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Arcón Cultural

Antonio Machado, poemas haciendo caminos


Pintura de quien sin duda es, fue y será uno de los mayores poetas de toda España.


Antonio Machado, catedrático y gran poeta de la generación del 98, nació en Sevilla en 1875. Su padre, Antonio Machado y Alvarez, fue un folklorista famoso. Uno de sus poemas más conocidos comienza con los versos autobiográficos: "Mi infancia son recuerdos

de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años de Castilla; mi historia, algunos casos

que recordar no quiero". Machado pasó su juventud en Madrid donde estudió en la Institución Libre de Enseñanza y en los Institutos de San Isidro y Cisneros. Al morir su padre en 1893 y su abuelo en 1895, la familia experimentó dificultades económicas que interrumpieron los estudios del futuro poeta. Trabajó como actor teatral en Madrid y en 1899 se trasladó a París con su hermano Manuel. (Antonio y Manuel colaborarían en varias piezas teatrales.)


"Campos de Castilla" (Audiolibro)



En París trabajó como traductor y en 1902 conoció al que luego se reconocería como padre del modernismo, el poeta nicaragüense Rubén Darío. Darío sintió admiración por la poesía de Antonio Machado y le dedicó la "Oración por Antonio Machado," que va al frente de sus Poesías completas. Machado conoció al escritor irlandés Oscar Wilde en París también. De regreso a Madrid en 1903, Machado colaboró en la revista modernista Helios bajo la redacción de otro poeta famoso modernista, Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel de Literatura, 1959).


Acompañado de su hermano también poeta, Manuel Machado(1874 - 1947).

Publicó su primer libro de poemas, Soledades, en 1903. En este libro ya se revela como poeta extraordinario. El éxito de este libro se confirmó en el artículo laudatorio que le dedicó Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel, 1956) en el períodico El país. En 1907 Machado obtuvo la cátedra de francés en el Instituto de Soria. Allí conoció a Leonor Izquierdo, joven de 17 años con quien se casó en 1909.


"Soledades" (Audiolibro)



De Soria el joven matrimonio pasó a París donde Machado asistió a las clases del filósofo francés Henri Bergson, conocido por sus ideas sobre el tiempo y el recuerdo. En julio de 1911 tuvieron que regresar a Soria por la enfermedad de Leonor.


En 1912 la muerte de su esposa provocó una crisis profunda en el poeta, el cual decidió abandonar Soria.


Fotografía tomada tras casarse con Leonor Izquierdo (1894 - 1912), quien falleció en plena juventud víctima de la tuberculosis.

Machado obtuvo la cátedra de francés del Instituto de Baeza.


Durante su estancia de seis años en esa ciudad andaluza, se entregó al estudio de Filosofía y Letras. (Regresó a Madrid cada año para examinarse.)


Continuó su correspondencia con Miguel de Unamuno, iniciada unos años antes cuando Machado vivía en Soria.


En Baeza escribió una serie de poemas recordando a su amada Leonor y las tierras de Soria.


El título de su segunda colección de poemas es, precisamente, Campos de Castilla, y el libro se recibió con gran éxito.

Las primeras Poesías completas de Machado se publicaron en esos años, editadas por la Residencia de Estudiantes en la colección literaria dirigida por Juan Ramón Jiménez. En 1917 el joven Federico García Lorca vino a Baeza en viaje de estudios y allí conoció a Antonio Machado.


Documental


En 1919 Machado se trasladó a Segovia donde enseñó francés en el Instituto durante muchos años y desarrolló una intensa actividad de cultura popular. Machado y algunos de sus viejos amigos y otros profesores del Instituto fundaron la Universidad Popular en Segovia.

Mientras vivía en Segovia el poeta podía volver a Madrid los fines de semana para pasar tiempo con su familia y con sus amigos.


Cuando debió exiliarse, preseguido por el dictador Francisco Franco (1892 - 1975).

Nuevas canciones se publicó en 1924. Los primeros poemas de su Cancionero apócrifo de Abel Martín aparecieron en la Revista de Occidente en 1926. Un año más tarde, Machado fue elegido miembro de la Real Academia Española.

Las Canciones a Guiomar, que aparecieron en la Revista de occidente en 1929 revelaron el otro gran amor del poeta. "Guiomar" es el nombre poético de una mujer casada cuya identidad no se reveló hasta años más tarde.


El poeta fue uno de los integrantes de la llamada "Generación del 98"


En 1931, al proclamarse la República, Machado obtuvo una cátedra en el Instituto Calderón de Madrid. Pasará más tarde al Instituto Cervantes.


Su vida en Madrid durante los años republicanos se caracterizó por el estudio, las tertulias y paseos con sus hermanos Manuel y José.


Sus mejores veinte frases


En colaboración con su hermano Manuel escribió una serie de obras de teatro en verso: La Lola se va a los puertos, Juan de Mañara, El hombre que murió en la guerra y Amor al vuelo son algunos ejemplos. La tercera edición de las Poesías completas apareció en 1933 y en 1934 aparecieron en el Diario de Madrid los primeros pensamientos atribuidos al apócrifo profesor detrás de quien se vislumbró la figura de Antonio Machado mismo.


Los sinsabores amorosos y la precipitada salida de su país, fueron causales de su posterior declinación y deterioro físico.


Luego esas prosas se recogerían póstumamente en el libro Juan de Mairena. Este libro consta de diferentes disquisiciones de metafísica, lógica, estética y filosofía.


A partir de 1936, "Juan de Mairena" dirigió su atención a las cuestiones políticas ligadas a los acontecimientos trágicos de la Guerra Civil. Cuando empezó la Guerra Civil Machado se puso al servicio de la República. En noviembre de 1936 fue evacuado con su familia a Valencia. En 1938, ante el avance del ejército nacionalista,Machado y su familia fueron evacuados a Barcelona.


