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Los libros siguen vivos


"Lágrimas sobre Neblinas", de Anid Jocabed y U. Senegal, como tantos otros , tiene un toque surreal y busca crear un juego entre lo real y lo imaginario”, explica en el prólogo que le correspondió, y con el cual nos muestra el propósito que dio origen a este libro, la joven poeta y editora independiente Anid Jocabed. Evitaré, en este comentario, hablar de mí mismo y la fracción que dentro del libro me correspondió, como participante del taller internacional que propuso y dirigió la poeta y novelista norteamericana Savannah Brown, creadora de ESCAPRIL. Brown, del noroeste de Ohio, luego se fue a vivir a Londres y en la actualidad reside en Edimburgo. A sus 28 años de edad ha publicado tres libros de poesía y dos novelas. El más reciente, Closer Baby Closer, es de 2023.


Si se exploran las raíces que alimentaron y sostuvieron la publicación en físico y virtual de Lámparas sobre neblina, se encontrarán en los cimientos literarios y virtuales de Escapril, cuando nace a partir de un reto, challenge, llamado Inktober. Cada día del mes de octubre, ilustradores y dibujantes aficionados o profesionales participaban en una diaria maratón creativa de 31 días. El título de este libro, elegido por Jocabed, evoca la claridad en la incertidumbre.


El intento de ambos escritores, cada uno desde su perspectiva generacional, cada uno con su forma de ver y expresar el mundo, para encontrar sentido en medio de la confusión con poemas y cuentos que actúan como destellos de claridad en una realidad difusa. En los 31 textos de Jocabed, verso y prosa, del libro en mención, quienes leímos su poemario De quimeras y de cabras, encontramos firme continuidad temática, de imágenes y evocaciones autobiográficas que van consolidando entre la novísima poesía quindiana, la congruencia de su lenguaje  con sus contenidos.


La adaptación poético-narrativa de tan juvenil formato para compartir textos en redes sociales, surgió de la modelo y vlogguer estadounidense Savannah Brown, cuyo vídeo-poema What Guys Look For In Girls,  (Lo que los chicos buscan en las chicas) publicado en 2014, dio la vuelta al mundo. Durante todo el mes de abril, día tras día, se compartía en redes sociales una lista con 31 ideas, palabras o frases indicando múltiples temas y tramas para estimular la inspiración de poetas y narradores sin distinción de edad, unidos al challenge con sus poemas, prosa y ficción flash, en Instagram.


Jocabed y Savannah pertenecen a la Generación Z o Centennials, mientras que el autor de este comentario hace parte de la Baby Boomers. Cuando desde tales perspectivas generacionales se me propuso participar, acepté con gusto, ciñéndome a exigencias del reto. Algo totalmente moderno en mi rutina tradicional de escritor provinciano. Desde el comienzo, abril 1 de 2024, Jocabed, como editora, tuvo claro que publicaría un libro con el producto literario de lo escrito por ambos en tal “challenge”. Ejercicio de escritura, prefiero llamarlo.


Pocos lo han hecho en el lapso que lleva dicho reto y que este 2025, por motivos que desconocemos, la joven poeta Brown no convocó. Día tras día, de manera independiente, sin interferir con palabras u opiniones recíprocas que pudieran condicionar el texto de la una o del otro, escribíamos y luego comparábamos. Los comentábamos luego de escritos, nunca con antelación para no influirnos en el contenido de estos. Ni en su forma.


Nosotros mismos debíamos subirlos a Instagram. Lámparas sobre neblina, como trabajo individual y conjunto, es un libro curioso dentro de la bibliografía quindiana cuya propuesta editorial dentro del campo de acción que caracteriza a Jocabed y los objetivos de su Editorial Seusba, continúa consolidándose en el Quindío. Sesenta y dos textos en prosa y verso componen este sencillo y elegante libro de intachable diseño y diagramación realizadas por Jocabed, con poemas y microrrelatos suyos y minicuentos de Senegal.


