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Arcón Cultural

Letras: JOHN HAROLD GIRALDO y otros

EL RIO

por ONÉSIMO VÁSQUEZ POSADA


















¿Si hoy canta un pájaro que significa?

¿El rumor del mar, los himnos del viento que nos afirman?

El universo a lo lejos…Oculto.

La vía láctea iluminándonos; leche preciosa de los pechos de Hera.


Despojados a una tierra que ignora nuestro llanto;

esperando la luz que guie nuestros pasos.

¡Esperando Ser! Lo que en verdad son pausas de las formas.

Allá en las marismas.


Vidas alejadas, faros mortecinos al final de los ciclos.

¡Linternas que tiemblan entre los manglares!


Y el rio fluyendo en su infinito, hacía un edén prohibido; Incierto.

Corriente primigenia, relámpago teñido de cielos;

pregonando nuestra vocación de náufragos,

al borde de un universo, ya por siempre vedado.


II


“La verdad se ocultará de sus rostros

impedidos de ver la luz escondida entre arroyos”.



La noche y sus ríos desde siempre;

serpiente antigua que la luna ha poseído,

luminosa en sus giros; copulando con el mar y las olas que erran.

Reflejando en su fulgor nuestro paso hacia la orilla;

y Caronte en su barca desafiando la corriente,

y nosotros esperando el rio que se aleja,

soñadores, vagando en el fluir

de vidas que se escapan entre los dedos de cronos

agua, canto de aves ignorados entre los poros del tiempo;

en la noche con su brillo de luciérnagas.

Es el rumor del rio Aqueronte por los montes de Epiro


“Quien hace brotar manantiales en los valles y correr agua entre los montes”


Es solo el agua cantora que vaga por los bosques

por el mar que corre entre olas cerriles

que fluye sin pausa iluminada de cosmos

bañando nuestra desnudez a la orilla de acantilados.


“Las rocas intactas, en la profundidad y entre las rías;

las piedras brillantes por los rayos del sol”


La corriente solo es un fluir de átomos entre ensueños

en olas que giran hacia los cielos de Minerva

circulo infinito de lo cambiante;

del espejismo, en desiertos de ciudades

de nuestra presunción pueril,

en nuestras máscaras diarias.


Expectantes.

Es nuestro viaje por el rio de Estigia, hacia el mar de Hades”


SER HUMANO, MULTIVERSO COLORIDO

por ANA MARÍA DELGADO PÉREZ













Deambula en círculo, en una especie de escenario nebuloso, remonta paredes destruidas, improvisa pasos en cuerdas flojas estropeadas, catalogándose como ser aburridamente concéntrico acostumbrado al miedo -vil inoculador de confusiones ficticias- al fracaso con su tan detestable absurdidad, a hirientes gestos y cursis tesis de rechazo.

Resuelve, en excéntrico, fastuoso e infernal delirio, desistir de sentirse moribundo, de consumirse, tragar saliva ácida, desaprender, para evitar seguir en decadencia criminal. Va explorando, deshaciendo, descifrando sus islas en desnivel y las microscópicas conexiones, invadiendo recuerdos invisibles, aparcados en la pantalla de su piel agujerada, en sus petrificadas y quebradizas falanges. Abandona la desidia, la estrafalaria comodidad, revoluciona con furia y comienza a validarse, a reconocerse como ser inestable, a restaurarse de manera ávida, apasionada y perversa desde sus abismales ángulos, hasta sus místicas proporciones vitales. Le estimula examinar su piel, su lengua, su sangre, energizar el cuerpo acucioso por detectar su dimensión polimorfa, distinta, fraccionada, telescópica, desenraizar secretos contenidos en ánforas sin fondo cocidas a sus músculos, pincelar con símbolos, letras, figuras y matices enérgicos, el lienzo casi virgen de su vida. Consciente de haber sido un ser explotado e inconforme, tenebrosamente angustiado, desgarrado y solitario, diluye esa retahíla de prohibiciones presentes en cada uno de sus actos, provenientes de un ridículo público acechante, morbosamente implacable, prohibiciones traumáticas que lo han arrinconado al oscuro umbral de la muerte. Inhuma ecos fastidiosos que le han aturdido y lacerado la epidermis con su falta de cadencia, vomita la hiel y espanta el frio hostil. Cual orgasmo emotivo, se agita, respira, palpita, observa, fusiona cielo, mar, aire, tierra, agua y fuego, revela su ser sin pixelar en múltiples espacios. Camina febril, descalzo, sintiendo cada superficie, sueña, se asume y se consume íntegramente, retorna al juego de la vida para debutar sin sobreactuarse, en una ciudad infinita, llena de trampas, en movimiento circular, repetitiva, lánguida, plagada de seres transidos, con máscaras cómplices y bozales incrustados, horrorosamente predecibles, armados de pócimas de veneno, machetes, armas de fuego y banderas a jirones salpicadas de sangre.


