve el misterio del vuelo en los hombres



PAISAJE POÉTICO

por CAROLINA HIDALGO



















Atrás garganta que miente auxilio del pecho; si tuviese otra lengua que unió a los humanos con los cielos;


soy árbol que extiende los cuatro puntos cardinales vocablos en estampida:


sí rebelde, poesía fémina, inmaterial, ¡Es la verdad! Llamadla.



VIEJAS CASAS DE MI PUEBLO

por JHON JAIRO SALINAS
























Hoy, las viejas casas de mi pueblo son suspiros de las ruinas del presente...

Y testigo de besos en amor adolescente.


Un cantor de mi pueblo, con su vieja guitarra; al frente de viejas ruinas en bella tonada: "Gime el viento en los aleros demorónance las tapias, y en sus puertas cabecean, combatidas por el viento".


En ellas las ventanas y puertas se visten de musgo... Poco a poco se desmorona el pasado de lunáticos amores...

Encendidos en aquellos corredores de viejas casas de rutilantes colores...

En balcones de fina madera, en bellos atardeceres observando para siempre la belleza de lindas mujeres.


En grandes solares, en casas viejas, de niños jugábamos a la golosa, en escondite americano sellabamos el primer beso en boca infantil.


En grandes corredores la abuela tegiendo y bordando la lana, en mecedora de fina macana.


El patio de tierra engalanado de bellos jardines, en las mañanas canto lírico de ruiseñores.


Mí pueblo ya no es mi pueblo, sus casas fueron del pasado... Son ahora nostalgia de años dorados,

buscando para siempre amores del pasado.


Hoy, en rústicas casas viejas espiando los recodos del ayer... Al calor de una taza de café en un rinconcito humeamos amores del ayer.



SIN NOMBRE

por EMMA DELLY MARULANDA





















De cuando en cuando

mi sonrisa sale a pasear,

mi mirada de cuando en cuando

no es la misma,

mis manos

que de cuando en cuando

te quieren tocar,

aprietan tu mano

de cuando en cuando.


Quisiera soltarla

de cuando en cuando,

pero es más el deseo,

que de cuando en cuando

me hace quedarme entre tus brazos

de cuando en cuando.


EL HASTÍO

por ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"















Allí está el gobierno con sus tribulaciones, sus excesos... Allí está circunda la tierra por mí amada.

Veo en flujo de acetato a todos los seres que me dieron los besos, los que me incluyeron en su estirpe; una estirpe grande, bendecida, una estirpe honrada y buena.

Y sin embargo, con todo y faltando nada, ya no creo en la suavidad del algodón, en la utilidad de los perfumes, ni en toda la bondad que le dan a la canela.

No creo que el que mucho lee es mejor hombre; ni creo en las soluciones magistrales ni creo ya, en las buenas noticias que -dicen- traen las golondrinas.

Y aunque hace tiempo sospecho que todo lo que dijeron los profetas viene del Cielo; lo que hoy deseo -sintiendo mi cuerpo como un enemigo-, es que duerman todos mis huesos.


UN GRITO EN EL SILENCIO

por OMAIRA BASTIDAS PATIÑO*

















Caminando la palabra día a dia

estoy segura que la poesía

es el lenguaje universal

que resucita y mueve

el alma de aquel que vive

con la conciencia muerta

y el pensamiento apagado

a la fertilidad de soñar y construir.


Mis ojos han visto la deshonra

de una tierra olvidada y marginal

de una oligarquía que blasfema

buscando el bien para hacer el mal

la poesía es la magia de nuestro interior

el quehacer profundo que a través de la palabra

exterioriza y manifiesta el corpulento

mundo que en ocasiones ayuda

a pintar y colorear el gris y la tristeza.


Abriendo el corazón por los caminos

tatuados y grabados por el tiempo,

amaso en carne viva los recuerdos

y añoro la vida de mis antepasados.


*Realizó sus estudios primarios y secundarios en su tierra natal. Desde muy pequeña le gustó el arte de declamar. Su madre María Nidia Patiño la impulsó para que siga el camino de las letras. Ha participado en eventos nacionales e internacionales. Ha publicado el poemario Espacios del Alma. Autora de los varios libros (inéditos).