“Mis pies flotan/ sobre un océano marrón/hecho de tierra y diminutas flores amarillas”, escribe la joven escritora quindiana, directora de la revista Tzintzun y del plegable poético Quinde, dedicados a impulsar trabajos literarios de las mujeres quindianas y foráneas de todas las generaciones.  Su editorial ha publicado, en el transcurso de cuatro años, diez libros de autores regionales. Y están en proyecto próximo diez más, de los escritores Jorge Iván García, Luis Carlos Vélez, Carlos Ariel Castro Gil, Orlando Restrepo Jaramillo, Orlando Vélez Marín, Carlos Alberto Agudelo Arcila y U. Senegal; una Antología de mujeres poetas quindianas, y otra Antología de mujeres poetas del viejo Caldas (Caldas, Risaralda y Quindío). Para la red, Jocabed planea elaborar un amplio diccionario virtual de obras y autores quindianos. Este año, en un evento especial, Anid expondrá en Calarcá también una extensa muestra de Carátulas de libros calarqueños,trabajo de investigación en la producción bibliográfica del municipio, para el cual  tiene identificados y clasificados más de un centenar de autores de la ciudad, con cerca de 300 carátulas en las cuales los calarqueños, los quindianos y quienes visiten nuestro departamento, reconocerán por qué Calarcá es “Ciudad sobre letras”. Desde esta sección, Los libros siguen vivos, nos enorgullece anunciar y destacar dicha tarea de Jocabed.  


El primer libro de esta dinámica centennials quindiana, a la vanguardia de las redes sociales como lo muestra este libro ya en circulación, nativa digital flexible y multitarea, admirable por su personal producción y por cuanto lleva a cabo en pro de las mujeres dentro y fuera de nuestra región, fue su poemario De quimeras y de cabras (Calarcá, 2023). Desde 2018, cuando se integró al grupo que conformaba en la Universidad del Quindío el reconocido programa La Imprenta, de la UFM, se destacó por sus entrevistas a escritores, educadores y personas de la cultura del Quindío.


Comparto El límite absoluto, uno de los microrrelatos de Anid: “Solo cuando los miles de ojos de las pinturas de la habitación consumieron por completo su alma, fue consciente de que su labor creativa, al igual que su soledad, habían alcanzado el límite absoluto. Por primera vez no culpó a su hermana por su desgracia. La hallaron luego de dos semanas. Los rostros en las paredes mantenían los párpados cerrados”. Con breves inflexiones literarias, reflexivas y melancólicas, la luz de estas lámparas que podemos encontrar en algún pueblo del Quindío, Salento, Pijao o Génova, por fortuna no logra esparcir la poética neblina y nos ubica entre ella en un ambiente enigmático, propio de lo fantástico en gran parte de los textos de ambos autores.


