top of page

MISHIMA, ENTRE EL ARTE Y EL DEBER

Actualizado: 30 ago 2020


Kimitake Hiraoka, mejor conocido como Yukio Mishima, fue un novelista, dramaturgo, actor, director y poeta japonés. Yukio Mishima fue nominado al Premio Nóbel de Literatura en tres ocasiones. El escritor japonés llegó a adquirir tanta fama y popularidad que es considerado uno de los autores japoneses más significativos del siglo XX.

Escritor prolífico, produjo varias obras sólo por el lucro. Su catálogo creativo incluye una película, un libreto, dieciocho guiones, veinte libros de ensayos, veinte libros de ficción y cuarenta novelas. Su obra más significativa combina estilos modernos literarios con elementos tradicionales japoneses, donde la sexualidad y moralidad son temas constantes. Mishima ganó el Premio Shincho, el Premio Kishida por Drama, el Premio Yomiuri a la mejor novela, y el Premio Yomiuri por el mejor drama.

Yukio Mishima nació en 1925 con el nombre de Kimitake Haraoka en la cercanía de Tokyo. Su padre trabajaba como gobernador.


De niño, la vida de Mishima fue influenciada por su abuela Natsu, quien lo separó de su familia durante un tiempo prolongado de la vida de Mishima. Natsu había crecido en la casa del Príncipe Arisugawa Taruhito. Su crianza ahí le dio un aire aristocrático, a pesar de que Natsu se había casado con un burócrata. La abuela de Mishima le prohibió que practicara deportes, y se dedicaba a jugar con sus primas. El padre temía que Mishima se volviera muy femenino, y se dedicaba a destruir los primeros intentos de literatura de Mishima, que consideraba poco masculinos.

Se dedicaba a leer obras de escritores clásicos japoneses, pero también leía obras de Rainer Maria Rilke y Oscar Wilde. Inspirado por el poeta Michizō Tachihara, Yukio Mishima escribió poemas en waka (un estilo de poesía japonesa). En esa escuela publicó su primera obra para la revista literaria. Sus instructores quedaron tan impresionados con la escritura del niño que lo impulsaron a que escribiera en la revista Literary Culture. Sus profesores fueron quienes idearon el nombre de pluma de “Yukio Mishima” para proteger al niño de las burlas de sus compañeros.

Ya más grande, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Mishima recibió órdenes de reportarse a la Armada Imperial Japonesa. Cuando se reportó, Mishima tenía señales de estar enfermo, y mintió a los doctores diciéndoles que tenía tuberculosis. Así, Mishima fue liberado del servicio. Entonces ingresó a la Universidad de Tokyo. Aunque sus días estuvieron dedicados a la escuela, en las noches se dedicaba a escribir. En 1947 logró graduarse. Poco tiempo después de su graduación, Mishima recibió una carta del Ministerio de Finanzas, donde trabajó durante sólo un año, pues el trabajo le fatigaba y decidió mejor dedicarse a su carrera como escritor.


Sus trabajos de la posguerra incluían novelas serial izadas, pequeños libros de ficción, ensayos, novelas y versiones contemporáneas de Kabuki y Noh. En 1948, Mishima escribió Confesiones de una máscara, una obra que narra la historia de un joven que debe hacerse paso entre la corriente de la sociedad y sus deseos homosexuales. Muchas de sus obras fueron traducidas a idiomas europeos y Mishima ganó reputación por su talento significativo en Europa y América.

A la edad de 24, Mishima se había vuelto en una celebridad. A pesar de su fama y sus subsecuentes nominaciones a Premios Novel de Literatura, una vez que Yasunari Kawabata recibió el premio, Yukio Mishima entendió que las probabilidades de que un segundo ciudadano japonés ganara el premio eran pocas.

En 1952 Mishima viajó a Grecia, pues tenía deseos de conocer la cuna de la cultura clásica occidental. En su viaje conoció la leyenda de Daphnis y Chloe, que inspiró a la creación de su obra El Sonido de las Olas (1954). Varios eventos contemporáneos también influyeron en su estilo. Su novela El Pabellón Dorado (1956) se basó en el famoso incendio del Templo de Kyoto.

En 1955 Mishima comenzó a entrenar con pesas. Sus regímenes rigurosos semanales continuaron hasta su muerte. También se había vuelto un ágil practicante del kendo.


Los siete puentes (Cuento) de Yukio Mishima



A pesar de su evasión del servicio militar en su juventud, después se volvió conocido por su apoyo político a la remilitarización de Japón. Mishima fue miembro de las Fuerzas Terrestres de Autodefensa, y pasó por varios procesos de entrenamiento en 1967. En 1968, Mishima utilizó su reputación y su entrenamiento marcial para fundar el Tatenokai o la Sociedad del Escudo. Su organización paramilitar juró lealtad a la noción abstracta de “las voces de la muerte , y apoyaba el nacionalismo japonés y el retorno del Emperador Hirohito a su estatus divino de Emperador.

