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Arcón Cultural

Letras: JHON JAIRO SALINAS y otros

Actualizado: 31 ene 2021

MIS HILACHAS POR TU AMOR

por RUBEN LETTIERI, "EL MOQUEHUENSE"





















Voy haciendo conjeturas con payasos de la vida

Y si voy a la deriva es porque siempre quise más

Yo entiendo tu estatus estas arriba de la media

Y te seguí la comedia por quererte conquistar


voy puliendo los recuerdos mis de sueños y mi pasado

Muchos de ellos caducaron por buscar felicidad

Que querés si hoy te veo tan hermosa y tan distante

Que si miro hacia adelante no te encuentro mas allá


Y así voy dejando mis hilachas de mi vida de bohemio

Yo no quiero ningún premio solo hacerte recordar

que hoy estoy de vuelta esperando que un día

vuelva toda la alegría y me puedas perdonar


voy dejando los recuerdos de mis tantas desventuras

y la vida que es muy dura si no querés perdonar

voy al ritmo del infierno y me hundo en mi historia

me tortura la memoria por no poderte conquistar


con un vaso de alegría esas penas voy matando

y en ese licor ahogando el recuerdo de tu amor

ya no añoro tu presencia vas muriendo en lo profundo

y ahora busco solo un mundo donde no figuras vos


CASIDA SIN CABALLOS

por MIGUEL ÁNGEL RUBIO OSPINA




















Sin caballos me he quedado, han salido al galope

los caballos de la pena, la desdicha, la hecatombe


Los caballos se han marchado, buscando nuevos parajes

donde soñar en sus sueños, como caballos salvajes


Los caballos se han callado, ya no relinchan al toque,

Ya no murmuran el agua, ya no estornudan al trote


Los caballos se han dormido, con sus crines despobladas

son un cadáver andante, una triste caballada


Los caballos ya no marchan al trote de su jinete

ya no comprenden al cincho, se han liberado a su suerte


Me he quedado sin caballos, sin su verdad y silencio

me he convertido en caballo, soñado que soy un viento…


MICRO CUÁNTICO EN FORMA DE AUTO CULPA

por CARLOS MARIO CASTAÑEDA SEPÚLVEDA
















En tiempos de silencio

la palabra se camufla,

inocente,

en el papel

Desangrándose desesperada,

Incoherente,

con su propio fonema


Grita epistemias como miedos conceptuales

en la negación de sonidos

en otros labios

o peor aún…

en la negación de otros labios

porque llevan el sonido del amor


Cómo volvemos sagrado el látigo

del culpable de la no flagelación…?

Como los gritos mutados a chistes

formulan la negación de todo rostro


En un minúsculo vestigio,

aplastado con sevicia,

por un rol sustituido por cualquier poder…

Seguimos construyendo entes

Por temor, profunda vestidura del amor,

A la libertad…


OJOS CERRADOS

por WAHIDER CARDONA





















BESO BAJO LA LLUVIA

por DIANA PÉREZ DUQUE














Brota de nuestros labios

Ávidos inquietos

Cruzando fronteras

Recordando secretos


Reposan en tus labios

Los míos sedientos

Mordiendo los tuyos

En tácitos momentos


Tus labios temblorosos

Los míos reciben

Con pasión extrema

De amor incontenible


Luchan halan muerden

Aman claman gimen piden

Besos bajo la lluvia

Que con pasión desinhiben….


SEÑOR

por IBÁN DE JESÚS ALARCÓN MARÍN



















No señor, yo no vengo de ensombrecer esquinas, ni aullar de mísera a lágrimas en los callejones que guardan mis pasos. Mis riquezas señor te las cantó, tienen nombre y apellido, mi vacanal, soy el bacán de mis amigos.

Señor, no señor yo no tengo deudas, bueno, alguna editorial que me apena otras que financiar me pretendan, no tengo responsabilidad señor porque ella de mi no se acuerda. Enemigos, esos que pueden ser amigos, o los que me señalan escondiendo su delito; no señor, no son de mi preocupación si no me tocan los evitó.