Escribe: UMBERTO SENEGAL*


*Nació en Calarcá, Quindío, Colombia. Poeta, cuentista, ensayista, educador y editor. Director del Centro de Estudios Robert Walser (Calarcá, Quindío, Colombia). Licenciado en Español y Literatura. Ha colaborado en múltiples periódicos y revistas de Colombia y otros lugares del mundo. Sus haikus han sido traducidos a 12 idiomas. Algunos de sus textos en prosa y verso figuran en antologías dentro y fuera del país. Fundador y Presidente de la Asociación Colombiana de Haiku. Coordinador del Centro de Estudios Bizantinos y Neohelénicos, Miguel Castillo Didier. Codirector del Centro de Investigación y Difusión del Minicuento, Lauro Zavala. Vicepresidente de la Fundación Pundarika. Asesor literario y coordinador de Cuadernos Negros Editorial, de Calarcá, Quindío. Ha editado y dirigido varias revistas y periódicos literarios entre ellas la Revista de arte y literatura, Kanora. Ganador de varios concursos regionales de cuento y poesía. Ha publicado 24 libros de poesía, minificción, cuento, haiku y ensayo. Tiene varios libros inéditos sobre Robert Walser. IM: Entre cuento, haiku, minificción, poesía, ensayo o lo que tú denominas cuento atómico, ¿con cuál te sientes más cómodo? ¿Por qué? US: Cada forma literaria de las enunciadas por ti, me satisface a plenitud cuando es con esa expresión verbal, con ese género determinado que mis vivencias, mis emociones, sentimientos e ideas, buscan exteriorizarse por escrito. Cada impresión interior elige, no sé cómo, la forma literaria para concretarse. Del cerebro al papel, ocurre la elección del género. La intensidad de la vivencia adopta una estructura de acuerdo con la conciencia que tenga yo del evento. Surge entonces un haiku. Germina una minificción. El cuento atómico llega como cincelado en la imagen, en el acontecimiento que lo inspiró. Con ninguno realizo esfuerzos más allá de las correcciones adecuadas cuando el texto se convierte en realidad literaria. Todos me son placenteros y con cada uno de ellos, cuando el hecho así lo produce, me siento íntimamente conectado, sin contradicciones de ninguna índole, sin arrepentimientos porque quise decir algo en un género y lo especifiqué en otro. IM: ¿Por qué no le cuentas a nuestros lectores acerca de Robert Walser? US: Sí, contémosle a quien tenga el alma, la conciencia, todos sus sentidos abiertos al máximo, que Walser fue un iluminado zen y nunca lo supo. Nadie se lo dijo en el manicomio de Herisau. Hablémosle al oído, a quien pueda escuchar susurros de este tipo, sobre el mayor y más desconocido (ahora, no tanto) escritor que ha dado el mundo en los últimos cien años. Walser, el escritor de lo superficial, de los detalles visibles y mínimos, abre desde ellos los abismos literarios donde pocos son capaces de descender. Desde la materia, lo cotidiano sensorial, señala senderos sicológicos, metafísicos, filosóficos, religiosos y estéticos a fenómenos del mundo y la vida, de los sentimientos, la soledad, el paisaje, el ser y la nada, que pocos narradores y poetas han trazado para caminarlos como lectores o protagonistas. Cuando se conoce la obra de Walser, es imposible seguir impasible al mundo que nos rodea. Todo se llena de nuevas voces. Nuevas miradas. Nuevas reflexiones. Todo se llena de síntesis pero también de dimensiones nuevas hacia lo real o lo imaginario. Hombre y obra son conmovedores. Te lo aseguro: nadie queda incólume, nadie desea seguir igual cuando ingresa a la obra de Walser. Entre sus múltiples dimensiones literarias, tiene la magistralidad de lo breve. Puedes comenzar por los tres volúmenes de Escrito a lápiz: Microgramas I (1924-1925), Microgramas II (1926-1927) y Microgramas III (1925-1932). Uno de los más bellos estudios sobre su obra y vida, lo escribió Jürg Amann y se llama: Robert Walser. Una biografía literaria. IM: ¿Cuál es la motivación de Cuadernos Negros para publicar microrrelatos? US: Nuestra admiración por el género. El gusto íntimo de leerlos y contribuir a que otras personas los lean y disfruten también. El gozo de fructificar, aunque parte de la cosecha se pierda. Alguna ave se acercará a comer sus frutos. Igual que escribirlos, la nuestra con Cuadernos Negros y su sección de minicuentística regional, nacional e internacional es una acción no premeditada, no comercial, no utilitarista ni con presunciones literarias de ninguna índole. Innegablemente, dejar una huella del género en nuestra ciudad, en nuestro departamento y tal vez en nuestro país. Contribuir a su visibilización dentro de la narrativa y, en particular, dentro del cuento en Colombia y en el Quindío. Es como señalar la aparición del arcoíris a individuos que van de prisa y no les importa el arco, ni el día, ni el mundo donde viven. Por cuanto se refiere a Colombia, a los teóricos que en algún momento escribirán la historia del género, es confirmarles con cada uno de los cuadernos editados -parte de obras más desarrolladas en sus autores-, que en el departamento del Quindío por algún motivo no académico el microrrelato ha tenido, tiene y tendrá raíces recónditas en la literatura y la visión que el hombre contemporáneo posee de la sociedad actual. De toda realidad. De todo imaginario. IM: Atrévete a hacer un listado imprescindible de libros dedicados al microrrelato. US: Seductora tu propuesta. Veinte