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Arcón Cultural

DIANA PÉREZ DUQUE y otros

UN TRAGO DEL PECHO

por: ALLAN FERNANDO DA SILVA


















Traigo en el pecho

Un trago con defecto

De un amor imperfecto

De uno enrarecido


Traigo en el pecho

Una máquina pulsante

Que un día fue de una mal amante

Que no sintió la vida por un tiempo


Traigo en el pecho

Un trago de alma vacía

De una persona que se volvió fría

E insatisfecha


Traigo en el pecho

Un trago directo del lado derecho

El amor que tú me diste deshecho

Del amor a tu manera


Mas también traigo en el pecho

Vetas de acero

Que saben el valor de un abrazo

De personas que cultivan verdaderos lazos.


GRACIAS MAESTROS

por: ALBEIRO ANTONIO PULGARÍN




















Hoy quiero agradecerles a todos los maestros, y así reconocerles que nunca he de olvidar la paciencia de madres que conmigo tuvieron; y en mis manos pusieron un lápiz y un papel y con mucho cariño con paciencia y esmero enseñándome un día a escribir y leer. No fui el mejor de todos pero gracias a ustedes que sembraron en mí la inquietud del saber. Mi corazón de hombre y en los triunfos del día agradece al maestro lo que pude aprender, feliz día maestros que el señor les bendiga que los llene de gloria paciencia y sabiduría pa cumplir su deber.

VUELO

por: ELIZABETH PÉREZ PÉREZ


















Ser tan ágiles como el pensamiento Volar… tan alto… que no se perciban límites

Los ojos no alcanzan a ver Los oídos no logran escuchar La piel no llega a sentir Pero el corazón. Ah! Él sabe volar Sin alas de mariposa Ni de colibrí Son invisibles, inaudibles, imperceptibles Pero saben volar.

Tan solo dejarlas despegar Y te elevarán Verás… Verás el inmenso de lo sin límites

Oirás la melodía…

Vibrando la vida ¡Sentirás la libertad!


SIÉNTEME

por: DIANA PÉREZ DUQUE

























Que estoy viva

Soy naturaleza, soy viento, agua, fuego

Soy lluvia y tormenta,

Sol y frío…


Siénteme…

Siénteme en tu cuerpo

Por tu boca pasar con mis dedos

Por tu cabello, tu piel y tu cuello

Alterando tus sentidos.


Siénteme….

Siénteme cuando te beso

Cuando tu mundo y el mío se unen

Cuando mi mar moja tu cuerpo

Y te lleva al limbo, al cielo


Te siento…

Cuando tus manos se enredan en mi todo

Y sé escucha solo silencio

Un suspiro y más besos….


Nos sentimos

Cuando nuestros besos se apasionan

Se desesperan, se vuelven locura

Besos que corren por mi humanidad como tus manos

Y manos que acertadamente me transitan y enloquecen.

Siénteme y enloquécete a mi lado

Enrédate en mi cuerpo

Y mézclate con mi piel y mi alma.


Siénteme

Siénteme tuya hoy

y no sé sí hasta siempre

Siénteme con mi amor y deseo…

DULCE TENTACIÓN

por: PABLO DE LA CRUZ SÁNCHEZ SUESCÚN


















Te miraba de soslayo y caí en la tentación, De admirar tus lindos ojos de adorar tu corazón. La tentación de besarte y abrazarte con pasión, Se convirtió en lindo sueño se volvió ya una obsesión. Eres mi dulce caricia eres mi tierno placer, Eres de mi amor la vida eres dulce tentación. Eres figura preciosa la encarnación del amor, La salvación de alma en pena mi dulce provocación. Te deseo salvajemente cual sediento explorador, Cual niño engolosinado de rojo entretenedor. Te deseo como a una gema por ese lindo color, Que tienen tus ojos bellos y tus labios el candor. Te sueño como burbuja como globo en explosión, Como jabón perfumado o aroma en ebullición. Eres mi más bella fruta mi delicioso bombón, Mi manzana preferida mi dulce provocación.


BESOS SABOR A MIEL

por: HERNANDO BELTRÁN




















Mujer, déjame que bese tus labios, Déjame sentir el roce de tu piel. Déjame saborear el dulce de tu miel. Déjame enloquecer con el sabor de tus labios. Labios rojos como las rosas que un día en tus manos coloqué. Rosas con las que tu amor conquisté, Me gustan en mi jardín aquellas rosas.

Cómo se eriza mi piel.

ALARIDOS DE MI SELVA

por: JHON JAIRO SALINAS






















Un alarido retumba en la amazonia...