BLASÓN

por ALEJANDRO AZAG




















En la juega, el agite, el brinco, la peripecia.. una astuta línea recta resplandece en ti, eres hijo de incontables victorias, heredero de cazadores de hombres, nunca uno de ellos falló, te crearon, te críaron, te alimentaron, te salvaron, te enseñaron a hacer lo mismo.. tu sangre es su sangre; no mires más abajo, confía en ellos que están en ti, confía en esto.. mira de frente, párate firme, enciende el fuego de tus ojos, de tu mente...


VAMOS A LA CASA DE LA LUZ

por FÉLIX DOMINGO CABEZAS PRADO



















Pienso colocar tus huellas

En las mías

Atravesar tu mirada

Con mi cuerpo

Darte mil abrazos

Con las alas de mi alma

Y llevarte a la casa de la luz


Te invito, no lo pienses

Nuestros anillos nos llevarán

Por un solo camino

Una casa grande nos espera

Cual madrugada

Deseosa de amor.


MUERTOS ESCULPIDOS EN LA PAZ NEGADA

por JHON JAIRO SALINAS






















¡Los muertos ya no son muertos!

Los borraron de la memoria...

de un mundo sin memoria...

Pero inmortalizamos su eterna gloria en la quimérica paz.


En una triste historia...

Donde los vivos son experimento de guerra...


En un sistema lleno de odios... mentiras...

hipocresías...

En sus rostros les soplan

sus rabias;

en las tumbas... Calaveras danzan de rabia...


¡Ya no hay paz!

La muerte es un canto de guerra...

¡el agua ya no es para la alberca!

Tirios gobernantes son una vergüenza...

de un poder sinvergüenza.


¡Son como aves de carroña¡

¡Todo se lo devoran!

¡El aire!

¡El oxígeno!

¡El agua!...la vida.

¡Son para alimentar sus ansias de poder!

¡El dinero, estiércol de un capitalismo depravado y degradado!

¡Compran armas para cercenar la vida de humildes luchadores sociales!


¡Las mentes lunáticas desollaran el País!

Sí...Es hora de unir las manos...

Manos unidas...

Manos juntas...

construyendo futuro.


¡Salvemos la república como propuesta de vida!


En las barriadas,

en los colectivos,

somos para siempre resistencia...

negros... mulatos... indígenas...campesinos, gitanos...

flamean su bandera como símbolo de ¡dignidad!


¡La madre tierra colombiana rugirá de rabia!

vientos huracanados...

veranos y lluvias...

mostrarán su sangre

cuando el último árbol

sea cortado...

Cuando el último río se seque...

Cuando el último venado sea cazado...


Entonces... ¡Por fin!

los muertos mostrarán sus rostros esculpidos y cansados en el panteón de la paz negada como testigos de aquel pasado.


Los muertos de mi país

vibran con las musas de la paz surtidora de fértil trigal.


¡En espumas armoniosas surgen vivas sus voces!


En supremo misterioso y eterno grito...

Esculpidos los muertos

en prodigiosas almas...

Y, de cuerpos consagrados

en vino de sangre.


¡Ah... no llevaban diademas de oro!

¡Ni pulseras de diamantes!...

Solo llevaban sangre y sudor...


¡En su frente solo llevaban

una rosa púrpura

fragante de paz!


PERO MIRABA

por EMMANUEL ATHEMAY STERLING ACOSTA

















Cuando la volví a ver era otra

Sabía que élla era ciega

Quería que nos viéramos


Hacíamos mucha fuerza

Hasta que al final

Su árbol de compañía


Me contó sus cuitas

Pues la habían encomendado

A mirar sólo para adentro

Aunque hablarme ansiaba.


DESPEDIDAS

por NUBIA CASTILLO VALENCIA















Una tarde diluida por el sol,

te vi partir, detrás tuyo,

se fugaba un pedazo de noche.

Ingresé muy seria a mi fría casa.

Tu fotografía guardaba silencio

en ese cuarto de integra soledad,

no obstante, la noche entraba enterita,

lo invadía todo.

