UN FRACTAL
por YANINA MARÍA CERIANI
Un fractal de mi vida Un refugio en mi cuerpo Una diáfana luz por la ventana Ruidos que ensordecen Silencios que se extrañan Y te vas… Te diluyes en el tiempo Un imperturbable corazón Un aciago que parece no acabar El inexorable paso del tiempo Una quimera en los relatos Y te vas… Confesiones indecibles Sueños inacabados Dolores lancinantes Un río de lamentos Y te vas… Una pausa en lo inmediato Lo incierto se vuelve eterno Y soltamos amarras La intempestiva muerte Claudican las almas Y te vas… Pero me escaparé del maldito tiempo Solo para verte Y eludir las horas Pero el destiempo nos ha encontrado Una parca misteriosa Me ha demorado A ti te ha encontrado Y un fractal… Y te vas… Autora: Yanina Ceriani Título: “Un fractal”
SILENCIO
por JAIME ROJAS HURTADO, "JAROHU"
Siempre incalculable
y opuesto silente silencio
abraza mis días,
entonces amo la voz silente
del verso y la palabra.
Ahí somos libres y atados
a nuestro propio encuentro
SER
por HELENA RESTREPO
No puedo ser otra para nadie,
ni siquiera para mí.
Durante años hice intentos;
fui la que mi padre quiso a medias,
la que otros quisieron a medias,
la que yo quise a medias...
La que soy esperó con paciencia
—como quien ama— su momento de ser.
Soy y amo en ella, me reconozco.
APOLÓNICO
por ALEJANDRO AZAG
Juguetoncillo Ratoncillo
Saetica de Sol
Bendice esta cena mía
Agujitas de hielo.
En mi cofrecito de Luzbel
Guardo
Joyas a granel.
PRIMER DUELO
por XIMENA GAUTIER GREVE
«Callar desde hoy es imprudente”… (José Martí)
I. Sobre las colinas azules de los mares fríos, en los delicados pétalos de las brisas y las piedras están cantando las angustias y el alba. Vienen acercándose como nubes enrojecidas, como vuelos de la inmensidad de los planetas que deslizan ruidosamente sin pedir permiso Los hombres y mujeres que fueron sangre nueva van acercándose a las puertas de sus viajes, con los corazones recogidos de tanta carga rojos corazones que aún están esperando, mirando caer tinieblas que también son rojas protegiendo la hierba al borde del camino enlazando el agua y el sol en sus conciencias con el alma cargada, con el alma cargada Aún inflamados los pechos se levantan y a pesar de todos los terrores y del compromiso del silencio con la cobardía, los jilgueros trinan y gritan los cormoranes nadie puede acallarlos ya nunca más porque Chile tiene una cita con la Verdad, en este preciso recodo de todos los caminos: aquí y ahora nos dimos cita, camaradas, sin saberlo siquiera, sin ni siquiera saberlo, porque el Destino pone los hombres cara a cara con sus actos y decisiones presentes y pasadas, frente a la Historia y a todo futuro posible. Hace mucho tiempo que nos cayó encima la curva siniestra de los conspiradores. Hace mucho tiempo que nos enderezamos y desenmascaramos a los viles felones confundidos en las dagas amarillas del crimen y del odio más abyecto. Pero esta es la historia amarga y triste de la muerte del poeta más amado, la historia de la muerte de Chile consagrado. Eran las cuatro de la madrugada. En la pequeña radio a transistores del poeta una voz conmocionada trasmite desde Argentina la inminencia del golpe de estado chileno: en Valparaíso sublevada, la Armada se movía. -«¡Felonía!»- gritó el gran albatros blanco abriendo inmaculado sus largas alas perfectas, al entrar sin temor alguno ni renuncio al círculo de las balas que lo acribillaban abriendo la puerta de la esperanza desesperada, de esa funesta Primavera, esa Primavera funesta. Pero más allá, lejos de Santiago y las bombas cayendo como las lágrimas de los años que vendrían, en las aldeas y los campos del verde intenso, recorriendo la brisa inmortal de la Isla Negra el gran poeta de los mundos abiertos oyó el último canto del compañero amigo, cayendo como caen los robles en el incendio, con la bandera en llamas. Yo no canto al presente ni al pasado solo el airado futuro voy construyendo por eso te llamo, hermano, hermana, niños porque estoy llamando a nuestra patria, aquella que dieron por muerta siendo que solamente estábamos sanando las heridas tras la masacre: ¡Porque sépanlo ustedes y sépanlo bien que las ideas no mueren y que el futuro es humano y no bestial! ¡Porque sépanlo todos y no lo olviden jamás que somos la sal y el agua de este mundo que no se pueden matar, porque no tenemos fin!