Bocanadas de fuego,

esparcido por el dragón Bolsonaro …

Sangre verde derramada En una inmensa bocanada…

Grito desgarrador De aves multicolores, Arboles ardiendo en el infierno...

La serpiente sin ojos, Monos ardiendo, Indios muriendo.

Alfombra verde convertida en cenizas, Hojas convertidas en trizas.

…Soles y lunas…

brumas en tinieblas

del averno asesino.

Amazonia toda su piel convertida en el cutis De horror…

Horror tu cuerpo convertido

en manchones oscurecidos De carbón.

¡Selva asesinada¡ ¡y maltratada con el látigo De colonos avaros y mezquinos ¡ Con sus manos aprietan la motosierra …Descuartizando gigantescos árboles en pie.

Nuestra selva humillada, Nuestra selva maltratada …No la han arrebatado como si nada…

En el corazón del hombre y la miseria. Herida esta mi selva, Aliento de muerte, Hediendo como cadáver, Putrefacto el viento, Pájaros sin plumas, Tigres sin pelos.

Como criaturas venidas del infierno. ardiendo en bolas de cristal Los pájaros se dispersan lentamente

En las llamas que consumen la vida Manos ociosas destruyen la fuente de la vida.

En silencio , no había nada… hoy todo es oscuro Consumiéndonos en eterno apocalipsis.

"Pira de fuego blanco y sin cenizas, Holocausto de pájaros Dormidos, Roja tortura De una sangre abierta Para besar las Grietas de otra herida".

Hoy, mi selva, hoy mi vida; Mañana el infierno..;

Hoy… hoy no hay vida.

…Cielo oscurecido por manchones Grises, vestidos en traje de muerte.

Hoy mi selva esta inerte. Los huesos de mi selva derretidos como lava Filtrada..

Rosario de fuego En cielo diviso la sangre desbocada Hoy la vida….

No vale nada ...


LA OLA DA CONTRA LA LUNA

por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA




















La ola da contra la luna que flota en el mar

El satélite se despedaza en un sinnúmero de fragmentos

Trozos oscuros desaparecen en el fondo del azul

Rebanadas de luz se reflejan en el firmamento

trazando lunas crecientes

Otros segmentos de brillo gualdo encajan con precisión

en las pisadas de los vagabundos del mundo

La ola regresa a su origen oceánico

La inmensidad danza con traje de brisa

Las palmeras se encrestan con vientos de palmeras

Los caracoles se enmarañan del canto de aves marinas

Siete cangrejos descansan en la polvareda bordada de sol

El alcatraz vuela hacia el azul por manifestarse

La ola respira Se erige como fronda sin fin

Penetra el barniz del firmamento Una gota de sudor es

emblema

de todas las aguas del universo

La inversa del líquido se encresta rueda mejilla abajo

hasta caer a los pies de la piedra donde se va a pronunciar

el sermón apocalíptico



Cuentos y ensayos



EL PARAÍSO DE URIBE

por UMBERTO SENEGAL


¡Qué amarillo y prodigioso limón de azucarado jugo, a pesar de su acidez, el que saboreé e ingerí como porción de miel! Conocía de ilusiones ópticas, auditivas y enteógenas, más no había tenido la oportunidad de saborear, degustándolo al máximo, un dulce casco de limón. Experimentar en este paraíso de exóticas plantas ubicado en Uribe, Valle del Cauca, la acentuada ilusión gustativa que me produjo comer una pepita madura del llamado “fruto milagroso”. O “baya mágica”. Synsepalum dulcificum. Centenares de yerbas terapéuticas de toda forma, coloración, fragancia y textura, crecen fructuosas, copartícipes del espacio entre ellas, en este Edén inadvertido para viajeros circulando raudos por la vía hacia Cali. La purpúrea pepita nos la dio a probar, 40 minutos antes del didáctico recorrido por su vivero El Borojó, Luis Ernesto Hurtado, ingeniero agrónomo. Especie de Xochipilli, príncipe de las flores, deidad guardiana de las plantas entre los mexicas. Con el médico Fernando Jordán y el escritor Carlos Agudelo, subimos de Caicedonia a Sevilla. Aprecio en la distancia las coloridas, delineadas simetrías de los cultivos. Ese domingo luminoso, descendimos por la carretera que conduce a Cali. Bajo sombras de árboles. Como navegando plácidos por sobre prolongadas charcas de sol que inundan de refulgencias la solitaria vía. En El crucero del Valle, desentonando con los invitadores kioscos atiborrados de gelatinas, arequipe, galletas, panderos, el paraíso natural al que nos invitan no es un simple vivero. Al recorrer sus senderos, se manifiesta un espacioso sagrario de plantas medicinales, y frutales, cultivadas con amor y pericia, con paciencia, empleando elaboradas técnicas de agronomía, por Luis Ernesto, comedido anfitrión quien lleva en tal oficio más de 30 años. Avanzar a su lado, escuchándole enunciar nombres populares o científicos y propiedades curativas de las plantas; viéndole acariciar una hoja o un tallo, una flor o un fruto; caminando cauteloso para no pisar pequeñas plantitas a lo largo del recorrido, mientras nos señala peculiaridades físicas de alguna sencilla planta enclavada entre otras, es entrar sin misterios a este paraíso de incalculables opciones botánicas para la salud. Cada planta aquí sembrada y cultivada, reproduciéndose con gozo y multiplicando sus propiedades medicinales o nutricionales, reconoce la energía de este chamán de la tierra. Cuando pregunté a Luis, pensando en el cóleo, la rosa lisérgica o la salvia divinorum, si en algún rincón del vivero tenía plantas con propiedades psicotrópicas, cambió discreto mi tema y, sin darme una respuesta específica, me señaló los elevados troncos sin hojas de unas palmas donde las aves construyen sus nidos. Si el filósofo Byung Chul-Han viniera al Valle del Cauca, en este lugar reescribiría o ampliaría su sosegado libro Loa a la tierra, impregnándolo con descripciones de yerbas medicinales.