Cuentos y ensayos





¿EN BAHÍA PORTETE BAILAN YONNA?

por UMBERTO SENEGAL


En las rancherías wayúu masacraron niños. Masacraron ancianos. Hombres y mujeres fueron asesinados sin compasión un sangriento domingo de machetes, hachas, motosierras y balas. Cerca de cincuenta paramilitares de Mancuso, de Jorge 40 y Arnulfo Sánchez, cumplían la orden de asesinar mujeres, ensañándose con ellas. A estos matadores, motivándolos para el crimen, tal vez les enseñaron vertiginosamente que en una sociedad matriarcal eran ellas la solidez y energía de la comunidad. Matador es el nombre dado por los wayúu al asesino. Los matadores debilitarían tal fortaleza comenzando por aquí los asesinatos. Y los matadores decapitaron. Los matadores violaron, cercenaron senos y clavaron cabezas en estacas, junto a las puertas de los ranchos. Fiesta dominical para los matadores, desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde. Igual habrían cumplido su faena cualquier día de la semana, pero eligieron el domingo.


A los asesinos solo les importaba que todos aquellos indígenas del septentrional desierto de La Guajira, habitantes de Bahía Portete y Pueblo Nuevo, centros de operaciones para almacenar y enviar drogas al exterior desde lo más profundo de la alta Guajira, estuvieran vivos para cumplir a cabalidad su propósito. De alguna manera, no vivían tan vivos porque les habían matado las esperanzas. Indígenas un poquito muertos y otro poquito vivos. Así es Colombia. Así fue aquel día en Portete. A los wayúu les asesinaron buena parte de sus sueños. No todos, por fortuna. La misión paramilitar era llenar de indígenas muertos el domingo. Los indígenas vivos, en Bahía Portete por aquellos días no tenían valor. En Colombia, tal etnia compuesta por 150.000 personas, 18% de la población indígena nacional, no ha tenido mucha valía para los gobiernos desde la época de la conquista y la colonia, hasta el depravado mandato del expresidente Uribe.


Los wayúu eran perjudiciales para muchos intereses. Los matadores de Mancuso y Rodrigo Tovar Pupo, asesinaron sin piedad, sin pensar que era domingo. O tal vez con ardiente alegría, por ser día festivo. En la fiesta de sangre participaban los indígenas con sus cuerpos y sus vidas. Hubo torturas y desaparición de niños. Violación de adolescentes, desmembramiento de cuerpos de mujeres y hombres. Y colaboraban los paras, con sus armas y su sadismo. Recibieron órdenes y era en domingo cuando debía perpetrarse la masacre. Además de violar a las mujeres, debían profanar sus sitios sacros: el jaguey, los cerros y el cementerio, lugar este con el cual los wayúu prueban la propiedad del territorio donde habitan. Mataron. Los matadores mataron sin piedad. Mataron satisfechos y seguros de ellos mismos y su varonil valentía frente a mujeres armadas sólo con su rica tradición guajira, sus costumbres y su valor.


Los indígenas, desarmados, sólo tenían manos para implorar y pies para correr. Lograron salvarse quienes huyeron hacia el mar. Mataron a cuantos quisieron y después…después fueron pasando muchos domingos. Muchos domingos solitarios. Domingos con fantasmas parecidos a personas reales y con indígenas reales semejantes a fantasmas. No sólo domingos, también los demás días de la semana. Allí en Bahía Portete y Pueblo Nuevo era fácil ser fantasma todos los días de la semana y todas las semanas del mes.


Entonces…un día llegó a Bahía Portete el vicepresidente de Colombia. Francisco Santos llegó, vio y habló, exhortando en representación del gobierno a los sobrevivientes de la masacre: “Ustedes lo que deben hacer es bailar. Bailen la yonna para que alejen los malos espíritus”. Viajó desde la fría Bogotá hasta la calurosa Guajira para recomendar a los wayúu bailar su simbólica yonna.


Habría sido la solución para Colombia anémica, acorralada, aterrorizada y manipulada, pero Santos no extendió su musical fórmula a otros sectores del país: Enseñar masivamente, en cada región colombiana donde los grupos paramilitares imponían sus bailes de muerte, la más autóctona de sus danzas para alcanzar la paz, para desterrar los malos espíritus culpables de la situación vivida bailándolas, cantándolas.


El candoroso Francisco probablemente asistió, antes de viajar a Bahía Portete, a un curso acelerado en teoría de bailes folclóricos para concluir, tan sabio en la práctica de la simbología, que sólo bailando yonna resolverían los indígenas sobrevivientes sus conflictos actuales, asegurando su incierto futuro y olvidando los crímenes del pasado. “Bailen la yonna para que alejen los malos espíritus”. Eso propuso sin ruborizarse. Sin tartamudear en esta ocasión. Habló de la ancestral chichamaya wayúu para alejar con su danza perversos espíritus molestando la memoria de los asesinados y el solitario presente de los vivos.