MEMORIAS
por ALEXÁNDER GRANADA RESTREPO, "MATU SALEM"
En el Libro de las Memorias de los que piensan en el Nombre del señor, se halló este escrito:
No prosperará la lagartija, si las hormigas no pasan por su lado. No prosperarán las moscas, si el mundo deja de querer ser corrompido.
Y más adelante, en el capítulo de los enamorados, en buena grafía, decía:
Gracias a las obedientes moscas, pude conocer lo putrefacto que tenías el corazón.
Entonces, te perdono ¡ arrodíllate ! teme e invoca el Santísimo Nombre del Señor; su presencia bastará para que seamos limpios como perlas, y podamos amarnos y ser uno.
LA CASA
por MARÍA LIGIA ACEVEDO
En la casa no están
ni su voz ni sus cuentos
para arrullar los nietos.
Tampoco ellos están.
Todos se han ido.
La casa, la alegre casa
es ya un nido sombrío.
AMANTE MÍA
por JULIÁN ANDRÉS MARTÍNEZ AGUIRRE*
La penumbra de tus ojos
Anuncia la noche en un tibio soplo,
Llegando en ella mi alma
Sosegada y vagabunda en busca de tu sed.
Tú, desnuda en tu cama,
Yo, mudo e inmutable
Mientras que nuestros sentidos aferrados y callados
Acarician suavemente las fraguas infinitas de lujuria
Que se enardecen en nuestra piel...
Dulce cabello de ángel colgado en el inmenso cielo,
Deja que tu luna se pose sobre tus pechos
Evidenciando las ganas de tenerte,
Intocable epifanía de tu divina esencia, verdugo de mi control,
Desata mi lengua y haz que pierda la razón.
¿Mi lengua? Si…
Posándose en la sabana de tu vientre terso y caliente,
Embriagándome de tu vino que mi calor más enciende.
Recorriendo tú oriente, tú occidente,
Tu norte, tu sur, al sur,
Más al sur lentamente,
Y con un grito perdido en mis manos
Hiere las sábanas con tus uñas,
Y gime como loca,
Muerde mi anular,
Dilata tus pupilas,
Sofócame en tu mar,
Que pronto quiero desbocarme
En tus entrañas sin avisar.
Morder tu cuello y escuchar la canción desaforada de tu corazón.
Sentir tus piernas estrangulando mi espalda,
Para luego alzar vuelo dejando que tu inocencia observe desde el espejo,
Como aquella niña de ojos tristes y callados se pierde en su propia endorfina.
Tócame, siénteme,
Déjame besarte como un animal hambriento
Y someterme a ese manjar que me ofrece tu cuello,
Y decirte al oído tímidas palabras como si fuera un niño
Y sentir tus caderas como si te hubieras enloquecido.
Ven, acércate mucho más,
Déjame ver tus desorbitados ojos como se esconden en tu sonrisa,
Dibuja en mi rostro con tus labios que el tiempo no existe,
Que mi tiempo contigo no ha terminado.
Y me hundo en tus senos, encendiéndome con tu calor,
Y posees mi alma desquiciada de tu ser,
Y escribes con tus jadeos poemas que no quieren terminar,
Y las estrellas y la luna y el cosmos y tú y yo
Quieren ser por un eterno instante
Uno con el todo y con la nada.
Y esfumarnos con el silencio
Y debajo de tu ombligo se desata un caos
Que desgarra abruptamente mi cuerpo.
Uno, dos, tres contracciones se desatan súbitamente
Anunciando el alba del portal de tus sueños.
Como hojas secas resbalas sobre mi pecho
Y una canción de cuna susurro en tu pequeño lecho.
Esta cama no está muerta,
Esta cama está más que viva,
Te siento toda, te siento mía,
En silencio, en mis brazos,
Soy tu sombra amante mía.