No señor yo no culpó ni voy a misa, no tengo líos con la justicia, ella me ve y seguro que ni le interesa. No señor no tengo mansión, en mi habitación me rodeó de baratijas. No soy un ser de otro planeta, no soy tampoco animal, aunque a la final somos familia, hubiese querido volar pero tengo fobia a las alturas y aquellos, que ven esperanza allá arriba. No señor no soy ambiguo, tal vez un poco ambivalente, soy aunque parezco vivo el que le coquetea a la muerte, pero dicen que detrás de este abrigo de oscuro colorido y rayada careta, soy un maldito poeta que pretende volar sobre la libertad desecha. A si que con su permiso señor , ya que me estorba. hágase a un lado, deje su corazón tras la puerta, piense con la cabeza, de que sirve estar allá arriba si acá abajo, de nada te das cuenta.


INCERTIDUMBRE

por JHONNY OSORIO, "JOHAN OSAG"






















El sol se asoma por el horizonte

lleno de su resplandor,

ilumina sobre las calles desérticas,

alumbra cabezas de vivos

y los muertos que yacen a la intemperie,

tirados en andenes

casi como hojas podridas

que el viento sacude con vehemencia.

Los funerales han desaparecido.

Ya no hay como tomar tinto

a costillas de un conocido o desconocido;

por un tiempo los gritos de los pregoneros

se callaron en las calles.

Por un tiempo desaparecieron

los ancianos del cafetín,

los humanos por montones;

se vio el brillo de la naturaleza,

se vieron pájaros de diversas clases,

las flores se vistieron con sus mejores prendas llenas de luz.

Un virus, algo tan íngrimo,

una pandemia asesina

que arrancó vidas de familias enteras,

personas que vieron como sus familiares partieron,

llevándose horas o un par de días de ventaja,

la humanidad anda bajo el velo del misterio,

la muerte se ha vuelto más latente,

un organismo microscópico nos recordó algo macroscópico:

"Estamos solo de paso,

todo lo que tenemos es prestado.

La incertidumbre de si habrá un mañana para mí,

para ti, para nuestros seres amados".


UN CARNAVAL POR LA VIDA

por JHON JAIRO SALINAS























Los colores de nuestras pieles,

Juntos por la vida..

Porque nuestro color es el verde.

Juntamos las rebeldías de niños, jóvenes, mujeres, indígenas, campesinos,

Un carnaval por la vida..

Desde la tierra de corajudos quindianos.

Mostramos la herencia de Quindos, Quimbyas y pijaos.

Volvemos a resurgir desde las entrañas de la madre tierra.

Hombres y mujeres valientes de este pequeño universo ¡Quindío¡.

Desde el hacha de los fundadores febril coraje de tigreros.

Marchamos por la dignidad.. La tierra se respeta.

Volvió la lanza Pijao.

En la plaza del libertador,

en círculo de fuego,

danzamos en culto por la montaña.

Como bosques de roble,

Seguimos en el redoble.

El territorio Kakataima bendecido por ahora.

El dios lluvia, El dios sol, El dios maíz serán nuestra raíz.

Multinacionales desterramos en nuestro país.

Porque sin agua no ahí país.

Nos seguiremos encontrando en nuevas alboradas.

Nos fundimos en un abrazo..

Nos regalamos una rosa,

¡y esa rosa eres tú, mi bello Quindío!

Porque estará para siempre en el corazón mío

Tus bosques y cafetales son nuestro jardín.

Tus palmas seguirán cosquilleando nuestro cielo.




Cuentos, ensayos y artículos




CUENTO CORTO

por FERNAN MEDRANO


Viendo una caterva de pájaros chupahuevos picotear las guayabas dulces y maduras que estaban colgando en el árbol, decidí lanzar un trozo de rama seca para alcanzar algunas frutas, porque en ese momento sentía hambre. Esa es la razón por la que me estaba robando los frutos de su colegio, señora rectora. Perdóneme. Le prometo no volver a tener hambre de las guayabas de su colegio.