Busque con ansias la luz,

mas, unos retazos de cielo

salían con tanto afán,

impulsando la puerta con fuerza

que ésta derramó su llanto

mojando tu recuerdo.


EL IMPOSIBLE RETORNO

por CARLOS ALBERTO VILLEGAS URIBE

















Será la guerra y su regreso

la Hidra de Lerna

multipicando egos repugnantes

en un eterno retorno,

blancos, negros, musulmanes o judíos

que sólo conocen a Homero,

a Homero Simpson,

los míseros que vendieron

su fuerza a los imperios,

su torpeza, su iniquidad,

su sed de sangre derramada.


Qué hambres hay detrás de estos hombres

qué bestias tal vez, qué humanos ícaros,

qué ácaros, qué búcaros, qué bucaneros

qué cruzados detrás de la cruz y de la espada,

detrás de la hiroshima bomba,

de la bomba de NAPALM,

de la bomba humana que sueña

con paraísos, con valkirias, con nirvanas,

o con las once mil y una vaginas.


Qué hombres hay detrás de estas alimañas,

qué bestias tal vez, qué humanos ícaros,

qué ácaros, qué búcaros, qué bucaneros,

fanáticos, idiotas todos, detrás de dioses inventados.

Dejadme entrar, quiero conocer esa humana geografía

quiero ver la piel del gran simio, del gran gorila blanco

el hombre sin regreso, ese temible Aquiles derrotado.


CUANDO SE ES PECAMINOSO

por GIRALDO MARÍA GIRALDO PÉREZ

















Cuando se es pecaminoso

yo me pongo muy nervioso.


Yo me compré un celular

un día muy popular,

no pude disimular

mucho menos controlar.


A bella mujer ajena

quise arreglar su melena.


Esto fue bien peligroso

me pusieron a temblar

al malgastar mi quincena.


AL FINAL

por LUPE CECILIA CASTILLO




















I


Un intento de quitarle la astilla a la herida,

de esquivar miserias dilatadas,

arropar con caricias los enredos

del pelaje engarzado en su diatriba,

un déjame peinarte con mis dedos,

besar tu extendida cabellera,

quedarme con un penacho de memoria.


Era el afuera y el adentro, incorporados,

espejismo de la niñez de otrora,

impronta entronizada sin doliente,

pestilencia en la fosa suya y mía.


II


Sanar es un bastión a medio trecho,

una metáfora al superfluo brillo,

catarsis,

funeral sin final que no mitiga,

intentona de huir de los taludes,

corroída, desmantelada.


ROJO

por JHON HAROLD GIRALDO GUTIÉRREZ*






















En el momento de relativa

Quietud del pensamiento

Puede dar lugar

A la epifanía.

Somos tan frágiles

como una mariposa entre los dedos

o un aletear truncado de colibríes

como el pájaro amenazado por el cazador

Pero somos tan fueres

cuando estamos los dos

que no hay dedos riesgosos

ni colibríes en peligro.

Ni pájaros perseguidos por cazadores.

Mis habilidades de movilidad

Se limitan a desplazarme

Hacia las rutas de tus caminos ancestrales

En los que viajamos

Hacia las raíces.


*Docente universitario y periodista cultural colombiano (Pereira, 1979). Magister en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), donde es docente auxiliar y, además, cursa estudios de posgrado. Ha escrito diversos artículos y ensayos para la revista Semana, y los diarios El Tiempo, La Tarde y El Diario del Otún, entre otros, así como para revistas literarias.

Cinéfilo, participa en la película Los asombrosos días de Guillermino, próxima a estrenarse. En la actualidad dirige el grupo de investigación en periodismo investigativo Enfokados.

Autor de "Poemas sin prisa para leer en el semáforo, hace parte de ¡UYAYAY! COLECTIVO POÉTICO, además de ser coautor de la próxima antogía de mencionado grupo, "Palabra Desatada" (Fuente: LETRALIA / OTRA PARTE / ARCÓN CULTURAL)