*Pereira, Risaralda, 1984. Productor Audiovisual, Poeta y Artista Plástico –Visual. Integrante de varios colectivos artísticos de diferentes disciplinas, como el Colectivo Arte a Parte, el Colectivo de grabado En su Tinta y el semillero de investigación EIDOS Ensamble de la UTP. Estudiante Líder del Semillero de Investigación 700REPART de la Faca. de Bellas Artes y Humanidades de la UTP. Director y Productor del programa cultural ESTADOS CULTURALES de la Facultad de Bellas artes y humanidades de la Universidad Tecnológica de Pereira a través de canal ZOOM TV. También como programas culturales en COJA OFICIO Y PRODUCCIONES EMERGENTES CAPITULO 62. Ha participado en diferentes exposiciones regionales, nacionales e internacionales. En 2007 expone en uno de los encuentros más importantes de Colombia llamado Salón Nacional De Artistas. En 2008 gana el segundo puesto de la convocatoria “Salón De Agosto” de la sala de exposiciones Carlos Dres. Castro” con su obra “ausencia” (Videoarte), en ese mismo año participa en la convocatoria Fases de la Distancia en la escuela de artes y oficios ateo y Nuria en Córdova España con su obra de libro de artista. En el 2010 participa de nuevo en España, en esta ocasión en el Centro cívico La Roca Foredada Roc de sant Gaietá en la ciudad de Tarragona, participa en México en el Centro cuernavaca morelos y en el Centro cultural Nordeste, Chaco Argentina con obras de libro de artista. Ha participado en diferentes convocatorias nacionales dentro de los campos del performance, videoarte, happening, pintura, grabado y eventos poéticos. En 2013 lanza su primera exposición individual internacional en La casa de Cultura Matilde Zúñiga. Zinacantepec Estado de México. Con una serie de grabados llamada “Sombrillas y Otras Nostalgias”. Actualmente desarrolla propuestas en el campo del videoarte y el cortometraje. En 2016 lanza su primer libro de poesía EL OTRO LADO: Sombrillas, Bohemias y otras Nostalgias. En 2019 presenta su propuesta como escritor y director en el cortometraje DIAS DE SOMBRILLA presentado inicialmente en el XIV Festival Internacional de Cine de Dosquebradas. En 2021 participa en diferentes festivales de videoarte en Brasil y Colombia. Este año participa con una propuesta de videoarte en el festival internacional de videoarte en cuenca España. Un hombre que vive su proceso creativo.
VIDEOS
DECLAMACIÓN (Poemas)
por DEYVI GUTIÉRREZ
CANCIÓN DEL PARO
Letra:
SANDRA LEÓN PATIÑO
MIGUEL ÁNGEL RUBIO OSPINA
LILIANA GRISALES CEDEÑO
LUPE CECILIA CASTILLO
¡UYAYAY! COLECTIVO POÉTICO
Música e interpretación:
PAULA ARCILA JARAMILLO
DECLAMACIÓN (Poemas)
por JHON HAROLD HIRALDO GUTIERREZ
LA CARRERA INTERMINABLE (Poema)
por CARLOS ALBERTO RICCHETTI
DECLAMACIÓN (Poemas)
por BERNARDO HINCAPIÉ
MUERTOS ESCULPIDOS POR LA PAZ NEGADA (Poema)
por JHON JAIRO SALINAS
ENSAYOS Y CUENTOS
RETRATO POÉTICO DE ESCRITORAS
por CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA
Marguerite Duras
(Francia, 1914 – 1996)
Dramaturga, novelista, guionista y directora de cine francesa. Debutó como escritora con la novela de corte neorrealista Los caballitos de Tarquinia, 1953. Afirmaba haber salvado la vida al compañero de resistencia, el ex presidente Francois Mitterrand. Trabajó como periodista y defendió con entusiasmo el movimiento feminista. Su primera novela importante fue Un dique contra el Pacífico (1950). Otras novelas destacadas son Moderato cantabile (1958) y El amante (1984), con la que obtuvo en 1984 el Premio Goncourt, el galardón literario más prestigioso de su país, y se convirtió en un auténtico best-seller mundial. Estuvo influenciada por el Existencialismo.