Su relación con la República Española


El título de su último libro, Poesías de la guerra, refleja los años trágicos en que fue escrito.

A finales de la guerra, en enero de 1939, Machado cruzó la frontera francesa acompañado de su anciana madre.


A los pocos días, el 22 de febrero de 1939, murió en el exilio en Collioure. Según Machado, el elemento poético es una honda palpitación del espíritu.


"La tierra de Alvargonzalez" (Audiolibro)



Dijo en la poética que escribió para la antología de poesía castellana realizada por Gerardo Diego (1931) que "la poesía es la palabra esencial en el tiempo."


La esencialidad y la temporalidad son los dos ejes en torno a los cuales gira la poesía de Machado.


Biografía completa



Sus poemas están impregnados de una entrañable humanidad, porque lo universal en Machado parte siempre de las particularidades de un individuo: "La poesía es el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo."


O, como dijo el personaje Juan de Mairena: "Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre."


Pilar de Valderrama (1889 - 1979) bautizada por el autor como "Guiomar", fue otra de sus grandes musas inspiradoras y un amor prohibido, ya que estaba casada al conocerlo.


Antonio Machado prefería las formas métricas sencillas como el romance o el cantar y utilizaba la rima asonante.


Sus poemas reflejan el sentir estético de la Generación del 98, es decir, la expresión sobria y sencilla de las profundas emociones humanas.

Se encuentran en sus obras algunos temas característicos de la generación del 98:


El pesimismo ante la situación del país, la esperanza de una España mejor y el paisaje de Castilla como reflejo del alma nacional.


Imágenes del poeta junto a César Vallejo y Gerda Taro



Su poesía temprana evoca sueños y recuerdos de su niñez en Andalucía. Además, incluye muchas alusiones personales y usa símbolos como el camino, ríos, fuentes y el viajero solitario.


POEMAS


A un viejo y distinguido señor

Te he visto, por el parque ceniciento que los poetas aman para llorar, como una noble sombra vagar, envuelto en tu levita larga. El talante cortés, ha tantos años compuesto de una fiesta en la antesala, ¿¡qué bien tus pobres huesos ceremoniosos guardan!? Yo te he visto, aspirando distraído, con el aliento que la tierra exhala ¿hoy, tibia tarde en que las mustias hojas húmedo viento arranca?, del eucalipto verde el frescor de las hojas perfumadas. Y te he visto llevar la seca mano a la perla que brilla en tu corbata.


Antonio Machado y Ana Ruíz, sus padres.

A un olmo seco

Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido. ¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas de alguna mísera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.


En aquellos años, todavía se estilaba fotografíar a quienes acababan de fallecer.

El pasado efímero

La España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía,

devota de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y de alma quieta, ha de tener su marmol y su día, su infalible mañana y su poeta. En vano ayer engendrará un mañana vacío y por ventura pasajero. Será un joven lechuzo y tarambana, un sayón con hechuras de bolero, a la moda de Francia realista un poco al uso de París pagano y al estilo de España especialista en el vicio al alcance de la mano. Esa España inferior que ora y bosteza, vieja y tahúr, zaragatera y triste; esa España inferior que ora y embiste, cuando se digna usar la cabeza, aún tendrá luengo parto de varones amantes de sagradas tradiciones y de sagradas formas y maneras; florecerán las barbas apostólicas, y otras calvas en otras calaveras brillarán, venerables y católicas. El vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero, la sombra de un lechuzo tarambana, de un sayón con hechuras de bolero; el vacuo ayer dará un mañana huero. Como la náusea de un borracho ahíto de vino malo, un rojo sol corona de heces turbias las cumbres de granito; hay un mañana estomagante escrito en la tarde pragmática y dulzona. Mas otra España nace, la España del cincel y de la maza, con esa eterna juventud que se hace del pasado macizo de la raza. Una España implacable y redentora, España que alborea con un hacha en la mano vengadora, España de la rabia y de la idea.


Programa dedicado al mestro


Concierto de Juan Manuel Serrat, interpretando sus poemas musicalizados


Cantares Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero. Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido ya conocéis mi torpe aliño indumentario, más recibí la flecha que me asignó Cupido, y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,

pero mi verso brota de manantial sereno;

y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Adoro la hermosura, y en la moderna estética corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; mas no amo los afeites de la actual cosmética, ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una. ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto oficio del forjador preciada. Converso con el hombre que siempre va conmigo quien habla solo espera hablar a Dios un día; mi soliloquio es plática con ese buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía. Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. A mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. Y cuando llegue el día del último vïaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar.


En 1969, el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, musicalizó en un extraordinario long play las mejores piezas del inolvidable creador.

En Colliure

Soplaban vientos del sur y el hombre emprendió viaje. Su orgullo, un poco de fe y un regusto amargo fue su equipaje.

Miró hacia atrás y no vio más que cadáveres sobre unos campos sin color. Su jardín sin una flor y sus bosques sin un roble.

Y viejo, y cansado, a orillas del mar bebióse sorbo a sorbo su pasado.

Profeta

ni mártir quiso Antonio ser.

Y un poco de todo lo fue sin querer. Una gruesa losa gris vela el sueño del hermano. La yerba crece a sus pies y le da sombra un ciprés en verano.

El jarrón que alguien llenó de flores artificiales, unos versos y un clavel y unas ramas de laurel son las prendas personales, del viejo, y cansado, que a orillas del mar bebióse sorbo a sorbo su pasado.

Profeta ni mártir quiso Antonio ser. Y un poco de todo lo fue sin querer.


Programa dedicado a Antonio Machado



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