Cuentos, ensayos y audiovisuales




UN DÍA, UN POEMA (Cortometraje)

de HÉCTOR CARLOS REIS


AUSENCIA (Poema)

de OMAIRA SOCORRO BASTIDAS PATIÑO


LA UVA DE LOS FILÓSOFOS (Cuento)

de UMBERTO SENEGAL


NUESTRO TIEMPO (Poema)

de ALEXANDER VÉLEZ GONZÁLEZ



ENTRE MÁS CAMINABA, MAS ANDABA

(Reseña del libro homónimo)

por HELMER HERNÁNDEZ ROSALES*


El libro “Entre más caminaba más andaba” (Autoreseditores.com 2020) es la obra más reciente del profesor Justo Walberto Ortiz (Barbacoas, 1955). En sentido general, el libro (214 páginas) es un mosaico de literatura oral constituido por un conjunto de cuentos, anécdotas, casos, testimonios, etc., recopilados en conversaciones con ancianos y ancianas de Tumaco. El texto “colecciona y organiza pequeñas historias personales contadas por gente mayor… en la que cada quien “… cuenta su cosmovisión por medio de historias de infancia” afirma el autor en la presentación.


Efectivamente, el libro contiene la transcripción cuidadosa de un conjunto de textos hablados por personas mayores de Tumaco. Son textos diversos en su contenido y estructura: algunos de ellos pueden catalogarse como leyendas, otros como anécdotas, casos, cuentos o historias personales. En cuando a su intencionalidad comunicativa algunos tienen una finalidad lúdica, otros fines filosóficos o reflexivos, y muchos de ellos tienen un carácter moral. Aunque el autor no aporta datos acerca de los contextos, circunstancias o lugares en las que se recopilaron los textos, queda la certeza de que son relatos orales tradicionales pertenecientes a la comunidad de Tumaco.


Mediante este trabajo académico el autor quiere revalorizar los discursos orales tradicionales de la región. Sabemos que La revalorización cultural consiste en tomar manifestaciones, pensamientos y valores positivos de la cultura local con el fin de rescatarlos y reintegrarlos al escenario cultural actual. Para ello el autor actúa en varios niveles: le da voz a un grupo de personas mayores a quienes asume como seres capaces de detenerse y reflexionar sobre lo que ocurre en el entorno. Al mismo tiempo reivindica el rol que juegan los abuelos en la crianza de los niños de la comunidad, propiciando circunstancias y escenarios afectivos y efectivos en el proceso de la transmisión de la tradición oral. Finalmente presupone que en la literatura oral del pacífico negro perviven trazas o huellas de la memoria de África, de su cosmovisión y sus valores. Por tanto los relatos orales de los mayores pueden ser portadores de esos rasgos culturales ancestrales. El contacto y conocimiento de estos puede constituirse en un mecanismo de reconocimiento y afirmación étnica.


Desde esta perspectiva, el profesor Justo Walberto convoca a un diálogo intergeneracional, entendido como una aproximación a los saberes de las personas mayores de la región como mecanismo necesario para la revaloración de la literatura oral del pacífico. Diálogo generacional que puede suscitarse en contextos de la vida cotidiana (reuniones, eventos sociales, etc.) y también en escenarios formales o institucionales como las aulas de clase, cátedras universitarias y eventos académicos, artísticos, y culturales.


Investigadores que tengan interés en conocer y comprender la cultura del pacífico sur nariñense pueden encontrar en el libro informaciones y motivos para emprender o ahondar sus investigaciones. Para el público en general ofrece una invaluable oportunidad para conocer y deleitarse con los relatos tradicionales de la cultura de la gente de Tumaco.


*Justo Walberto Ortiz Sevillano (Barbacoas, 1955) es un docente de profusa experiencia en la enseñanza de la lengua española y la literatura. Ha publicado varios libros relacionados con estos temas. Ha recibido numerosos reconocimientos por su labor docente e intelectual. Entre sus numerosos logros académicos se destacan: licenciatura en Lingüística y Literatura de la Universidad de la Sabana, Magister en modelos de enseñanza problémica de la Universidad INCCA, doctor en Lingüística de la America Andragogy University de Honolulu.


*Docente. Licenciado en Idiomas y Magister en Etnoliteratura de la Universidad de Nariño. Magister en Applied Linguistics, Universidad de Jaén. Coautor: “Gracias a Dios y un poquito al diablo (Fondo Mixto de Cultura, 1995); Autor: “La creación de Tumaco y otros relatos del Pacífico” (1999); Ganador del Premio Nacional de literatura Oral, Mincultura (1995); Mención de honor V Concurso Internacional Bonaventuriano de poesía, (2009); Ganador Octavo Concurso Nacional de cuento Men-Rcn (2014); Finalista concurso de ensayo “Entrelineas”, Popayán (2020).


(Publicado originalmente en el portal PÁGINA 10 y reproducido

con el consentimiento del autor del libro en mención).