ESCRIBIR UN día. Escribir la sangre. Escribir el refugio. Escribir el viento. Escribir la palabra incierta. Escribir de lunes a lunes. Escribir la mujer ausente. Escribir el ropaje. Escribir la quimera. Escribir algo. Escribir el silencio. Escribir el filo. Escribir la coartada. Escribir el rasguño. Escribir el cuchillo. Escribir el salto. Escribir la música. Escribir la desnudez. Escribir el polvo. Escribir el humo. Escribir el esqueleto. Escribir, escribir, escribir. Escribir en una noche, donde tú me ayudes a dejar de escribir la mañana aquella, cuando no te conocí y viajaste no sin antes parar en la tienda vacía para escribir, que jamás nos llegaríamos a ver. Escribir, escribir, escribir. Escribir la silueta. Escribir el espejo. Escribir la memoria. Escribir el olvido. Escribir, escribir, escribir. Escribir la fábula. Escribir el rojo. Escribir el incoloro. Escribir el rostro desahuciado. Escribir el trigo. Escribir el vino. Escribir el pan. Escribir, escribir, escribir. Escribir, desaparecer entre el escribir. Escribir, escribir, escribir. Escribir, alimentarme de silencios, en seguida cavar en la fruta mi sed y el albor de la raíz. Me contengo, llego a la rutina, camino sobre hojas secas, tomo conciencia del verdor más allá de la brisa, donde columpia el día de olores clandestinos. Dejo de escribir, algo me hala, salgo a la calle con deseos de pensar. Me es imposible pensar. Regreso a mi cuarto para pensar. ¿Pero qué sé yo de pensar? Sonrío y comprendo que no puedo pensar. No soy nadie para pensar. Y si pensara qué importa pensar. No es mi arte pensar. ¿Es necesario pensar? La fruta madura pronto se va a podrir, así sea yo una mujer con capacidad de pensar. Hago un jugo sin pensar. Lo bebo sin pensar. Me acuesto y no me atrevo a pensar. Mañana, como todos los días de mi vida, será un nuevo amanecer, donde jamás voy a empezar a pensar. Y soy feliz, aunque a veces me entra la duda si es necesario pensar, para aburrirme un poco. De pronto, leo hoja a hoja los frutos del bosque. Leo trino a trino el plumaje en la altura. Leo luz a luz las sombras en el camino. Leo piedra a piedra los ríos del entorno. Leo nube a nube focos de azul en la lejanía. Leo poste a poste buitres al asedio. Leo hombre a hombre mujeres que limpian el día, del tercer canto del gallo. Leo tumba a tumba el pueblo por desaparecer. Leo ruido a ruido la ciudad, a la que nunca quisiera llegar. Leo niebla a niebla otro orbe, desde donde me observo en este mundo, en el que escribo palabra a palabra chamizos, coles, helechos, girasoles, esferas, barandillas y la pregunta de qué está encarnado mi silencio, cuando no escribo. Piedad por la idea que crucifica el destino inconcluso. Reciclo amaneceres grisáceos, junto al color fatigado del limonar. Días de desventuras, de sudor, de fraguar la huida del canto del gallo, por el tercer sendero. Me ensimismo y empiezo a vivir de silencios, del blanco de los ojos ciegos. A vivir de cosechas por sembrar, de silencios, silencios, silencios, de trigo y mirlas. Doy de beber silencios al sediento. Silencios, ventanales en el silencio, desde donde pienso, a los 18 envejecí. No sé si a todo el mundo le ocurre lo mismo…ese envejecimiento fue brutal. Observo mi semblante en el espejo, relamo el verbo y la arrogancia perversa de una burla semejante a un ganglio extirpado, podría engañarme, creer que soy hermosa como las mujeres hermosas, como las mujeres miradas, porque realmente me miran mucho. Pero sé que no es cuestión de belleza sino de otra cosa, sí, de otra cosa, por ejemplo, de carácter. Son las once, deseo que la barca donde lleven mis cenizas navegue en el rocío. Que desde sus riberas se escuche el danzar del tiempo. Se observe a la señora que lava sobre la piedra la vida misma, y yo quizá siendo un fantasma recorra cuartos y pasillos del buque silencioso, como ninguna vez lo hice en mi existencia. En alguna orilla divisar sombras andariegas, sombras de arbustos y niños encima de los arbustos de sombras abiertas, que dejan entrever las tardes de pueblos, que algún día visité. Sí, sombras como puertas de par en par, por donde se han de lanzar mis cenizas. Anochece, el mundo se encabrita río abajo. Nada queda. Nada acaeció, la historia de mi vida no existe. Eso no existe. Nunca hay centro. Ni camino, ni línea. Hay vastos paisajes donde se insinúa que alguien hubo, no es cierto, no hubo nadie.
Clarice Lispector
(Brasil, 1920 – 1977)
La biografía de una de las grandes escritoras de Latinoamérica, convierte a la brasileña en heredera de Kafka y desentraña los mitos que rodean su obra de resonancia universal, como cuenta Benjamín Moser, en el libro Por qué este mundo, sobre Clarice Lispector. Según el traductor Gregory Rabassa recordó haberse “quedado atónito al conocer esa persona extraña que se parecía a Marlene Dietrich y escribía como Virginia Woolf”. Autora de Cerca del corazón salvaje, Aprendizaje o el libro de los placeres, La manzana en la oscuridad y La hora de la estrella, entre muchos otros libros. Cuando murió, el poeta Drummond de Andrade escribió: Clarice procedía de un misterio y regresó a otro.
