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Arcón Cultural

Primeras guerras de drogas en el mundo


Detrás de la predominancia europea se encontraba una

mercancía de dudosa legalidad: el opio.


La Indepencia de EE.UU y su competencia en China significó para Gran Bretaña un revés comercial que afectó negativamente a su balanza de pagos.


Para recuperar el dominio del comercio de la popular infusión, un bien de beneficios millonarios, introdujeron el narcótico en China, que provocaría las Guerras del Opio.


Cuando Lord Macartney volvió de su embajada a China en 1794, trajo consigo un rechazo absoluto por parte del gobierno Qing a todas las concesiones que los representantes británicos habían solicitado, y una carta del emperador Qianlong, dirigida al rey Jorge III, explicando la inutilidad de los lazos comerciales entre el Imperio Celeste y las naciones "bárbaras".


Resumen de la Primera Guerra del Opio


En 1794, la China manchú era el estado más populoso, rico y extenso con diferencia. China había alcanzado su cénit y su máxima expansión bajo el reinado del emperador Qianlong, y nadie podía haber previsto en aquella época que, tan sólo cuarenta y cinco años más tarde, las fuerzas británicas doblegarían a los emperadores manchúes en la Primera Guerra del Opio. Sin embargo, Gran Bretaña y Europa sufrieron una metamorfosis entre 1794 y 1839, un proceso de cambio continuo cuyo resultado final era irreconocible en comparación con el punto de inicio. En menos de medio siglo, Inglaterra le había ganado la mano al imperio manchú e iniciaría un proceso que pondría a Europa y al mundo occidental en el centro de todos los mapas.


Expansión del Imperio Británico a través del narcotráfico


No obstante, detrás del proceso que supuso el nacimiento de la modernidad y de la predominancia europea se encontraba una mercancía de dudosa legalidad: el opio.

Té: El veneno de Europa


Poco pudieron hacer los chinos con armamento y tácticas anticuadas, frente a los modernos ejércitos de la coalición integrada por Gran Bretaña, los reinos de Italia, Alemania, Estados Unidos y el Imperio del Japón.


El 16 de diciembre de 1773, un grupo de colonos de Boston vestidos de indios americanos consiguieron colarse en barcos de la Compañía de las Indias Orientales y arrojar todo un cargamento de té al agua en protesta por el Acta del Té de 1772.


Este evento, conocido como el Motín del Té, ha sido el escogido por la historiografía posterior para señalar el comienzo de la Revolución Americana. Sin embargo, el principal impacto del Motín del Té no fue de dimensión americana sino global. La importancia del Té cómo símbolo de la Revolución se debe a que representaba el poderío imperial británico.


China: De la Guerra del Opio a la Revolución Socialista



Desde 1600, la Compañía de las Indias Orientales ostentaba el monopolio del comercio con Asia, y la principal recurso que importaba era el té.


Caricatura de la época que representa la ambición de las potencias occidentales en dividirse China de acuerdo a sus intereses.

El té se había convertido en un bien de consumo global y habitual, demandado en todos lados.


Sin embargo, a finales del siglo XVIII sólo podía comprarse en un país: China.

A lo largo de los siglos XVII y XVIII, la Compañía Británica de las Indias Orientales había conseguido hacerse con el monopolio de un bien tan demandado.


La carta otorgada por Isabel I le garantizaba la ilegalidad de la competición nacional (y por extensión prohibía la participación de los colonos americanos en el comercio del té), y la Guerra de los Siete Años había acabado con el principal competidor internacional de la Compañía, Francia.


Largometraje de ficción inspirado en la temática


Con la victoria de Clive en la batalla de Plassey, la Compañía de las Indias Orientales se había asegurado la primacía en la compra-venta de té en toda Europa.

A partir de la independencia de EE UU (1783) la Compañía de las Indias Orientales tuvo que soportar la presión de la competencia americana en China.


La emperatriz viuda Cixi o Tzishí (1835 - 1908), soberana absoluta de China que gobernó de 1861 hasta su muerte, siendo heredada por Pu - Yi, el último gobernante imperial.