EFEMÉRIDES (Cuento)

por CARLOS ALBERTO RICCHETTI


“…Esta luz surgió en el principio de los tiempos,

cuando el todo era nada

y descubría la vida.

La inmortalidad aguarda dentro del tortuoso limbo sin el lápiz o la daga para manifestarse…”.

Anaximandro de Rodas, Gran Maestre de Chipre (¿3.500 – 3.400 a. c.?)


Podemos ratificar tales sentencias en los compuestos que dieron comienzo a la vida animada. La creación funde las primeras rocas autóctonas, el bautismo fogoso y enérgico del sol y la menospreciada grandeza de la blanca luna, corrompida sanguijuela que mora los siglos.


A su sombra, los iniciados en las santas tareas reviven el poder de simples efemérides perdidas que atraerán la Luz Consagrada, donde habitan las ruinas de la piedad decadente. El Sabat alumbrará entonces a los miembros más devotos. Según el autor Constantino de María, los concurrentes bailan de espaldas alrededor de una gran hoguera, se retiran a comer alimentos en mal estado y luego, presa del éxtasis, quieren entregarse a la lujuria.


La danza ritual es puro libertinaje si contemplamos el panorama desdeñando la inmensa algarabía que produce; los cúmulos de humo trepan hasta lo alto del coven para intercambiar paz espiritual como el hombre la conoce, en la promesa que le hicieron de alcanzar el infinito.






Al llegar a Francia concurrí a la universidad de Fournier, sin abandonar mis investigaciones acerca de alta magia, alquimia y egiptología.


Cierta vez, el profesor Junot de la cátedra de antropología sugirió que visitemos el museo de ciencias naturales bordeando la rue du Lac, en provecho del informe de química que encomendó. Dicha materia nunca resultó ser de mi agrado, aunque me interesaba el tema referido a la antigüedad de los restos fósiles y los métodos para deducirla, entre otros, el carbono catorce. Hablando de obtener fechas, soy un compulsivo amante de la numismática, experto en suministrar infinidad de datos concernientes a maravedíes, doblones españoles y escudos, que conservan arraigados el pasado.


Volviendo al tema del informe, transcribí los interminables folios le restaba preponderancia a las investigaciones que hasta el momento venía realizando con absoluta prioridad. Alienado por el fastidio, intenté dejarme vencer. Durante los cursos le comenté mi problema a Jeannette. Ella hizo lo posible por persuadirme, inclusive ofreció pasarme en limpio los apuntes. El informe salió impecable, lleno de risitas grotescas y cafés semi – hervidos que guiaron su oportuna culminación.


La relación con Jeannette florecía colmada de paseos, bromas esporádicas, cantitos…Llevábamos a cuestas las mismas inquietudes de la inmadurez, un abanico de sueños desplegados sin ataduras ni antifaces.


La invité al pequeño departamento que me facilitó la universidad como estudiante argentino de intercambio, en la rue de Maupassant. Tuve el pretexto de hacerla escuchar los discos importados de Led Zeppelín. Jeannette consiguió el último del grupo Pink Floyd, “The Dark Side of the Moon”. Al golpear traía varios larga duración y una botella del mejor vino tinto francés.


-Tengo ganas de mudarme –proclamó sentada en la alfombra naranja. Escuchar música cuando quiera.

-Bueno, al menos aquí la pasás mejor. ¿Otra copa?

-Me encantaría.


Jeannette revolvió el vino que jugueteaba al cosquillear las paredes transparentes. Exhaló una respuesta algo mortificada.

-Siempre me invitás, gastas el dinero que giran tus padres sólo conmigo y apenas te traje esta miserable botella…

-Acabás de obsequiarme el bien más preciado que anhelo –repliqué.

-¿Cuál? –dijo riendo a hurtadillas.

-La ternura.


Los ojos se le nublaron.


-¡Sos un mentiroso! –sonrió disimulando las insinuación de las lágrimas con la mano, al tiempo que jugaba tironeando de mi brazo con la parte anterior del codo.


Nos contemplamos. Jeannette tenía el rostro más bello del mundo y yo quería robármelo. El viento comenzó a soplar, transformando la situación hasta unirnos sumidos en un tierno beso.


Al día siguiente regresó Jeannette, mientras anotaba el ceremonial secreto que el faraón Micerinos mandó redactar a los escribas en homenaje a Amón.


-¿Qué hacés? –preguntó.


Le respondí sin apartar la vista.


-¿Te gustaría viajar?