Cerca de 500 wayúu, desplazados, no estaban allí para acatar el sabio consejo del pusilánime vicepresidente. Aquí continuaba el luto por sus numerosos muertos. Por algunos lugares todavía olía a sangre, pero no era sangre de malos espíritus. En algunos rincones se escuchaban, junto con el rumor del mar, los gritos y lamentos de niños asesinados. Las súplicas de adolescentes violadas. No aclaró Francisco Santos, ante la tensa audiencia, si los espíritus bailan yonna. Si los fantasmas de ancianos masacrados, tienen alientos para danzar alguna modalidad de yonna en el más allá.


El vicepresidente de Colombia, en esos ocho años de horror como nunca vivió el país, enfatizó con cara de exorcista a los indígenas sobrevivientes: “Bailen la yonna para alejar los malos espíritus”. Tal danza contiene tres elementos esenciales para la cultura wayúu: Búsqueda del equilibrio social, solidaridad colectiva y relación entre el cosmos y el hombre. La masacre de Bahía Portete la propiciaron malos espíritus porque los wayúu no habían bailado suficiente yonna durante aquellos años. Millares de colombianos olvidaron bailar. Otros millares nunca habían oído hablar de la yonna cuando los asesinaron. Por eso los espíritus permitieron su desplazamiento, su exilio, sus torturas, sus asesinatos. Claro que sí. Ellas son los culpables y nadie más. Esas entidades astrales ansiosas por dejarlos sin tierra, sin vida y sin historia. Bailen todos para no repetir las masacres. Bailen con el recuerdo de ancianos wayúu asesinados; en cualquier día de la semana, menos en domingo.


Uno de los sobrevivientes denunció: “Trajeron indígenas de otras partes para mostrar que lo que había pasado no era grave”. Pero olvidaron traer también otros malos espíritus. Muchos espíritus malignos de otras regiones colombianas donde sucedía igual con centenares de familias. Hubieran invitado a la Antumía y al Chenche, al Costé y al Dojuebarí, al Doniorro y la Dopaca, al Jepá y al Pisibura y al Surranabe. Ese vicepresidente y sus consejeros, no supieron inducirles a practicar otras danzas porque ni él ni ellos eran expertos en chamanismo ni en rituales indígenas. Ignoraban la existencia del Wanülü, todo aquello inquietante y enfrentado por los wayuu. Espíritu maligno personificador de potencias destructivas. Wanülü, calamidades y pestes y muerte. Miserias, wanülü. Desarmonía y desequilibrio, wanülü. Crímenes, wanülü. Wanülü, temores y wanülü soledad. Las incontables tragedias del hombre, wanülü. Todo tiende al aniquilamiento sin saberse cuándo, cómo ni por qué, wanülü. Wanülü es misterio y enigma para los wayuu. Ese vicepresidente y sus consejeros, posiblemente hubieran sugerido bailar reguetón, pero podrían malinterpretarlos. Entonces Francisco Santos les dijo: Ustedes lo que deben hacer es bailar. Bailen la yonna para que alejen los malos espíritus”. Y si la bailan, habrá lonjas de carne de chivo, arepas de maíz, chicha mascada y ron, mucho ron. Ron para el pueblo wayuu, ron para el presidente, ron para los asesinos, ron para Wanülü. Ron.


(Publicado originalmente en el portal ARRIERÍAS y difundido con el consentimiento del autor)



JADEOS Y CENZAS

por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA


1. a. DESTINO


Debes volver a la casa del mundo Estás obligado a regresar a tu destino la realidad te llama Ven siéntate a mi lado come una porción de trigo aléjate del agua contaminada por el humo de tu cigarrillo posa tus ojos sobre la luz que vertebra la rendija dialoguemos sobre la vid de otros horizontes respecto a la sonrisa inconclusa de la muchacha en tu memoria charlemos de la hierba muerta y sombras de pasos sobre el sendero de los extremos del tiempo deja tu cara melancólica junto a la puerta de entrada muéstrame tus manos crucificadas sobre el papel en blanco ¿Llueve? Sí es la tormenta de los siglos de los siglos abatiendo la mañana junto al espectro de la bombilla donde podemos mirar las horas perdidas del pensamiento Debes volver a la casa del mundo Estás obligado a regresar poeta maldito