En 1958, Mishima contrajo matrimonio con Yoko Sugiyama, y al año siguiente tuvieron una hija llamada Noriko. Cuatro años después tuvieron un varón llamado Ichiro. Sin embargo, Mishima frecuentaba bares gay. Mucha gente, incluyendo a su esposa, trataban de ignorar su homosexualidad. Esto previno que muchos de los amantes se atrevieran a tomar iniciativa. Incluso años después los hijos hicieron esfuerzos conjuntos para prevenir que se hiciera pública la sexualidad de Mishima, demandando a quienes afirmaban ser testigos de dichas relaciones.

Mientras tanto, Mishima había continuado su proyecto nacionalista radical. Convencido de sus creencias políticas, los miembros de izquierda lo rechazaron por su interpretación anárquica del código samurai, el bushidō. La extrema derecha lo aceptó tras sus declaraciones de que el Emperador Hirohito debía haber renunciado al Trono de Crisantemo (el símbolo actual del Emperador). En 1960 comenzó su carrera de actuación, estelarizando en la película Miedo a morir, de Yasuzo Masamura. Después de este rol le siguieron otros en películas como Lagartija Negra (1968) y Hitokiri (1969). Además de su trabajo en actuación, también trabajó como modelo. Destaca el set fotográfico de Eiko Hosoe para su obra Ba-Ra-Kei: Ordeal by Roses. También modeló para Tamotsu Yato en OTOKO: Estudios Fotográficos para Hombres Jóvenes Japoneses y Jóvenes Samurai: físico culturistas de Japón.

Quizás más que su obra y vida, su muerte es precisamente lo que terminó por darle la fama.


Mishima, a la cabeza de otros cuatro miembros del Tatenokai se introdujo al Campamento de las Fuerzas de Autodefensa en Ichigaya. Este campamento se encontraba en Tokyo, y obtuvo acceso bajo la excusa de que llevaría a sus hombres a una reunión. Los cinco hombres ataron al comandante a su silla y desplegaron un cartel donde mencionaban sus exigencias. Además, Mishima había preparado un manifiesto para aclarar sus creencias políticas. Mishima pretendía con esto inspirar a los soldados a levantarse en armas y derrocar al gobierno. Sin embargo, Mishima no logró convencer a las Fuerzas de Autodefensa y al terminar el discurso fue abucheado.


Últimos momentos en la vida del escritor


Después de su fracaso regresó a la oficina del comandante, donde cometió seppuku con la asistencia de Masakatsu Morita, uno de sus seguidores más fieles y amigo. Sin embargo, debido a su inexperiencia con la espada, Masakatsu falló varias veces antes de lograr cortar la cabeza de Mishima.

Hay expertos que dicen que Mishima había estado planeando el suicidio por más de un año, y que en realidad el intento de golpe fue una excusa para ejecutarlo.

Otras obras conocidas de Yukio Mishima son Caballos en Fuga (1969), Muerte en el Estío (1953), Sol y Acero (1968) y Cinco Obras Modernas de Noh (1955).

ICARO, de Yukio Mishima  ¿Pertenezco yo, entonces, a los cielos?  ¿Por qué, sino, deberían los cielos  Fijarme con esta incesante mirada azul,  Tentándonos, a mí y a mi mente, más alto  Aún más alto, arriba en los cielos,  Atrayéndome incesantemente hacia arriba  A lo alto lejos, lejos de lo humano?  ¿Por qué, si el equilibrio ha sido estrictamente estudiado  Y el vuelo calculado con lo mejor de la razón  Hasta que ningún elemento aberrante debiera, por derecho,  [permanecer -  Por qué, aún, debiera la lujuria de la ascención  Parecer, en sí misma, cercana a la locura?

Me veo llevado más y más alto, más inestable, Más y más cerca de la refulgencia del sol.

¿Por qué me queman, estos rayos de razón, Por qué estos rayos de razón me destruyen? Los pueblos allá abajo y los serpenteantes arroyos, Se tornan tolerables mientras nuestra distancia crece.

¿Por qué alegan, aprueban, y me tientan Con la promesa de que puedo amar lo humano Si sólo se ve, esto, de lejos- Aunque la meta nunca podría ser el amor, Ni, si lo hubiese sido, podría yo nunca Haber pertenecido a los cielos?

No he envidiado a los pájaros su libertad Ni he sentido nostalgia por la paz de la Naturaleza, Impulsado por nada salvo este ansia extraña De lo más elevado, y lo más cercano, para sumergirme En el azul profundo del cielo, tan contrario A todas las dichas orgánicas, tan lejano De los placeres de la superioridad Pero más alto, más alto, Deslumbrado, quizá, por la mareada incandescencia De las alas enceradas. ¿O acaso entonces Pertenezco, después de todo, a la tierra?

¿Por qué, sino, debería la tierra Mostrar tal ligereza para circundar mi caída?

Sin ofrecer ningún espacio para pensar o sentir, Por qué entonces la blanda, indolente tierra Me recibió con el impacto de su plato de acero?

¿Acaso la blanda tierra se volvió acero Sólo para mostrarme mi propia blandura? Que la Naturaleza trajera el hogar a mí Que caer, no volar, está en el orden de las cosas, Más natural por lejos que aquella imponderable pasión?

¿Es el azul del cielo, entonces, un sueño?

(Fragmento).

9 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page