Hoy tengo un lenguaje de desafío, de devorar la presencia, de sangre fatal, de captar la cuarta dimensión del instante, de palpitar incierto, de agua desolada, de grifo cerrado al mundo, de anhelos y plumas en el estanque. Hoy mi lenguaje se va entre el hocico, para luego verlo aullar en el bosque, hasta tropezar con la abuela cuando se dirigía a casa de su nieta, donde se cocinaba rugido de tigre, trinos de espantapájaros y aullido de zorro. Hoy voy a conciliar la palabra, con mi caminar desprevenido. Hoy el vocablo está sombreado de abismo, donde el incienso aproxima lo indecible de la noche. Hoy vierto el río en el aluminio, donde se escuchan gritos de auxilio, caudal que arrasó con los habitantes del pueblo. Hoy mi palpitar coincide con el paso, seguido por huellas fantasmales. Hoy me siento culpable de haber nacido, de mirar a la anciana cubierta con la noche helada. Me siento culpable de la sombrilla, del sol y el arado. Me siento culpable de creer en la rama y no en el fruto del sudor de cada día. Me siento culpable por aquellos que nacieron, para ser condenados por la verbena a olfatear la rutina de nada en su mesa. Me siento culpable de cuanto no sucede. Me siento culpable del aire que me deja fisgonear el danzar de la penumbra. Me siento culpable del olfateo de fantasmas. Me siento culpable de la luz desprendida del vientre de mi madre, hasta la ulterior sombra de mi sangre. Me siento culpable de mis huesos, de mi carnalidad que han de hospedarse en el sitial de los gusanos. Hoy acontece una mudez escalofriante, algo sucede, son los intrusos, nadie quiere hablar de los intrusos. Llegan y se van sin dejarse ver. No son fantasmas. No son espíritus malignos, no obstante, los intrusos existen, aunque nadie lo quiera comprobar. Ellos son los dueños, de la casa abandonada. Ninguno quiere conversar sobre los intrusos. Las casas de vez en cuando salen de la niebla, y detrás de ellas los intrusos. Intrusos que dejan huellas malolientes. Los intrusos. Siempre los intrusos. Los intrusos. Los intrusos llenan sus cabezas de pájaros, aves que madrugan a permear los aleros con silencios extraños, como los intrusos. Los intrusos son seres invisibles, entre las sombras de los gatos, que maúllan desde el tejado frente al sol. Los intrusos llevan entrañas de nuestras entrañas, merodean sin reconocernos desde allá del otro lado. Los intrusos. Siempre los intrusos que somos. Hoy soy tan misteriosa que ni yo misma me entiendo. Camino por un atajo hasta observar un lugar tranquilo, reflexiono y siento que este es el pueblo de la muerte, sus habitantes no tienen amarguras son serenos, sus miradas brotan de agujeros ásperos, se les observa sin prisa, cada paso por darse lo consultan con el oráculo, desconfían de la aurora, sus memorias olfatean alguna sopa vinagrosa, un pan descompuesto, una carne putrefacta, se regocijan. Se dirigen a la mesa de la longitud del universo, donde se observan otros comensales, cuando vociferan la noche de la noche. En esta comarca hay un resquicio, por donde se vigilan algunos visitantes. Los pobladores de este territorio temen, porque pueden llegar a ser aplastados por la indiferencia de esas vidas. Hoy profano el brillo de la época imposible y entonces se escuchan los grillos mojados. La luz del miligramo no altera la oscuridad. Pues la oscuridad no es iluminable, la oscuridad es un modo de ser: la oscuridad es el nudo vital de la oscuridad, y nunca se toca en el nudo vital de una cosa. Hoy el universo gira alrededor de la hormiga, el viento y la hoja hacen un pacto de quietud. El viento se forja en hoja, la hoja se vitaliza de viento, vertebra en el aire olor a polvo estancado. Hoy quiero decir la mañana y el éxtasis compenetrándose en el punto más oblicuo del ventanal. Hoy giro alrededor de la silla de polillas. Hoy me entrego al oficio de extraer del estanque mi propia mirada. Hoy hay muchas cosas por decir que no sé cómo decir. Me faltan las palabras. Pero me niego a inventar otras nuevas. Las que ya existen deben decir o que se consigue decir y lo que está prohibido. Y lo que está prohibido lo adivino. Si hubiese fuerza. Más allá del pensamiento no hay palabras: se es. Mi pintura no tiene palabras: está más allá del pensamiento. En ese terreno del se es soy puro éxtasis cristalino. Se es. Me soy. Tú te eres.