-¡Guau! ¿Cómo hacemos?

-Te parás, pronuncias frases co…

-¡Me encanta! ¡Empecemos ahora!

Fruncí el ceño.


-¿Acaso creés animarte?

-Pero si es como jugar…

-Nada de eso. Arribaremos a sitios ideales desconocidos.

-¿Vas a tomar precauciones?

-No lo sé. Hace años investigo el camino del agua de Isis. El rito consiste en interpretar los jeroglíficos de manera exacta. Hasta el día de hoy, nadie lo ha logrado.

-El martes estoy libre. Podríamos…

-No –imperé. Será el sábado a la medianoche.


Jeannette pareció interpretar con seriedad la cuestión. Empalideció preocupada. Intuí que la incertidumbre contrarrestó su inicial furor infantil.


-¿Querés pensarlo mejor? –respondió apresurada.

-Tu seguridad es indispensable. No sabemos qué puede ocurrir…


Me acarició el cabello.


-Igual te voy a acompañar, amor mío… Es que…


Hizo una pausa y se abrazó a mi pecho.


-Te necesito tanto…


La envolví intensamente. Esa tarde, el fervor pasional añadió suspiros a las efímeras luces, al son de frágiles melodías encadenadas.






El sábado, Jeannette llegó a las diez y media, prendió los cirios y me ayudó a controlar cada detalle. Cuando faltaban cinco minutos para la hora cero, desnudos en el medio del comedor, unimos las palmas. Empecé a recitar los pasajes egipcios que alaban la divina presencia de Isis. Cerramos los ojos, sabiendo que el éxito dependía de acaparar la Luz Consagrada.


De pronto, una mujer vestida de seda se materializó en mi mente. La identifiqué al acercarse. Era la emperatriz Nefertiti, esposa del faraón Amenofis IV, célebre por las influencias que ejercía en las decisiones fundamentales del gobierno. Cargaba un ánfora cuyo contenido desconocí. Detrás apareció Jeannette con las manos temblorosas. Nefertiti la intentó consolar.


-No temáis, hijita. Este es el manto de paz que recubre a los dioses. Bebed el agua de Isis y podréis ser digna de visitarlos…


Jeannette tomó la vasija y la condujo hasta sus labios, bebiendo. Luego me correspondió imitarla.


Al ir tragando el misterioso líquido, la dimensión en la cual nos movíamos desbordó las puertas del pensamiento: los tres habitábamos la misma superficie física, como si hubiéramos puesto los pies sobre la tierra de un nuevo mundo.


Jeannette iba delante, junto a Nefertiti. El angosto corredor que transitábamos se hallaba adornado con pinturas. En el extremo opuesto había una puerta luminosa. Cuando la penetramos, reconocí a Inhotep, el arquitecto semi – dios que bosquejara las grandes pirámides, quien habló en nombre del tribunal presente a sus espaldas.


-Los dioses rehúsan compartir la inmortalidad. Ven en vuestras intenciones terribles intereses. Habéis llegado demasiado lejos en la carrera de la vida. No os imagináis los daños de los cuales sois capaces hasta haberos excedido.

-¡Carísimo Inhotep, oh hijo de constructores de pirámides! –contesté disimulando el terror que me embargaba. La fe conduce al hombre a inventar paraísos ilusorios fuera de las perversas imposiciones terrenales. Amamos Egipto, entregamos el ka a favor de vuestras ciencias, de manera que pedimos perdón si os hemos ofendido, rogándoles piedad y consideración en vuestra justa reprimenda.


Amón, situado a la diestra del tribunal, llamó a Inhotep. Le susurró al oído palabras incomprensibles y luego dirigió la voz hacia donde estábamos.


-El amor que dispensáis a los dioses os ha salvado a ambos, pese a que tú eres un oscurantista y vuestra compañera una simple jovencita curiosa. Pero el descanso de los inmortales ha sido profanado por vosotros, que sois carne perecedera. Por lo tanto, no se os condena a muerte, sino al sueño que culminará el maravilloso día del retorno de los dioses a la Tierra.


Fuimos transformados en estatuas. Abracé a Jeannette en aquellos fugaces momentos y aunque pude disculparme a duras penas, no pude decirle cuanto la amaba.





Pasaron milenios antes de regresar al mundo. Escribo lo sucedido en mi pequeña cabaña, mientras Jeannette colabora transcribiendo mis apuntes.


El hombre goza de absoluta libertad, cobijado por las enseñanzas de los dioses.





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