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Arcón Cultural

ATHEMAY STERLING ACOSTA y otros

PALABRAS TÁCTILES

por DIANA PÉREZ DUQUE













Quiero poseer la sensibilidad exacta,

aquella que siento cuando lloro

para acariciar tus palabras con mis manos,

para moldearlas a mí gusto,

para beberlas como al agua,

quemarme con sus puntos,

para llenarme de ti a cada rato

Y quiero con mis palabras acariciarte también,

Con cada punto y cada coma,

refugiarte en los espacios

en blanco de las frases largas

Llenarte de adjetivos

que rozan mi lengua y salen por mi boca,

ser tu verbo tu sustantivo,

Ser tu principio y tu fin

Iniciar tu historia entre comillas

y no ponerle fin…


SE ROBARON LA NOCHE

por FELIX DOMINGO CABEZAS PRADO















Robáronse la noche

Las tinieblas palpitan en lo alto

Un teléfono suena en la clandestinidad

El temor de la fronda

Por verse avasallada

Circula en pos de defender el hálito de vida

Que le queda a esa luz que agoniza

En el vórtice de la vorágine


Se robaron la noche

Y sin ella

El universo se quedó sin su piel.


CANTO A MI CACIQUE CALARCÁ

por: JHON JAIRO SALINAS





















A, lo lejos del alba, antes de salir el sol, azulosa montaña de mi pueblo heroico, diviso la bravura y temple de auténticos guerreros. Olor a canela de surco montañero, las nubes envueltas en cremantico veneno.. Un halcón vuela y revuela en enigmática batalla, cuerpos humeantes de sangre, valientes lanzas entrenzadas en salvaje heroica victoria, Pijaos beben la bravura del gigante Cacique. Tafiletes de oro posan en los pechos fuertes de mis indios valientes y corajudos, sus manos con garras de tigre, destrozan la avaricia de ibéricos buitres. La serpiente sin ojos, rauda en balsas con gigantes dragones del imperio amerindio.. !! ruge y ruge el jaguar, su piel estampa de fiera dignidad!! Del cacique invencible, retumba... Su voz rebelde, en el universo de los andes, en coro celestial de Tupac Katari, Tupac Amaruc, de la Gaitana, un canto lírico de luz y justicia abrieron alas de mística hidalguía... La montaña nuestra trinchera de vida, el agua nuestra sangre de eterna rebeldía, nuestro canto más peligroso que el trueno. La lanza Pijao jamás caerá en el suelo... !!La empuñaremos hasta nuestra muerte!! Para dignificar el Dios luna, el Dios Sol, el Dios fuego y el Dios lluvia. América, no es América, !!Somos la Amerindia!! Por que no_ nos da la gana, nos resistimos a ser una Colonia Norte americana. Hoy, la lanza Pijao está presente en los pueblos que enarbolan la bandera de la madre naturaleza, como fuente de eterna sabiduría. Del cacique herencia de valor y coraje ... Cacique Calarcá con voz de Gigante hasta la Victoria siempre.

Los arcabuces no pudieron ahogar tu grito rebelde, la tiranía española no pudo cortar sus alas libertarias, la mano brutal de la memoria, se levanta como relámpago contra tiránico ibérico. Desenvaina la lanza contra pecho de hierro, desterrando el Dios asesino... Ruge Kakataima en la Amerindia.

Cacique Calarcá... Su voz volcánica retumba en míticas peñas blancas. ...Suave trueno... ...Suave relámpago... ...Suave la tormenta... ¡¡¡Pero fuerte su temple!!! ¡¡¡Hasta la Victoria siempre... Y para siempre!!!