Las tornas cambiaron con la derrota de Cornwallis en Yorktown en 1781, y la independencia de los Estados Unidos, reconocida en 1783.


A partir de esta fecha, la Compañía de las Indias Orientales tuvo que soportar la presión de la competencia americana en China, en la que participaron magnates de la talla de John Jacob Astor.

Con su monopolio quebrantado, la Compañía de las Indias se vio obligada a sobrepasar en volumen de compras a sus competidores, doblando sus importaciones de té en los años que siguieron a la independencia.

Sólo había un problema: los chinos, como el emperador Qianlong había hecho saber a Lord Macartney, sólo aceptarían plata.


Las Guerras por la droga y su coyuntura en el modelo económico chino de entonces



La balanza de pago y el opio

Con la independencia de las Trece Colonias sobrevino otro problema: las ingleses habían perdido su principal fuente de algodón, por el que tendrían que pagar precios de mercado en vez de tarifas preferentes.


El algodón se convertiría en un material imprescindible para los telares de Lancashire y Birmingham, el alimento fundamental de la Revolución Industrial.


La sangrienta rebelión de los boxers o púgiles


Con el precio de mercado del algodón, agravado por la competición en el comercio del té, y las autoridades chinas negándose a aceptar cualquier otro bien que no fuera plata, Inglaterra sufría una balanza de pagos negativa que suponía, en términos reales, una sangría del capital necesario para financiar la industria emergente.


Las ciudades fueron campo de cruentas batallas, donde la rapacidad europea acabó por imponerse a la corrupción de funcionarios y militares locales, más allá del apoyo de la población.

La importaciones de té se cuadriplicaron entre 1761 y 1800 para hacer frente a la competición americana, y el 90% del cargamento que exportaba la Compañía de las Indias a China era plata. Para hacer frente a esta crisis, los comerciantes ingleses introdujeron una nueva mercancía que los chinos comprarían, y que ayudaría a equilibrar la balanza de pago: El opio.


La producción de opio en la actualidad



La venta de la droga financiaba las actividades de la Compañía de las Indias Orientales en la India, que había sido rescatada de la bancarrota en 1772.

La victoria de Clive en Plassey había otorgado a los británicos el control de la rica provincia de Bengala, y con ella, el dominio sobre la producción de opio.

El opio comenzó a intercambiarse en China a cambio de té, hasta el punto de que en 1836, Inglaterra consiguió volcar la balanza de pagos a su favor.


El opio no sólo era fundamental para cuadrar las cuentas del comercio entre Inglaterra y China.


El negocio de la heroina



La venta de la droga financiaba las actividades de la Compañía de las Indias Orientales en la India, donde tenía que haber sido rescatada de la bancarrota por el gobierno británico en 1772, el mismo año en que tuvo lugar el Motín del Té de Boston.


En 1822, el opio representaba el 11% de los ingresos del imperio indio.


Con la intrusión de los colonos americanos en el comercio del opio, los ingleses también consiguieron equilibrar su balanza de pagos con América: dado que la C.I.O. controlaba la producción de opio, los mercaderes británicos idearon un sistema de intercambio de bienes.



Las rivalidades entre las potencias por el reparto de China no se hicieron esperar, como los antagonismos con los norteamericanos por su duro papel en materia de negociaciones, como lo representa la ilustración.

Inglaterra podía comprar algodón en los estados sureños a cambio de títulos de propiedad reservados en opio de Bengala, que los americanos más tarde intercambiaban por té.


Opio (Documental)



En vísperas de la Primera Guerra del Opio de 1839, la droga se había convertido en la herramienta imprescindible de un sistema de intercambio global que financiaba la deuda pública de la India Británica, proveía las fábricas inglesas de algodón a bajo precio, mantenía vivo el comercio del té y daba un extra de capital en plata china.


El 70% de los consumidores no podían controlar la adicción al opio, afectando grandemente el tejido social de un pueblo explotado hasta el cansancio.

Tan sólo la venta de té en Europa representaba una cifra equivalente al coste de la Armada inglesa.

El opio alimentaba el entramado mercantil que hacía posible la Revolución Industrial, y que garantizaría la superioridad de Inglaterra y Occidente.