DE HAIKUS SELECTOS Y SELECCIONADOS

por UMBERTO SENEGAL*


La provocativa idea, propuesta por el joven profesor y crítico quindiano Ángel Castaño fue resaltar los cinco haikus más significativos en mi vida. Solo cinco, entre oriente y occidente, que para mi juicio y gusto sobresalen entre millares, de todas las épocas, a lo largo de 500 años del perdurable florecimiento de tal forma poética. La luna y las flores del cerezo; ahora sé, cuál es, en este mundo el tercer verso. Ryhuo Sin especificar que los haikus seleccionados fueran de uno o más autores. Cualquier entusiasta del haiku, que haya peregrinado amplio tramo de su vida protegido por la simplicidad de esta poesía, estudiándola, leyéndola, pero sobre todo viviéndola, sin discurrir demasiado con nombres o escuelas, con estilos y propuestas dentro o fuera de Japón, nombra, de inmediato, cinco de alguno de los grandes maestros del canon japonés. Clásicos o contemporáneos. O transcribe uno de cada poeta. Cómodo. Pero injusto con cuanto es el haikú en sí, más allá de nombres y estilos. Más allá de escuelas y discusiones literarias que llenan de penumbras la transparencia del haiku. Ulterior a las propuestas temáticas y métricas, de la distribución de los versos, del sustancial kigo, a lo largo de su desarrollo en oriente y occidente. Representativos de la mística o la estética, propias de tal poesía con su estructura clásica o moderna. Cinco haikus, florecientes todavía en un lugar privilegiado de la memoria, por sus implicaciones religiosas, filosóficas o simplemente literarias. Si somos obedientes, las silenciosas flores nos hablarán al oído interno.