AÑO NUEVO EN YULE

por IBÁN DE JESÚS ALARCÓN MARÍN


















He pasado un ciclo con el corazón dividido Con los pulmones (a)sintomáticos Con la conjuntivitis aguda Evadiendo punto y coma Con el páncreas imposibilitado Con las vísceras atareadas Con los pies danzantes Con las ganas frustradas Con la tiroides y su constante Pepa de la levotiroxina Con ganas de morir cuando me aclama la insistente vida Con el cabello corto que denota La fuerza que me debilita Con la palidez por jornadas extenuantes Pensando como puedo ser útil como antes Sin el temor de morir por Covid Perseguido o bala de esquina Con el tapa bocas y su asfixia Cuando en realidad es una neumonía Sin el paraguas para parar la lluvia ácida Que nos arrojan desde arriba Diezmando está humanidad que se a portado nociva Con la delgadez para desaparecer De esta realidad tan inconforme surrealista

A puertas de el ciclo maya apocalíptico místico que calla Con el espíritu fortalecido Con los huesos calcinados Con la razón en las memorias Con las palabras escritas Con caminos ya recorridos en cicla Con mi ausencia en este estado de irá Escribiendo mis evidencias Trazo tras trazo con pésima ortografía Mis pensamientos íntimos que a ratos riman Que para otros en su reparo son anomalías Al diablo tu caligrafía Al diablo academias Al diablo la Rúe la fama la gloria y las vitaminas Me retiro con la tranquilidad la sabiduría Sin pedir permiso sin acudir a citas Abortando signos y mayúsculas Sin el cansancio de llegar donde no me necesitan Sin palabras demás sin la verdad que culpa por mi maldita lira Con el tormento de la poesía Sólo para mí pues tu indiferencia Me ha vuelto egoísta

Y pienso con satisfacción ya no más hasta acá mi vida sin respirar el oxígeno mal logrado de la pandemia que te contamina Sin las manos juntas en plegaria Sin el arrepentimiento de ir siendo La voz de una humanidad perdida

Y simplemente darme por vencido Como lo hacen los suicidas.

EL ÚNICO PAR DE MISERABLES

por: UMBERTO SENEGAL


















Yo, que he sufrido la angustia de las pequeñas cosas ridículas, verifico que no tengo igual en este mundo.

Toda la gente que conozco y habla conmigo jamás ha cometido un acto ridículo. Fernando Pessoa: Poema en línea recta. Bueno, Fernando, fuiste el primero en confesarlo y hoy, también yo, con pudor frente a los pudibundos, me desnudo para que sean dos, por lo menos dos, sólo dos en un mundo con millones de personas, los únicos corruptos y los únicos fracasados, los únicos miserables, las únicas basuras humanas entre incontable gente virtuosa, al lado de tanto consentido de Dios y de la vida. Tú y yo, el único par de miserables tantas veces cerdos y canallas irredimibles entre hombres rectos, entre hombres salvos que ya tienen asegurado un lugar en el cielo, mientras nosotros hasta en el mundo continuamos exiliados. Yo y tú: tantas veces desentonando entre ángeles y virtuosos, creo que podremos mirarnos directo a los ojos sin ruborizarnos. A los dos nos quedará el consuelo de pensar —no pensamos; de soñar —no soñamos; de imaginar —tampoco imaginamos, miserables que somos, que alguno de los dos puede ser mejor o peor que el otro.

No deja de ser una vaga esperanza nuestro miserable optimismo, Fernando, en medio de tanta gente que sí sabe pensar, que sí sabe soñar, que sí sabe imaginar, que nunca tiene un mal pensamiento, el hecho de considerar que alguno de los dos sea un poco más miserable que el otro. Espalda contra espalda, iremos por el universo de los virtuosos incomodándole su éxtasis a tanto redimido, sin ruborizarnos.

Porque hasta el más miserable está obligado a reconocerlo: todos ellos son santos o están en camino de serlo, o hace tiempo son mucho más que santos, mientras nosotros día tras día, nos volvemos más repugnantes y pecadores. Sobre todo cuando me juzgan, Fernando, no levanto mis ojos sórdidos hacia estas humanas potestades para no empañarles la pureza.

Mucho me extraña que la vida haya sido capaz de brotarnos juntos para compartir el planeta con seres tan puros, seres tan inmaculados que nunca saben qué es una tentación, cómo nos adoptan de fácil los pecados.

Somos los condenados y sacrificados por todos los dioses y por todos sus sacerdotes

y profetas y creyentes.

No me engaño, Fernando Pessoa, y creo que tampoco alguien estaría dispuesto a prestarle su inteligente filosofía a un miserable como yo, para que se defendiera de gente inocente, de gente que nunca ataca primero.

No hay dudas de que me hicieron con el único objeto de contrastar con mi bajeza la nívea pureza de sus vidas.