El nacimiento de Occidente

El comercio del opio tuvo un éxito inmediato.


Pergamino japonés que reflejaba la crudeza con la cual se libraron estas guerras, registrando incluso grandes bajas entre los civiles.


La dirección del tráfico de la plata cambió de rumbo por vez primera desde el descubrimiento de América, de Oriente hacia Occidente.

El metal precioso que se había acumulado desde los siglos XVI a XVIII revirtió de nuevo en Europa, vaciando los cofres del imperio más grande del mundo.


Afganistán; ¿la nueva cuna de las sustancias ilícitas?


Los británicos vivirían en 1839 su propio "Motín del Opio" cuando el Comisario Lin, enviado desde Pekín, asedió las legaciones extranjeras en Cantón y obligó a todos los mercaderes británicos a entregar la droga que poseyeran.

El barco británico Nemesis destruyendo los juncos de guerra chinos durante la Segunda batalla de Chuenpee, el 7 de enero de 1841.


Este incidente desencadenaría la Guerra del Opio, de la que se celebran 175 años, la primera contienda entre China y una nación Europea. Con la derrota del imperio Qing empezó un proceso para abrir China al exterior que agilizó el trasvase de capital que había iniciado años antes el comercio del opio.


La última emperatriz de China


Esta gran cantidad de plata y oro alimentaría durante el siglo XIX y principios del XX el sistema mercantil global, cuyo centro sería Europa y el mundo Atlántico, quienes ostentarían la supremacía mundial hasta la Segunda Guerra Mundial.

Tratado de Nankín

El tratado de Nankín está considerado el primer Tratado Desigual al que las potencias occidentales sometieron a la China Imperial.


Historia de la dinastía Qing


En base al mismo, China se comprometía a indemnizar al Reino Unido con 21 millones de taeles de plata.

Lo suficiente para cubrir los costes de la guerra y de las indemnizaciones a los traficantes de opio.


Representación china del comisario imperial Lin Zexu ordenando la destrucción del opio en 1839.

Se abolió el monopolio de los hong, y se abrieron al comercio los puertos de Shamian, Amoy, Fuzhou, Ningbó, y Shanghái.

China también concedió derechos de extraterritorialidad a los súbditos británicos que operaran en los puertos del tratado, y reconoció la soberanía británica sobre la isla de Hong Kong.

En 1844, los Estados Unidos y Francia obtuvieron concesiones similares en virtud de, respectivamente, el tratado de Wanghia y el tratado de Whampoa.


España y su participación en el saqueo de China



Los aranceles comerciales fueron abolidos, lo que impedía a los chinos proteger a las industrias locales de las importaciones extranjeras. El tratado de Nankín selló la derrota definitiva de China.


Lord Palmerston (1784-1865), ministro de asuntos exteriores británico entre 1835 y 1841 durante el segundo gobierno de Lord Melbourne, fue el principal artífice político de la primera guerra del opio.

Los términos del tratado evitaban discutir el narcotráfico, que continuó creciendo sin control en las décadas subsiguientes.

Los chinos perdieron el control de sus relaciones comerciales a favor de las potencias occidentales, y el desgaste y humillación nacional sumió al gobierno imperial en una crisis de la que jamás se recuperó.

El estallido de la brutal rebelión Taiping en 1850 se debió en gran medida al desprestigio interno de la dinastía Qing, y a la crisis económica que la guerra del opio ocasionó en China. Dos años después de la firma del tratado, las primeras rebeliones internas empezaron a amenazar el comercio internacional.

Esto provocó cada vez en mayor medida la injerencia de las potencias occidentales en asuntos domésticos chinos, a fin de garantizar sus intereses económicos y el comercio internacional.


Ruta del opio en América Latina


Dada la imposibilidad del gobierno Qing para mantener la recaudación fiscal necesaria para hacer frente a las indemnizaciones, en 1844 los británicos convencieron al gobierno imperial de que empezara a emplear a extranjeros en sus aduanas.