Onitsura Buena propuesta. Y buen ejercicio. No solo de síntesis. También de sensibilidad y evocación. Descubrir, dentro de cada haiku recordado, que “una iluminación espontánea penetra la eternidad; la eternidad es un instante. Cuando uno comprende el instante eterno, ese ilumina a la persona que lo contempla”. Bien pudieron ser 50. Y también serían pocos y, a la vez, la cantidad adecuada para comprender qué es este molde poético. O 500, para conformar una antología de la plácida belleza inmarchitable. De tres versos escritos no para urdir descripciones exteriores o interiores de extendido vuelo emocional, sino para despertar sensaciones desplazándose por horizontes más allá de lo racional. La cantidad seguiría siendo proporcional con los silencios y levedades, con el amplio vacío formado en torno al hecho de señalar cinco haikus y cinco haiyines. Bien lo expresa un poema oriental: “En este mundo de ensueño, cuando alguien cuenta lo que ha soñado, el relato también es solo un sueño”. Cinco haikus para consolidar, desde ellos y con ellos, la permanencia e impermanencia poéticas de tal forma literaria. Un blanco durazno: cae una gota de agua de color puro. Torin Un solo haiku espontáneo y lúcido, solitario y prominente por su simpleza entre monumentales antologías, a ras con centenares y miles de ellos, a lo largo del profuso desarrollo de tal forma poética en Japón y otros lugares de oriente y occidente, desde sus albores en el siglo XV hasta cuanto ha transcurrido del XXI, basta para darle algún grado de iluminación al individuo que lo valora. Sin embargo, no es fácil para innumerables lectores de poesía descubrir, a través del haiku, la brizna de hierba en la montaña. Y las colinas en el tallo de una flor. O sentirlas ambas en el vuelo de la libélula. En el canto de un urutaú que no se deja ver. La persona que, de alguna manera no fortuita, fruto de disciplinas concretas y una forma de vida particular, con proximidades al budismo zen, privilegia el haiku en su vida y no lo impugna a simple vista, ni lo considera insulso por su manera de señalar lo cotidiano de la vida y del mundo, obtiene la dicha, una auténtica revelación, de experimentar esa especie de satori poético donde se descubren y se aprehenden la materia, la sustancia, la presencia, la evanescencia y el espíritu del haiku. Lejos. Las plantas, bajo la lluvia, en la noche, Lejos. Fukio Y si el cotidiano milagro ocurre con la lectura y el asombro que proporciona un solo haiku, no necesariamente escrito por alguno de aquellos cinco dignos maestros que, a propósito, no voy a nombrar; o que produce la lectura atenta, sin prisas, de cinco o cincuenta, es también cierto que nada sucede en determinadas personas que puedan leer 5, 50, 500 o más. Cuarenta y cinco años atrás, con mi modo de comprender, leer, vivir y estudiar el haiku, recurriendo por aquellos años a la poca información que en Colombia circulaba sobre este, en comparación con millares de páginas que, hoy por hoy, circulan por la red, los cinco haikus por mí preferidos no habrían sido, con certeza, los mismos que hubiera seleccionado en décadas siguientes. Un día me sentí tan solo que no vi nada poético. Seisensui Dentro del haiku hay una excepcional belleza, inefable misterio de mezcladas vaguedades literarias acompañadas por una fluida dinámica interior, contrastando con la compacta imagen repujada por los tres versos que lo hacen trascender lo trivial e inspirar emociones, sentimientos, presentimientos no racionalizados. Intuiciones de sucesos y estados anímicos nada parecidos a los manifestados con la lectura y escritura de otro tipo de poesía. Shao Ying, lo devela cuando afirma: “Mirad a las cosas desde el punto de vista de las cosas y descubriréis su verdadera naturaleza; mirad a las cosas desde vuestro propio punto de vista y veréis solo vuestros propios sentimientos, pues la naturaleza es neutra y clara, mientras que los sentimientos tienen prejuicios y son oscuros”. El otoño termina; nadie me da nada este atardecer. Sokan Por cada período de la historia japonesa, a partir del siglo XV, un poeta aquí en occidente, hombre feliz de pueblo feliz, distante físicamente de tal cultura, pero cercano a ella en su arte y religiosidad, selecciona cinco haikus cuyas imágenes impresionaron, siguen conmoviendo de muchas maneras, su vida. En realidad, selecciona diez. Cinco por década de asombros, incluyendo solo los años 80 y 90. Faltan los correspondientes a décadas siguientes. Hasta el día de hoy. Cada una de dichas selecciones es válida. No se contradice con las otras. En una sumaria secuencia cronológica, por cuanto me concierne, que podría facilitar a lectores de diversa condición cultural y literaria, establecer un cuadro lúcido del haiku japonés. Sus paisajes. Su forma. Sus autores. Igual que el grado de percepción o iluminación de los poetas que escribieron pocos o muchos a lo largo de sus vidas, sin llegar a ser tan reconocidos como los canónicos. La conversación cesa, y la blancura de los pétalos que caen entra en mi corazón Takeo En mi selección, insisto, no incluí los cuatro, cinco o siete cimientos del haiku clásico y contemporáneo japonés. Están ahí, entre el bosque, árboles de perenne floración, para quienes desean sombrearse bajo ellos. Fragantes. Intemporales. Visibles en cualquier estación. Generando con sus haikus y forma de vida, centenares de estudios académicos. El salto de una mansa rana a un pozo de agua, ha inspirado estudios, exégesis y paráfrasis de todo tipo. En español, llevo recopiladas ¡setenta versiones! del mismo haiku. En su lengua original, contiene solo siete kanjis. Al traducirlo al español, por lo regular se emplean diez o menos palabras. Religioso, filosófico, estético, anecdótico, mi parecer es que el estudio del haiku no debe ser tanto cuantitativo como cualitativo, aunque no se requiere de tratados hermenéuticos y lingüísticos, semióticos o desde otras perspectivas literarias, para captar y degustar un haiku. No está fuera del término, anotar aquí una significación moderna sobre el haiku, del filósofo coreano alemán Byung- Chul Han, en su libro Filosofía del budismo zen: “El haiku, si lo escuchamos con exactitud, no es “musical”. No tiene ninguna “apetencia”, está libre de “invocación” o de “añoranza”. Produce un efecto “insípido”. Esta insipidez “intensa” constituye su profundidad”. Oyendo el lamento de un simple grillo aclaro mi vida. Hakku Mis cinco haikus preferidos son estos diez. Cinco y cinco, para no transgredir la pregunta de Ángel Castaño y acomodarme a su objetivo periodístico. Bien definidos. No solo cumplen determinados parámetros literarios característicos del haiku, también concuerdan con hitos claros en mi comprensión y práctica del mismo. Traigo como complemento de la pregunta y las respuestas, no tanto para resolver de manera directa y literaria la importante propuesta, irresoluble en mi caso, sino para dilucidarla con una anécdota propia del budismo Mahayana cuyos protagonistas fueron Manjushri y su discípulo Zensai, esta historia. Poética. Plena de significados donde Manjushri personifica la sabiduría trascendental dentro de tal escuela budista. A cada chillido del grillo la casa envejece. Seishi Entre miles de haikus, solo cinco. Solo diez, teniendo en la cuenta que dicha forma poética es un microcosmos del mundo interior y los paisajes exteriores. De lo trivial o profundo. Lo intemporal y fugaz, con sus tres versos no siempre de 17 sílabas. Resumir en cinco haikus el universo literario donde son centenares sus cultores desde el siglo XVI, es entrar perplejos a un macrocosmos poético donde dicha elección no es la medida de nada. Donde mis conceptos escritos no son ninguna verdad. Solo la mirada de quien camina sin prisa, sin objetivos por entre estos temas. Seleccionar cinco haikus es bueno. Porque no hay ninguno que no sea bueno… Ah, esta noche, esas, vuestras preciosas almas, se desvanecen, para no retornar. Kikaku Cuentan los libros sagrados que… “una vez Manjushri llamó a su discípulo Zensai y le dijo: -Tráeme algo que no sea bueno. Y Zensai anduvo por todas partes. Pero todas las cosas que tocaba eran buenas. Volvió y dijo al maestro: -No hay nada que no sea bueno. -Entonces, tráeme algo que sea bueno. Zensai, sin dudarlo un minuto, agachándose, recogió una brizna de hierba y se la presentó a Manjushri. El maestro la tomó y se dirigió a la congregación de monjes: -Observen: Esta simple hierba, puede tanto matar como dar vida”. Esa misma histórica brizna de búdica yerba, junto con estas que encuentro por veredas de mi pueblo Calarcá, bien pueden ser el primero, el segundo, el verso tercero de un haiku. O el haiku completo, entre 5 o 500. Un haiku: brizna de hierba: ni buena ni no buena: entre innumerables hierbas de incalculables colores, formas y fragancias. Y el once, que no puede faltar para seguir desentonando con la pregunta: Apesadumbrado por la primavera cada año igual; cada año distinta.