Sí, Fernando, creo ser el único malvado porque así me lo repiten todos los días quienes llevan en su destino la dicha de ser perfectos, intachables, íntegros, honrados, triunfadores, realizados, justos, dignos y bondadosos. Leyendo tu confesión, encuentro que no fui el único al que la naturaleza hizo al revés como me lo gritan quienes en sus ojos de ángel no tienen briznas de paja ni vigas.

¡Qué bien! Resulta entonces que Dios omnipotente se equivocó dos veces: la primera, cuando te hizo; la segunda, cuando me hizo. Es un consuelo, ¿verdad, Fernando?...

No estamos solos entre tanto virtuoso. No estamos solos, entre tantos elegidos no estamos solos, Fernando.

¡Qué pena, nosotros dos creando tanta carga de maldad en un mundo de gente tan virtuosa!


HOY ES UN DIA DE SOL

por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA



















Hoy es un día de sol de hierba quemada de la venta de una casa a la vuelta del pantano justo a la orilla de la hambruna Hoy es un día transversal al tiempo perdido Hoy es un día donde transito entre el claroscuro del mundo Hoy es un día del árbol solitario que tiembla su ramaje entre el legislar del viento el que trae de la mano al cortador de leña Hoy es un día curvo en el horizonte de la guadua Hoy es un día de vidrio y llanto en cuya antesala sucede el dolor de haber nacido Hoy es un día en el que se rompe la rutina con la primera piedra que se hizo a imagen y semejanza de los sentimientos de Dios Hoy es un día un día


LA NUEVA ERA

por: ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"














Este año -y por un motivo que desconozco-, en el Cielo cambiaron de una sola, el orden del verano y del invierno. El solsticio ha quedado confundido. El león, el arrendajo, la cebra, el cocodrilo y el escarabajo, decidieron mirar nuevamente el firmamento. Se caerán las hojas verdes en otoño; el verano dará un forraje insaboro de hojas secas ¿qué traerá la primavera? y ¿qué dirán en el Universo cuando no llegue a los confines el canto de los pajaritos? Pido perdón a las hormigas, al camaleón, a la garza, a la mantis religiosa, al delfín, al oso polar y a la ballena. ¿A quién se le ocurrió tal exabrupto? Quisiera protestar llorar y gritar, pero es muy tarde: Ya lo hemos hecho.


CLANDESTINO

por EMMANUEL ATHEMAY STERLING ACOSTA




















I


Tengo la llave de mi silencio

En la mano dulce del sol

Que alumbra mis decires

A quien descubrir me quiere


II

Así le dije a esta neblina

Que pasa sonriendo

Cuando me envuelve

Amorosa viendo el arrebol


III


Estoy ahí sin estar

Acompañando relámpagos

De marchares victoriosos

Con la llave que me presta el sol



Cuentos y ensayos



Y LA ABUELA TAMBIEN HABLÓ MAL

por CARLOS ALBERTO RICCHETTI


Una como tantas otras noches, la abuela decidió reunirnos cerca de la chimenea para narrar sus increíbles historias. Eloísa, mi hermana por parte de mamá, estaba muy inquieta. Le di toda la ración de galletitas dulces que me correspondían a diario. Sin embargo, seguía fastidiosa, maleducada. La llegada de la abuela con unos bocadillos recién horneados en la cocina, pareció calmarla. Luego de pasarle la fuente de madera, prendió la pipa, surgió la primera bocanada de humo y las palabras comenzaron a brincar sobre el lejano sonido de la leña quemada.


-Chicos. Díganme una cosa. ¿Saben por qué nunca se debe hablar mal de nadie?

-No, abuelita –contestamos al unísono.

-Muy bien. Yo les voy a contar…


Intuí que la abuela daría comienzo a una serie de sermones desagradables, como consecuencia de la presunta mala conducta de alguno de nosotros. Cuando quise desviar la atención, las palabras se tornaron más atrapantes.


-La gente siempre se entera…

-Pero abuelita, abuelita –insistió Eloísa con su habitual imprudencia. Si la gente no te puede escuchar, podemos decir lo que queramos…

-No, mi amor, no… La gente se entera después. Es cuestión de tiempo. A la corta, si le cuenta alguien; a la larga, cuando van al cielo y Dios allá arriba les dice, porque Él sabe todas las cosas.