Para la década de 1850, el Servicio de Aduanas Marítimas de China, una de las ramas más importantes de la burocracia imperial, estaba gestionado en gran parte por extranjeros occidentales.


La producción de opio en Colombia y México


En 1858, tras la Segunda Guerra del Opio, Gran Bretaña, Rusia, Estados Unidos y Francia forzaron la legalización del opio en China.

Reacciones


Algunos historiadores sostienen que Lord Palmerston instigó la Guerra del Opio para mantener el principio del libre comercio.​Glenn Melancon, por ejemplo, aduce que las razones para ir a la guerra no eran el opio, sino la necesidad del Reino Unido de mantener su reputación, honor, y su compromiso con el libre comercio.


China estaría presionando a Gran Bretaña en un momento en el que los británicos se enfrentaban a dificultades comerciales en el Oriente próximo, las fronteras de la India y el Latinoamérica. Según Melancon, al final declarar la guerra a China se convirtió en un asunto de honor y prestigio global.


Breve ejemplo de como se extrae el opio de la amapola



El expresidente americano John Quincy Adams comentó que el opio era "una mera anécdota en la disputa...la causa de la guerra era la postración ritual – la arrogante e insoportable pretensión de China de que podía mantener intercambios comerciales con el resto de la humanidad no en términos de igual reciprocidad, sino según las formas insultantes y degradantes propias de las relaciones entre señores y vasallos".


El fin del conflicto implicó duros términos para los chinos y enormes ventajas para las potencias.

Uno de los grandes oponentes del tráfico de opio y del conflicto fue el futuro primer ministro británico William Ewart Gladstone. Como parlamentario, Gladstone se refirió al narcotráfico entre la India y China como "infame y atroz".


Gladstone se opondría con fiereza tanto a la Primera como a la Segunda Guerra del Opio (1857), denunciaría la violencia británica contra los chinos, y se opuso en todo momento al narcotráfico.


Gladstone criticó severamente la "Guerra del Opio de Palmerston", y afirmó que temía "el juicio que Dios vaya a hacer de Inglaterra tras nuestra perversa injusticia para con China" en mayo de 1840.


La historiadora colombiana, Diana Uribe, analizando las guerras del opio en China



En un discurso ante el Parlamento británico, afirmó que jamás había oído hablar de "una guerra de origen más injusto, una guerra con un progreso más calculado para cubrir a este país con permanente deshonra."


Su hostilidad con el opio parece ser debida a los efectos negativos que la droga había causado en su hermana Helen Gladstone. Debido al conflicto, Gladstone tuvo muchas dudas de unirse al gobierno de Peel en 1841. El comisario Lin Zexu, llamado a menudo "Lin el del Cielo Claro" por su moral ejemplar, se convirtió en el chivo expiatorio de China. Se le culpó de haber fracasado en su intento de acabar con el narcotráfico, y de haber causado en su intento un guerra desastrosa para China debido sobre todo a su rigidez e incapacidad para entender el mundo moderno.


Lin Zexu (1785 - 1850), el hombre a pesar de no poder evitar un fracaso más allá de su alcance, luchó contra esta primera forma de narcotráfico.


Esta opinión de Lin Zexu cambió durante el siglo XX, cuando China comenzó a buscar héroes: Lin Zexu es actualmente reconocido como un héroe nacional y ejemplo de virtud cívica, y ha sido inmortalizado con estatuas y monumentos en muchas ciudades de China.


La comunidad china de Nueva York erigió una estatua en su honor en Chatham Square, en Chinatown, Manhattan, donde se le presenta como "Pionero en la guerra contra las drogas".


De hecho, reconociendo su singular virtud y habilidades, el gobierno Qing rehabilitó pronto a Lin Zexu.


"55 dias en Pekin" (1963) de Nicholas Ray, Andrew Marton, Guy Green



Tras unos años de exilio en Xinjiang, para 1845 era gobernador de Shaanxi, y aunque nunca volvió a alcanzar el rango de virrey, falleció en 1850 siendo gobernador de Guangxi mientras intentaba sofocar la rebelión Taiping, que había estallado en dicha provincia.


Fuente: EL MUNDO. ES (ESPAÑA)

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