Gekkyo Haijines japoneses citados: De estos poetas, pueden encontrarse sus haikus en diferentes traducciones al español, variando la conformación de los versos. Ryhuo Onitsura Torin Fukio Seisensui Sokán Takeo Hakku Seishi Kikaku Gekkyo *Poeta y editor quindiano. Sus más recientes libros son Desventurados los mansos (reedición, Biblioteca de autores quindianos) y Universo de rocío (Ediciones Kanora). Fundador de la Asociación colombiana de haiku.


(Texto publicado originalmente en LA CORONICA y difundido con autorización del autor)



¡VIVA LA IGNORANCIA EN COLOMBIA!

por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA



La nación "se encuentra hipnotizada hasta postrarse en el más apabullante conformismo".


I


¿Qué sería de nuestro país sin la alimaña de la ignorancia suelta por todo el territorio nacional? Lo contrario de cuanto somos. Así de simple. No necesitamos derramar mucha inteligencia para una conclusión de estas.



Ahora, ¿y qué sería todo lo contrario de cuanto somos? Aquí sí se exige considerable conocimiento, no para responder la teoría de la pregunta, si no al llevar a la práctica el desenredo de esta encerrona, la cual nos tiene intricados desde hace más de dos centurias.


Colombia, país boquiabierto, chorrea babas en toda su superficie. Estado bobalicón. Ni siquiera tartamudea, porque si lo concibiera vacilaría y no se quedaría en el peor desarraigo del mutismo, frente al atropello petardista de los gobernantes.