Sentí crecer el pánico al flanquear la curiosidad, olvidando aún el dolor de mis manos congeladas de jugar en el patio ante la cercanía del fuego.


-Entonces Dios es malo –dije. ¿Para qué le cuenta a la gente si se enoja?


La abuela removió el hediondo tabaco de la pipa. Luego perdió su mirada en el vacío.


-No. Dios no es malo –contestó. Pero los que se portan mal, tienen que recibir su merecido. Mirá…Cuando yo era muy, pero muy chiquita, mamá me dijo que siempre leyera la Biblia. Ahí está la verdad, porque la escribió Dios.


Mi hermana aprovechó para consumar otra de sus frecuentes interrupciones. Fue imposible detenerla.

-Abuelita. ¿Qué pasa cuando Dios le cuenta a la gente?

-Vienen a preguntar –afirmó exhalando humo. Te golpean la puerta… Toc-toc…

-¿Toc-toc, abuelita? –pregunté.


Eloísa permaneció callada. Tenía la vista fija en la abuela y el dedo pulgar dentro de la boca. Nunca antes la había visto así.


-Toc-toc, mamita. Y te llevan…


Como la mayoría de los niños, estaba acostumbrado a los epílogos felices. El temor me llenó los ojos de lágrimas. Quise cambiar el veredicto inapelable de la tragedia.


-¿Y si el nene habla mal? ¿Y si el nene se arrepiente?

-Se lo llevan igual, mi vida...

Los sollozos se adueñaron de Eloísa. El acontecimiento dio por concluida la velada y la abuela, fiel a su misión de dar consuelo, la acompañó hasta su cuarto.








La sugestión de la inquietante advertencia, transformó las inofensivas sombras del cuarto en feroces garras al acecho. Bajo el intenso calor del ambiente, el sudor desplegaba su lento vendaval de insomnio. De tanto sobarme a causa de las pesadas mantas catamarqueñas y el camisón de lana, mi piel se cubrió de molestos sarpullidos. Tuve deseos de ir al baño.


Cuando atravesé el comedor, el hogar me dio una bienvenida dramática. El deforme corcoveo de las llamas enseñaba el perfil aguileño de la silueta en la mecedora, bebiendo ginebra barata del tosco cilindro de barro. El golpeteo de los talones descalzos sobre la superficie de madera le llamó la atención, dejándome a merced de la borrachera.


-¡¡¡Ah!!!... ¡¡¡Sos vos, mocoso!!!

-¡No, abuelita, no!... –grité mientras empezaba a llorar.

-¡¡¡Por culpa de ustedes su padre nos abandonó y la imbécil de tu madre, lo único que supo hacer, es ir a comerse los hongos venenosos del jardín!!!...

-¡No, por favor, no!...


La abuela volvió a besar el pico con su boca de arpillera arrugada.


-¡¡¡ ¿Quién los crio?!!! ¡¡¡ ¿Quién lo mantiene a usted, carajo?!!! ¡¡¡Yo!!!. ¡¡¡Tu abuela!!! ¡¡¡ ¿Quién les da de comer?!!! ¡¡¡La abuela!!! ¡¡¡La estúpida de su madre me dejó sola, a cargo de todo!!!

-¡Esperá, no te enojés!


Enardecida, la vieja se puso de pie. Eructó con la botella entre los brazos como si alguien se la fuera a querer quitar.


-¡¡¡Su madre lo único que hizo es matarse porque no sabía qué hacer con ustedes sin su padre!!! ¡¡¡Por qué no se la aguanta como yo!!! ¡¡¡Cállese la boca y no llore más, maricón!!!

-¡Abue…!

-¡¡¡Si, la pobre idiota de su madre, a quien siempre le dije que no se casara con ese hombre!!! ¡¡¡ ¿Y yo que le tengo que decir a usted?!!! ¡¡¡Mándese a mudar, mocoso insolente, que no tiene nada que hacer levantado a esta hora!!!

-¡Quiero agua!...

-¡¡¡Que se mande a mudar, le he dicho!!!


Volví corriendo al cuarto, desconsolado. Atiné a sumergirme debajo de la almohada por miedo a las sombras, en la impotencia de no poder llamar a nadie. Me dormí.