años atrás, se habría podido hacer, en torno al género en lengua castellana, dicho listado sin vacilaciones ni vacíos. Diez años atrás, se habría complicado la enumeración de autores y obras. Pasos de dinosaurio. Y de por medio habría sido ineludible comenzar a citar a los teóricos, a los comentaristas, a cuantos sin condicionamientos narrativos fueron aproximándose al género desde otros puntos de vista. Cinco años atrás, el listado comienza a convertirse en una torre de Babel. Bodega de Babel. La minificción hace explosión e implosión. Por sobre los criterios editoriales de los grandes empresarios del libro. Por sobre los cuestionamientos de los críticos y los lectores. Por sobre el gusto literario predominante. El viejo canon del microrrelato se derrumba. Los lectores que descubren el minicuento, imponen sus propios gustos. Revelan obras y autores. La minificción se crece a pesar de todos y contra todos. Proteica en sus formas, en sus temas, en su extensión, en su estructura. La minificción clásica y la posmoderna se atraviesan, se inseminan, se mezclan, se enriquecen a partir de los elementos utilizados por autores reconocidos como pioneros y los recursos de millares de jóvenes incursionando en el género, presentando sus propuestas sin temor ni reverencias para con nadie. ¿Listado?... ¡Dios mío, si cada país tiene decenas de buenos autores y no voy a caer aquí en el error de citar aquellos que los antologistas siempre incluyen en sus colecciones eruditas y limitadas! Los estudiosos descubren cada día nuevos narradores, antiguos o modernos, que rindieron culto a dicho género, a veces sin saber qué estaban escribiendo al parir textos breves sin un sitial definido dentro de la narrativa, dentro del cuento o la poesía en prosa. De Colombia, tengo en mi archivo una bibliografía del minicuento con cerca de 1.000 autores quienes, en menor o mayor grado, han incursionado en el género. Y en cada país de Hispanoamérica sucede igual. Solo se requiere comenzar a leer y entender los textos desde tal perspectiva literaria y narrativa, para hallar perlas, tesoros de todo tipo. IM: ¿Hacia dónde va el microrrelato en Colombia? Trázanos un mapa. US: Hacia la madurez técnica y formal del género. Colombia, como México y Argentina, como Venezuela, contribuye a consolidar las diversas variantes del microrrelato en castellano. Nuestros autores, los destacados porque alguien los incluye en un libro atendiendo a su particular gusto, a sus inclinaciones y compromisos o a su capacidad investigativa; y los menos conocidos, porque son poco visibles para los lectores y los timoratos editores con garra comercial solo para la novela o el ensayo, impulsan día tras día por diferentes medios la realidad literaria y genérica del minicuento. En Colombia la minificción tiene identidad específica. A pesar de sus detractores, casi todos ellos desconocedores de sus raíces y su evolución, el microrrelato ocupa lugares privilegiados en universidades, revistas, periódicos, cátedras, estudios, etc. Un recorrido por los blogs, portales, revistas y páginas de todo tipo en internet, puede abrirle los ojos al más insensible de los lectores que subvaloran el género. El microrrelato en lengua castellana es un dinosaurio que camina seguro de sí mismo, sin hacerle daño nadie y sin que ninguno pueda detenerlo o herirlo, desde mediados del siglo XX, hacia la consolidación literaria de un género representativo del pensamiento y la vida del hombre y la sociedad del siglo XXI. Un dinosaurio capaz de transformarse en mariposa, en gato, en mosca, en oveja, en colibrí, de acuerdo con la mirada del observador. IM: ¿Edición tradicional, nuevos formatos, formatos digitales? ¿Cuál es la plataforma más adecuada para el microrrelato en tu concepto? US: Esta es una de las sobresalientes virtudes del género: todas las plataformas son adecuadas para un microrrelato. Cabe en cualquier sitio. Se ve soberbio y seductor en diversos formatos. Desde una arcaica enciclopedia de papel hasta un sencillo celular. En una pared, como grafiti. En un cuadernillo. En un voluminoso libro. En una hoja volante. En la pantalla. En la voz de quien lo relata. Ave para cualquier nido. Ave de todas las estaciones. Donde encuentro un microrrelato, lo saludo con emoción. ¡Son tan visibles, tan discretos pero tan deslumbrantes! Décadas atrás, el libro era su cuna, su pedestal. Sigue siendo uno de sus receptáculos tradicionales, pero el microrrelato se tomó los espacios tecnológicos para configurar una nueva manera de ser leído asimilado, comprendido y observado. Un libro: El Tao-Teh-King. Una película: El ladrón de bicicletas. Una comida: Cualquier variedad de tamal colombiano. Una ciudad: Agarttha. Un deseo: Escribir una noveleta por el estilo de La paloma, La casa de las bellas durmientes o Seda. Un secreto: La técnica sicológica que empleo para escribir un Cuento atómico. Un amor platónico: En realidad, tres: Lolita, Alicia y Caperucita roja. Una frivolidad: Asistir a conferencias donde sus expositores emplean el discurso vacío. Un capricho: La multiplicidad de sentidos en algo que escriba. Un haiku, un cuento atómico. Un insulto: ¡Haces gárgaras con la menstruación de tu madre! Tomado de: http://revistamicrorrelatos.blogspot.com/



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