Aparte de ser una caterva jingoísta. Los ciudadanos aman los signos patrios, se enternecen y dormitan en la sensiblería, síntoma infalible de lo obtuso de nuestros coterráneos. Amarillo, azul y rojo, hierven en la sangre de los artificiosos cuando se da la estocada final con el himno nacional, a este pueblo infectado de llagas inmarcesibles con tonalidades tétricas de la miseria. Es urgente bajar la bandera despreciable de amor a un país, donde los sinvergüenzas de la economía gozan de privilegios absolutos, del asta del pensamiento hipócrita de unos cafres indolentes, expertos en desangrar la existencia de los pobladores.


Lo anterior no quiere decir odio a Colombia, por el contrario, es ser objetivo, es descristalizar el afecto hacia el país que ya no nos pertenece porque ha sido expropiado por el jerarca mayor del capitalismo, porque las macroempresas extranjeras son propietarias de nuestros recursos naturales o por lo menos en alto porcentaje, porque los legisladores nacionales son maquinadores de la barbarie económica, política y existencial, cometida a diario contra el ciudadano del común. En fin, es desempolvar en contexto los artífices circundantes, revitalizar la posición subjetiva, evidenciar el corroído mundo nuestro como algo amorfo, es exigir un justo y excelente manejo de las arcas públicas, de los lineamientos en todo ministerio estatal, en la estructura global del gobierno. No nos engañemos, esa clase de país, manipulado por el deshonesto, no vale una lágrima. Nuestro estado hipócrita es un cocodrilo con fauces de mansa paloma… da vergüenza.


Por lo anterior, el tricolor del pabellón sería un pañuelo glorioso para secar llantos de quienes se desviven por un reality, por programas televisivos cursis, ante el gol hecho por un equipo capaz de desarrollar un fútbol contundente, con amagues parecidos a sonatas clásicas, mientras el colombiano insulso baila champeta y canta arrabaleras por un saque de banda de parte del conjunto nacional. Deliran, se sumergen en aflicciones desgarradas cuando no decretan fiestas, por la carencia de licor o si suspenden reinados populares u otras manifestaciones de igual ordinariez. Entre tanto se tornan inconmovibles frente a la miseria. Y digo son indiferentes, porque cada tres o cuatro años olvidan el pasado y vuelven a elegir los mismos autócratas, los cuales galopan en cerebros vasallos como burro bíblico y con esta actitud omisa o a “conciencia” manoseada, ya sea por intereses propios o fanatismo político de los votantes, siguen insensibles ante la verdad absoluta, de un país con todas las contumacias de permanecer en el excremento político actual.


Colombia es uno de los pueblos más ignorantes del mundo, debido al conservadurismo desaforado, desde el punto de vista etimológico, el cual conlleva a ejercer el dogmatismo enfermizo en todo sentido. “Un estudio conocido como Perils of Perception (peligros de la percepción), realizado por la firma Ipsos Mori, en el que también hace parte la encuesta Index of Ignorance 2015 (índice de ignorancia) estableció que Colombia es el sexto país más ignorante del mundo”. Aquí lo irrazonable se vertebra como pragmatismo sistemático, dinámica perfecta de la malicia, para levantar los cascos a la idiotez e impulsar cabriolas de títere desgonzado.


El problema radica en una Colombia incapaz de reaccionar. Se encuentra hipnotizada hasta postrarse en el más apabullante conformismo. Sucede porque es consecuencia de la deplorable educación, la cual propaga fanatismo, acontecer rutinario del engranaje de una maquinaria oficial tétrica, hasta la envergadura de generar apatía e indolencia, tanto del gobernante como del representado, porque muchos sectores de la población astuta o ingenua, se fusionan, se camufla la llaga en la piel, mientras la úlcera se incuba, día a día con más poderío, se compenetran hasta multiplicar hecatombes jurídicas, políticas, económicas y sociales. Por eso el maremágnum constante en nuestra mostrenca patria.