Al amanecer, el colchón acusaba los vestigios de un enorme ovalo de orina.







El día siguiente sorprendió a la abuela con su habitual ternura. Hasta me acarició el cabello, salpicando mis rulos dorados con la tierra negra humedecida de las papas que pelaba.


Esa misma noche, Eloísa fue por un vaso de agua. Cuando llegó a la cocina, observó absorta como dos brazos femeninos putrefactos arrastraban a la abuela hacia la puerta de atrás. En medio de los gritos atroces, los blancos mosaicos del piso mostraban una extraña e irregular ese de sangre. El anillo que siempre usaba mamá descansaba sobre ella.

Jamás volvió a pronunciar palabra alguna.




SATÁNICOS, COMUNISTAS & CO.

Por SANTIAGO GAMBOA


La opereta latinoamericana llegó al fin a la Casa Blanca, dándole la razón a una lúcida frase de mi amigo el escritor Mario Mendoza: “Estados Unidos no es nuestro futuro. Nosotros somos el futuro de ellos”. Este estrambótico final de presidencia de Trump, entre ridículo y risible, nos permitió ver en vivo y en directo la llegada del caos latinoamericano a Washington. Las imágenes de la revuelta me recordaron la entrada de Jeanine Áñez, en Bolivia, al palacio presidencial de La Paz, alzando la Biblia sobre su cabeza. Otra pelea entre Satanás y Dios, con los comunistas del lado del diablo. Igual piensa ese tipo con gorro de oso y cachos de cebú que entró al Capitolio en Washington. Trump es su salvador y Biden, un comunista satánico. Argumentos similares a los de los pastores evangélicos que decían que Colombia iba a convertirse en república homosexual y satánica si ganaba el Sí en el plebiscito. ¡Por fin llegó la unidad del continente!


Es el problema de mezclar la fe con la política. Los fieles aprenden a creer en leyendas sobrenaturales que, desde el punto de vista de la realidad, son inverosímiles, pero su inteligencia les permite mantenerlas en un plano separado. Hasta que la fe irrumpe en la política y todo se mezcla, y lo que en el mundo espiritual es aceptado se vuelve un esperpento al sacarlo a la luz, al tratar de darle realidad, con fórceps, por fuera de los templos. Tal vez esto sirva para que todas esas creencias se queden en la penumbra de lo íntimo y se alejen de las curules. Una buena enseñanza.


A todas estas, ¿dónde estaría Pachito Santos el miércoles? ¿Habrá entrado con el primer grupo, al lado del hombre cebú? Lo imagino vestido de Pedro Picapiedra, saltando sobre los pupitres de los senadores, con un garrote de leñador para confundirse con la ultraderecha blanca gringa, el equivalente de su anhelado Bloque Capital que él quiso crear en épocas del asesinato de Jaime Garzón. O a la senadora Cabal, con uno de los trajes miméticos de su marido. En general, imagino al gobierno de Duque, que le apostó sus fichas a ese demente de pelo color zanahoria con el único argumento de que sus locuras de ultraderecha se acomodaban a las locuras criollas de su jefe y líder máximo, Álvaro Uribe. No olvidemos que Duque, según versiones de prensa, estuvo dispuesto a ir a Miami a hacer un mitin de apoyo a Trump entre la comunidad colombiana residente. ¿Qué pensará ahora? ¿Será capaz él, cuando el uribismo pierda las elecciones, de dirigir una marcha de paramilitares reciclados? ¿Sabrá conducir a las Águilas Negras, a los miembros del Partido Machista del Casanare y al Centro Democrático para tomarse el edificio del Congreso e instalar banderas con la foto de Uribe? Les dirá, como Trump a los suyos, “we love you”. La fiesta de las falsas noticias y las mentiras políticas parece haber terminado, por ahora, aunque con un problema y es que todo lo que sucede en EE. UU. como comedia se repite como tragedia en Colombia, y una insurrección civil de ultraderechistas, sostenida a bala y a pedradas por los paracos de la calle, no dejaría títere con cabeza. Ese es el peligro y la gran bobada de estos gobernantes que piensan con ideas trasplantadas y traducidas, sin el menor arraigo. Esa es nuestra verdadera tragedia.



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