CORAZÓN ROBADO

por JOSÉ NODIER SOLANO


La clave de la revolución futbolera de Francisco Maturana, en su Colombia de hace 30 años, fue entender que debíamos jugar como somos. Allí estaba nuestra fortaleza y también nuestra limitación. Jugar hacia los lados, engolosinados con la imagen estética de la medianía y avanzar con la lentitud de los apocados, con cierta humildad y con un poco de audacia taimada, así jugaba ese equipo de relámpagos negros. De relámpagos caídos y extintos.


Cuando fuimos al mundial de Estados Unidos, clasificados con la holgura del toque lateralizado, embriagados todos por ganar algunas batallas en campos ajenos, creímos antes de jugar que ya habíamos ganado. Nos ocurre con frecuencia. Resulta que nada pasó: el camerino se volvió trizas por cuenta de peleas internas y algunos jugadores pensaron que, en vez de sus guayos de marca, era necesario un amuleto, un sahumerio o el rezo de una bruja de Zarzal.


El fútbol es una metáfora global de nuestra realidad y una singular, en el Quindío. En general porque es un intercambio de mercenarios y esclavos, de mega empresarios y necesitados, una transacción que volvió aburrido el juego de partidos en serie, cada día y por varios canales, donde el asombro ya es un túnel solitario o el empate de un debilucho, de cualquier país, contra una multinacional.


En un artículo del 14 de diciembre en El Quindiano, Jairo Berrío Durán nos cuenta cómo era su Deportes Quindío, el de todos, cuando había una pizca de dignidad en este territorio.


Rememoré la radio de esos días. Las narraciones de cuando Julio Gómez, Taberna, Coria, El Toro Tamayo, o Pedro Alzate, o Lorenzo Frutos, o Alcides Saavedra, o Manzi, o el llorado Darío José Campaña —muerto en Armenia, en el terremoto—, hollaban, como héroes, el césped de la cancha. Se reunían, al final, en mitad del campo para escurrir la camiseta verde en el Estadio San José, ese reservorio de ilusiones.


Walter Scott, el autor de Ivanhoe, decía que “la vida no es sino un partido de fútbol”. Así es, con sus deserciones y alegrías múltiples; pequeñas pero suficientes.


El Deportes Quindío es un sentimiento de millares de ciudadanos que nos creemos estafados por Hernando Ángel, un advenedizo que nos compró la memoria.


Javier Marías, el meticuloso escritor español, reiteró que el fútbol es “la recuperación semanal de la infancia”, un patrimonio personal, inalienable e inembargable.


La situación del Deportes Quindío reproduce el fenómeno ocurrido en otros ámbitos: las mejores tierras son compradas por extranjeros, y los gremios económicos, a su vez, callan o simulan independencia frente a la clase política tradicional que nos hunde; la salud pública, en este departamento, es un remedo puesto en evidencia con la pandemia, y nada propio parece florecer en los campos; y nuestras universidades, pública y privadas, no ejercen un liderazgo creativo en el territorio.


Dice Berrío Durán, con certeza, que los actuales dueños del equipo son usurpadores de sentimientos. Así es: vivimos en una maraña de mentiras y despojos.

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