1. b. REALIDAD


Mientras el frío de esta noche mide centenares de laberintos dentro de mis vísceras observo cómo cierta casa se ilumina de noviembre de viento casero de sábado sin techo donde jamás cae la lluvia interminable El resto de viviendas frente al frío de esta noche son sombras a imagen y semejanza de hombres y mujeres de hormigas sin sombras bajo un sol donde el pueblo es hendedura favorable para el desagüe de la pesadumbre humana El frío de esta noche tiene nombre propio se llama el frío de esta noche inscrito en algún poema con el fin de vislumbrar la casa sin par que se ilumina de noviembre de viento casero de sábado sin techo donde nunca cae la lluvia interminable


1. a. DETERMINACIÓN


Cola de caballo Diente de león Anamú Caléndula Zarza parrilla Albahaca Tomillo Malva Romero Manzanilla Boldo Hierba buena Llantén Valeriana Salvia Ruda Marrubio Apio Poleo Picar cada una de estas plantas medicinales no sin antes mirar de arriba abajo la textura de sus hojas de su raíz del tallo advertir sus partes con un microscopio detallar gusanos y bacterias e inventarles un camino aparte para verlos soslayarse como se lo merecen de inmediato en once gotas de baba de tigre cocinar a fuego rápido los arbustos curativos noventa y nueve años más tarde cinco segundos antes de terminar el siglo recostarse mirando el horizonte a través de un portillo diminuto reflexionar la alegría de haber nacido apreciar el entorno vacío sin rencor alguno En un cedazo colar el negro hasta ver derramar un agujero universal en el pocillo donde los poetas consumen cicuta Por último no dejarse llevar por entropías ni malsanos humores Sin demora alguna ingerir de un solo sorbo el extracto antes de escribir un poema


1. b. ACONTECER


Palabra aguda Palabra grave Palabra palabra Palabra vana Palabra concéntrica Palabra afelpada Palabra periférica Palabra interna Palabra desnuda Palabra divertida Palabra corazón Palabra copular Palabra lagartija copulando con amor Palabra entrar Palabra salir Palabra auricular Palabra comed Palabra bebed Palabra pan Palabra vino Palabra atestada de sí misma Palabra en la hondonada de la tempestad Reposa la tarde en el silencio


1. a. VACÍO


Sentado en una banca del parque con un libro cerrado en mis manos leo el paso de las multitudes salidas desde los cuatro costados de la luz del sol Cantidad de palomas picoteando un punto invisible al ojo humano El paso del viento con el sombrero bajo su brazo El transitar del sombrero con el viento al pecho El lagrimeo de la gota de lluvia sobre la piedra donde se recrea la hormiga ciega El polvo sobre la palmera y el verde de la palmera extraviado en algún lugar de sí misma El aquí y el ahora del perro orinando con su mirada perdida en la chuspa corriendo tras el ladrido juguetón La fiesta por ser domingo en lo recóndito del helado El regocijo del pastizal por el rojo color rosa acechando el pétalo por nacer El observar atento del búho posado sobre el chamizo del guayacán Las flores amarillas revoloteando entre el cúmulo del aire perdido en el basurero La tarde desorientada por el aleteo sin horizonte El muro por levantarse junto al último paso dado en tiempos lejanos por el paralítico Los senos en la cuenca de las manos mutiladas El anciano firmamento en el lozano azul Sentado en una banca del parque abro el libro donde leo páginas en blanco inmortales


1. b. CONOCIMIENTO


Anhelo el poema agradable Escribo la fruta podrida en la terminal de buses Los ancianos enfermos en sus andenes El grito peculiar en los alrededores El aire putrefacto en cada una de sus esquinas Voy al baño dejo la página en blanco como homenaje al poema imposible de escribir


1. a. INCERTIDUMBRE


Sombra es decir silencio Silencio sombra de la palabra Sombra del silencio de cuanto se abstiene a decir la palabra Palabra bifurcada en la palabra misma como sombra sin a dónde ir Palabra silencio sombra de sombra


1. a. CERTEZA


El agua es incolora el poema es azul Bebo el agua escribo el poema Bebo el poema escribo el agua en azul se diluye el agua como la lejanía del mar

Incoloro se torna el poema como algo no escrito


(Publicado originalmente en el portal ARRIERÍAS y difundido con el consentimiento del autor)


HACIA UNA CULTURA SOSTENIBLE

Envía este folleto informativo: IGNACIO OJEDA BENITEZ




















A continuación, el documento subido al portal issu.com:




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