(Del libro inédito DÍAS PARALELOS)
NOVELA MIBONACHI
por CARLOS ALBERTO VILLEGAS URIBE
La maravillosa casa de las setenta probabilidades
Setenta y siete títulos para el lector
Setenta y siete mibonachis en Clave siete
Setenta veces siete para contarte algo oulipiano
George Perec no me pongas tanto pereque
Borges y George Perec encuentros entre trenes
Setecientos trenes subatómicos para encontrarse con ellos
El juego de Borges entre los laberintos
Borges: las siete mil rayas del tigre
Borges y su horror a los espejos
Jorge Luis Borges: La escritura del dios
El pudoroso argentino: la secta del fénix
Borges: El hombre de la esquina rosada
La historia de Rosendo Juárez la contraparte
Emma Zunz: venganza, setenta y siete pormenores
Siete probabilidades de la novela de Binet
Simon Herzog: ¿Quién asesinó a Roland Barthes?
Umberto Eco: no fui yo querido Sherlocks
Foucault: sólo entiendo de palabras y cosas
Shepard: precisamente de eso va la vaina
Ferdinand de Sausurre: Roland Barthes se suicidó
Jacobson: buscaba la séptima función del lenguaje
Werner Heisenberg: nada sé solo tengo incertidumbres
Mark Plank: estaba dando un salto cuántico
Erwin Schrodinger: yo estaba buscando mi gato
Los gatos siempre sueñan con física cuántica
Los perros regularmente sueñan con mundos paralelos
Belen Gache adalid de las escrituras nómada
Encuentros con los señores de la brevedad
El mejicano Lauro Zavala en breves palabras
El guatemalteco Monterroso y su legendario animal
Cuando despertó el dinosaurio aún estaba allí
Búscame bajo la caparazón de la tortuga
El excopulario del quindiano Jaime Lopera Gutiérrez
El farsante del escritor Fabio Osorio Montoya
Las uvas del filósofo muy brevemente digeridas
Julio Cortázar un cronopio cerca del OULIPO
Setenta y siete veces OULIPO, usted perdone
Setenta divertidas variaciones sobre treinta metros cuadrados
La W o recuerdos de la infancia
Déjeme la letra E en total tranquilidad
Les revenentes un monovocalismo con la E
El secuestro un lipograma con la A
La difícil tarea de traducir L’ desaparitión
Ana Libia Plurabele encuentros, traducciones y traiciones
Atentos: el escritor como suma de voluntades
Un mibonachi para introducir las voluntades
La voluntad sentir en doscientas diez palabras
Un mibonachi para la voluntad de pensar
Nuevo mibonachi para la voluntad de obrar
Cerramos parcialmente con la voluntad de persistir
Raymond Queneau aquí mis ejercicios de estilo
¿Dónde te encuentras añorado Guillermo Cabrera Infante?
Si una noche de invierno un viajero
Otra noche de lunas y gatos subatómicos
La eternidad borgesiana en clave de Mibonachi
Bienvenido al juego literario monsieur Le Lionais
Dos ingenieros de la «Nacho» también juegan
Anne Garréte: están alejados del propósito original
Lewis Carrol y Wittgenstein juegan con Alicia
Restricciones de carácter oulipianas propuestas desde Latinoamérica
Luibanoffismo una denominación para dejarnos sin palabras
Haikuentos la denominación que fue misteriosamente suprimida
Tankuentos esas flores exóticas de fragancias asiáticas
Mibonachi, la adecuación de un matemático italiano
Recuerdo inventado propuesta con aroma de evocación
Doscientos diez lamentos por la anhelada Libertad
Liberté, igualité, soladiradité propósitos del nuevo mundo
Libertad se escribe con L mayúscula: Montesquieu
Berta Marsé: cada vez podemos elegir menos
La posible elección no garantiza la libertad
La probable elección tampoco garantiza la democracia
Las letras: los átomos de la literatura
Perec y Heisenberg encuentros entre trenes subatooómicos
Reglas y constricciones para conciliar esos mundos
Recuerda: la literatura es un juego serio
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