Sin Lalo Schifrin, una "Misión Imposible"
- Arcón Cultural
- 3 jul
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El legendario músico y compositor argentino Lalo Schifrin falleció este jueves a los 93 años en Los Ángeles, tras permanecer internado por complicaciones derivadas de una neumonía. Reconocido a nivel mundial, su nombre quedó asociado a bandas sonoras inolvidables del cine y la televisión, entre ellas, la icónica música de Misión Imposible.
Apenas dos meses antes de su fallecimiento, Schifrin había estrenado ¡Viva la Libertad!, una sinfonía compuesta junto al pianista Rod Schejtman. La obra, interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Emmanuel Siffert en el Palacio Libertad, fue definida por sus autores como un homenaje "al espíritu resiliente del pueblo argentino" y a la perseverancia como mensaje universal.
Una vida al servicio de la música

Nacido en Buenos Aires el 21 de junio de 1932, Lalo Schifrin creció en una familia profundamente vinculada a la música. Su padre fue concertino de la Filarmónica de Buenos Aires durante tres décadas, y aunque en un principio intentó que su hijo siguiera una carrera clásica, Schifrin eligió otro camino. Tras pasar brevemente por la carrera de abogacía, se instaló en París para estudiar composición.
De regreso a Argentina a los 23 años, ya era un pianista de jazz talentoso. Su habilidad captó la atención del trompetista Dizzy Gillespie, quien lo invitó a componer una suite de cinco movimientos que más tarde se conocería como Gillespiana. Fue el inicio de una colaboración que lo llevaría a Nueva York en 1960 y lo catapultaría al centro de la escena del jazz internacional, donde compartió escenario con figuras como Count Basie, Ella Fitzgerald y Miles Davis.
Durante los años '60, Schifrin también brilló como arreglador y compositor. Produjo más de un centenar de trabajos, entre ellos álbumes fundamentales para artistas como Stan Getz y Jimmy Smith, cuyo disco The Cat ganó un Grammy en 1964.
La música que conquistó Hollywood

En 1966, su carrera cambió para siempre cuando el productor Bruce Geller lo convocó para crear la música del piloto de Misión Imposible. La serie fue un fenómeno mundial, y su tema central, compuesto en un inusual compás de 5/4, se convirtió en un clásico inmediato. El trabajo le valió dos premios Grammy y lo posicionó como uno de los compositores más solicitados de la industria cinematográfica.
A partir de allí, Schifrin firmó la música de decenas de películas, entre ellas Harry el sucio, Operación Dragón, THX 1138, Los Cuatro Mosqueteros, Montaña rusa y The Osterman Weekend, última película de Sam Peckinpah.
En 1998 aportó su sello a Tango, del cineasta Carlos Saura, en una obra que conectaba con sus raíces argentinas.
También dejó su marca en la televisión con composiciones para series como Starsky & Hutch, El planeta de los simios, Centro Médico, Mannix y El agente de CIPOL.
Versatilidad y prestigio internacional

A lo largo de su trayectoria, Schifrin nunca abandonó el jazz. Escribió la Jazz Mass en 1965, incursionó en el funk con Black Widow en los años '70, y colaboró en los años '90 con Los Tres Tenores, arreglando piezas para Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo. Dirigió también las sinfónicas de Argentina, Londres, Israel y París, entre otras.
En 1998 fundó su propio sello, Aleph Records, con el que lanzó álbumes celebrados como Latin Jazz Suite y Letters From Argentina. Su obra Pampas le valió un Grammy Latino en 2010.
Reconocimientos y legado

En 2018 recibió un Oscar honorífico por su trayectoria, entregado por Clint Eastwood, con quien trabajó en ocho filmes. En esa ceremonia, Schifrin expresó: “La música me dio una vida plena y creativa. Este Oscar es la culminación de un sueño”.
Había sido nominado al premio de la Academia en seis ocasiones, incluyendo películas como Cool Hand Luke, Voyage of the Damned y The Amityville Horror. También recibió cuatro premios Grammy, una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y fue nombrado Commandeur des Arts et des Lettres por el gobierno de Francia.
En 2021, sus Modern String Quartets 1 y 2 se estrenaron en Buenos Aires, junto con un arreglo de Tango del atardecer y una pieza para violín dedicada a su padre.
Su autobiografía, Misión Imposible: Mi Vida en la Música, resume su pensamiento con una frase que lo define:
"La música no tiene límites. Es un lenguaje universal. Lo que hemos hecho hasta ahora apenas ha rozado la superficie del universo sonoro".
Lalo Schifrin fue más que un compositor brillante. Fue un pionero, un puente entre culturas y géneros, y un argentino universal cuya obra seguirá resonando en la memoria del cine, la música y el arte.
Fuente: ARCÓN CULTURAL
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