II

…¿y qué sería todo lo contrario de cuanto somos? Un país no alineado, postrado en la pobreza extrema con más de cinco millones de indigentes y quince millones adicionales de pobres, tendríamos una Colombia espléndida debido a la distribución equitativa de sus riquezas, seriamos una región capaz de implantar diversidad de cultivos, no estancada en el monocultivo, atenuante de la ruina del campesino, surgiríamos como un importante abastecedor de petróleo a nivel mundial y por ende grandes generadores de gasolina barata a nuestra población, componente fundamental para impulsar el motor de la economía, sin paralizar su rodaje por culpa de precios excesivos, la minería a través del fracking de ningún modo se pondría en uso, existiría una población no perteneciente al deshonroso sexto lugar más ignorante del mundo, no estaríamos en el escalafón de ser el tercer país más desigual del globo terráqueo, todos los ciudadanos tendrían discernimientos bien cimentados, en lo económico, político y social, con una traza mental capaz de descifrar el dudoso embrague del artilugio pluripartidista. Esta mínima parte sería realidad antípoda, silogismo de cuanto no somos.


III

¡Viva la ignorancia de Colombia! Suena como expresión insociable, sin embargo la sustancialidad de intereses creados la disfrutan, la impulsan y la blindan con lealtades delusorias, quienes tienen como único fin alienar a sus súbditos, así el país permanezca estrellado en el taller de la inconsciencia.


Todo gira en un círculo vicioso, el oscurantismo extremo y la sabiduría fosforescente —parodiando a Borges— convertidas en una ideología auspiciada por los avisados, de esta forma manipulan y fomentan el desarraigo de la asnada colombiana, guadrapean la política con el único fin de atropellar la verdad, hasta dejarla en añicos de politiquería maléfica, inhumana, pueril y esquizofrénica.


Adolf Hitler, en su autobiografía, recomienda repetir cualquier mensaje, con convicción, sin importar si es mentira, lo relevante es expresarla como una verdad suprema. “Nadie se preocupa por su lógica o su racionalidad. ¿Cuántas personas hay en el mundo que comprenden qué es la lógica, qué es la racionalidad? Simplemente sigue repitiéndolo con fuerza, con énfasis. Esas personas andan en busca de la convicción, no en busca de la verdad”, explica Osho. Y esto ha venido sucediendo, desde el origen de nuestra falsa democracia. Con la gravedad de ser urgente su continuidad, porque si no se devela la estructura perversa de quienes vienen manoseando las riquezas naturales, los réditos con los cuales se direcciona el funcionamiento de un Estado social de derecho.


Para un microscópico grupo de explotadores de esta sociedad capitalista, ya con el apéndice de la escuela mercantil de Milton Friedman, el perverso neoliberalismo, es necesario perpetuar la ignorancia de millones de colombianos, el analfabetismo político, el desgarre psicosocial y patológico de los creyentes de superfluas reflexiones de tarima.


Un país pensante, capaz de inquirir cuanto le dicen los aspirantes a una curul cualquiera, a la presidencia de la república, a las alcaldías o incluso a un dignatario de una Junta de Acción Comunal, no elige bandidos, no se deja comprar con ninguna artimaña suculenta. Vota y elige con pundonor, con conciencia, con amor a la verdad, se revierte en héroe de la patria justa y de sí mismo.


Es una ganga monumental, para la clase regente de nuestra nación, mantener sujeta a la plebe en el más profundo analfabetismo, porque no hay necesidad de preocuparse por un posible razonamiento crítico, el cual traería una rebelión civil, o no se dejaría embaucar, y actuaría con determinación en contra de las artimañas administrativas.


De pronto soy un hereje del palpitar vital de esta comarca suramericana, no obstante me encuentro consciente de permanecer respirando sangre pútrida de la economía nacional, de parte de quienes se convierten en vampiros para desangrar a cada ciudadano trabajador de clase media y pobre. Debido a estos desafueros observo con tristeza y desesperanza a mis compatriotas con raciocinio cantinflesco, quienes siempre celebran sin vergüenza el triunfo del esclavista, de ese maquiavélico deleitándose con whisky al festejar su actitud oportunista, cuando desde sus introspecciones, fatídicas y concluyentes, eructa con instinto hábil un ¡viva la ignorancia de Colombia!


(Texto publicado originalmente en el portal LAS 2 ORILLAS y difundido con autorización del autor)


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